La opinión de Nancy Fraser (Micromega)
Ad Ovest di Treviri
|
Después de un largo período de vacío casi total se está asistiendo, desde hace algunos años ya, a una significativa recuperación de debates, análisis y estudios, sobre temas de fondo de la gestión política de la sociedad y de la economía. Sobre aquellos que una definición de hace varias décadas definía como “sistemas máximos” (1). A ello concurre seguramente la sensación, cada vez más extendida y motivada, de que la crisis actual, que emergió de forma evidente en 2007/2008 pero gestada mucho tiempo antes, que no sólo ha sido superada sino que cada vez más está asumiendo la característica de una profunda ruptura. Empleando también aquí una expresión “clásica” se puede decir que “estamos ante una crisis sistémica”. No sorprende por tanto esa recuperación de esa atención ni tampoco que, dentro de ella, haya un significativo retorno actualmente a la elaboración teórica marxista, obviamente revisada a la luz de las necesidades y sensibilidades actuales. Es verdad que son movimientos que por ahora se refieren a ámbitos intelectuales, aunque se registra un creciente éxito editorial de revistas de estudios políticos especializadas de izquierda, ciertamente no es automática su conexión con las tensiones sociales y los movimientos de lucha, allí donde tienen lugar, es verdad que desmoraliza el diferencial con la pobreza de análisis y de elaboración de los partidos oficiales de la izquierda, pero conforta este crecimiento de la conciencia que los tiempos exigen, imponen, reflexiones de amplio respiro. Referido a lo pequeño nuestro, lo pequeñísimo, en el fondo también “Ad Ovest di Treviri” (2) nace y trata de moverse en éste ámbito. Un interesante ejemplo en este sentido fue suministrado por el último número de MicroMega (3) (n° 1/2016) que contiene un debate a dos voces, las de dos importantes filósofos franceses: Alain Badiou, desde siempre ligado a la tradición comunista y Marcel Gauchet, que defiende una posición liberal/democrática, con el paradigmático título “¿Qué hacer? Diálogo sobre el comunismo, el capitalismo y el futuro de la democracia” y la réplica de Flores d’Arcais. Artículos muy ricos en ideas para ser sintetizados en este espacio. Merecida atención requiere el más breve artículo, titulado “¿Qué significa ser marxista hoy?”, firmado por Nancy Fraser, filósofa norteamericana y líder feminista histórica, que ha madurado un especial interés sobre los análisis marxistas partiendo de su posición política en las luchas estudiantiles norteamericanas de los años sesenta y su marcada sensibilidad feminista.
Una posición filtrada por su compromiso con los movimientos de lucha por los derechos civiles, un tema no exactamente “marxista”, como evidencia la misma Fraser, pero en línea con la atención que al tiempo, no sólo en EE.UU, se estaba concentrando en el Marx de los “Manuscritos de 1844”, un Marx particularmente atento a la enajenación. El trayecto madurado por Nancy Fraser durante las décadas posteriores la llevó a definir su propia y particular “reelaboración” del pensamiento marxista, que creemos merece nuestra atención, que podría brevemente resumirse en los siguientes puntos:
• La actualidad de Marx está aún hoy en considerar el “capitalismo” el objeto principal de la crítica social y, si bien el capitalismo industrial del siglo XIX por él estudiado no es el actual, todos los conceptos fundamentales de crítica ya están presentes y siguen siendo válidos.
• La actualización de la crítica marxista del capitalismo actual debe partir de un paso crucial del Primer Libro del Capital, aquel en el que Marx escribe que “hay que comprender de dónde proviene realmente el capital”, desnudando los “laboratorios ocultos” (exacta definición empleada por Fraser) partiendo de aquellos ya especificados por Marx.
• El primer laboratorio oculto es “la propiedad privada” de los medios de producción, una forma de posesión no natural sino una subversión, llevada a cabo en el curso de la historia, de las economías de subsistencia;
• Vinculado a éste está el segundo laboratorio: el “libre mercado de trabajo”, situación no menos innatural si bien hoy parezca una condición natural de la existencia para todos aquellos que no poseen otros medios de subsistencia;
• El tercer laboratorio es “la acumulación de capital”, o sea, la tendencia capitalista a expandirse sin fin, un imperativo impersonal que Marx atribuye al capitalista, vista como una fuerza externa más grande e imparable;
• El cuarto laboratorio es el “papel del mercado” entendido tanto como producción y salida de mercancías como orientación de la sociedad hacia los “deseos” de la producción capitalista;
• A estos cuatro laboratorios secretos Fraser añade otros no vistos por Marx porque en su tiempo no eran tan claramente visibles como hoy a nuestros ojos;
• El primero tiene que ver con la relación de la fuerza de trabajo con “la producción y la reproducción”, o sea, ¿hasta qué punto la economía oficial, de la que depende el mercado de trabajo, es influenciada por los procesos, los mecanismos y las figuras que intervienen en la “reproducción” de la fuerza de trabajo? Históricamente el trabajo productivo (asalariado) y el reproductivo (no asalariado) está en la base de la subordinación femenina;
• El segundo es “la naturaleza”, o sea, la sostenibilidad del capitalismo. En Marx hay referencias a este aspecto que atisban la fuerza destructiva del capitalismo, pero falta una elaboración sistemática. El capitalismo pone en marcha desde su nacimiento una distinción neta entre “reino natural” concebido como un campo de recursos libres y el “reino económico”, o sea, la esfera del valor producido, una metafísica que separa lo humano de lo no humano y que rompe visiones anteriores que preveían un vínculo entre los dos aspectos;
• El tercer laboratorio está constituido por “la relación entre economía y política”. También para este tema hay en Marx muchas referencias, pero no organizadas en una visión orgánica. No se puede reducir el capitalismo, es la historia hasta nuestros días lo que lo dice, a un sistema económico, este es solamente un aspecto de un más completo orden social capitalista, un orden que se creó también, si no sobre todo, gracias al uso de la política realizado por la economía capitalista a fin de crear las condiciones de derecho, de expansión y de control social necesarios al capitalismo, que nació y maduró no “contra” el Estado, sino “gracias” al Estado;
• Todas estas dimensiones, vinculadas a los tres laboratorios ocultos a sumar a aquellos señalados por Marx, forman parte del orden social capitalista, no es ya pensable un cambio radical sólo en la estructura económica, hay que revolucionar también, y al mismo tiempo, la relación entre producción y reproducción, entre producción y naturaleza, entre economía y política;
• Fraser muestra la “dimensión social” del capitalismo y la necesidad vinculada a ella de ir más allá de la idea clásica marxista de identificar la crisis en las contradicciones internas a la economía; es necesario, al contrario, en base a un desarrollo del análisis de Marx, intervenir en la crisis ecológica, en la de la vida íntima y familiar, de la reproducción social (que en muchos países de Occidente necesita a la inmigración) y, por tanto, de la democracia.
• En este marco se resuelve la errónea contraposición entre las luchas por el “reconocimiento”, las relativas al individuo y a sus derechos civiles y aquellas por la “redistribución”, más atentas a la dimensión social colectiva.
• La transformación de la dimensión social del capitalismo que podría conseguirse más allá de la otra, ya superada, contraposición entre “revolución” y “reforma”, se trata de realmente de deducir de la ampliación del análisis de los laboratorios ocultos del capitalismo la capacidad de señalar “reformas no reformistas”, o sea, cambios radicales de las actuales relaciones de poder. Sustancialmente, para Fraser la hipótesis del atajo “revolucionario” no se sostiene porque no se puede simplemente “evadir” del mundo tal y como es, con sus contradicciones, sus distorsiones, sus laboratorios secretos, hay que combatirlo estando dentro.
• La sensibilidad feminista de Fraser emerge plenamente en su fuerte insistencia en una transformación del capitalismo que pasa también y sobre todo por la transformación del orden hombre/mujer. Retomando la idea de Weber de que la estructura tradicional y patriarcal de la familia estuvo en la base de la acumulación del capital, Fraser evidencia que cómo el capitalismo creció sucesivamente sobre el pilar del “salario familiar” que relegaba a las mujeres a la función de la “reproducción” de la fuerza de trabajo. El profundo cambio operado tras la II Guerra Mundial, consecuencia de la ampliación productiva capitalista y, si bien en otros campos y con otros propósitos, del feminismo, ha visto seguramente un significativo ingreso de las mujeres en el mundo del trabajo asalariado, que fue estuvo compensado por el nacimiento de figuras laborales casi exclusivamente de otras mujeres (frecuentemente inmigrantes o con trabajos precarios) necesarias para cubrir los vacíos creados en el ciclo “reproductivo”. Adaptar el análisis del laboratorio secreto de la “reproducción” del trabajo asalariado es otro imperativo inderogable.
• En este marco, concluye Fraser, se sitúa el actual papel de los intelectuales, su relación con los movimientos de lucha y de oposición a las lógicas capitalistas, la oportunidad conjunta de promover lo que Slavoj Zizek llama “subversión global”. Una subversión contra el capitalismo que sigue siendo “el problema”, no sólo económico sino también >como orden social, la lucha es contra el capitalismo de hoy que no es ya el de Marx.
Una posición filtrada por su compromiso con los movimientos de lucha por los derechos civiles, un tema no exactamente “marxista”, como evidencia la misma Fraser, pero en línea con la atención que al tiempo, no sólo en EE.UU, se estaba concentrando en el Marx de los “Manuscritos de 1844”, un Marx particularmente atento a la enajenación. El trayecto madurado por Nancy Fraser durante las décadas posteriores la llevó a definir su propia y particular “reelaboración” del pensamiento marxista, que creemos merece nuestra atención, que podría brevemente resumirse en los siguientes puntos:
• La actualidad de Marx está aún hoy en considerar el “capitalismo” el objeto principal de la crítica social y, si bien el capitalismo industrial del siglo XIX por él estudiado no es el actual, todos los conceptos fundamentales de crítica ya están presentes y siguen siendo válidos.
• La actualización de la crítica marxista del capitalismo actual debe partir de un paso crucial del Primer Libro del Capital, aquel en el que Marx escribe que “hay que comprender de dónde proviene realmente el capital”, desnudando los “laboratorios ocultos” (exacta definición empleada por Fraser) partiendo de aquellos ya especificados por Marx.
• El primer laboratorio oculto es “la propiedad privada” de los medios de producción, una forma de posesión no natural sino una subversión, llevada a cabo en el curso de la historia, de las economías de subsistencia;
• Vinculado a éste está el segundo laboratorio: el “libre mercado de trabajo”, situación no menos innatural si bien hoy parezca una condición natural de la existencia para todos aquellos que no poseen otros medios de subsistencia;
• El tercer laboratorio es “la acumulación de capital”, o sea, la tendencia capitalista a expandirse sin fin, un imperativo impersonal que Marx atribuye al capitalista, vista como una fuerza externa más grande e imparable;
• El cuarto laboratorio es el “papel del mercado” entendido tanto como producción y salida de mercancías como orientación de la sociedad hacia los “deseos” de la producción capitalista;
• A estos cuatro laboratorios secretos Fraser añade otros no vistos por Marx porque en su tiempo no eran tan claramente visibles como hoy a nuestros ojos;
• El primero tiene que ver con la relación de la fuerza de trabajo con “la producción y la reproducción”, o sea, ¿hasta qué punto la economía oficial, de la que depende el mercado de trabajo, es influenciada por los procesos, los mecanismos y las figuras que intervienen en la “reproducción” de la fuerza de trabajo? Históricamente el trabajo productivo (asalariado) y el reproductivo (no asalariado) está en la base de la subordinación femenina;
• El segundo es “la naturaleza”, o sea, la sostenibilidad del capitalismo. En Marx hay referencias a este aspecto que atisban la fuerza destructiva del capitalismo, pero falta una elaboración sistemática. El capitalismo pone en marcha desde su nacimiento una distinción neta entre “reino natural” concebido como un campo de recursos libres y el “reino económico”, o sea, la esfera del valor producido, una metafísica que separa lo humano de lo no humano y que rompe visiones anteriores que preveían un vínculo entre los dos aspectos;
• El tercer laboratorio está constituido por “la relación entre economía y política”. También para este tema hay en Marx muchas referencias, pero no organizadas en una visión orgánica. No se puede reducir el capitalismo, es la historia hasta nuestros días lo que lo dice, a un sistema económico, este es solamente un aspecto de un más completo orden social capitalista, un orden que se creó también, si no sobre todo, gracias al uso de la política realizado por la economía capitalista a fin de crear las condiciones de derecho, de expansión y de control social necesarios al capitalismo, que nació y maduró no “contra” el Estado, sino “gracias” al Estado;
• Todas estas dimensiones, vinculadas a los tres laboratorios ocultos a sumar a aquellos señalados por Marx, forman parte del orden social capitalista, no es ya pensable un cambio radical sólo en la estructura económica, hay que revolucionar también, y al mismo tiempo, la relación entre producción y reproducción, entre producción y naturaleza, entre economía y política;
• Fraser muestra la “dimensión social” del capitalismo y la necesidad vinculada a ella de ir más allá de la idea clásica marxista de identificar la crisis en las contradicciones internas a la economía; es necesario, al contrario, en base a un desarrollo del análisis de Marx, intervenir en la crisis ecológica, en la de la vida íntima y familiar, de la reproducción social (que en muchos países de Occidente necesita a la inmigración) y, por tanto, de la democracia.
• En este marco se resuelve la errónea contraposición entre las luchas por el “reconocimiento”, las relativas al individuo y a sus derechos civiles y aquellas por la “redistribución”, más atentas a la dimensión social colectiva.
• La transformación de la dimensión social del capitalismo que podría conseguirse más allá de la otra, ya superada, contraposición entre “revolución” y “reforma”, se trata de realmente de deducir de la ampliación del análisis de los laboratorios ocultos del capitalismo la capacidad de señalar “reformas no reformistas”, o sea, cambios radicales de las actuales relaciones de poder. Sustancialmente, para Fraser la hipótesis del atajo “revolucionario” no se sostiene porque no se puede simplemente “evadir” del mundo tal y como es, con sus contradicciones, sus distorsiones, sus laboratorios secretos, hay que combatirlo estando dentro.
• La sensibilidad feminista de Fraser emerge plenamente en su fuerte insistencia en una transformación del capitalismo que pasa también y sobre todo por la transformación del orden hombre/mujer. Retomando la idea de Weber de que la estructura tradicional y patriarcal de la familia estuvo en la base de la acumulación del capital, Fraser evidencia que cómo el capitalismo creció sucesivamente sobre el pilar del “salario familiar” que relegaba a las mujeres a la función de la “reproducción” de la fuerza de trabajo. El profundo cambio operado tras la II Guerra Mundial, consecuencia de la ampliación productiva capitalista y, si bien en otros campos y con otros propósitos, del feminismo, ha visto seguramente un significativo ingreso de las mujeres en el mundo del trabajo asalariado, que fue estuvo compensado por el nacimiento de figuras laborales casi exclusivamente de otras mujeres (frecuentemente inmigrantes o con trabajos precarios) necesarias para cubrir los vacíos creados en el ciclo “reproductivo”. Adaptar el análisis del laboratorio secreto de la “reproducción” del trabajo asalariado es otro imperativo inderogable.
• En este marco, concluye Fraser, se sitúa el actual papel de los intelectuales, su relación con los movimientos de lucha y de oposición a las lógicas capitalistas, la oportunidad conjunta de promover lo que Slavoj Zizek llama “subversión global”. Una subversión contra el capitalismo que sigue siendo “el problema”, no sólo económico sino también >como orden social, la lucha es contra el capitalismo de hoy que no es ya el de Marx.
Fuente:
Ad Ovest di Treviri. 11 de marzo, 2016.
Traducido por Konkreto para “Jaén, ciudad habitable” y Colectivo “Rosa Luxemburgo”
Ad Ovest di Treviri. 11 de marzo, 2016.
Traducido por Konkreto para “Jaén, ciudad habitable” y Colectivo “Rosa Luxemburgo”
Notas:
(1) Un concepto aplicado a los estudios y debates sobre la economía y la sociedad que deriva del libro de Galileo Galilei “Diálogos sobre los dos máximos sistemas del mundo” sobre el movimiento del universo en torno al sol. El libro fue publicado en Florencia el 22 de febrero de 1632 en italiano.
(2) Es un blog político-cultural de la zona Oeste de Turín, que parte de un manifiesto “Por la izquierda del Siglo XXI”. Se puede leer, en italiano, en: https://assovesttreviri.com/2015/01/29/il-documento-dellassociazione/
(3) MicroMega es una revista italiana de cultura, política, ciencia y filosofía, fundada en 1986. Está dirigida por Paolo Flores d’Arcais y publicada por Gedi Grupo Editorial.
(1) Un concepto aplicado a los estudios y debates sobre la economía y la sociedad que deriva del libro de Galileo Galilei “Diálogos sobre los dos máximos sistemas del mundo” sobre el movimiento del universo en torno al sol. El libro fue publicado en Florencia el 22 de febrero de 1632 en italiano.
(2) Es un blog político-cultural de la zona Oeste de Turín, que parte de un manifiesto “Por la izquierda del Siglo XXI”. Se puede leer, en italiano, en: https://assovesttreviri.com/2015/01/29/il-documento-dellassociazione/
(3) MicroMega es una revista italiana de cultura, política, ciencia y filosofía, fundada en 1986. Está dirigida por Paolo Flores d’Arcais y publicada por Gedi Grupo Editorial.
https://cuadernosrebeldes.weebly.com/opinio004.html
Para tener más información sobre la página y nosotrxs, nos puedes escribir al mail: ecofeminismo.bolivia@gmail.com
No hay comentarios.:
Publicar un comentario