RADIO "PONCHOSVERDES.FM"

miércoles, 30 de mayo de 2018

El 64 % de trabajadores con ganancias bajas son mujeres: cobran menos de 12.900 euros al año


Clase trabajadora & Desigualdad de género


Ana Requena y Raúl Sánchez
www.eldiario.es

El 17% de los trabajadores en España tiene ganancias bajas y de ellos, la mayoría son mujeres, según la Encuesta de Estructura Salarial.
En 2016, el 18% de las trabajadoras cobraba el salario mínimo (9.172 euros anuales, unos 655 mensuales en esa fecha) o menos.
Entre los hombres esa cifra era la mitad: el 9%.

El 17% de los trabajadores en España tiene ganancias bajas, esto es, por debajo de 12.900 euros al año aproximadamente. De ellos, el 64% son mujeres, según la Encuesta de Estructura Salarial publicada este martes por el Instituto Nacional de Estadística. La encuesta muestra, una vez más, la existencia de la brecha salarial entre hombres y mujeres (la ganancia anual media femenina supone el 77% de la masculina), pero también pone de relieve la concentración de las trabajadoras en los segmentos salariales más bajos: esta tendencia se da en todas las ramas de actividad, ocupación y tipo de relación laboral. 

En 2016, el año al que se refiere esta encuesta, el 18% de las trabajadoras cobraba el salario mínimo (9.172 euros anuales, unos 655 mensuales en esa fecha) o menos. Entre los hombres esa cifra era la mitad: el 9% de asalariados se encontraba en ese rango salarial. 



La pirámide muestra una tendencia clara: conforme ascendemos en los rangos salariales el porcentaje de hombres aumenta y el de mujeres disminuye. Las trabajadoras son mayoría entre quienes cobran el salario mínimo y también entre quienes perciben un rango de sueldo de entre 655 y 1.300 euros. A partir de ahí, la tendencia se invierte. Hasta el punto de que en la cúspide (el rango salarial de quienes cobran 4.500 euros o más), hay un 3,41% de hombres y un 1,4% de mujeres que trabajan. 

Si miramos cuál es la ganancia anual media, la brecha entre hombres y mujeres es de más de 5.000 euros: esa ganancia media de los hombres es de 25.924 euros al año mientras que la de las mujeres es de 20.131 euros. Esa brecha es más grande en los sectores de actividad mejor remunerados: en suministro de energías y actividades financieras, donde se registran los sueldos más altos, la brecha es de 8.000 y 13.000 euros anuales de media, respectivamente. En hostelería, el peor remunerado, los hombres cobran 3.000 euros más anuales que las mujeres.



En cuanto ocupación, algunos puestos superan la media de la brecha. Es el caso de los gerentes y directores, un puesto en el que las mujeres cobran, de media, 11.000 euros anuales menos que sus compañeros hombres. Curiosamente, lo mismo sucede en la parte baja de la pirámide: entre los trabajadores no cualificados de los servicios, los hombres perciben salarios que son, de media, 5.000 euros superiores a los de las mujeres. 


El tipo de contrato también determina el salario: los trabajadores con contratos indefinidos ganan 24.516 euros anuales, mientras que el sueldo de los temporales es de 16.567 euros. La brecha de género se da en ambos casos, pero es más intensa en los contrato estables: las asalariadas indefinidas cobran de media 21.086 euros anuales, mientras que sus homólogos hombres perciben 27.655 euros. Es decir, unos 6.500 euros de diferencia. Esa cantidad se reduce a 2.000 euros en el caso de las mujeres y hombres con contrato eventual. 



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martes, 29 de mayo de 2018

Tejiendo una ciudadanía post-patriarcal

Feminismos en lucha
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Bet Gerber
Pagina 12


Coincidiendo con el 50° aniversario de las revueltas del Mayo Francés, del otro lado de la cordillera las estudiantes se levantaron y decidieron la toma feminista de 16 universidades y una escuela secundaria, hartas de la indiferencia y la tolerancia frente al abuso sexual de docentes sobre las alumnas. Aunque elaborando una agenda de demandas que desborda el punitivismo, “Por una educación no sexista” es la principal consigna que conmovió a las alamedas de Santiago, por donde los cuerpos rebeldes han pasado en manifestación reconociendo que el patriarcado les ha sacado tanto que hasta se llevó también el miedo. Sebastián Piñera reaccionó el miércoles pasado con algunos cambios de agenda aunque todavía queda por verse cuánto hay de maquillaje, sobre todo cuando conserva en la cartera de Educación a un ministro que se jacta en público de tener hijos “campeones” por los muchos preservativos que gastan.



¿Cómo estalla una revolución?
A fines de 2016, la cultura machista reinante en la institucionalidad chilena sufrió tres derrotas simbólicas en un brevísimo lapso. En noviembre tomaron estado público acusaciones de acoso y abuso por parte de profesores hacia estudiantes de la Universidad de Chile. Junto con ello quedó al descubierto una larga historia de encubrimientos por parte de los “bronces” de la Universidad –incluido el Premio Nacional de Historia Gabriel Salazar– mucho más preocupados por el mutuo cuidado de sus prestigios que por la misión educativa para la que fueron contratados.
A mediados de diciembre de ese mismo año, en el marco de una cena pretendidamente elegante del empresariado local, el entonces ministro de Economía, Luis Céspedes, recibió un inusual regalo por parte de la Asociación de Exportadores de Manufacturas: una muñeca inflable que debía servir para “estimular la economía”. La ocurrencia fue celebrada por el propio ministro y dos candidatos presidenciales, como registraron varios medios presentes.
En ese mismo mes se destapó un escándalo en la Armada: marinos grababan imágenes de sus compañeras de fragata en la intimidad de sus habitaciones y las difundían por celular. Tal vez porque recién en el año 2007 y tras 189 años habían ingresado mujeres a la Armada, los muchachos aún no sabían comportarse.
En todos los casos mencionados, la condena pública se extendió desde la entonces presidenta Bachelet al resto del país. En poco más de un mes, el patriarcado quedaba herido de bala en tres corporaciones simbólicas, el mundo académico, el empresariado y las Fuerzas Armadas. No es difícil imaginar en cuál de ellas tendría mayor margen de despliegue la batalla contra el sexismo y la violencia de género. Poco antes, el 15 de octubre, la convocatoria de la marcha Ni Una Menos superaba todas las expectativas de las organizadoras congregando multitudes en la Alameda, a la misma hora en que miles de mujeres marchaban bajo la lluvia por la Avenida 9 de Julio en Buenos Aires. Todo aquello en 2016, año aciago para el patriarcado a ambos lados de la cordillera, y en otros rincones del mundo.
Tal vez porque las revoluciones son de cocción lenta, pero de ebullición rápida, este mayo de 2018 encuentra a Chile con dieciséis universidades y una escuela secundaria en toma feminista.Está claro que, como en otros ciclos de protesta masiva, el Mayo Chileno no empezó en mayo, ni se limita a este país. En la Revolución Feminista se conjugan factores históricos y culturales que superan las fronteras nacionales, potenciándose en campañas como la de MeToo o NiUnaMenos. Incluso Hollywood ha conspirado en clave feminista y hasta el cariz frívolo se agradece: los reclamos de las megaestrellas en la alfombra roja ayudan a la hora de explicar por enésima vez que la reivindicación feminista no pasa por el resentimiento adjudicado tradicionalmente a las supuestas feas e indepilables.
Por otra parte, en Chile, los movimientos feministas adquieren sus propias dinámicas en una sociedad que expresa un rechazo cada vez mayor frente al abuso de poder. Diversos estudios han venido dando cuenta de la caída de la confianza en las instituciones, de una percepción de abuso por parte de elites tanto económica como política, y de una demanda generalizada por transformaciones estructurales desde la sociedad chilena, ente ellos, el Informe Auditoría a la Democracia 2016 del PNUD que recoge datos desde el año 2010.
En los últimos años, la percepción de injusticia en Chile genera indignación creciente, expresada en marchas multitudinarias contra el lucro en la educación, o el sistema privado de pensiones. Pero las cifras macro económicas cierran y las élites siguen felicitándose frente al espejo, mientras las chicas se toman las universidades e instituciones otrora respetadas, como la Iglesia Católica, viven su más profunda y vergonzosa crisis. No por azar, son dos los procesos revolucionarios que marcan la agenda pública en Chile estos días: las protestas del movimiento estudiantil feminista y la renuncia forzada por el Papa de todos los obispos de la Iglesia Católica por casos de abuso sexual, ya que mientras varios de ellos violaban niños, otros varios, desviaban distraídamente la mirada. Hoy, los treinta y cuatro obispos chilenos están a la espera de las decisiones de Francisco I sobre sus destinos. En ambos casos, la rebelión de las víctimas ha sido decisiva, forzando a la acción institucional y a la toma de conciencia social.
La historia demuestra en infinidad de ejemplos que este tipo de procesos revolucionarios son acumulativos y complejos, sin embargo, en algún momento hacen eclosión: algo dispara aquello que parecía en estado latente.
En el caso del mayo chileno, las estudiantes recogen y traducen en códigos actuales las demandas del movimiento de mujeres que lleva décadas de lucha contra el sexismo y la discriminación. Sería osado determinar qué encendió la mecha de tantas rabias guardadas, sin embargo es posible identificar antecedentes inmediatos en una chorrera de denuncias por abuso y acoso en universidades, que devinieron en procesos demorados, sin resultados o con sanciones irrisorias, en donde los acusados fueron férreamente defendidos por sus pares, y no contaron con la tenacidad de las impares. En este derrotero un primer hito está marcado el 17 de abril pasado en la ciudad de Valdivia, al sur del país, cuando un grupo de estudiantes de la Universidad Austral decidió ocupar la Facultad de Filosofía y Humanidades frente a la indiferencia de la casa de estudios ante las denuncias de abusos sexuales que involucraban a alumnos, docentes y funcionarios. Diez días después se sumó la toma de la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile. Las estudiantes protestaban contra el sumario que la casa de estudios inició contra el profesor –y ex presidente del Tribunal Constitucional– Carlos Carmona, denunciado por acoso sexual por una alumna que trabajó como su asistente durante los alegatos por la ley de aborto en tres causales. Como resultado del proceso se desestimó el cargo de acoso sexual y Carmona sólo fue sancionado con tres meses de suspensión por “vulneración a la probidad administrativa”. A estas tomas iniciales le siguió una ola de movilizaciones feministas a lo largo del país, cuyo balance a fines de mayo arroja dieciséis universidades en toma, más de treinta facultades en paro, y una serie de manifestaciones de las estudiantes secundarias de los establecimientos Liceo 1, Liceo 7 y Carmela Carvajal.



Las tetas rebeldesLa vida en las tomas transcurre, en parte, entre talleres para estudiar el feminismo y debates sobre los pasos a seguir, posibles estrategias y articulaciones. Las mismas chicas de los colectivos, o académicas se ofrecen voluntariamente a dar charlas de su especialidad. En lo que respecta al rol de los compañeros varones, no hay una única receta. Aunque las tomas empezaron como espacios exclusivamente femeninos, la mayoría fue abriéndose a distintas formas de participación de los compañeros, comprendiendo la necesidad de construir espacios libres de violencia junto con ellos. En algunas universidades, los hombres ayudan a vigilar las tomas, en otras participan de los debates. Nunca asumen ningún tipo de vocería.
En este proceso, una de las manifestaciones de protesta más importantes fue la marcha convocada el miércoles 16 de mayo por la Confederación de Estudiantes de Chile bajo el lema “Contra la violencia machista, educación no sexista”y consignas como “Vivas nos queremos”, “No es no”, “Hermana yo sí te creo” y “Peleo como niña”. En Santiago, la movilización fue de alto impacto no sólo por la cantidad de personas que logró convocar –según las organizadoras, 150 mil– sino por las formas elegidas para expresarse, incluidas danzas a torso desnudo marcadas por imágenes ultranoticiosas: las chicas dispersando a un grupo de vándalos que pretendía opacar la manifestación, y una performance de desnudo en la estatua de Juan Pablo II ante la Universidad Católica. La misma que en 1967 fue vestida por los estudiantes con un lienzo gigante denunciando aquello tan sabido, como callado: “El Mercurio miente”.
Más de cincuenta años después, el estudiantado vuelve a obligar a la UC y a gran parte de la sociedad a ver aquello que prefiere omitir. Porque si el ataque contra las mujeres se materializó, fundamental y ferozmente en los cuerpos, es perfectamente lógico que sean los cuerpos los protagonistas de esta rebelión. Sin embargo, las tetas descubiertas removieron curiosas sensibilidades y dispararon infinidad de críticas. Coros desafinados en redes sociales objetaron que las manifestantes “desacrediten sus justos reclamos” o “se rebajen” al mostrarse desnudas. Al parecer, las tetas sólo se redimen si amamantan o se enferman.
Los cuerpos femeninos desplegados en libertad, siguen perturbando a una parte de la sociedad que, probablemente sin saberlo, confina el universo femenino a la tríada madre/puta/virgen. A su vez, el acoso en las aulas conjuga de un modo perverso el abuso de poder con sexismo, en un ámbito que se supone está destinado al crecimiento y despliegue de las personas. En contrapartida, la rebelión política y cultural que estalla en las universidades también conjuga con extraordinaria potencia la rebelión contra el patriarcado, las desigualdades y la injusticia.
El paralelo con el Mayo del 68 es ineludible; también entonces las mujeres levantaron sus demandas iluminadas por las teorías feministas de la época. En estos días, las tomas feministas han logrado que el abuso y el acoso, prácticas instaladas desde siempre en diversos ámbitos institucionales, pierden los fueros de lo supuestamente “natural”.



Los cinco puntosLas protagonistas del mayo chileno no se limitan a denunciar sino que se proponen articular demandas entendiendo la violencia de género como un fenómeno estructural y asumiendo las especificidades del ámbito educativo. Entre las reivindicaciones planteadas desde los diversos establecimientos hay fuertes denominadores comunes. Un consolidado realizado por estudiantes de la Universidad Austral en base a diez petitorios de distintas casas de estudios identifica cinco puntos compartidos: la exigencia central pasa por la creación de protocolos contra el acoso y la violencia de género y sexual, a la vez que se demandan paridad de género en espacios administrativos; talleres obligatorios sobre reglamentos y feminismo; materias con perspectiva de género en las distintas carreras y reconocimiento de la identidad de género de las personas trans.
Desde la institucionalidad hay distintas respuestas; mientras que la Universidad Austral habría aceptado la mayor parte del petitorio de las estudiantes, otros establecimientos intentan trabajar condiciones mínimas para un protocolo triestamental, donde participen estudiantes, académicos y funcionarios. Por su parte, la emblemática Facultad de Derecho de la Universidad de Chile aún no habría dado repuesta oficial a las demandas.
¿Agenda marcada o maquillada?Frente a lo arrasador de la ola feminista, el gobierno, ni corto, ni perezoso apoya la movida y anuncia medidas que varios integrantes de la coalición gobernante deben aplaudir, no sin cierta molestia estomacal. Desde tribunas feministas, en esta rápida adaptación a la agenda de las mujeres se ve tanto el sesgo oportunista, como el logro que representa incidir en la agenda gubernamental, porque lo cierto es que La Moneda se vio obligada a modificar su plan de gobierno. El miércoles 23 de mayo, el presidente Sebastián Piñera presentó su “Agenda Mujer” que incluye medidas contra la violencia, administración igualitaria de los bienes en el matrimonio y extensión del beneficio de Salas Cuna, entre otras. No deja de ser un triunfo modificar el discurso de un presidente que, cuando recurría al propio libreto, tendía a desteñir chistes machistas.
Y si Piñera al menos intenta adaptarse al espíritu de los tiempos, algunos miembros de su gabinete no se caracterizan por los reflejos rápidos. Así por ejemplo, semanas atrás, el ministro Gerardo Varela se ufanó del alto consumo de preservativos por parte de sus hijos varones, a quienes calificó de “campeones”. Y ya con el país en llamas feministas, el mismo Varela definió como “pequeñas humillaciones” los casos de acoso sexual denunciados. Cabe destacar que la cartera a cargo del ministro Varela es Educación, y continúa en su cargo.
Lo cierto es que las chicas ya no esperan al gobierno. No esperan a los partidos políticos. No esperan a una institucionalidad que quedó rezagada en los nuevos tiempos sociales. Y esta revolución, en el fondo, no trata meramente de reglamentos. Trata, más bien, de la deconstrucción de las relaciones de género, pero también de otras situaciones de desigualdad en la sociedad chilena, en donde el abuso de poder ha estado patológicamente naturalizado.
A esta altura de las tomas, las estudiantes se plantean estrategias sobre los pasos inmediatos y otros más allá, y deben lidiar con las expectativas puestas en ellas como líderes de esta revolución que, sin embargo, es responsabilidad de toda una sociedad. Desde luego que las medidas que vayan a implementarse en las universidades aparecerán como indicadores palpables de éxito, sin embargo ellas ya consiguieron lo que parecía imposible: que se tomen masivamente en serio las demandas feministas; correr el cerco del reducto machista, ese que corroe mentes, corazones y almas; y que mata. De esta forma, las tomas coronan un proceso que cobra fuerza inusitada en los dos últimos años en Chile y que pone en jaque la hegemonía cultural, invirtiendo el sentido del mainstream; si hasta hace poco el feminismo era de ghettos demodé, hoy no hay margen para negar lo justo del reclamo igualitario y se discute sobre feminismo en los más diversos espacios, con los riegos que conlleva estar de moda.
“Somos más fuertes que el miedo” rezan carteles en las marchas. Y ciertamente, la conjugación colectiva tiene como objetivo, consciente o no, desbaratar el miedo. El propio, el de otra, el de la amiga, el de la madre, el ancestral de la que jamás se atrevió o no se atreve aún. La conspiración anti-miedo se nutre de relatos y vivencias por las redes feministas. Porque más allá de las tomas y mucho antes de ellas, florecen grupos de WhatsApp o Facebook en donde las mujeres se apoyan, se defienden y se organizan contra la violencia en el mundo virtual y real.
El tejido es colectivo, histórico, intergeneracional. La era digital nos ha facilitado asumir la dimensión universal del segundo sexo. En las redes, las mujeres nos encontramos en espacios protegidos y cerrados, y desde allí salimos al espacio público fortalecidas para encarar cientos de batallas, chicas, medianas y grandes. Porque desde luego que las resistencias frente a la revolución cultural vienen en todo tipo de envase, incluido el del patriarcado consentido que persiste en explicar a cuántos preceptos nos sometemos voluntaria y alegremente.
Lo que hoy está en jaque es seguir siendo, haciendo y pareciendo en función de lo que otros definieron como femenino. Se trata también del rechazo contra cualquier regulación impuesta en nombre de cualquier excusa oportuna –llámese Dios o Naturaleza–. En el mayo chileno, el machismo cruje reseco –como en buena parte del mundo– mientras se teje la ciudadanía post-patriarcal.


Fuente: https://www.pagina12.com.ar/116769-la-gesta-de-los-andes




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domingo, 27 de mayo de 2018

Irlanda despenaliza el aborto en un referéndum histórico

Por Resumen.cl
En el país más católico de Europa y uno de los más católicos del mundo, la aplastante victoria del ‘Sí’, que permitirá derogar la octava enmienda que implicaba la prohibición total del aborto, abre paso al aborto libre en las 12 primeras semanas de embarazo. La actual ley contemplaba penas de hasta 14 años de cárcel para la mujer que abortase y profesionales de la salud que participaran de procedimientos abortivos.
El viernes los resultados a boca de urna ya anunciaban una victoria contundente del Sí en el referéndum irlandés, sin embargo los resultados oficiales conocidos este sábado terminan de dejar claro lo contundente de la decisión. Con un histórico porcentaje de participación para una consulta (64,1%) la opción Si prácticamente duplicó a los No, con 1.429.981 votos a favor del aborto frente a los 723.632 votos en contra. En términos porcentuales 66,4% a favor, un 33,6% en contra.
Existía la sensación de que una victoria del Sí en la católica Irlanda era factible en los días previos a la elección, sin embargo nadie calculó la contundencia de la victoria de dicha posición, lo que ha obligado al gobierno a pronunciarse y anunciar la promulgación de una nueva ley de interrupción voluntaria del embarazo, que podría entrar en vigor antes de que concluya este 2018.
La Octava Enmienda igualaba el derecho a la vida del no nacido, con el de la mujer gestante, e implicaba la prohibición total del aborto, incluidos los casos de violación, malformaciones fetales o riesgo para la salud de la madre.
Irlanda, junto a Chile y algunos países de Centroamérica eran los únicos en el mundo en mantener tan retrógrada legislación. Chile dio el tibio paso del aborto en tres causales, hoy más encima condicionado a las denominadas “objeciones de conciencia” tanto de profesionales como de instituciones, Irlanda fue mucho más allá y dio el salto hacia el aborto libre.
resumen.cl/articulos/irlanda-despenaliza-el-aborto-en-un-referendum-historico


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«O te dejas o te quedas sin fresas»


Por Victor Arrogante


Pocas personas hablan abiertamente de la existencia del problemas de los abusos o violaciones y cuando lo hacen es en condición de anonimato. Hoy, siguen los abusos y la violencia hacia las mujeres, las instituciones, al menos, parece, que se han comprometido. Del «desconocimiento», a pedir la intervención de la Fiscalía, en tres o cuatro días.
Por Víctor Arrogante
Temporeras extranjeras denuncian abusos de sus patronos en la recogida de fresa en Huelva. Los abusos y violaciones sexuales con hostigamiento laboral a las mujeres temporeras en los campos de fresa no es de ahora, pese a que la consejera de Justicia e Interior de la Junta, Rosa Aguilar, informó ayer en el Parlamento, haber denunciado a la Fiscalía, al menos un caso, tras reunirse con sindicatos y organizaciones sociales de las comarcas de la fresa. «Tienes que ser buena, o no vuelves el año que viene».
«Los patronos se deslizan por la noche en los barracones de las trabajadoras marroquíes. Las casas, prefabricados llenos de literas, quedan en medio del campo, perdidas entre los invernaderos de fresas, a kilómetros del pueblo más cercano. Levantaban las sábanas y contemplaban el cuerpo de las mujeres desnudas sobre la cama. Luego pasaban al baño. Si alguna se estaba duchando, la obligaban a continuar delante de ellos: −O te dejas, o te quedas sin trabajo», contaban en el reportaje Víctimas del oro rojo, el 13 de junio de 2010 en El País.
Dos denuncias de abusos sexuales contra cinco patronos españoles, se presentaron en 2010, por ocho mujeres marroquíes de entre 18 y 30 años. Las trabajadoras de la fresa (mayoritariamente marroquíes, rumanas y polacas) que cada año recogen 250.000 toneladas de frutos nunca habían levantado la voz contra empresarios y encargados. Contra otros extranjeros responsables de agresiones y violaciones, sí −en los andenes de las carreteras, en los campos de noche, a las puertas de las discotecas−, pero las acusaciones no tocaban a los jefes y, en los contados casos en que lo hacían, no llegaban a juicio. Todo a pesar de que hace 20 años que en Huelva se habla de visitas nocturnas a la caseta de las mujeres. Ahora se sigue repitiendo; parece que fue ayer.
El pasado 18 de mayo, el Sindicato Andaluz de Trabajadores denunciaba la explotación que están sufriendo las trabajadoras migrantes que recolectan las fresas. No lo hacía sólo por las condiciones laborales «infrahumanas», sino también por los abusos y la explotación sexual que sufren estas trabajadoras. Por ello pidió a las administraciones y a la Fiscalía que tomen medidas para hacer frente a esta situación. «No hay suficiente respuesta por parte de las entidades competentes, ni del Gobierno de España ni de Andalucía. Entendemos que tiene que haber un Instituto de la Mujer en condiciones que defienda a las compañeras, y que no sufran la explotación sexual y laboral y que no se atreven a denunciar porque necesitan el dinero», denunciaba.
Se calcula que unas 18.000 mujeres marroquíes trabajan en la recolección de fresa y frutos rojos en los campos de Huelva esta temporada. Mujeres migrantes, contratadas en origen, que no hablan español y que, aparentemente, no acuden a pedir ayuda en caso de sufrir abusos ni a las administraciones públicas, ni a los grandes sindicatos, ni a las ONG que trabajan en la zona. La Consejera Aguilar también ha pedido ayuda a la ministra de Trabajo Fátima Báñez, para que las inspecciones de trabajo, cooperen y atajen el problema. La diputada de IU Elena Cortés, en la sesión de control del Parlamento, lamentó que haya sido a través de un medio de comunicación extranjero «que se haya conocido la situación de abusos por razón de sexo sobre mujeres trabajadoras en la recogida de la fresa en Andalucía».
La diputada de IU, se refería a un reportaje publicado originalmente en revista digital alemana y en BuzzFeed en distintos idiomas. En él, dos periodistas, una alemana y otra italiana, denuncian los continuos abusos sexuales e incluso violaciones que sufren las mujeres que recogen las fresas. Las periodistas, que afirman haberse entrevistado con decenas de mujeres recolectoras de fresas en los campos onubenses, afirman que los abusos sexuales son constantes y que hay varios casos de violación, aunque sólo uno de los casos se denunció. También la revista La mar de Onuba y El Confidencial Andaluzse han hecho eco de la denuncia de la pasividad institucional y el manto de silencio que desde diversas organizaciones se tiende sobre las condiciones de estas mujeres.
La Fiscalía de Huelva ha abierto diligencias de investigación tras recibir la documentación remitida por la Dirección General de Coordinación de Políticas Migratorias de la Junta de Andalucía. Esta información se une a la aportada también por los reporteros de El Español Andros Lozano y Marcos Moreno, que coincide con la investigación que lleva realizando desde hace más de una semana la Policía Nacional.
Ocho años después, y sobre la base de un mismo relato, se ha logrado poner en marcha los mecanismos del Estado que protegen a las mujeres más vulnerables. Recursos que ya existían, pero que por algún inexplicable motivo, no habían llegado aún a las mujeres marroquíes del campo onubense como al resto de las mujeres en España. La declaración del Gobierno Andaluz a través de la Consejera de Justicia, abre la puerta a corregir ese déficit, y cabe esperar que a partir de ahora las campañas del oro rojo onubense acojan a trabajadoras conocedoras de sus derechos y obligaciones, y las leyes que las amparan.
Fuentes judiciales onubenses han manifestado a La Mar de Onuba, que no es legalmente plausible abrir una única causa judicial sobre los casos conocidos, y los que empiezan a aflorar, por testimonios de víctimas, testigos, agresores y «escenas del crimen». Las mismas fuentes apuntan la determinación del Fiscal, de investigar todos los casos conocidos y detectar otros sobre los que aparezcan indicios, así como perseguir todos los delitos contra la Libertad de la mujeres que se hayan podido cometer en Huelva.
Según los empresarios de la fresa, se contrata solo a mujeres, porque son perfectas para este trabajo. Genéricamente se adaptan mejor a estas labores que los hombres, tienen las manos más sensibles y la recolección es mejor. También por su anatomía las mujeres resisten más tiempo en la posición agachada que requiere el trabajo. Se trata de una población altamente vulnerable y empobrecida, proveniente de las zonas agrícolas de Marruecos donde no hay trabajo, y estas contrataciones pueden suponer su única fuente de ingresos durante todo el año. Son las peor pagadas en los campos andaluces. Según convenio, estas trabajadoras ganan por jornada de trabajo 38 euros netos por una jornada de entre seis y media o siete horas, en condiciones duras bajo los plásticos. Esto supone, unos diez euros menos que lo que cobran otros trabajadores agrícolas en Andalucía. Más si se lo compara con la recogida de la aceituna, donde, según el SAT, los sueldos mínimos están por encima de los 50 euros por jornada.
Hace años, resultaba difícil encontrar en Huelva a alguien que aceptase hablar mal de la fresa y lo que se ocultaba, a cara descubierta. El fruto que se conoce como el «oro rojo», factura anualmente 320 millones de euros. Guardia Civil, jueces, políticos, empresarios, periodistas, todo el mundo ha oído algo sobre abusos, pero no es un tema de conversación agradable: la fresa es el sustento de media provincia. Pocas personas hablan abiertamente de la existencia del problemas de los abusos o violaciones y cuando lo hacen es en condición de anonimato. Hoy, siguen los abusos y la violencia hacia las mujeres, las instituciones, al menos, parece, que se han comprometido. Del «desconocimiento», a pedir la intervención de la Fiscalía, en tres o cuatro días.
Una de las últimas noticias conocidas es que la Policía Nacional ha detenido a un hombre de nacionalidad española por los presuntos delitos de abuso sexual y coacción sobre jornaleras marroquíes y no se descartan más detenciones. El investigado tiene 47 años y ocupa el puesto de manijero (encargado) dentro del tajo. Su labor es la de supervisar a las temporeras durante la jornada laboral. El detenido ha quedado en libertad con cargos. Estos hechos están en primera línea de la actualidad, después de que La Mar de Onuba reprodujera sendos reportajes de Paslae Mueller y Stefania Prandi en Correctiv y Buzz Feed News, que reflejaban estas trágicas historias.
Perico Echevarría recuerda que la película Casablanca esconde uno de esos momentos imprescindibles del cine, que resume a la perfección la reacción del poder cuando se ve obligado a intervenir ante «conductas inapropiadas» y conocidas. Es la respuesta del capitán Renault cuando a Rick le pregunta por qué cierra su café: «¡Es un escándalo! He descubierto que aquí se juega». Bien está lo que bien acaba; ¡si acaba!
Víctor Arrogante

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Irlanda vota a favor de despenalizar el aborto y abre el camino a una nueva ley

Por Iris Rodríguez

La clara victoria de la opción partidaria de despenalizar el aborto en Irlanda se celebra como hito histórico en un país en el que la influencia católica sobre las mujeres sigue pesando mucho.
Los colegios electorales cerraron sus puertas el viernes a las 22.00 y las encuestas a pie de urna daban una clara mayoría a votantes del Sí, una estimación del Irish Times calculaba un 68% de Sí frente a un 32% del No. A pesar de estos positivos resultados, el gobierno irlandés decidió dejar el suspense hasta el día siguiente tras posponer el recuento oficial a la mañana del sábado. A medida que se fueron contando los votos, la sensación de victoria del movimiento feminista y de los partidarios del Sí era cada vez mayor.
De las 40 circunscripciones del país, tan solo una ha roto la estadística. Donegal, condado norteño fronterizo con Irlanda del Norte, ha sido la única región en la que el No ha ganado por la mínima, con un 51.9% frente al 48,1% del Sí. En el resto de áreas, el Sí supera el 55%, de hecho en Dublín y todas sus circunscripciones alcanza un 77% de apoyos.
Los resultados finales han sido de un 66,4% para el Sí y 33,6% para el No, de un total de 3.367.556 de votantes y con una tasa de participación del 64%. Una victoria clara, que deja entrever que, durante la campaña, los partidarios del No habían tenido una sobrerrepresentación. Y que, sobre todo, deja claro al gobierno irlandés que el país quiere un cambio en la ley del aborto con garantías para las mujeres.
Tras confirmarse el final del escrutinio, el Primer Ministro Leo Varadkardeclaraba ante los medios: “Lo que hemos visto hoy es la culminación de una revolución silenciosa que ha tenido lugar en Irlanda en los últimos 20 años”.
Ruarí tiene 28 años y es dublinés aunque vive en Madrid. Es uno de los irlandeses que ha vuelto a casa para ejercer su derecho a voto. “Como ciudadano irlandés, revocar la Octava Enmienda es un hito en la historia del país”, dice. “Un eslabón más para liberarnos de los grilletes de la Iglesia Católica. Hoy me enorgullece decir que soy un hombre irlandés cuyo país es progresista y compasivo con sus ciudadanas”.
“Me gustaría felicitar a todos los que han ayudado a este acto colosal de democracia, incluidos a todos los no irlandeses, que son muchos, y a pesar de no poder votar, se han sumergido en el movimiento porque se preocupan por las mujeres de este país y sus derechos”, explica y recuerda que “no nos podemos olvidar en un día como hoy de todas las mujeres que han sufrido tanto por todos estos años de mal juicio en nuestras leyes”.
“Nadie esperaba este gran resultado, incluso desde mi posición de activista feminista y socialista que está en esta causa hace años”, asegura a El SaltoFiona Ryan, concejal en el Ayuntamiento de Cork y activista del movimiento feminista y socialista ROSA.
“Es un rechazo al poder de la iglesia en este país, un rechazo a la idea de que las mujeres somos vasallos que aceptamos un rol impuesto en la sociedad sin decidir sobre nosotras y nuestros cuerpos. Es sobre todo una victoria, no solo para nosotras por revocar la octava enmienda, sino un victoria global del feminismo y un rechazo hacia los ideales que habían dominado en este país”, añade.
Los voluntarios que trabajaron en la campaña del Sí se reunieron en varios bares de Cork, para seguir el escrutinio y celebrar la previsible victoria. Todos estaban sorprendidos por la respuesta tan masiva. “Esto es increíble, no esperábamos este nivel de apoyo al Sí”, dice Dervla.
“Durante la campaña puerta a puerta los sondeos eran menos positivos, y es que mucha gente era reacia a dar su opinión por tanto presupusimos que habían más votantes del No que los que realmente han sido”, cuenta Ana, au pair madrileña en Cork que ha estado involucrada en la campaña. “Hay todavía mucho estigma al hablar del aborto, la influencia católica y la culpabilidad siguen muy presentes y sigue considerándose un asunto privado, entre la mujer y el médico”, opina Fiona, activista feminista.
Claudia tiene 25 años y es de Cork, segunda ciudad de Irlanda. Cuando le pido una valoración sobre el resultado, se muestra sincera: “Para serte honesta, estaba muy indecisa acerca de mi voto. Pensaba que si legalizamos el aborto en Irlanda, tal vez las chicas jóvenes tomarían decisiones sin pensar y se arrepentirían más tarde. Y es que cuando vuelas a Inglaterra tomas una decisión sólida y la piensas, porque implica más responsabilidad y acceso a unos recursos”.
Sin embargo, explica que tras informarse de que como mujer irlandesa embarazada que piensa en el aborto, debes asistir a unas sesiones de asesoramiento para asegurarte de que estás completamente al tanto de las opciones que tienes si decides proseguir el embarazo en el país o si decides irte a abortar fuera, cambió de opinión. “Realmente se trata de una elección personal y me gustaría tener la opción de ser atendida en mi país si en algún momento me veo en esa situación. Estoy encantada con el resultado”, afirma.
Su amiga Donna, también nacida en Cork, deja claro que siempre pensó en votar al Sí, pero que tiene miedo a que este resultado sea una carta blanca para que la nueva ley acepte la terminación del embarazo más allá de las 12 semanas.
En relación a esta idea también se manifiesta Adrian, asesor legal y trabajador del ámbito sanitario, pero al contrario, cree que no está nada hecho y que la legislación todavía será muy paternalista hacia las mujeres irlandesas. “Personalmente, esta ha sido probablemente la mayor victoria para las mujeres en la historia del Estado; sin embargo, las enmiendas propuestas a nuestra Constitución, en mi opinión, están lejos de ser una victoria completa”, sostiene.
Adrian, además, concuerda con la sensación general: “Esta votación ha marcado la historia de las mujeres en el país. Nunca se había logrado tal mayoría en un referéndum desde la promulgación de la Constitución de 1937 y deja claro que la gente quería un cambio”. Se reafirma y dice que el mensaje es claro: Irlanda nunca volverá a ser la misma. Sin embargo, es cauto: “En una sociedad que ha eludido el tema del aborto durante muchas décadas, confirmar este cambio no quiere decir que se haga realidad en su totalidad”.
Y es que aunque el primer paso ha sido culminado con la opinión de la gente al revocar la enmienda que bloqueaba la regulación del aborto, ahora es el momento de plasmar la opinión de la ciudadanía en una nueva ley que lo regule. El gobierno ha confirmado que tendrán una ley de cara al próximo otoño, y desde los movimientos sociales han alentado a que sea efectiva lo antes posible, porque revocar esta enmienda todavía no evita que nueve irlandesas aborten diariamente en el exterior y sin garantías.
Revocar el artículo 40.3.3 implica que “la ley podrá establecer disposiciones para la regulación de la interrupción del embarazo”. Este será el principio rector supremo en futuros casos de aborto. Sin embargo, la redacción en sí viene con sus propios problemas legales. Y es que conceptos como “puede”, “regulación” y “terminación” en mi opinión provocarán una guerra gubernamental dentro del sistema político irlandés, explica el abogado.
Por su parte, Ryan cree que al haber tenido un mayoría tan alta y contando con el apoyo del Primer Ministro, la regulación se hará efectiva hasta las 12 semanas para todos los supuestos, “y esto es una victoria”.
En términos legales, la propuesta actual del gobierno es que “será lícito llevar a cabo una interrupción del embarazo de conformidad cuando un médico certifique que en su opinión razonable formó de buena fe, que el embarazo en cuestión no ha excedido las 12 semanas de embarazo” y “será necesario que pasen 72 horas entre el momento de la certificación a que se hace referencia en la subpartida anterior y la terminación del embarazo”.
“En mi opinión como ciudadano, abogado y profesional médico demuestra de manera práctica que una mujer aún debe obtener certificación, que es un período demasiado largo en casos de emergencias médicas y/o casos de pensamientos suicidas, lo que causa un riesgo innecesario e inaceptable para la mujer”, explica Adrian.
Otra idea que está sobre la mesa es el acceso real a este derecho, ya que el sistema sanitario irlandés no es completamente público y, además, la nueva ley contemplará la objeción de conciencia por parte de los doctores. “Las mujeres podrán contactar directamente con su médico de cabecera, el que cubra su seguro médico o pagar una consulta externa —unos 50 euros— y pedir una preinscripción de las pastillas abortivas”, explica Fiona Ryan.
Por suerte, a pesar de se contemple la objeción de conciencia, el médico que se abstenga de prescribir las pastillas deberá facilitar a la mujer el contacto con otro doctor que se las prescriba.
La victoria del Sí da pie a otra reflexión, y es que la impresión general durante la campaña es que el No tenía mucha más presencia de lo que los votos han demostrado. Esto se debe, por una parte, a la obligación de los medios de comunicación de informar en igualdad en 50-50%, y por otra, al fuerte apoyo económico que han recibido los partidarios del No. “Los fundamentalistas cristianos de Estados Unidos, y los grupos pro-vida del resto de Europa han ayudado a financiar la campaña del No de forma masiva”, afirman varios de los miembros del Socialist Party de Cork.
Por su parte, los principales líderes del No, como Dawn McAvoy en representación de Both Lives Matters afirman estar entristecidos por el resultado y porque “la protección vital de los no nacidos sea eliminada de la Constitución irlandesa”. Ha criticado en sus declaraciones tras los resultados la idea de que las mujeres hemos ganado hoy y considera que siguen con la atención puesta en Irlanda del Norte.
Y es que tras esta victoria, que dará pie a liberalizar el derecho al aborto de las mujeres irlandesas, la diputada del Sinn Fein, partido republicano y nacionalista irlandés, Mary Lou McDonald ha declarado que es en Irlanda del Norte donde se debe plantear el debate ahora y hacer una legislación equitativa para toda la isla.



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sábado, 26 de mayo de 2018

Honduras. Mujeres periodistas protestan ante el Ministerio Público por falta de castigo a funcionarios que las reprimieron en el 2011



Por Pasos de Animal Grande

Siete años de impunidad.
Más de una decena de mujeres periodistas aglutinadas en  el “Colectivo de Periodistas por la Vida y Libertad de Expresión” junto a organizaciones de derechos humanos,   realizaron un plantón frente al Ministerio Público este 24 de mayo de 2018, para demandar justicia, a  siete años  de impunidad después de que fueran reprimidas en el gobierno del ex presidente Porfirio Lobo Sosa en el año 2011.
El 13 de diciembre de 2011 varias periodistas decidieron expresar su malestar por la falta de investigación ante el crimen de su colega Luz Marina Paz Villalobos, frente a Casa de Gobierno,  pero como respuesta recibieron toletazos y gas pimienta. Ocho días después de los hechos, el 21 de diciembre de ese mismo año, unas 14 periodistas mujeres presentaron ante el Ministerio Público la denuncia, pero este ente acusador blindó la información aduciendo que por seguridad nacional  la identidad de los perpetradores está bajo la Ley de Secretos Oficiales y no pueden tener acceso.
Debido a la impunidad en que se encuentra el caso demandaron “La desclasificación inmediata del Estado de la información reservada de nuestra denuncia, para conocer, en nuestra condición de víctimas-denunciantes, los avances de las investigaciones”.
También pidieron una explicación congruente por parte de los actuales funcionarios, del por qué no hay avances en este hecho altamente vergonzoso y que atenta contra la libertad de expresión, y por último que con base en ley, se deduzca la responsabilidad de los ataques a las periodistas.
Estado debe actuar con la debida diligencia en caso de violencia contra mujeres periodistas
Según la jurisprudencia interamericana, en casos de violencia contra mujeres periodistas los Estados tienen, además de las obligaciones genéricas señaladas, una obligación reforzada de actuar con debida diligencia a partir de las disposiciones existentes en materia de los derechos de las mujeres, como los establecidos en la Convención Belém do Pará, destaca la Relatoría para la Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, CIDH, sobre la violencia contra las periodistas.
Agrega que “Los Estados deben adoptar medidas de protección en casos específicos en los que determinadas mujeres periodistas corren un riesgo especial de ser víctimas de violencia, tomando en consideración las distintas formas de discriminación por otros motivos conexos como su raza, etnia, edad u orientación sexual, entre otros”.
Este es el texto íntegro del comunicado entregado a diferentes medios de comunicación.
Siete años de impunidad
“Periodistas por la Vida y la Libertad de Expresión”
Tegucigalpa, Honduras, 24 de mayo de 2018.- El 13 de diciembre del año 2011, un contingente de la Guardia de Honor Presidencial y de la Policía Nacional atacó con bombas lacrimógenas a un grupo de mujeres periodistas, auto convocadas a una movilización para censurar y protestar por el asesinato de Luz Marina Paz Villalobos, primera mujer periodista hondureña asesinada (acribillada) por sicarios, el día seis de diciembre de ese mismo año.
El 21 de diciembre de 2011, 14 mujeres periodistas y comunicadoras sociales, interpusieron una denuncia ante la Fiscalía Especial de Derechos Humanos, en contra del entonces presidente de la República de Honduras, Porfirio Lobo Sosa (2010-2014); del General René Arnoldo Osorio Canales, Jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas y del General Andrés Felipe Díaz López, Jefe de la Guardia de Honor Presidencial.
En la actualidad, casi siete años después, la denuncia No. 2739-11, por tratos crueles e inhumanos,  sigue en etapa de investigación para determinar los delitos cometidos en la ofensiva militar y policial. El caso ha avanzado poco y sólo se ha llegado a determinar el nombre de una de las personas que participó en los hechos.
Cabe resaltar, que hubo denegatoria de información por parte del gobierno anterior (2014-2018), arguyendo motivos de Seguridad Nacional.  El caso está blindado con la Ley de Secretos Oficiales. Ese es el argumento para no resolver esta denuncia y dar a conocer los nombres de los agresores de las periodistas. La denuncia ha cambiado de manos de un fiscal a otro; actualmente es conocido por la Unidad de Defensores.
Bajo este contexto y en el marco del Día del Periodista Hondureño, 25 de mayo, las 14 periodistas y comunicadoras sociales, víctimas de la represión y la impunidad, exigimos:
  1. La desclasificación inmediata del Estado de la información reservada de nuestra denuncia, para conocer, en nuestra condición de víctimas-denunciantes, los avances de las investigaciones.
  2. Una explicación congruente por parte de los actuales funcionarios, del por qué no hay avances en este hecho altamente vergonzoso y que atenta contra la libertad de expresión.
  3. Que con base en ley, se deduzca la responsabilidad de los ataques a las periodistas.
En nuestra condición de periodistas, defensoras de la libertad de expresión e información, nos reservamos nuestro derecho de buscar justicia ante instancias internacionales, en consecuencia de la impunidad en nuestro caso.
Justicia tardía no es Justicia
La Declaración de Principios Sobre Libertad de Expresión, numeral 9, cita:
El asesinato, secuestro, intimidación, amenaza a los comunicadores sociales, así como la destrucción material de los medios de comunicación, violan los derechos fundamentales de las personas y coarta severamente la libertad de expresión. Es deber de los Estados prevenir e investigar estos hechos, sancionar a sus autores y asegurar a las víctimas una reparación adecuada. (CIDH, 19).
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http://www.pasosdeanimalgrande.com/index.php/es/amenazas-a-la-libertad-de-expresion/item/2142-mujeres-periodistas-protestan-ante-el-ministerio-publico-por-falta-de-castigo-a-funcionarios-que-las-reprimieron-en-el-2011



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Chile. Mayo Feminista de 2018: Algunas reflexiones para el debate y la acción

Por ContraCorriente, Aurora Roja

El presente escrito surge al calor de la coyuntura, con premura, cansancio y rabia… pero también con la enorme alegría de estar viviendo un momento histórico que interpela al conjunto de la sociedad para decir basta. Aquí hemos querido volcar y entremezclar las reflexiones que nuestras compañeras, pertenecientes a ContraCorriente y a  Convergencia 2 de Abril, han venido elaborando desde hace ya algún tiempo, adquiriendo nuevas fuerzas y perspectivas. La razón de publicarlas responde al ánimo de compartir nuestros análisis, nuestras inquietudes y por sobre todo nuestras propuestas. Nuestra intención no es otra que aportar a los intensos debates que por estas horas se viven en los cientos de tomas y paros a lo largo del territorio, de poner a disposición nuestras herramientas y nuestro trabajo.
Hoy vemos con entusiasmo y orgullo cómo el feminismo ha vuelto a activar políticamente a las universidades, ha vuelto a convocar a cientos de compañeras y compañeros a movilizarse, ha vuelto a llenar nuestras asambleas universitarias. Es posible denotar cómo ese poder soberano, que se vio diezmado en los últimos años de reflujo movilizatorio, vuelve a ser quien toma las decisiones al interior de nuestros espacios, con asambleas de mujeres, paros o tomas. La urgencia que ha provocado hacerle frente a la violencia patriarcal que inunda las distintas instituciones en las que estudiamos, nos ha hecho a las mujeres reaccionar y organizarnos en distintas partes del país, pudiendo contar hoy con más de 15 universidades movilizadas y varios liceos a lo largo del territorio . Sin embargo, es necesario destacar que ésta es sólo la primera etapa del ejercicio de movilización, ya que de aquí en adelante es necesario avanzar colectivamente más allá de la reacción. Hay que avanzar hacia la construcción de una hoja de ruta que oriente nuestra acción en el mediano y largo plazo. Como mujeres feministas es nuestro deber cuestionar la manera en que este sistema educativo reproduce el capitalismo patriarcal y permite que la violencia hacia nosotras se siga perpetuando. Este ejercicio es de suma necesidad para poder avanzar, finalmente, hacia la construcción de una sociedad feminista.
La labor de hoy, debe centrarse en hacerle frente a la violencia patriarcal, a través de la elaboración de líneas programáticas que nos permitan la comprensión global del conflicto, para desbordar de contenido feminista. Pues una educación no sexista debe tener distintos focos de trabajo y requiere de una movilización coordinada que nos permita darle relevancia como demanda central. Debemos hacer una lectura acuciosa de la realidad, y elaborar un programa que permita su transformación, pues sólo respondiendo a la realidad concreta, es que como pueblo podremos constituir un proyecto de emancipación feminista, superando las paredes propias del ambiente universitario. En este sentido, consideramos fundamental la construcción programática desde la noción de proyecto educativo feminista, en tanto el feminismo debe comprenderse como un principio transversal a las comunidades educativas.
Ver el momento actual requiere de echar mano a los aprendizajes del movimiento estudiantil y feminista, y en base a eso, entregar contenido a lo que significa una educación no sexista. Sin aventurarse demasiado, muchos de estos contenidos ya se encuentran desarrollados como ejes de disputa de la educación en perspectiva de las comunidades educativas que permitan la construcción de un proyecto educativo emancipador para todos/as.
Entre algunas de sus líneas podemos identificar la necesidad de:
(1) La disputa de la orientación del conocimiento
(2) Condiciones laborales dignas e igualitarias para las trabajadoras
(3) La disputa de una extensión y vinculación universitaria hacia el servicio del pueblo
(4) Democracia interna en los establecimientos (triestamentalidad)
(5) Mecanismos de acción para la prevención y responsabilizarían ante la violencia machista.
Lo necesario es continuar dotando estos últimos de perspectiva feminista, poniendo principal énfasis en la necesidad de estudiar en espacios libre de violencia machista, en donde nuestra participación y desenvolvimiento no solo se vea posibilitado, sino también resguardado.
La disputa por la orientación del conocimiento ya tiene ciertos avances a nivel en algunas universidades, aunque no suficientes. En concreto, en esta coyuntura es necesario apuntar hacia los perfiles de egreso, perfiles de docencia y mallas curriculares para que dejen de invisibilizar el rol de la mujer en la reproducción de conocimiento, disputando así el rol histórico de cuidado y afecto como una de las tareas históricamente atribuidas a la mujer que han sido permanentemente invisibilizadas. La lucha por condiciones laborales dignas para las trabajadoras de la universidad, es decir, eliminación de brecha salarial entre trabajadoras y trabajadores y fin de la subcontratación, comprendiendo que las trabajadoras más precarizadas suelen ser mujeres, sobre todo en las áreas de subcontratación en las universidades que son el aseo y jardinería. Además, visibilizar que la mayor brecha salarial existe dentro de las mujeres de la academia, las cuales, incluso con postítulos, siguen ganando sueldos inferiores a los de sus colegas.
En cuanto a la extensión, debe estar dirigida a transmitir la experiencia sobre los procesos de violencia patriarcal que ya ha vivido la universidad, y así poder socializar con establecimientos secundarios en cuanto a su manejo, como con la creación de protocolos y acompañamientos integrales. Por último, debemos reconocer que las jerarquías al interior de los centros educativos concentran el poder de toma de decisiones en ciertos organismos cerrados, por lo que la histórica demanda por democracia interna, como elección triestamental de autoridades y la participación efectiva de las instancias deliberativas de los centros educativos sigue siendo fundamental. Es en esos espacios donde se puede disputar la elaboración de cátedras universitarias transversales de contenido no sexista, como cuestión básica en la formación académica y la elaboración y aplicación de protocolos contra la violencia.
¿Cómo dar salida al conflicto de la violencia?
Esta es una pregunta que nos costará responder, y que nos perseguirá constantemente. La violencia patriarcal es parte constitutiva del modelo actual, por lo que, a pesar de combatirlo, muchas veces volverá a aparecer. Por esto, para combatirla necesitamos visibilizar por qué, cómo y para qué opera, identificando dónde se esconden sus consecuencias, reparar dónde ha hecho daño y prevenir donde continúa apareciendo. Existen universidades que no tienen  secretarías o vocalías de género como parte de la orgánica estudiantil, para conseguir el objetivo anterior es fundamental que sean estos espacios estudiantiles, en conjunto con las instituciones, quienes visibilicen la violencia en sus recintos educativos en vistas a darle un alto definitivo. Como segundo paso, es urgente generar un protocolo único contra la violencia machista (incluyendo el acoso laboral con perspectiva de género) a nivel nacional, para que toda institución educativa sepa cómo abordar los casos que aparezcan, tomando las adecuadas medidas de seguridad, resguardo y apoyo a las denunciantes, comprendiendo como vitales los procesos previos y posteriores a las aplicaciones de protocolo. Este también debe tener la capacidad de comprender cómo la violencia no le es indiferente a ningún tipo de mujer, incluyendo a trabajadoras y estudiantes en procesos igual de resguardados. Finalmente, la prevenciónes uno de los pasos más importantes para lograr espacios seguros, sin embargo, es uno de los que menos se ha desarrollado. Todas y todos los integrantes de las comunidades educativas (trabajadoras, trabajadores y estudiantes) deben estar formados en perspectiva de género y en la prevención de la violencia patriarcal. Esto debe incluir, además, el desarrollo de distintas formas comunicacionales que continúen la visibilización y prevención de acoso y abuso sexual en nuestros recintos educativos.
Hoy tenemos bastantes piezas a nuestro favor y debemos saber utilizarlas. El movimiento feminista ha logrado articularse con mujeres trabajadoras en lucha, y la experiencia de esas mujeres deben ser llevadas a los espacios educativos, todas las luchas deben hacerse una. Los espacios seguros son necesarios en todos los lugares de trabajo y de la vida misma, en este sentido, la disputa por un espacio educativo libre de violencia machista es solo el primer paso. Trabajadoras asalariadas, trabajadoras sin remuneración, pobladoras, estudiantes, disidencias, migrantes, TODAS son necesarias para hacerle frente al capitalismo patriarcal.
Las universidades movilizadas en todo el territorio han tenido bastantes procesos de lucha previos, logrando erigir una organización que les ha permitido avanzar en articulación y democracia. Sabemos que los espacios representativos como las Federaciones universitarias y su Confederación han perdido legitimidad por diversas razones (la violencia patriarcal entre ellas), pero hoy no es momento de abandonar nuestras asambleas, centros de estudiantes y federaciones.  Estas son las herramientas colectivas por las que los y las estudiantes hemos luchado, así hemos ido construyendo nuestro movimiento por la educación. Hoy en día debemos llenarlas y seguir disputarlas con el fin de desbordarlas de feminismo para así poder interpelar a los centros educativos y al Estado por su responsabilidad y complicidad ante la violencia patriarcal. En este mismo sentido, es necesario explorar formas de transformar estas herramientas a la luz de la crítica feminista, pues no se puede desconocer que son espacios que no están exentos de lógicas patriarcales. Y que incluso sus estatutos han significado trabas para el avance del movimiento feminista dentro de las universidades.
Además de esos espacios, también es importante relevar el levantamiento de espacios nuevos desde fuera de nuestra orgánica tradicional, tales como las asambleas de mujeres, las colectivas feministas, entre otras. Estos espacios han contribuido decisivamente a generar organización donde no la había, dotando de contenido a esta movilización y levantando intensos y necesarios debates al interior del movimiento estudiantil.
Sobre el rol de los hombres en la lucha feminista
Por otra parte, sobre el intenso debate respecto de la participación de compañeros hombres en la movilización feminista. Partimos la reflexión sobre dos cuestiones fundamentales: la violencia patriarcal como algo estructural- transversal, y la opresión de género como nodos constitutivos del capitalismo patriarcal, esto quiere decir que el problema afecta a tod@s quienes constituimos esta sociedad, ya sea para quienes simbolizamos lo “femenino” en desmedro de lo “masculino” o dentro de lo femenino o masculino quienes no respondemos a los patrones hegemónico de cómo se han entendido los roles y estereotipos de género.
En ese marco, es fundamental que nuestros compañeros se involucren en las movilizaciones de manera activa y en sintonía con la movilización feminista, respetando la legitimidad y necesidad de los espacios separatistas de mujeres, pero también generando los propios para que, de manera reflexiva y crítica, puedan cuestionar sus privilegios. De este modo apostamos a generar una mirada de totalidad que vaya más allá de las expresiones más evidentes de violencia machista, logrando evidenciar el cómo opera la masculinidad hegemónica en toda su complejidad, tanto nivel de la estructura como de nuestras individualidades. Sin embargo, esto no significa, por ningún motivo, que sea “tarea” de las compañeras “educar” a los compañeros en feminismo. Por otra parte, estos tampoco deben asumir una posición victimizante al develar sus responsabilidades, ni tampoco creer que por haber discutido un par de veces sobre feminismo están libres de actitudes machistas. No, décadas de socialización sexista no se desaprenden en algunos meses, o incluso años, a lo que debemos apostar es a una nueva forma de concebir nuestras relaciones sociales en el largo plazo, un nuevo compromiso de vida. En definitiva, el rol que pueden jugar los hombres en la movilización feminista es fundamentalmente hacia adentro de sí mismos y de sus prácticas, dejando de lado la disputa de la palestra pública que han utilizado por cientos de años. Esta vez, el protagonismo le corresponde a las mujeres y las disidencias.
En conclusión, los hombres se deberían exigir a sí mismos:
Toma de consciencia y renuncia a los privilegios machistas
Traicionar la complicidad machista y construir estrategias de interpelación hacia otros varones.
Hacerse responsable de su formación y debates generales.
Asumir tareas de cuidado y de reproducción, siempre relegadas a lo femenino, pero tan necesarias para mantener vigente los espacios: tareas domésticas, de limpieza, cuidados, alimentación, etc.
Finalmente, a modo de cierre, sabemos que estamos y continuaremos haciendo historia. Por eso, con más convicción que nunca, con la memoria presente de todas nuestras antepasadas, seguimos gritando con fuerza:
¡Cuando las mujeres avanzan ningún pueblo retrocede!
¡“La Revolución será feminista o no será” !
¡Contra la precarización de nuestras vidas!

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