RADIO "PONCHOSVERDES.FM"

martes, 29 de octubre de 2019

Las nietas de las mujeres que Franco reprimió

Mujeres & Resistencia al franquismo

>>Nuestros libros de Historia de segundo de bachillerato terminaban con el franquismo y la transición, pero nunca llegábamos a estudiarlo en clase.
>>»No es odio, es dignidad y justicia», describe con acierto mi abuela. Hubo un tiempo en que nadie podía imaginar que algo así sucediera. Hoy algunos aún están aquí para verlo, hay quien se ya fue.
>>Otros que son hoy pequeños y no entienden bien por qué tanto revuelo crecerán y seremos nosotras quienes se lo contemos. Les mostraremos las imágenes y les diremos: somos las nietas de las mujeres que Franco reprimió.
Dos televisiones encendidas, la radio puesta en la cocina. La casa de mis abuelos debe ser un estruendo. A mí el eco me llega a través del teléfono. Cuarenta años después Franco está fuera del Valle de los Caídos y yo les llamo. Ella está al borde del llanto, lleva meses repitiendo lo mismo: que no puede morirse antes de ver como el dictador abandona Cuelgamuros. Es jueves 24 de octubre de 2019, mediodía, y la profecía se ha cumplido.
El helicóptero arranca y se escucha en su salón a lo dolby surround. Todo el mundo lo sabía a comienzo de curso: nuestros libros de Historia de segundo de bachillerato terminaban con el franquismo y la transición, pero nunca se llegaba a verlo en clase. Si acaso rápidamente, en la última semana antes de ponernos a estudiar la prueba de acceso a la universidad. Dedicábamos muchísimas más clases a las monarquías absolutas y a las democracias censitarias del siglo XIX que a la historia reciente de nuestro país, la que aún se vivía en nuestras casas.
Era la historia que había partido a nuestras familias, que había infligido heridas que aún podíamos ver en las vidas de nuestras abuelas y abuelos. La que aún sostenía anécdotas y conflictos que escuchábamos en las comidas familiares. Y, sin embargo, era la historia que menos se nos explicaba, la que no alcanzábamos a escuchar en clase, la historia sobre la que no teníamos opción de hacer preguntas.
Casi supimos más del siglo XX español por los relatos familiares que por los libros de texto. Por eso, este jueves, la memoria de muchos se fue a sus abuelas y abuelos. Porque, contrariamente a lo que proclaman los nostálgicos del franquismo, la imagen del helicóptero sobre Cuelgamuros alivia, reconforta, pone otra venda sobre la herida. «No es odio, es dignidad y justicia», describe con acierto mi abuela. Hubo un tiempo en que nadie podía imaginar que algo así sucediera. Hoy algunos aún están aquí para verlo, hay quien se ya fue. Otros que son hoy pequeños y no entienden bien por qué tanto revuelo crecerán y seremos nosotras quienes se lo contemos. Les mostraremos las imágenes y les diremos: somos las nietas de las abuelas que Franco reprimió.
Ojalá que para entonces sí escuchen en clase de Historia con mayúscula las historias con minúscula de las mujeres a las que la dictadura rapaba y paseaba por las calles como castigo por transgredir su modelo de mujer. Las de las mujeres condenadas a ser el «ángel del hogar» del franquismo: no pienses, no leas, no desees, no sueñes, no aspires a ser más que un complemento del hombre, la madre de la familia, reza mucho, confiésate, ponte los rulos cuando él no esté en casa.
Ojalá que para entonces nos hayamos sacudido el franquismo de muchos otros lugares y las familias hayan podido encontrar y enterrar a sus muertos. De momento, el helicóptero sobre el Valle de los Caídos nos acerca a las abuelas, a las que están y a las que ya no. Somos las nietas de las mujeres a las que Franco arrebató su emancipación. No lo olvidaremos, no queremos volver a épocas oscuras. «No es odio, es dignidad y justicia».
Un grupo de mujeres rapadas durante la dictadura
BIBLIOTECA ‘MANUEL RUIZ LUQUE’ / MONTILLA (CÓRDOBA)



Para tener más información sobre la página y nosotrxs, nos puedes escribir al mail: ecofeminismo.bolivia@gmail.com

jueves, 10 de octubre de 2019

Globalización e "ideología de género"


Resultado de imagen para Globalización e "ideología de género"
Juan Carlos Pinto Quintanilla
Rebelión

Análisis crítico sobre la mundialización y la suspuesta "ideología de género".

Género y patriarcado

Decía Simone de Beauvoir que el papel del género es una construcción social de roles establecidos por la sociedad, que mujer no se nace sino se hace socialmente, marcando claramente una reivindicación de identidad en medio de una visión profundamente patriarcal, conservadora y religiosa que había mantenido una definición fundamentalmente biológica para referirse a las diferencias de género.

Quien define lo que es y cómo debe ser sino la estructura de poder dominante que establece el sentido común de las creencias y de los hábitos sociales, que preserva una manera de organizar el mundo.

De esta manera el eje articulador de la cultura a pesar de su cuestionamiento liberal dentro el capitalismo, siempre estuvo marcado por la esencia religiosa que marcó el dogma sobre la espiritualidad de los pueblos. Las religiones en definitiva desde una perspectiva mágica y divina, empoderaron el poder patriarcal, y por tanto la forma familiar, social y estatal de establecer quien tiene el poder de institucionalmente sostener el orden impuesto y también sobre los cuerpos.
Resistencias y mundo pluriversal
Ahora bien, en un mundo que no ha cesado de cambiar dentro el capitalismo, también se gestaron las resistencias y afloraron las identidades sometidas, que aún en el orden liberal demandaron a la sociedad y a los Estados, la posibilidad de ser parte de la construcción social frente a la visión monocultural del poder patriarcal y autoritario.
Se multiplicaron los pensamientos múltiples y los movimientos sociales, femeninos y de las diversidades; junto a otras luchas pendientes que tienen que ver con un mundo pluriversal donde las diversidades étnicas ya no son una “etapa” rumbo a la uniformización del mercado, sino que se reivindican como la identidad con la que se presentan ante el mundo. Lo propio con las diversidades sexuales, que de la persecución, tortura y asesinato pasan a la reivindicación del derecho a ser ante el mundo lo que sienten que son y no lo que el sistema imperante y patriarcal dice que deben ser.
Es una revolución liberal desatada por el auge del individualismo, que inicialmente estuvo emparentada con el Capitalismo y su necesidad de afirmar propiedad privada como la esencia del individualismo, pero que más tarde entró en conflicto por cuanto el exceso de libertades demandadas por el liberalismo, ponía en peligro la propia gobernabilidad deseada del capitalismo y su prioridad en el mundo del mercado.

Mientras el Muro caía, y dejaba lugar al discurso del mundo capitalista como unipolar, al margen de la institucionalidad democrática o no del mundo occidental, las nuevas identidades que se sienten agredidas por el mundo cultural del mercado, que tan sólo las comercializa o las usa como un símbolo de la “libertad”; impulsan reivindicaciones y a crecer la organización de las mujeres y de las diversidades que no sólo reclaman “tolerancia” social, sino ser parte de la construcción del mundo, y por tanto romper con el monopolio cultural y político de quienes lo dominan desde el patriarcado y desde el absolutismo político de los Estados.
Movimientos sociales y el feminismo.
Dichos movimientos, ya desde los años 60, sobrepasan en todo momento las instituciones creadas por el Estado para participar en política; desde los partidos o bien desde las autoridades elegidas para la representación de los intereses de la ciudadanía. Son los movimientos sociales antibelicistas contra la guerra de Vietnam, son las revueltas estudiantiles del 68 francés pero también del Tlatelolco mexicano, es el movimiento hippie, es el movimiento negro contra el racismo, es el movimiento carcelario alternativo de las cárceles abiertas y junto a otros es el movimiento feminista; en definitiva son los excluidos y marginados del sistema que toman la palabra y las calles, que confrontan la institucionalidad.

Pero al propio tiempo será la misma institucionalidad la que se encargará de transformar la radicalidad en conformismo, en moda y aunque ese embate histórico forzó a la sociedad hacia el reconocimiento de derechos fundamentales más allá de lo formal… también se canceló el tiempo de las transformaciones culturales, en espera de un nuevo momento.

Entonces en medio de este proceso institucionalizador, un tipo de discurso feminista (más no el movimiento social de las mujeres, que desde su realidad y con sus propios liderazgos impulsaron la radicalidad del cambio revolucionario con un discurso antisistema capitalista ligado a la despatriarcalización) se convirtió en discurso electoral, en construcción institucional de fundaciones y Ongs; que contaron con ingentes recursos para luchar por un feminismo descafeinado, que busque igualdad de oportunidades laborales y de competencia en el mismo mundo del mercado; muchas organizaciones buscaron potenciar la participación laboral y social de las mujeres, mientras las reivindicaciones políticas servían para que sectores intelectuales y de la pequeña burguesía se empoderen con los sectores de poder y en la emergencia de una democracia que busca ser liberal, pero nunca más radical.

Llegó el tiempo en que todos los organismos internacionales, pusieron como variable fundamental de sus financiamientos a gobiernos y Ongs, el que la variable de género fuese tomada en cuenta, que en sí fue un avance importante en el camino de la democratización social, sin embargo la direccionalidad política se quedó en el caso del tercer mundo, en la formación artesanal para lograr mejores recursos de vida o en la asociación de sectores populares para emitir el mismo discurso asimilador del proceso de domesticación generado desde siempre.

Entonces las iglesias junto a Ongs toman el impulso de emitir el discurso junto a apoyo económico y promoción social, de esta manera una vez más el discurso emitido como repetición es profundamente conservador, y paulatinamente van centrando su discurso en torno a que los cambios revolucionarios y de equidad son parte de la invención diabólica y finalmente se termina centrando en que el cuerpo de las mujeres le pertenece a dios y que nadie salvo él puede interrumpir la obra divina del embarazo; idea que coincide plenamente con la tradición patriarcal absorbida por nuestras culturas en torno al patrimonio fundamental de los hombres y en definitiva que solo ellos pueden decidir la existencia de su descendencia, dejando a las mujeres el papel de “incubadoras” del patrimonio de la descendencia masculina.

Como menciona Ignacio López Vigil, la Biblia en definitiva es un libro inspirada en la fe, escrita por testimonios de vida que sin embargo expresan la visión patriarcal de ese tiempo, no “la mirada divina” de que dios santifica el patriarcalismo, como algunas iglesias pretenden justificar apelando al dogmatismo.

Discursos morales y globalización

Ahora bien ¿por que los discursos morales cobran tanta notoriedad política en la época en que hoy vivimos? Los debates siempre estuvieron presentes con énfasis distintos y según las realidades construidas en cada país, así como lo religioso siempre fue un factor cultural importante, tendiendo a ser intrascendente en algunas sociedades de consumo del primer mundo, pero pasando en realidad a convertir otros factores en la dimensión de la adhesión y feligresía que comporta una religión.

Desde el mundo del consumo o la tecnología, pasando a las nuevas religiones del cuerpo o de la alimentación sana, que más allá de ser una forma de vida buena, funciona como una nueva religión, que además incorpora a los miedos y sus demonios para asegurar la feligresía; las enfermedades, las hecatombes, las guerras o las invasiones extraterrestres, que suenan como guiones de películas, en realidad son nuevos parámetros en los que el sistema centra su seguridad más allá de la participación ciudadana y civismo militante, en el culto al individualismo.

Por eso la moralidad o la teoría sobre los comportamientos correctos en sociedad, no sólo se centran en la legalidad sino en lo religioso, y lo correcto en este discurso termina siendo la versión dogmática de la Biblia, acompañada e interpretada “divinamente” por pastores y sacerdotes que juzgan a la sociedad mundana y la instan a volver al camino correcto.

Pero esta condición religiosa e ideológica termina haciendo colisión con la globalización que impuso al mercado como parámetro de convivencia, de la competencia como forma de triunfo, y de la identidad como un derecho que da cabida a la ciudadanía; este ideal liberal en marcha y empujado por no sólo un mundo que creo nuevas y múltiples maneras de ser-pertenecer y participar, se confronta con las realidades de la diversidad de conflictos que hacen a un mundo cada vez más global y capitalista, con más hambre y desigualdades, mayores migraciones mundiales de los pobres buscando nuevas oportunidades, ricos cada vez más ricos tras de transnacionales sin país ni nación junto a operadores políticos mundiales que legalizan la explotación y la exclusión mundial.

El neoliberalismo como discurso cipayo para nuestros países se impone como discurso de acceso a la globalización, vendiendo la imagen de acceso al primer mundo, siempre y cuando el mercado libre permita junto a la flexibilización de la mano de obra barata, el libre acceso a las materias primas y empresas del tercer mundo.

Sin embargo esta versión del mundo globalizado que no dejó de crear la versión mágica e ilusoria del mundo feliz, tenía como limite al propio capitalismo que no deja de enriquecer a unos sobre la miseria y la explotación de la mayoría; y las ilusiones no duran mucho, y los movimientos sociales e insurreccionales desarrollan estrategias de resistencia y de enfrentamiento generando quiebres y grietas en el sistema globalizador y concatenado del capitalismo mundial.

Gobiernos progresistas, más bien nacionalistas son los que empiezan a ser parte de las opciones en el primer mundo así como en nuestros países latinoamericanos. El discurso antiglobalización y anti neoliberal se posesiona como realidad frente a la miseria y permite que nuevos actores políticos movilizados e insurrectos abran brecha en los procesos políticos formales de la democracia liberal y permitan llegar al gobierno a la nueva izquierda fundamentalmente nacionalista y populista que empezó a hacer cambios y transformaciones sociales en contraste con el neoliberalismo salvaje, y el imperialismo geopolíticamente dominante.

Nueva derecha conservadora y religiones

Entonces el mundo conservador y religioso, que se mantuvo a la defensiva pero cuidando sus intereses en el mercado, también ve una brecha de resistencia para potenciar su propia posición en el enfrentamiento antiglobalización, y se alinea en la defensa del nacionalismo de sus países, contra la violencia, en defensa de la vida y contra el ecocidio capitalista.

Esta nueva fuerza política mundial empezó a crecer y hacerse fuerte, en el crecimiento de la derecha europea y finalmente en la elección de un presidente republicano en EUA como Trump, que expresa plenamente esta nueva condición de la política aparentemente anti globalizante y si nacionalista, enfrentada con el mundo en la protección de sus propios intereses, enfrentado con la diversidad que asume como amenaza a su propia identidad, y buscando recuperar a la familia tradicional como expresión nacionalista, frente a la diversidad sexual globalizante y los “feminismos que la destruyeron”, junto a la defensa de la vida como consigna contra el aborto que es desde este discurso un extremo intolerable de la democracia liberal.

Este nuevo recambio en la política mundial, es el que da paso a que las miradas conservadoras se alineen y refuercen esta estrategia mundial dentro el propio capitalismo.

Estas posiciones político-morales siempre estuvieron viviendo bajo el ala del sistema, como asumiendo ser su conciencia y su control; entonces el enfrentamiento con el neoliberalismo como expresión de la globalización, encuentra como aliados circunstanciales a fuerzas conservadoras y al progresismo de izquierda, que por razones distintas enfrentan al neoliberalismo político vigente.

Esta coincidencia permitió que estas interpelaciones morales se sumaran en casos al discurso político anti neoliberal y que en casos los sectores populares de las iglesias se alinearan con el voto progresista. A manera de ejemplo anecdótico, en el pasado neoliberal, el sacerdote impulsor de las comunidades de base y férreo defensor de las organizaciones Julio Terrazas, siendo nombrado cardenal en el nuevo tiempo del progresismo, se convirtió en un acérrimo enemigo de la nueva izquierda y un aliado de los sectores más conservadores.

Y es que el nuevo momento abierto por gobiernos progresistas en el continente, generó nuevas rupturas en el sistema, o más bien que se visibilizaran las posiciones políticas de la derecha conservadora, que rápidamente fueron virando hacia el proto fascismo, en sus propuestas electorales, en su discurso y bajo el ala más conservadora que bajo los mismos términos políticos había encumbrado a Trump como referente mundial, a las derechas en crecimiento en Europa, al macrismo en la Argentina y finalmente a Bolsonaro en Brasil.

Es entonces que empieza una nueva disputa mundial con las víctimas de siempre. Donde el nacionalismo proto fascista de quienes esconden sus intereses bajo el patrioterismo excluye a los otros (o sea al resto del mundo, a no ser que sean ricos), genera diferencias y exalta la discriminación, enfrenta la diversidad que somos y busca arrasar con la pluralidad del discurso liberal, y donde están los indígenas y los migrantes son vistos como causantes del desequilibrio y las crisis nacionales del primer mundo (y también de los que se creen parte de él), donde la territorialidad es vista como un derecho “nacional de sobrevivencia” frente al mundo, mientras el intervencionismo para las potencias mundiales, sigue siendo “un derecho internacional” en procura de la preservación del sistema mundial y de sus intereses energéticos.

Sobre la “ideología de género”

Es en este nuevo discurso que termina de incubarse la expresión “ideología de género” para mostrar ante el mundo que es el exceso liberal y la globalización las que han transgredido el limite moral de lo permitido, que la verdadera lucha es contra el exceso de democracia que ha permitido que las mujeres tomen decisiones sobre sí mismas, sobre sus cuerpos, y en definitiva hayan contribuido a la “destrucción de las familias en el mundo actual”; postura anti abortista que busca recuperar el destino manifiesto de la maternidad en esta sociedad que “sólo puede tener equilibrio en el patriarcalismo vigente”.

Todo este movimiento y su éxito inicial en los votantes tiene que ver con una estrategia, la del cansancio alentado en la ciudadanía para culpar a la política por todos los males, a las decisiones liberales o izquierdistas, en definitiva en la búsqueda de la despolitización de los votantes y las organizaciones sociales, que en definitiva apelen como al único resguardo a la moralidad tradicional y la religión, como reservas fundamentales a proteger.

Las campañas casi solitarias de Trump contra la institucionalidad partidaria, y lo propio con el Macrismo o el veloz ascenso político de Bolsonaro, tienen que ver más con el descontento alentado, en la apelación a la espiritualidad y moralidad de las personas, a las familias como resguardo moral, en definitiva a la desideologización social y política, donde en definitiva liderazgos como los de Trump o Bolsonaro con un discurso antisistémico y nacionalista, violatorio de los derechos fundamentales de la diversidad a nombre de la familia y reivindicatorio de la industria nacional y del derecho patriótico sobre el territorio; es justificado por el mesianismo religioso de las miles de sectas que junto a los descontentos militantes se han convertido en el colchón de votación y de movilización de la nueva tendencia neo conservadora.

Quienes alientan este debate parten de que el manejo del concepto de “ideología” está referido a la noción falsa o creada sobre la realidad, así como el de género que también en una visión simplista y dogmática, se referiría tan sólo a las diferencias biológicas.

En definitiva se pretende desde esta visión conservadora, recuperar una visión dogmática y retrógrada, que hacen pasar como única verdad: el que el tema del género es una invención “ideológica” para justificar la existencia de sólo dos sexos y que los roles están establecidos de forma divina: mujeres madres y subordinadas al patriarcalismo dominante.

Qué tal si partimos de una mirada distinta, y empezamos a ver la Ideología, no sólo como un arma del sistema para manipularnos y controlarnos, sino como una afirmación de lo que somos y de lo que queremos ser-construir, que encontremos como perspectiva que la realidad no sólo es lo que se ve, sino que es lo que quiere ser, entonces podremos entender a un mundo más abierto a los cambios y que se deja sorprender por las revoluciones de las que participa.

En ese camino el género no es un biologismo, son maneras diversas de mirar la realidad, de interpretarla y de vivirla, donde la reproducción es un factor de existencia pero no el único y son múltiples las formas en las que nos hacemos parte de la vida para seguirla multiplicando.

Es posible entender esta manera distinta de ver el mundo en proceso de cambio, cuando se asume que; las transformaciones sociales han generado la posibilidad de liberarnos de tabúes y prejuicios religiosos y de “sentido común” que han sometido históricamente a mujeres y diversidades sexuales al poder patriarcal, así como a los oprimidos y explotados del sistema capitalista; que en democracias que se radicalizan como consecuencia de un mayor protagonismo social, donde existen conflictos y retos nuevos, junto a más demandas y mayores responsabilidades comunes para construir un mejor mundo donde quepan todos.

La Democracia Intercultural es un camino a esa comprensión y a una construcción colectiva con la diversidad que somos, y más allá del concepto y el enfrentamiento con posiciones dogmáticas y discriminadoras, sexistas y racistas; quiere expresar nuestra capacidad humana y ciudadana para proponer caminos desde la formación de la conciencia crítica camino a la descolonización; en la que trabajemos cada uno y de manera comunitaria, para que lo diverso sea una cualidad y no un prejuicio que nos separa.


Para tener más información sobre la página y nosotrxs, nos puedes escribir al mail: ecofeminismo.bolivia@gmail.com

miércoles, 9 de octubre de 2019

Minería y saqueo, cuerpos arrasados Minería & Género




AdmniVirginia
http://virginiabolten.com.ar

Sobre la explotación añadida en la minería por el hecho de ser mujer

La realidad que viven los pueblos afectados por los megaproyectos mineros es cruel, sin embargo no desconocida. Los sitios llamados “zonas de sacrificio ambiental” —término utilizado por primera vez durante la Guerra Fría para referirse a las áreas contaminadas por proyectos mineros— siguen multiplicándose y modernizándose.

En Latinoamérica, esos proyectos son abundantes y no respetan siquiera las reglas mínimas impuestas que prohíben este tipo de explotación en áreas que deberían ser protegidas. El sacrificio se extiende también hacia los cuerpos de quienes viven en estas regiones, a destacar los cuerpos de las mujeres que ven sus existencias destruidas por el rediseño del espacio geográfico impuesto por la instalación de la industria minera.

Las migraciones, sobre todo de varones, a estas zonas y el desplazamiento forzado de las comunidades que antes habitaban allí, tienen como consecuencia un aumento de la prostitución.

Es en este contexto que ocurre la prostitución infantil, la trata y la violación —especialmente a las mujeres indígenas—. A nivel socio-económico, las mujeres son una población vulnerable no solo por la estructura del sistema patriarcal sino también por la validación y reproducción de estas lógicas por la sociedad.

La violencia sufrida en los territorios es la misma sufrida por los cuerpos feminizados, los cuales son vistos como objetos utilizables para suplir las necesidades masculinas hegemónicas, y ser desechables. La masculinización de los espacios es una modificación simbólica que tiene como consecuencias prácticas de violación, sometimiento y deshumanización de estos cuerpos El soterramiento del lugar de existencia y supervivencia de estas poblaciones obliga a la adaptación.

Con sus fuentes de ingreso desplazadas por la instalación de proyectos mineros, los empleos que son brindados mayoritariamente a los varones refuerzan la lógica del macho proveedor, lo que retira la autonomía y modifica el lugar de las mujeres en la comunidad. Este lugar de poder otorgado a los varones genera no solo la división y fragmentación de comunidad, trae también como consecuencia un aumento de la violencia intrafamiliar, ya que las mujeres no tienen como subsistir.

La masculinización de los territorios es estratégica y funcional al saqueo promovido por las corporaciones, en convergencia con los Estados, que utilizan el ordenamiento territorial como herramienta política y técnica para imponer la ocupación y sostener el modelo de acumulación que responde a las necesidades e intereses del modelo de desarrollo hegemónico.

Teniendo en cuenta que las mujeres son las que, históricamente, defienden los territorios con sus cuerpos y desarrollan practicas completamente incompatibles con el modelo de saqueo —sostenidas por ética del cuidado y reproducción de la vida—, ellas son vistas como obstáculos a la implementación de los megaproyectos. Son una amenaza al sistema que, colocando a los varones en el lugar de poder, utiliza las lógicas de dominación patriarcal para destruir las resistencias emergentes.

El futuro de tierra arrasada, que se dibuja en el horizonte llevado a cabo por las prácticas patriarcales, evidencia que la defensa del territorio debe caminar al lado del empoderamiento de las mujeres y la reproducción de una lógica feminista que pueda recomponer los vínculos necesarios para garantizar el sostenimiento de la vida.

Solo así será posible frenar el avance del capital sobre la vida de todos y todas. Lo que preguntamos desde Virginia Bolten es: ¿Es posible avanzar sobre los territorios se logramos romper con el patriarcado?.


Foto: redlatinoamericanademujeres


Fuentes:


Para tener más información sobre la página y nosotrxs, nos puedes escribir al mail: ecofeminismo.bolivia@gmail.com

lunes, 7 de octubre de 2019

El odio contra Greta: Aquí, con nombres y apellidos, quienes lo financian


Por @FemeninoRural

Por Yorgos Mitralias. Dibujo por Sonia Mitralias
El texto que sigue fue publicado a finales de mayo de 2019, pero los meses siguientes han bastado para que los acontecimientos confirmen plenamente su contenido y para que adquiera una carga explosiva que -quizás- no tenía en un principio.
Nos enfrentamos pues a la agresión mediática de una violencia y una vulgaridad sin precedentes que soporta desde hace semanas Greta Thunberg, con el objetivo declarado de desacreditar irremediablemente a ella primero y después -y sobre todo- ¡al movimiento de jóvenes cada vez más radical y de masas que se inspira con su ejemplo! A una agresión o más bien a un linchamiento público que tiene financiadores y organizadores con nombres y apellidos bien conocidos y que, por cierto, están acostumbrados a usar los medios más innobles para defender sus intereses capitalistas inconfesables…
Sin embargo, está claro que a medida que pasan los meses y debido al desarrollo exponencial del movimiento contra la catástrofe climática, sus enemigos declarados no son ya solamente las multinacionales y otros magnates de los combustibles fósiles de Occidente, sino también de Oriente. Y evidentemente, no se limitan ya a los miembros de la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo), cuyo secretario general ha calificado a Greta y su joven movimiento como “el mayor enemigo” de sus países miembros. A toda esta gente se añaden ahora todos aquellos que comienzan -con razón- a entrar en pánico ante la amenaza que representa para sus pequeños y grandes intereses y poderes el movimiento que hace salir a las calles a millones de jóvenes por todo el planeta. Es pues a esta piara de gente mediocre y extremadamente rencorosa y reaccionaria a la que pertenecen los escribas de todo pelaje, que gastan últimamente su energía en denigrar a Greta para disimular sus verdaderos motivos: Su negación de la amenaza cataclísmica para la humanidad y el planeta que representa la catástrofe climática, ¡y la defensa de este sistema capitalista que no solo la ha generado, sino que persiste en convertirla cada día en una pesadilla más espantosa…!
¡Los financiadores de Trump, detrás de la extrema derecha europea que apunta a la revuelta de jóvenes contra la catástrofe climática!*
Por Yorgos Mitralias
Está generalmente aceptado que los vencedores de las Elecciones Europeas del 26 de mayo han sido la extrema derecha y los Verdes. Y también está generalmente aceptado que al éxito de los Verdes han contribuido en gran medida las movilizaciones sin precedentes de una juventud que se ha inspirado en la combatividad y las tesis radicales de la joven sueca Greta Thunberg. En consecuencia, no sorprende que esta extrema derecha elija atacar lo que llama “el mito del cambio climático” y sobre todo, ¡enfoque cada vez más su ataque en la persona de esta Greta Thunberg que reactiva a la juventud en Europa y más allá!
A la cabeza de la campaña contra Greta, remarcada con cientos de textos y fotomontajes a menudo muy vulgares, están tres de los partidos europeos de extrema derecha más importantes: El Frente Nacional francés (RN), el AFD alemán y el UKIP británico. Y detrás de estos partidos de extrema derecha y de su campaña abyecta, dos think-tanks clima-escépticos conservadores, el EIKE (Instituto Europeo para el Clima y la Energía) y el CFACT-Europe (Comité por un Mañana Creativo), los cuales sostienen de manera multiforme, y no solo con “argumentos” y conferencias, la negación de la catástrofe climática por parte de la extrema derecha.
El instituto EIKE, en boca de su vicepresidente, niega tener la menor relación con AFD, aunque este vicepresidente, de nombre Michael Limburg, haya sido recientemente candidato del mismo… AFD! Hay que decir que EIKE que, junto con AFD, ha podido organizar las jornadas clima-escépticas incluso… en el interior del Parlamento alemán, ha salido del anonimato gracias a la conferencia anual que organiza desde hace años con cierto éxito, ya que ha podido influir en la actitud de la Unión Europea respecto al cambio climático. Sin embargo, es justo esta conferencia anual de EIKE la que está coorganizada por dos organizaciones americanas: CFACT-US, que financia a su filial europea del mismo nombre. Y sobre todo, el Instituto Heartland, el cual, según The Economist, “es el think tank mundialmente más conocido entre quienes defienden el escepticismo respecto al cambio climático debido al hombre”..
Es exactamente en este momento cuando las encuestas y las revelaciones del Instituto de Diálogo Estratégico (ISD) británico y Greenpeace adquieren una enorme importancia política, porque arrojan luz sobre las fuerzas económicas que están detrás de aquellos que niegan la catástrofe climática, y detrás también del “fenómeno” de una extrema derecha europea (y mundial) disparada. De hecho, tanto CFACT-US como el Instituto Heartland están financiados más que generosamente por el gran capital americano, por ExxonMobil, la familia Koch, segunda familia norteamericana más rica que domina –entre otros- en el sector del petróleo, la familia Mercer, que es también una de las principales financiadoras del presidente Trump, ¡o incluso Microsoft y RJR Tobacco! Cabe destacar que Heartland tiene antecedentes como servidor de las intenciones inconfesables del gran capital, ya que fue antaño el agente principal de la propaganda de los gigantes del tabaco que negaban la relación entre tabaquismo y cáncer. No sorprende pues que entonces su principal financiador fuera… Philip Morris… (1)
Pero no hay que creer que el Instituto Heartland es una simple “herramienta” indolora e incolora, desprovista de sus propias tesis y acciones. Desde ese punto de vista, el CV de su nuevo presidente Tim Huelskamp es muy elocuente y didáctico. Dirigente del muy conservador Tea Party, Huelskamp se distingue como diputado (que ha sido hasta 2017) del ala más reaccionaria de los republicanos y mantiene estrechos lazos con la extrema derecha americana. Nótese además que, de todos los diputados americanos, él es el que, durante mucho tiempo, ha recibido las mayores sumas de dinero por parte de compañías de combustibles fósiles, y que se lo ha “agradecido” votando siempre contra todo intento de legislar en contra de sus intereses…
Gracias a un documento interno de Heartland filtrado, hemos podido saber –al detalle- no solo su financiación por parte del gran capital (varios millones de dólares), sino también la “inversión” de estas sumas en un gran abanico de actividades, que van del pago de “salarios” a blogueros que influyen en la opinión pública y a “científicos” que recorren el mundo negando la catástrofe climática, a la escritura y publicación de material propagandista que se dirige a las escuelas y sus alumnos. Por ejemplo, el grupo de “científicos” encargado de “contradecir” las conclusiones de los trabajos del Grupo de Expertos Intergubernamental… cuesta 300.000 dólares al año, mientras que la propagación de la tesis que quiere que “la cuestión del cambio climático sea controvertida e incierta”… en las escuelas primarias ¡les cuesta 100.000 dólares!
Estamos pues ante la revelación de una realidad que arroja algo de luz sobre algunos de los grandes “misterios” de nuestra época. Para empezar, la extrema derecha europea, o al menos algunos de sus pesos pesados, mantienen estrechos lazos –cuando no dependen- con un centro/estado-mayor político y económico que se encuentra en EEUU, y más precisamente, ¡en la Casa Blanca y a sus financiadores y otros apoyos del presidente Trump (2)! Así pues, no es casualidad que esta “internacional negra” parezca haber llegado a la conclusión de que la cuestión de la catástrofe climática, y más precisamente, el –cada vez más amplio y radical- movimiento de jóvenes que luchan contra ella representan la mayor amenaza para sus intereses y para la dominación del sistema capitalista en los años que vienen. Y finalmente, no es tampoco casualidad que esta “internacional negra”, y más concretamente su “sección” europea, concentre prioritariamente sus ataques en la persona de Greta Thunberg, la incontestable inspiradora, teórica y al mismo tiempo coordinadora de las movilizaciones de jóvenes por casi toda Europa y más allá.
He aquí pues cómo se presenta actualmente la relación de la extrema derecha con el gran capital. No de manera abstracta y dogmática, sino concretamente, con financiadores y financiados que tienen no solo nombres, apellidos y dirección, sino también intereses tangibles y “causas” a las que sirven. Sin embargo, toda esta gente no hace más que su trabajo. Si la izquierda hiciera el suyo, la situación sería bien diferente…
Notas
2. Para un mejor conocimiento de todo esto, así como los desarrollos en la cima y sobre todo en la base de la sociedad norteamericana, ver el Facebook : https://www.facebook.com/GreeksForBerniesMassMovement/


Para tener más información sobre la página y nosotrxs, nos puedes escribir al mail: ecofeminismo.bolivia@gmail.com

sábado, 5 de octubre de 2019

Mujeres desechables, ¿libre elección de quién?

¿Libertad sexual o explotación sexual?


Jessica Lara
TribunaFeminista

Sobre lo que hay detrás del el mito de la "libre elección" de las mujeres en situación de prostitución.

Cuántas veces hemos escuchado hablar de la libre elección de las mujeres en situación de prostitución. Cuántas veces hemos asistido al discurso de la libertad de las mujeres que eligen ser compradas por hombres. Mujeres desechables, sexualizadas, cosificadas y deshumanizadas.

¿Qué tiene que ver esto con la libertad sexual? Nada. ¿Qué relación tiene con la estructura patriarcal? Toda. ¿Y con la óptica neoliberal dentro del sistema capitalista? Vaya, se va armando el argumentario. Cuando hablamos de prostitución es necesario incorporar el rigor a aquello que vamos a exponer. Todas y todos opinamos aunque no tengamos ni idea de lo que hablamos.

Por opinar, incluso podemos hacerlo sobre un libro que no hemos leído explicándoselo a la autora del mismo; que se lo digan a la escritora Rebecca Solnit, que vivió cómo un señor le quiso contar de qué iba su propio libro del que sólo había leído una reseña en el periódico. Con esto quiero decir que resulta pueril, además de cínico, atacar a las mujeres que se dedican a escudriñar la estructura del sistema prostitucional y a hacer un análisis profundo con el conocido argumento de “ellas eligen”.

La socióloga Kathleen Barry habla de explotación sexual para referirse a la prostitución y digamos que la define como “hombres comprando mujeres para usarlas sexualmente”. ¡Qué barbaridad!, dirán algunas que hablan de las bondades de la prostitución, de ese “trabajo sexual” que es tan empoderante que solo lo ejercen mujeres, para satisfacer a los hombres, tan necesitados de este “servicio”. Aquí nos encontramos con alguna problemática que viene de concepciones erróneas.

En primer lugar, hablar de la prostitución como una transacción comercial entre mujeres y hombres denota nuevamente no entender dónde estamos, y estamos ante un negocio ilícito en el que como escribe la periodista Kajsa Ekis Ekman, “la mayoría absoluta de las personas que ejercen la prostitución en el mundo son mujeres y niñas y la mayoría absoluta de los compradores son hombres”.

No obstante, a veces vemos escrito “los y las trabajadoras sexuales”; venga, vamos a darnos una vuelta por los pisos, por las calles, por los burdeles, por los macroburdeles, por los polígonos, por las “casas de citas”, para observar quiénes son penetradas por la boca, por la vagina y por el ano, siendo sometidas a las prácticas vejatorias de aquellos que pagan y que desde la pornografía, la construcción de la sexualidad y de su masculinidad han creído que tienen el derecho de acceder al cuerpo de las mujeres, integrando la violencia sexual en sus formas de vida en lo que Kathleen Barry llama sadismo cultural: “Conjunto de prácticas sociales que favorecen y propugnan la violencia sexual, incorporándola a la noción de lo que se define como comportamiento normal”.

Pongamos atención en este momento al fenómeno de expulsión del que nos habla la socióloga e investigadora Rosa Cobo, cuyas palabras extraídas de su libro La prostitución en el corazón del capitalismo cito a continuación: “Las mujeres son expulsadas de sus hogares, de sus entornos sociales y también de sus propias expectativas de vida. Sin embargo la expulsión tiene destino: clubs, pisos, macroburdeles, calles, barrios, polígonos a las afueras de las ciudades o zonas acotadas están preparadas para la comercialización de sus cuerpos.

La violencia de la expulsión se completa con otra violencia, aquella que vulnera el derecho de las mujeres a la soberanía de sus cuerpos”.

La violencia que vulnera el derecho de las mujeres a la soberanía de sus cuerpos, dice Rosa Cobo. Sí, la prostitución también tiene que ver con la libertad sexual; la libertad sexual coartada de las mujeres revestida de una supuesta libertad sexual que es la libertad de ellos de tener a las mujeres disponibles. El placer y la sexualidad están al servicio de los hombres.

La sexualidad de las mujeres no existe. Pero son nuestros cuerpos y hacemos lo que queramos con ellos; El lema es: “mi cuerpo es mío”. No obstante, como apunta la filósofa Amelia Valcárcel, “mi cuerpo es mío es un eslogan, afortunado por cierto, pero no es un fundamento de derecho”.

Aquí se inserta otra problemática, la apropiación del lenguaje. De nuevo Kathleen Barry en una entrevista para la revista Atlánticas[1], en su monográfico La prostitución: Entre viejos privilegios masculinos y nuevos imaginarios neoliberales, advierte de cómo nos han quitado el lenguaje y anota como ejemplo el término “prosex”, usado por aquellos que reducen el sexo a esa transacción de la que hablamos antes y que no es más que una compra de los hombres donde el objeto de esa compra somos las mujeres.

Siguiendo con Barry, la socióloga señala que queremos “reivindicar que el sexo es un aspecto fundamental de nuestra humanidad y que atraviesa la autodeterminación de las mujeres, es decir, reivindicar y apropiarnos de nuestra sexualidad: desde decidir si tener sexo o no; hacerlo como queramos; o probar cuál es la experiencia sexual más satisfactoria para cada una de nosotras”. Como veis, no se trata de ser puritanas ni mojigatas; este “argumento” también cae, tan rápido como se expone.

En el libro El ser y la mercancía de Kajsa Ekis Ekman queda bastante claro: “Cuando el dinero compra el consentimiento, se evidencia una desigualdad de deseo estructural, por eso la prostitución es el enemigo de la liberación sexual”.

En este apartado de la apropiación del lenguaje podemos seguir analizando estos lemas y términos que nos roban en el feminismo. Habéis leído bien, nos roban, ya que surgen en un momento determinado, junto a una reivindicación determinada o bajo un objetivo estratégico determinado y fuera de ahí implica que han sido descontextualizados y adaptados al discurso de ese lobby proxeneta que construye un nuevo relato para destacar que el sujeto “que elige” en toda esta telaraña de intereses somos las mujeres. Desechables, pero como capacidad de elegir. Siguiendo con la consigna “mi cuerpo es mío” voy a traer otro ejemplo estrechamente vinculado, “nosotras parimos, nosotras decidimos”.

Este lema apareció en tamaño mural en algunas fachadas de Madrid y Barcelona empapelando edificios y también mediante pantallas luminosas (con un fondo entre rosa y morado) como iniciativa de la Asociación Son Nuestros Hijos. Un eslogan que marca un momento importante en la lucha feminista cuya reivindicación sigue vigente en algunos países donde nuestras compañeras pelean por el derecho a decidir y por tanto por la despenalización del aborto (el Congreso de Oaxaca lo acaba de conseguir), manipulado en una campaña que beneficia a la mafia reproductiva, intentando normalizar esta prostitución uterina (tal como se refiere a la maternidad subrogada Ekis Ekman) comparándola con el aborto.

Como exponía la filósofa Alicia Miyares en una de sus ponencias, “defendemos el aborto porque estamos en contra de una maternidad impuesta y estamos en contra de los vientres de alquiler porque nos oponemos a una maternidad por contrato”. De nuevo la libertad de la que hacen gala los promotores de esta práctica no existe. Y como en la prostitución, se trata de controlar y explotar el cuerpo de las mujeres para satisfacer deseos.

Esto lo ilustra muy bien Adriana Guzmán, integrante del movimiento Feminismo Comunitario Antipatriarcal de Bolivia, cuando define el patriarcado: “El patriarcado es el sistema de todas las opresiones, todas las discriminaciones y todas las violencias que vive la humanidad y la naturaleza, construido históricamente sobre el cuerpo de las mujeres […] La humanidad aprende a explotar en el cuerpo de las mujeres”. Sigamos con los conceptos.

El más atractivo en cierto discurso es el de empoderamiento. ¿Qué es el empoderamiento? Según Naciones Unidas y la Plataforma de Acción de Beijing, el empoderamiento es el requisito sine qua non para alcanzar la igualdad de género y por ello forma parte del Objetivo 5: Lograr la igualdad de género y empoderar a todas las mujeres y las niñas. ¿Qué significa exactamente? El empoderamiento está relacionado con el poder y con la participación de las mujeres en la toma de decisiones; el término fue adoptado en la Conferencia Mundial de las Mujeres de Beijing y es definido como “la toma de conciencia del poder que individual y colectivamente ostentan las mujeres y que tiene que ver con la recuperación de la propia dignidad de las mujeres como personas”.

Cuando hablamos de empoderamiento partimos en primer lugar de una desigualdad estructural que nos ha mantenido a las mujeres excluidas de muchos ámbitos de la vida, privadas del acceso a los recursos y alejadas de los organismos de decisión.

El empoderamiento como estrategia nace para revertir esta situación a través del desarrollo de capacidades, la adquisición de herramientas y una necesaria mirada crítica a este proceso histórico, dentro del patriarcado como sistema histórico tal como aduce Gerda Lerner en su libro La Creación del Patriarcado, que nos ha situado debajo y que además ha invisibilizado nuestras aportaciones.

Volviendo al tema, la prostitución no empodera; lo que empodera es ser dueñas de nuestra existencia, tener las mismas oportunidades que los varones y sobre todo, ser consideradas personas y no objetos porque los hombres que creen tener el derecho a acceder a nuestros cuerpos nos han deshumanizado.

El manipulado discurso sobre el empoderamiento tiene que ver con el relato que hace el lobby proxeneta de la prostitución, ¿quién, si no, iba a tergiversar el concepto? Lo cuenta Kajsa Ekis Ekman, antes la prostituta era considerada un desecho -mujeres desechables- personas inferiores que estaban ahí para cumplir con esas “necesidades” de los hombres. Ahora nace la trabajadora sexual, mujer libre, independiente y empoderada que elige que varios tíos la penetren cada día por donde a ellos les plazca. Parece que se trata de libre elección.

La libre elección de los hombres que manejan este negocio ilícito y de esos hombres que ven intacta su tóxica masculinidad. Para terminar y en vista de que hace poco -y cada 23 de septiembre- se celebró el Día Internacional contra la Explotación Sexual y la Trata de Personas, conviene dejar claro que prostitución y trata son dos realidades indisociables, que no se pueden separar ya que como dice la socióloga Silvia Chejter, “la trata no es otra cosa que una de las formas más frecuentes o generalizadas de reclutamiento de mujeres para ser prostituidas”. Quizá sirva para dormir por las noches pensar que hay una prostitución voluntaria y buena y otra terrible donde intervienen las mafias que es con la que debemos acabar. Pero no, malas noticias para ese placentero sueño.

Nos encontramos ante un sistema prostitucional que se traduce de esta manera: Hombres que compran a mujeres y otros que se benefician de ello, ante la complicidad de los Estados. Y esta realidad dantesca choca con los derechos humanos y con el feminismo. No se puede legitimar una práctica que nos convierte, a las mujeres, en mercancía.

Podéis seguir mirando hacia otro lado o dar un paso al frente para luchar contra la explotación sexual de mujeres y niñas poniendo el foco en los hombres que compran mujeres y en los que se benefician de este negocio ilícito que se sitúa en beneficios, dados por la economía criminal y como argumenta Rosa Cobo, junto al narcotráfico y a la industria armamentística. Nosotras, las feministas abolicionistas, seguiremos tomando de referencia el movimiento por la abolición de la esclavitud para acabar con esta esclavitud del siglo XXI.

Creemos que es posible un mundo sin prostituidores y lejos de ver el abolicionismo como una utopía inalcanzable trabajaremos para que la paz sea un hecho y una realidad para las mujeres.

Sabemos que el camino es arduo ya que estamos enfrentando al poder, al sistema prostitucional y en esta tarea, a la vez, desarticulamos todos los discursos que desde ahí se lanzan aunque se cuelen en el feminismo, un movimiento social y político que ha nacido para que todas alcancemos nuestra liberación.


Imagen tomada del cartel de las Jornadas Internacionales
sobre Prostitución celebradas el año pasado en la Universidad de A Coruña.





Para tener más información sobre la página y nosotrxs, nos puedes escribir al mail: ecofeminismo.bolivia@gmail.com

Las que sujetan la industria cinematográfica


Por María Aller
Los cines están en horas bajas pero cuentan con un gran apoyo: las mujeres de más de 60 años, el público con mayor curiosidad e interés cultural.
Por María Aller
Las salas de cine no pasan por su mejor momento actualmente. El público se reduce, aunque hay apuestas que no fallan. Quien es fan de los superhéroes y superheroinas irá a ver las nuevas entregas de la Fase 4 de Marvel, o cómo es la nueva adaptación del Joker al cine. Lo mismo pasa con la horda de fieles de Tarantino.
Sin embargo, hay un público más numeroso, más silencioso y más asiduo a los cines que no se rigen por los títulos anunciados con meses de antelación, que vive ajeno a los blockbusters. Lo suyo es una cuestión de fidelidad, de comunión y de ir en busca de una aventura, como cualquier asistente a una sala de cine. ¿Quién forma esta comunidad cinéfila? Seguramente las conozcan, aunque están más escondidas porque la sociedad las ha “invisibilizado”. Son el grupo de mujeres de más 60 años, un sector del público muy numeroso que asiste al cine con total devoción y con apetito de interés cultural.
Las cinéphilas’ es la ópera prima de la cineasta argentina María Álvarez. Recoge la vida de seis mujeres jubiladas, dos de Montevideo, dos de Buenos Aires y dos de Madrid que van al cine todos los días. Álvarez no hace un homenaje a las películas, sino al cine en sí, empapándose de la vida de estas ancianas, cada una con su personalidad, pero todas salen de su casa por las tardes para entrar en una sala. A su directora le interesaba el cine “como lugar de contención de la soledad y el paso del tiempo”. Cada una de estas mujeres tiene sus motivos para ir al cine. Viven lo que ofrece la gran pantalla a su manera, y la misma Álvarez reconocía que veía en ellas su propio futuro. Con seis muestras forja una disección sobre este sector tan olvidado dentro de la comunidad cinéfila. ¿Qué harían ellas si no hubiera salas?
Las consumidoras de la cultura
Rut Suso, directora de estrategia de la agencia de comunicación Volando Vengo Moviethinking, donde incorporan el género y las diversidades como cultura de empresa en cada proyecto, asegura que las mujeres consumen más cultura. “Las estadísticas lo dicen”, indica. “Aunque sea estereotipado, arrastramos algunas cosas como esta dentro de los roles de género”. También comenta que se debe a un tema de proyección. “Las mujeres necesitamos soñar más, ver que otros mundos son posibles. Somos más inconformistas con la vida que no ha tocado vivir, y esto se acentúa más en el público femenino con más edad. El cine es esa ventana abierta al mundo que permite contemplar otras vidas, culturas y posibilidades. Los hombres por haber tenido ciertos privilegios son menos curiosos”, afirma. La escritora Elvira Lindo comentaba en un artículo que estas mujeres “tienen hambre de esa cultura que les fue negada en su juventud”.
“Aunque me encanta lo que dice Elvira, yo prefiero destacar el presente de estas mujeres porque están manteniendo una industria. Tendrán el título despectivo de “señoras”, pero son las primeras en algo: en salvar un colectivo, el cine. No solo están hambrientas de cultura, sino que ellas ahora sujetan una industria”, manifiesta Suso.
«A pesar del despectivo señoras son las primeras en algo: en salvar un colectivo el cine. «
Bien se conoce esta realidad en los Cine Paz de Madrid, sala que acoge a este público tan numeroso. En sus pantallas no se ve nada de acción, monstruos, superhéroes ni cine muy estruendoso. Hay géneros más allá de la ciencia ficción y la acción: biopics, comedias y dramas. “Llevamos ya dos décadas con esa dinámica, es nuestra seña de identidad y es por lo que se nos conoce en Madrid y en España, como referente. Han adaptado sus horarios a los que realizan estas mujeres”, declara Carolina Góngora. La encargada de los céntricos cines madrileños tiene muy claro que su público busca historias con valor humano y que tengan presente la emoción “para que salgan contentas. Es gracias a esos principios por lo que nuestro público valora tanto que sigamos con esta línea”.

¿Por qué se las infravalora?

Como cualquier otro espectador, estas mujeres van al cine a evadirse un rato de la realidad y a vivir otras experiencias. Sin embargo, dentro de los marcos autoimpuestos por los cinéfilos, parece que un acto tan inocente como ir a ver una historia bonita es demasiado trivial. ¿Tiene menos valor el dejarse llevar por una historia pequeña que ir a ver un thriller?¿A qué se debe esa mofa tan generalizada del cine más intimista?
“El ciudadano que no va al cine tiene una visión del mismo distorsionada”, explica Góngora. “Al final tú vas al cine a emocionarte. Estas mujeres tienen tiempo, interés, inquietud y buscan en las películas, como en los conciertos o en las óperas, su pasatiempo para pasar la tarde. Para ellas es un valor que la película sea bonita. Sin palabrotas y sin excesivo sufrimiento. Se denosta por desconocimiento”, añade. “Creo que a partir de cierta edad se buscan otras historias”, apostilla. Algo que asevera Rut Suso: “Las tramas de acción llevan esquemas más simples. Yo apelo más a la inteligencia de estas mujeres”.
Es muy típico categorizar una película como “cine de señoras” para infravalorar una historia. “Todavía dentro de la cultura nos seguimos rigiendo por la mirada del hombre, el androcentrismo es la vara de medir para la cultura universal”, apunta Suso. “Para descategorizar y situar algo como un producto cultural de segundas no hay más que decir que es femenino. Si quieres desvalorizar algo di que va a gustar a las mujeres”, subraya.
«Todavía dentro de la cultura nos seguimos rigiendo por la mirada del hombre, el androcentrismo es la vara de medir para la cultura universal»
“Lo del “cine de señoras” es un mecanismo que han utilizado tradicionalmente para menospreciar cualquier película que no tenga como público principal al hombre blanco cis y heterosexual”, matiza Rebeca Gracia, la coordinadora de programación de la Muestra internacional de cine realizado por mujeres de Zaragoza. “Las mujeres, y más aún de mediana edad en adelante, son irrelevantes y no merecen tener productos específicamente diseñados para que ellas los disfruten. Nos movemos en un marco cultural que ha priorizado ciertas narrativas y a ciertos tipos de público por encima de otros y lamentablemente es un argumento que les ha funcionado siempre, de ahí que todavía tengamos que estar peleando por visibilizar otros tipos de historias”.
Cine de mujeres para todas y todos
La Muestra Internacional de Zaragoza, al igual que la de Bilbao (Zinemakumeak Gara!), o más recientemente el de Madrid (Festival Cine por Mujeres), han tenido como misión visibilizar otros discursos más allá del dominante y demostrar que la producción hecha por mujeres no es secundaria, sino que está integrado dentro de lo que es el cine.
Ana Gutiérrez, directora de la muestra bilbaína, recuerda que Zinemakumeak Gara! muestra “la mirada de las mujeres y no cine de mujeres y para mujeres, nos interesan todas las miradas, las mujeres están en el cine con voz e historia propia y es lo que mostramos”.Desde Zaragoza, Rebeca Gracia afirma lo que hacen estos certámenes es demostrar que hay otro tipo de visiones y otras realidades que requieren espacio en el celuloide.
“Podríamos preguntar a un montón de cinéfilos si quieren seguir burlándose de las mujeres que hacen posible que la industria siga moviéndose. Porque quizá son ellas las que tiene una mirada más transgresora que nosotros”, finaliza Rut Suso.
Fuente: Pikara Magazine


Para tener más información sobre la página y nosotrxs, nos puedes escribir al mail: ecofeminismo.bolivia@gmail.com

viernes, 4 de octubre de 2019

“Los hombres seguimos entendiendo la sexualidad como un espacio para ejercer poder”

Poder & Sexualidad


Nuria Coronado
https://www.cuartopoder.es/feminismo/2019/09/21/octavio-salazar-los-hombres-seguimos-entendiendo-la-

Entrevista a Octavio Salazar, catedrático de Derecho Constitucional sobre la falta de educación afectivo-sexual entre los jóvenes

Luchar contra la masculinidad tóxica escribiendo libros, dando conferencias e impartiendo clase, es la tarea en la que cada día se afana Octavio Salazar Benitez. Una faena ingente ya que, tal y como este jurista cordobés reconoce, hay un dique de contención estructural impuesto y cimentado en la sociedad patriarcal que se resiste a caer y que sin embargo gracias al feminismo está resquebrajándose.

“Gracias a la capacidad de movilización del feminismo o, mejor dicho, de las mujeres feministas, y al fruto que va produciendo un trabajo continuado de siglos tanto a nivel teórico como práctico la brújula de la sociedad está dejando de apuntar en dirección a la desigualdad”. Una brújula que tal y como apunta el autor de #WeToo, “hay que llevar siempre apuntando en la dirección de la igualdad real”, y que significa hacer una constante pedagogía a través de la palabra. Hay que recuperar el valor que supone conversar y dialogar, dedicándole el tiempo necesario para desmontar prejuicios y falsedades”, explica a cuartopoder.es.

“Yo creo que uno de los principales enemigos, al margen claro de la alianza de la derecha, el capitalismo y el patriarcado, es el excesivo ruido que hay en el ambiente. Y tengo la sensación de que, con frecuencia, sobre todo en las redes sociales, gana la partida el ruido, el odio y la crispación”. Pero además de estos factores el catedrático de Derecho Constitucional considera que hay una clave que explica que el machismo siga mandando.

“En el plano más político e institucional creo que el feminismo sigue sin tomarse en serio. Hay mucho postureo al respecto y pocos compromisos rigurosos en las políticas públicas que se adoptan, en los estilos de liderazgo y en las prioridades con las que se actúa a nivel institucional.

No creo que el feminismo haya penetrado en las instituciones. En el mejor de los casos, ha atravesado solo mínimamente la puerta de entrada”, recalca.

- Cuando hablas a los jóvenes en las charlas ¿Qué caras ves? ¿Cuál es la diferencia cuando conversas con ellos a cuando lo haces con ellas? 

- La principal diferencia es que ellas, y eso es algo que sobre todo vengo detectando en los últimos tres años, cada vez tienen las cosas más claras. Tienen asumido cierto discurso feminista y están muy movilizadas ante cualquier debate que tengan que ver con ellas. Ellos, sin embargo, siguen pensando mayoritariamente que lo que cuento no va con ellos, algunos se sitúan a la defensiva y es mucho más complejo hacerles ver que el feminismo es también una propuesta que nos interpela a nosotros.

Ahora bien, marcada esta diferencia, cuando entramos a cuestionar lo relativo a las relaciones afectivo-sexuales, así como lo que tiene que ver con los imaginarios colectivos que tienen como referentes, compruebo que ellas y ellos son esclavas y esclavos del amor romántico, de las presiones de las nuevas tecnologías y del individualismo/narcisismo que alimentan las redes sociales.

Y ahí sí que tenemos un serio obstáculo para avanzar en materia de igualdad. Me doy cuenta que, por ejemplo, en materia de identidad sexual, tienen muy asumida la lógica individualista de lo queer y de los deseos por encima de todo, sin que juegue un papel lo colectivo y estructural. Parecen gozar de muchas libertades en materia de sexualidad, pero en realidad reproducen y aumentan esquemas machistas y poco o nada emancipadores.

- ¿Cuál es el mensaje que necesitan escuchar ellos para poder empezar a ver todo lo que supone el machismo?


- Yo creo que el mensaje es doble. De una parte, hay que explicarles lo que es y ha sido el feminismo, para desmontar mitos y prejuicios. Conectándolo con la democracia y la justicia social. Hace falta mucha pedagogía. De otra, hay que plantearles un doble reto: la asunción de la parte de responsabilidad que como sujetos privilegiados tenemos y la necesaria revisión personal que tenemos que hacer como hombres y que, sin duda, nos va a permitir ser mejores tipos y tener relaciones más saludables con los demás, y muy especialmente con las mujeres. Y sobre todo es necesario que no sientan que se trata de una guerra contra ellos.

- ¿El primer paso para salir de la zona de confort del machito por dónde se da? 

- No creo que haya un manual de instrucciones o unas reglas que sirvan a todos por igual. Me temo que cada individuo puede vivir este proceso de “deconstrucción” de diferentes maneras e impulsado por distintos motivos. A mí me parece clave, al menos para mí lo ha sido, el papel que juegan las mujeres que están en nuestras vidas, en la familia, como amigas, o profesoras, o parejas. Si estas mujeres tienen una praxis feminista, es mucho más fácil que los hombres que están en ese entorno empiecen a cuestionarse cosas y se vean obligados a colocarse en la incomodidad que supone dejar atrás privilegios. Si además de eso, haces lecturas que te abren los ojos, escuchas a maestras que te ofrecen otra mirada sobre la realidad, la puerta se abre.

- La carencia de educación en igualdad es tal que lo más básico, diferenciar sexo de género es algo que se tiene que explicar…

- Es que por mucho que se haya hecho en este país en materia educativa, que me parece que ha sido más el resultado de voluntades concretas que de un auténtico compromiso institucional, sigue faltando la incorporación de esta educación para la ciudadanía. Y eso no solo implica que se introduzcan estas materias en los currículos educativos, que también, y que se abandone esa vaguedad de lo transversal, sino que también tengamos educadores y educadoras formados y sensibilizados en todos los niveles, desde la educación infantil hasta la Universidad.

Y no digamos todo lo relativo a la educación afectivo-sexual, que sigue siendo una especie de tabú en la escuela y en las familias, y que justo ahora, con todo lo que está pasando, debería ser de atención prioritaria, tanto como enseñar matemáticas o lengua.

- ¿Dirías que en lugar de sexo y amor hay sumisión y violencia en las relaciones sexuales de la juventud?

- Yo sostengo que en general los hombres tenemos un serio problema con la sexualidad. Seguimos entendiéndola como un espacio más de los muchos en los que ejercer el poder, en el que demostramos nuestra hombría y en el que por supuesto no entran en juego elementos como la empatía o el reconocimiento del otro o de la otra. Sigue prevaleciendo la concepción de que ellas existen para darnos placer, para satisfacer nuestras necesidades y que ello se traduce en un derecho de propiedad sobre sus cuerpos y capacidades. Es la base del contrato sexual que me temo sigue estando vigente, y que ahora se proyecta en los excesos de la pornografía online y por supuesto en ese mercado global que es la prostitución.

No hay más que ver series que están teniendo mucho éxito entre los más jóvenes, como la española Élite, o a otro nivel, Euphoria, para detectar cómo están viviendo la sexualidad y la relación con sus cuerpos y con los de otros y otras. Si enlazamos estos imaginarios con datos como los del último Informe de la Fiscalía General del Estado que alerta del aumento de agresiones sexuales, incluso entre menores, tenemos el diagnóstico completo.

- ¿Poseer un pene da siempre la posibilidad de lograr cualquier cosa?

- Como dice el cómico británico Grayson Perry, nacer hombre supone nacer con un billete de lotería en el bolsillo que siempre toca, a algunos les toca el gordo, pero a casi todos la pedrea. Efectivamente, el modelo social y cultural que seguimos habitando parte de la supremacía masculina y del reconocimiento inmediato, por el hecho de ser hombres, de nuestro poder y autoridad. Vosotras seguís teniendo que demostrar el doble vuestra valía. A nosotros se nos supone el mérito y la capacidad, y no se cuestiona, por algunos que hayamos ocupado históricamente el poder con una cuota del 100%. Los mensajes que siguen recibiendo mayoritariamente los niños, a diferencia de las niñas, son de empoderamiento permanente, preparatorios para la acción, para los logros, para la competitividad y el éxito. Se nos educa para el heroísmo y el liderazgo. Para la verticalidad.

- El machismo se empeña en negar la diversidad. ¿Salir del armario sigue siendo un ejercicio de valentía ante una sociedad que impone el modelo mde Ronaldo o Mario Casas?

- Creo que hemos avanzado mucho, pero todavía me sigo encontrando, incluso entre mi alumnado de la facultad, miedos ante lo que supone mostrarte ante los demás como eres. Es como si todavía estuviera muy presente esa idea de que ser gay es traicionar las expectativas de género.

Y eso es por ejemplo más acusado en el ámbito rural. Hacen falta más referentes en contextos muy masculinizados, y también hacen falta referentes, aunque cada vez los haya más, de chicas lesbianas. Me temo que el movimiento LGBTI, en líneas generales, adolece de buena parte de los males que aquejan a la sociedad, es decir, un excesivo individualismo, una mercantilización obscena y un tufo machista que demuestra que ser maricón no te hace necesariamente feminista.

- En tu libro #Wetoo hablas de la correlación de fuerzas, de los dividendos patriarcales…En esas cuentas la resta siempre está en el marcador de las mujeres. Sin embargo, muchas jóvenes tienen claro que no quieren machos si no hombres de verdad…

- Eso lo cantaba Alaska hace décadas, que buscaba un hombre de verdad. Pienso que es justo eso lo que tenemos que derribar, esa expectativa de ajustarte a un patrón de género, y por tanto cargado de condicionantes culturales y políticos. El objetivo ha de ser acabar con los géneros. Por eso no creo que haya que buscar nuevas masculinidades, sino acabar con la masculinidad, que siempre será un eje desde el que se construirá la feminidad como algo devaluado. Eso es lo que hay que desmontar.

- ¿El superhéroe al que aspiran ellos es más violento al de pasadas generaciones?

 - No sé si más violento, lo que sí es cierto es que tal vez use otras estrategias violentas no tan evidentes. Tal vez no es el superhéroe que empuña una espada, o una pistola o que tiene superpoderes a la vista de todos, sino que es un individuo varón que usa a su favor todas las estrategias que el patriarcado pone a su servicio. Y que, por ejemplo, usa el cuerpo y las capacidades de las mujeres para satisfacer sus deseos, aunque lo revista bajo el dogma de la libertad y de un clima de liberalización sexual que, aunque ellas no sean conscientes, sigue dándonos a nosotros el dominio. Creo que el reto esencial de este siglo son las violencias sexuales y cómo los chicos entienden que su cuerpo es un arma de guerra, no tanto para matar, sino para controlar y dominar.

- ¿Se necesitan hombres que se sumen a la lucha por la igualdad?

- Cada vez estoy más convencido de que mientras que los hombres no movamos ficha, por mucho que las mujeres feministas peleen y conquisten espacios, las estructuras de poder seguirán inamovibles. Y eso es una tarea que nos corresponde hacer a nosotros, desde lo más pequeño de nuestras vidas hasta lo que tiene que ver con las dimensiones más políticas e institucionales.

Sin ese compromiso y sin esa praxis, me temo que la igualdad real tardará unos cuantos siglos más en alcanzarse. E insisto, creo que el feminismo no es una identidad sino más bien una praxis, es decir, lo relevante no es tanto ser feminista sino actuar como feminista. Y me parece que estamos en un momento donde corremos el riesgo de reducirlo a una moda, a una identidad o una opción individual. Y el feminismo, al menos como a mí me lo han enseñado las mujeres de mi vida, es político y pone el foco en las estructuras de dominación.

Foto: El catedrático de Derecho Constitucional Octavio Salazar. / Jesús Pérez Pagés




Para tener más información sobre la página y nosotrxs, nos puedes escribir al mail: ecofeminismo.bolivia@gmail.com