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jueves, 28 de enero de 2021

Mujeres Ilustres : «Doctora Livingstone, supongo»: Mary, la exploradora eclipsada por su marido y olvidada por la historia


Fuentes: https://www.publico.es/ // Foto: La maestra y exploradora Mary Livingstone, esposa de David Livingstone.

Acompañó al expedicionario en sus rutas africanas, durante las que tuvo seis hijos, pero su figura quedó ensombrecida por la fama de su marido. Pilar Tejera, autora de ‘Viajeras de leyenda’, la reivindica en el segundo centenario de su nacimiento.


Mary Livingstone fue la primera hija de las diez criaturas que tuvo el misionero escocés Robert Moffat y su mujer, quien la bautizó con su mismo nombre. Nacida en Griekwastad (Suráfrica) en 1821, se crio en Kuruman, el oasis del Kalahari, donde convivió con el pueblo tsuana. Durante su inclemente vida en el desierto, vio morir a dos hermanos pequeños, aunque los Moffat perderían a un tercer vástago de 36 años.

A los diez comenzó a relacionarse con otros europeos en la escuela de Wesleyan, en Salem, y se topó con el racismo de los alumnos bóeres, quienes no veían con buenos ojos la labor evangelizadora de su padre, traductor de la Biblia a la lengua local. Luego estudió Magisterio en Ciudad del Cabo y en 1839 viajó con su familia a Londres, donde su progenitor publicó el Nuevo Testamento.

Allí también conoció a David Livingstone, a quien convenció para que fundase misiones junto a él. Cuatro años después, ya de vuelta en Suráfrica, Moffat le organizó varias expediciones por el continente, lo que le permitiría al explorador conocer el Kalahari, descubrir el lago Ngami, alcanzar el río Zambeze, maravillarse con sus cascadas y bautizar unas cataratas como Victoria, en honor a la reina británica.

Pero la inestimable ayuda del predicador se vio reforzada por la incansable labor de Mary Moffat, quien adoptaría el apellido de su marido cuando se casó con David a los veintitrés años tras conocerlo en la escuela de Kuruman, donde daba clases. Desde allí se trasladaron a Mabotsa, un rincón más aislado, aunque Livingstone pronto dejaría a su esposa y a su hijo Robert para fundar una misión en Chounuané, un territorio afectado por la sequía.

Mary decide seguir sus pasos y emprende el camino en un carro con un bebé en brazos y otro en su vientre, una extenuante travesía bajo la amenaza de la falta de agua, el calor sofocante, la fiebre del pequeño, los rugidos de los leones y los gritos de los nativos que los rodean cuando llega la noche. Cuando al fin llega al puesto, su marido no tarda en buscar un lugar para establecer otra misión y ella se queda sola con sus dos retoños, a los que se sumaría un tercero.

«David Livingstone iba de avanzadilla y la dejaba atrás. Debía de ser una persona insoportable obsesionada por la exploración a la que no le interesaba nada la familia», explica Pilar Tejera, autora de Viajeras de leyenda (Casiopea). «Mientras, subida en un carromato, ella tenía que buscarle la vida, cuidar de los churumbeles y lanzar latigazos a diestro y siniestro contra los leones que querían zamparse a Mary y, de paso, a los niños», añade la escritora.

Establecidos en la árida Kolobeng, a mediados del siglo pasado la pareja y sus hijos emprenden el primero de sus viajes a través del desierto de Kalahari, donde los mosquitos y las moscas acribillan a los niños, quienes contraen la malaria. Mary, de nuevo embarazada, teme por la salud de los pequeños, mientras que su marido escribe: «Se trata de una fiebre interesante. Me gustaría contar aquí con un hospital donde poder estudiarla».

David ve frustrado el intento de establecer una nueva misión, pero su esposa paga caro su ambición expedicionaria, pues pierde a su recién nacida y sufre una parálisis facial. «Sus apuntes sobre la malaria escritos desde un punto de vista científico revelan que era un hombre egoísta», opina Pilar Tejera, quien recuerda el importante papel que desempeñó Robert Moffat y su hija para que Livingstone pasara a la historia.

«Él fue el detonante de sus exploraciones y ella, el sostén anímico y familiar durante las expediciones de su marido, quien no habría sido el mismo sin su suegro ni su mujer», afirma la autora de Viajeras de leyenda, cuyo subtítulo, Aventuras asombrosas de trotamundos victorianas, adelanta el contenido de un libro protagonizado por mujeres singulares que desafiaron el machismo y las convenciones de su tiempo, desde Isabella Bird hasta Mary Kingsley.

«Una fuente de inspiración desdibujada por la historia»

La polvorienta ruta por el Kalahari se torna más yerma si cabe cuando se quedan sin agua, una situación extrema que Livingstone refleja en su diario: «La idea de que [los niños] desfallecieran ante nuestros propios ojos era terrible. Habría sido un alivio para mí que me reprocharan al menos ser la única causa de la catástrofe, pero ni una sílaba de censura salió de boca de su madre mientras sus ojos envueltos en lágrimas reflejaban su agonía».

Mientras él explora la zona durante su segundo viaje por el desierto, Mary da a luz a su quinto hijo bajo una acacia. Su intención es alcanzar la costa occidental, aunque ella no cree conveniente acompañarlo por el bien de su prole y en 1852 se va a vivir a Escocia con sus suegros. Sin embargo, no son bien recibidos y la relación es complicada. La soledad que siente en un lugar extraño donde no conoce a nadie —Hamilton, la ciudad natal de Livingstone— la llevan a darse a la bebida.

Decide entonces alojarse en la localidad inglesa de Kendal en la casa de un matrimonio de cuáqueros, miembros de la Sociedad Misionera de Londres, a la que pertenecían los padres y el marido de Mary. «David pasaba de su mujer y de sus hijos. Los abandonó en el Reino Unido y ni siquiera le mandó una carta de recomendación a su familia para que los acogiese con cariño. Un maltratador psicológico», critica Pilar Tejera.

La maestra y exploradora Mary Livingstone, esposa de David Livingstone.
La maestra y exploradora Mary Livingstone, esposa de David Livingstone.  Archivo

Cuatro años después, Livingstone regresa a Inglaterra como un héroe nacional: se ha abierto paso en su travesía por el Zambeze hasta Luanda (Angola), ha descubierto las cataratas Victoria y es el primer europeo que cruza el continente desde el Atlántico hasta el Índico. El explorador degusta la fama mientras que su mujer permanece sumida en el anonimato, del que apenas la saca por un instante lord Ashley durante un homenaje a su marido en la Real Sociedad Geográfica.

«Mary Livingstone pasó años de soledad en este país rezando por su esposo y aceptando su abandono con resignación. Esta encomiable mujer supo sacrificar su bienestar en aras del desarrollo científico y la cristiandad», afirma el filántropo y parlamentario tory. David, en cambio, saca partido del libro Missionary Travels and Researches in South Africa, donde denuncia la esclavitud al tiempo que descuida a su esposa.

Ambos vuelven a África en 1858, acompañados de su hijo Oswell, tras ser nombrado cónsul en Quelimane (Mozambique). Emprenden una expedición por el Zambeze, pero ella da a luz a una sexta hija y se va a vivir a Kuruman, donde residían sus padres. Cuando se reúne con él tres años después en la misión de Shupanga, situada en la desembocadura del citado río, Mary enferma de malaria y fallece en 1862 a los cuarenta años.

«Él escribe en su diario que es el golpe más duro que ha sufrido en su vida. No se da cuenta de lo que tenía ni de la altura de la mujer con la que había compartido su vida hasta que se muere», explica Pilar Tejera. «Nunca pagó la deuda que había contraído con ella, del mismo modo que tampoco lo ha hecho la historia a día de hoy, cuando se cumple el segundo centenario de su nacimiento», añade la autora de Viajeras de leyenda.

De hecho, la valla que indica dónde está situada su tumba ni siquiera menciona su nombre: Local histórico. Túmulo da esposa do Dr. David Livingston. «Sin embargo, él fue enterrado con todos los honores en la abadía de Westminster en 1873, lo que pone de manifiesto la sombra que proyectó sobre ella. Fue una importante exploradora, pero tuvo la mala suerte de casarse con uno de los más aclamados, por lo que la eclipsó por completo», razona la escritora.

Su biografía fue restaurada gracias a los diarios y al trabajo de las sociedades misioneras, aunque hoy, por ejemplo, no existe una entrada en la edición española de la Wikipedia. «Livingstone le hizo un flaco favor porque apenas habló de ella. Así, su experiencia es la que mejor ilustra el segundo plano en el que vivieron las mujeres en el pasado. No obstante, poca gente sabe que hubo una señora Livingstone, cuya vida está a la altura de su esposo».

Pilar Tejera la considera un ejemplo de fortaleza, pues algunos episodios de su existencia fueron terribles. «Su vacío exterior es un reflejo de su vida interior. Es el relato más crudo y tierno del libro, protagonizado por una mujer que siguió a su marido por media África pariendo por el camino nada menos que a seis hijos», afirma la autora, quien considera que en su segundo centenario debería reivindicarse a una figura que, como muchas otras, «se ha quedado desdibujada a lo largo de la historia y que, en realidad, es una inspiración».


Fuente: https://www.publico.es/sociedad/mary-livingstone-eclipsada-marido-explorador-david.html




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martes, 26 de enero de 2021

¿Quiénes son y qué hicieron las mujeres que el Ayuntamiento de Madrid pretende borrar?


Imagen de YOLANDA DOMÍNGUEZ
Fuentes: https://www.huffingtonpost.es // Fotos de las Mujeres del mural del barrio de la Concepción, en Madrid, que quieren quitar.

Proponen borrarlo para colocar retratos de deportistas que no representen a ninguna idea política.


De todas es sabido que a los machistas les molesta que las mujeres ocupemos el espacio, si es público muchísimo más. A lo largo de la historia han dedicado innumerables esfuerzos para evitar que nuestra voz y nuestras ideas puedan tener ningún eco. Al principio, negándonos acceder a los estudios, impidiéndonos trabajar y hasta votar. Luego, retirándonos de los libros de texto: ni rastro de mujeres científicas, literatas, deportistas o artistas que puedan inspirar a algún mortal. Aún hoy lo siguen haciendo ignorándonos en comités científicos, premios, festivales, congresos o puestos directivos. Los cuerpos de las mujeres son bienvenidos mientras sirvan para decorar y amenizarlas campanadas en Navidad, pero nuestros pensamientos, nuestras opiniones e incluso nuestros logros son tan sumamente peligrosos que es mejor taparlos con cal.Publicidad

Esta semana las formaciones políticas de derecha y extrema derecha se han aliado para eliminar los retratos de un mural situado en el barrio de la Concepción de Madrid, dedicado a mujeres cuyos aportes en diversos campos han sido relevantes e importantes para la humanidad. Dicho mural está situado en un polideportivo y proponen borrarlo para colocar retratos de deportistas que no representen a ninguna idea política. Esas mujeres fueron elegidas por ser un ejemplo de superación, de lucha y de talento en cada una de sus profesiones, valores perfectamente aplicables al espíritu deportivo, junto a un importante mensaje: “Las capacidades no dependen de tu género”. Si su problema es el número de mujeres en relación con el de hombres no les hemos visto quejarse de la infinidad de esculturas sobre hombres relevantes que pueblan el espacio urbano de la capital y que superan con creces al número de esculturas dedicadas a figuras femeninas. Si el problema es la ideología, deberán asegurarse de que los y las deportistas escogidas para un nuevo mural no hayan votado ni manifestado sus ideas jamás. Si el problema es el lugar, que escojan otro muro adyacente para plasmar sus figuras o que construyan otro polideportivo nuevo, que la presidenta de la comunidad tiene bastante experiencia en esto.Publicidad

Contra el arte de ocultar está el de visibilizar, así que seguiremos rescatando a las mujeres borradas, silenciadas, acalladas e ignoradas en todos los formatos y canales sin descanso. Tener referentes que no sean solo masculinos es fundamental para que las niñas puedan elegir quienes quieren ser en el futuro con total libertad y para que todas las mujeres sean debidamente respetadas y valoradas por su talento. Estos son los nombres de las mujeres conforman el mural junto a una pequeña descripción de su vida y de sus logros. Compartir a discreción. 

GATA CATTANA (1991–2017) nombre artístico de Ana Isabel García Llorente, artista, rapera, poeta y politóloga española. Fusionaba el rap con el flamenco, la poesía y las letras reivindicativas. Comprometida con la cultura andaluza, en sus obras hace referencia la historia clásica y a la mitología, así como a numerosos escritores clásicos españoles. Autora del poemario “La escala de Mohs” y de canciones como “Lisístrata”, “Cuatro monedas”, “Gotham” o “La prueba”, era considerada la promesa del rap contemporáneo español. Falleció a los 26 años por un shock anafiláctico dejando inédito su disco “Banzai”.  

NINA SIMONE (1933 – 2003). Cantante, compositora y pianista estadounidense conocida también como la “Suma Sacerdotisa del soul”. Fue autora de grandes éxitos como “My baby just cares for me”, “I put a spell on you” o “Just like a woman”. Recibió 15 nominaciones a los Premio Grammy y fue reconocida con el Grame Hall Of Fame en 2000. 

EMMA STONE (1988 – actualidad). Actriz estadounidense ganadora de un Oscar, un BAFTA y un Globo de Oro a Mejor Actriz por “La La Land”. Ha interpretado numerosos papeles en películas como Spider-Man 2, Irrational Man, Birdman o la serie de Netflix Maniac.

KANNO SUGAKO (1881 –1911). Pensadora y periodista japonesa. Fue violada cuando era menor. Defensora de los derechos de las mujeres en la era Meiji. Dirigió un periódico fue arrestada y encarcelada varias veces por defender sus ideas políticas. Fue sentenciada a muerte y ahorcada. Es autora de “Reflexiones de camino a la horca” un diario de los últimos días de su vida. 

LYUDMILA PAVLICHENKO (1916 – 1974). Francotiradora del Ejército Rojo que luchó contra los nazis. Accedió al ejército cuando las mujeres todavía no estaban aceptadas. Su destreza como tiradora la hizo muy famosa en el conflicto armado, cuentan que no era raro escuchar en medio del campo de batalla a los alemanes pidiéndole que cambiara de bando. Fue ascendida a teniente, obtuvo la Orden de Lenin y la de Heroína de la U.R.S.S. se graduó en la universidad de Kiev y se formó como historiadora.

ROSA PARKS (1913 – 2005). Activista afroamericana. Figura clave en el movimiento por los derechos civiles en Estados Unidos por haberse negado a ceder el asiento a un blanco y moverse a la parte trasera del autobús, por lo que fue encarcelada. Recibió la medalla Spingarn, el Premio Martin Luther King Jr., la Medalla de Oro del Congreso de los Estados Unidos y fue incluida en el Michigan Women’s Hall of Fame. En su biografía “Mi historia” narra su papel en la lucha por la igualdad.  

VALENTINA TERESHKOVA (1937 – actualidad). Cosmonauta, política e ingeniera rusa. Desde pequeña practicó el deporte de salto en paracaídas y obtuvo el título de instructora. Se presentó voluntaria como futura astronauta y, aunque carecía de la formación adecuada, la agencia del espacio soviética decidió prepararla junto con otras tres mujeres. A sus 26 años se convirtió en la primera mujer en volar al espacio.

EMMA GOLDMAN (1869 –1940). Activista, escritora y oradora lituana. Hija de una familia judía y pobre de Lituania, su padre golpeó, humilló y negó el acceso a la formación superior, a pesar de que era brillante en los estudios. Con 13 años empezó a trabajar en una fábrica de corsés, sufrió acoso por parte de sus jefes e incluso un intento de violación. Se fue a Nueva York donde se unió al movimiento anarquista, escribió artículos y difundió su mensaje como oradora. Luchó por los derechos de las mujeres y la igualdad.Defendió la homosexualidad. Adoraba la ópera, el teatro, la literatura, la pintura y el sexo y no entendía por qué eso tenía que ser incompatible con hacer la revolución. Su frase más famosa es: “Si no puedo bailar no es mi revolución”.

COMANDANTA RAMONA (1959 –2006). Fue una mujer indígena tzotzil y comandante del Ejército Zapatista de Liberación Nacional de Chiapas, México. Su trabajo ha sido crucial en la de defensa de los derechos de las mujeres indígenas ​a la salud, la educación y el pago justo por el trabajo artesanal. Bordadora excepcional, en 1996 participó en la construcción del Congreso Nacional Indígena (CNI) en Ciudad de México. Su Ley Revolucionaria de Mujeres abrió el camino para las jóvenes indígenas contemporáneas.

FRIDA KAHLO (1907 – 1954). Pintora mexicana.Creó un estilo de pintura personal, colorista y biográfica. A los dieciocho años sufrió un grave accidente que la obligó a guardar una larga convalecencia, durante la cual plasmó su pasión por la vida, así como su sufrimiento en sus cuadros. Sus autorretratos son un importante aporte al arte mexicano y al imaginario universal.

ANGELA DAVIS (1944 – actualidad). Filósofa, política y activista afroamericana, profesora del Departamento de Historia de la Conciencia en la Universidad de California en Santa Cruz de Estados Unidos. Es uno de los símbolos de la lucha por los derechos civiles de los hombres y las mujeres negras. Recibió el Premio por los Derechos Humanos de 2004 otorgado por la Sociedad para la Protección de los Derechos Civiles y la Dignidad Humana. El Premio Thomas Merton y el título de doctora honoris causa de la Universidad de Nanterre, Francia. Es autora de numerosos ensayos, entre los que destacan: “La libertad es una batalla constante”, “Mujeres, Raza y Clase”, “Abolition Democracy: Beyond Prisons, Torture and Empire” y su propia autobiografía.

ANTÒNIA FONTANILLAS BORRÀS (1917 – 2014). Militante anarcosindicalista y luchadora antifranquista española, muerta en el exilio. Trabajó como administrativa para el periódico Solidaridad Obrera. Tras la victoria franquista publicó varios números clandestinos de “Solidaridad Obrera” desde su casa. Después colaboró ​​en el clandestino “Ruta” y fue responsable de las relaciones entre los presos y el abogado. Participó activamente en las Juventudes Libertarias francesas y españolas y la CNT.

CHIMAMANDA NGOZI ADICHIE (1977 – actualidad). Escritora, novelista y dramaturga nigeriana. Señala la necesidad de usar referentes africanos para evitar que las historias solo tengan perspectiva occidental. Su primera novela, La flor púrpura (Purple Hibiscus), recibió el Commonwealth Writers’ Prize for Best First Book en 2005. Medio sol amarillo (Half of a Yellow Sun, 2006) fue galardonada con el Orange Prize for Fiction. Su trabajo más conocido es “Todos deberíamos ser feministas” (We Should All Be Feminist). 

RIGOBERTA MENCHÚ (1959 – actualidad). Líder indígena y activista guatemalteca. Su infancia y su juventud estuvieron marcadas la pobreza, la discriminación racial y la represión que ejercían las clases dominantes guatemaltecas sobre el campesinado. Varios miembros de su familia, incluida su madre, fueron torturados y asesinados por los militares o por la policía. Defensora de los derechos humanos e indígenas publicó su autobiografía en 1983, recorrió el mundo con su mensaje y consiguió ser escuchada en las Naciones Unidas. En 1988 regresó a Guatemala, protegida por su prestigio internacional, para continuar denunciando las injusticias. Es embajadora de buena voluntad de la UNESCO y ganadora del Premio Nobel de la Paz (1992) y el Premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional (1998).

ROSA ARAUZO (1945 – actualidad). Política feminista defensora de los derechos de los colectivos LGTBQI.Voluntaria y miembro de la Fundación 26 de Diciembre, colectivo que vela por las personas mayores lesbianas, gays, transexuales y bisexuales. Ha sido galardonada con el Premio Trece Rosas del Centro de Estudios de la Mujer de Fuenlabrada (CEMF).

Vecina del Barrio de la Concepción manifestándose frente al mural que quieren borrar el pasado 24/Enero

Fuente: https://www.huffingtonpost.es/amp/entry/mural-feminista-madrid_es_600d47f2c5b6f401aea5332b/?bxx&__twitter_impression=true




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lunes, 25 de enero de 2021

Mujeres extraordinarias: Mahin Mohammadzadeh, la fotógrafa de los marginados



Ella no conoce a Carmen Sarmiento, la veterana periodista española que cámara al hombro pateaba los lugares más recónditos del mundo para sacar a la luz el sufrimiento, la discriminación y también la lucha de «los marginados» por la libertad, igualdad y justicia social, pero hace casi lo mismo en la otra punta del mundo y con los mismos objetivos.

Mahin Mohammadzadeh, nacida de madre y padre kurdos en la provincia de Sistán-Beluchistán de Irán, es la primera mujer fotoperiodista en recorrer la provincia más excluida y empobrecida del país, sacudiendo conciencias sobre las condiciones extremas de la vida de su gente. Y conseguirlo no le fue nada fácil: se trata de la región más militarizada de Irán debido no sólo al temor de las autoridades de la teocracia chiita de una sublevación popular de sus excluidos habitantes que en su mayoría además profesan el sunismo del islam, sino también por ser la principal ruta del tráfico de opio desde Afganistán (a partir de la ocupación del país por la OTAN en 2001) y Pakistán a los mercados europeos, así como las atentados terroristas de la organización de extremaderecha sunnita Jondallah Soldados de Alá patrocinada por Arabia Saudí, que opera desde Pakistán.

En tales circunstancias, Mahin aceptó el encargo de la Radio Televisión de Sistán-Beluchistán para trabajar de reportera, a pesar de las pésimas condiciones laborales y un mísero sueldo que ni cubría los gastos de su cámara fotográfica. Así empezó su aventura y publicó lo prohibido: mostrar al resto del mundo, incluido a los propios iraníes, el monstruoso rostro de una injusticia social exacerbada: de cómo cientos de miles de personas están privadas, por ejemplo, del agua potable, y las mujeres y niñas deben caminar hasta cuatro kilómetros para llegar a pantanos llenos de cocodrilos hocicudo que ya han arrebatado la vida a varias niñas, o con qué desesperación estas mujeres, cubiertas con el molesto chador, se meten en los pozos para extraer agua. La propia periodista cuenta cómo en una aldea sufrió una grave intoxicación por beber agua contaminada, o como en este invierno inusualmente frío, estos iraníes, propietarios de la primera reserva del gas del mundo, ni les llega el combustible para calentarse, y tienen que hacer colas durante horas y horas para comprar galones de petróleo, gasolina o botellas de butano.

De hecho, el desempleo, que en algunas zonas de la provincia alcanza al 60% de los jóvenes, -incluidos a los titulares universitarios-, y la falta de infraestructuras ha forzado a muchos a realizar largos viajes para traer combustible en sus coches particulares y revenderlos, arriesgándose a recibir multas o convertirse en una bola de fuego si sufren accidentes.

En su visita a los pueblos de la región, Mahin sacó fotos de una «escuela» sin sillas, sin mesa, sin paredes: niños y niñas (¡eso, sí, obligadas a llevar un riguroso hijab, además negro!) sentados en el suelo pedregoso, escribiendo en cuaderno que habían colocado en sus rodillas que hacían de mesa plegable. Aquí, hablar de estudiar on-line para evitar el contagio de la covid-19 sería un chiste de mal gusto. Si millones de niños del resto de Irán no disponen del ordenador o acceso a la red para conectarse ¿cómo un baluchi lo iba a tener? La propia Mahin, durante varios días, no pudo hablar por el móvil con su familia para decirle que se encontraba bien. Desde el confinamiento y el cierre de los colegios, unos diez niños iraníes de entre 12 y13 años se han quitado la vida por no poder conectarse con la escuela y enviar sus deberes: en este país ultraclasista, ser pobre es una vergüenza.

Al final, Mahin tuvo que abandonar su duro trabajo y regresar a casa por no poder sufragar sus gastos. Sin embargo, las fotos que publicó sobre la gente de Sistán-Baluchistán, habían despertado mucho interés en los círculos sociales del país. Fue así como Mahin recibió una beca del certamen independiente Sheed Photo de Irán, que anualmente se otorga a dos fotógrafos del documentalismo social, para que completara la colección inacabada sobre esta provincia y la enviara al concurso de la revista Time. Y cumplió: sus fotos y su nombre aparecieron entre las «34 voces del mundo» del 2017 por la conmemoración del 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, prohibida en Irán desde 1981 por la teocracia misógina, cuando miles de mujeres fueron detenidas, no porque revindicaran el progreso, sino porque demandaban impedir que el totalitarismo religioso les arrebatara los derechos que habían conquistado durante de la dictadura de Pehlevi.

Una mágica region por descubrir

La provincia de Sistán-Baluchistán se encuentra en el sureste de Irán y comparte fronteras con Pakistán y Afganistán. Cuenta con cuatro millones de habitantes de origen escita y baluch, con tradiciones y lenguas propias. Antaño, formó parte de la Ruta de la Seda, y fue el lugar por donde Alejandro Magno invadió a la India en 326 a. C, perdiendo numerosos soldados debido a las duras condiciones climáticos y el terreno montañoso de la zona.

Es la tierra de granadas, pistachos, Pirgeles (volcanes de lodo), de cuevas con el arte rupestre de hace 10.000 años, y el mítico lago Hamun, apodado por los lugareños como el Ombligo de la Tierra, y una de las reservas de la biosferas que se ha secado debido a la extracción desenfrenada de su agua por las empresas de agricultura intensiva de Irán y de Afganistán, destruyendo la vida dentro del lago y en el entorno.

En Baluchistán se descubrió el yacimiento arqueológicos de Ciudad de Cenizas, levantada hace 5.200 años, cuyo nombre hace referencia a cantidad de residuos encontradas de los numerosos hornos que aquella civilización industrial utilizaba para fabricar herramientas y objetos. Se trata de una área de 280 hectáreas con una gran necrópolis. En una de las tumbas se descubrió el primer ojo artificial del mundo incrustado en el cráneo de una sacerdotisa, y la primera animación gráfica de la historia en un cuenco que dibuja los saltos de una cabra a un árbol.

Por su parte, Sistán es el lugar del nacimiento de Rostam, el gran héroe de la epopeya persa narrada en 60.000 dísticos en Shahnamé El Rey de los Libros del poeta Abolgasem Ferdousí (935 – 1020), quién recogió la mitología persa preislámica y salvó la lengua persa de la arabización de los ocupantes llegado de la Península Arábiga en el siglo VII. Cuenta que Rostam, el símbolo de coraje, generosidad y fuerza física (el Hércules iraní) nació por cesárea, debido a su tamaño extraordinario, después de que los médicos tuvieran que anestesiar a su madre Rudabé emborrachándole con vino.

Por el singular atractivo turístico de la región el Gobierno sí que ha puesto en marcha proyectos de hoteles de cuatro y cinco estrellas y complejos turísticos, mientras la población carece de mínimas infraestructuras de agua, electricidad, centros sanitarios y educativos.

Una escandalosa discriminación

Seistán-Baluchistán es el ejemplo perfecto de la desigualdad geográfica en el desarrollo humano, donde convergen los graves problemas de Irán, -en política, economía, género, medio ambiente, salud, educación y seguridad-, y una bomba de relojería.

El abandono de la región es inexplicable: La provincia posee minas de antimonio, titanio, cobre y oro además de petróleo y gas, pero la esperanza de vida es de 60 años, diez años menos que el resto de Irán. La mayor parte de la población se encuentra por debajo de la línea de pobreza y de la seguridad alimentaria. A pesar de su posición estratégica, que podría conectar la provincia con seis países sin litoral de Asia Central al Golfo Pérsico, carece de infraestructuras como trenes, líneas avanzadas de autocares, hoteles, etc. Chabahar, el único puerto oceánico de Irán, podría ser un centro de comercio para Oriente Próximo y el sur de Asia, pero no lo es.

Un país como Turquía que carece de los inmensos recursos naturales que posee Irán, intenta salir adelante, no solo con su avanzada industria y su vasta agricultura sino también ofreciendo pelos a la gente calva, mientras las autoridades de Irán se dieron cuenta que la teocracia y el progreso son incompatibles y decidieron deshacer el camino que Irán había recorrido en los dos últimos siglos. De modo, que pusieron precio a la educación, sanidad (que eran universales y gratuitas), e lanzaron una represión político-religiosa de tal magnitud que han colocado, año tras año, a Irán en el primer lugar en el mundo en la fuga de cerebros, según el propi gobierno. En 2018, por primera vez en casi cuarenta años, el Centro de Investigación del Parlamento de Irán publicó un informe sobre la pobreza absoluta en el país: en Baluchistán la mitad de la población vivía por debajo del umbral de la pobreza absoluta, estando privada de las necesidades más básicas, incluidos alimentos, agua potable, instalaciones sanitarias, salud, vivienda, educación etc.

la ex vicepresidenta del Gobierno, Shahindojt Molaverdi, había visitado una aldea de Baluchistán que todos sus varones habían sido ejecutados por tráfico de droga (como si esto fuese la solución), dejando a decenas de mujeres y niños en el más absoluto desamparo. Entre 1988 y 2010, Irán ahorcó al menos 10.000 personas por el tráfico o tenencia de estupefacientes .

Por si fuera poco, la zona es azotada por graves problemas medioambientales. En 2016, la Organización Mundial de la Salud determinó que la ciudad de Zabol era una de las más contaminadas del mundo, con unos niveles de polución 18 veces superiores a lo recomendado. No se trata solo del cambio climático, tormentas de polvo producidas por dos décadas de sequía y temperaturas inusuales, sino también de la mala gestión de los recursos naturales de la esta vasta tierra, que cuenta con ocho puertos pesqueros. Si embargo, la pesca al igual que el cultivo de frutas tropicales se ha paralizado para los viejos pescadores y agricultores, y en su lugar unas 2.000 barcazas de pesca pertenecientes a la clase alta vinculada con el régimen no descansan.

La suma de estas circunstancias ha causado desplazamiento de unas 84.000 personas (y se espera la marcha de otro medio millón de personas), encarcelamiento de miles de activistas por los derechos del pueblo baluch y la desaparición de cientos de ellos.

La gran mayoría de los habitantes de Sistán-Baluchistán son sunitas y viven en un país gobernado por una teocracia chiita, que sospecha de la fidelidad de todos aquellos que se oponen a un sistema religioso basado en los intereses de Dios y sus representantes que no de los ciudadanos. La chiitización, la reislamización y la arabización forzosa de la población por parte del gobierno, que mira a cerca de 40 millones de iraníes no persas y no chiitas como la «quinta columna del enemigo» y les niega el derecho a ser educados en sus lenguas maternas, obviamente fortalecen las tensiones étnicas y las tendencias centrífugas de dichas minorías nacionales.

El trabajo de Mahin ha merecido la pena: Este artículo es otra muestra de la fuerza y el compromiso de la fotografía social y el poder transformador que guarda en su mensaje: ¿se acuerdan de la fotografía de una niña vietnamita que huye despavorida de una explosión de la bomba napalm lanzada por EEUU? Algo tuvo que ver para que se pusiera fin a aquella carnicería.

Fuente: https://blogs.publico.es/puntoyseguido/6962/mujeres-extraordinarias-mahin-mohammadzadeh-la-fotografa-de-los-marginados/




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sábado, 23 de enero de 2021

Entrevista a la escritora y periodista Cristina Fallarás «La Iglesia católica es la fuente de todo el dolor para la mujer»



Cristina Fallarás (Zaragoza, 1968) se ha saltado dos de sus máximas a la hora de sentarse a narrar; no escribir novela histórica y no estudiar para escribir. La culpa es de María Magdalena, o mejor, de la imagen de puta que la Iglesia ha perpetuado sobre su figura. Su último libro, El evangelio según María Magdalena (Ediciones B, 2021), planta cara a una versión patriarcal que ha resultado devastadora para las mujeres.


De prostituta a santa, el periplo de María Magdalena a lo largo de la historia no es cosa menor, que diría aquel…

Y el caso es que en La Biblia jamás aparece como prostituta ni nada que se le parezca. Ella en realidad es la que acompaña a Cristo en los evangelios y la única que está ahí cuando resucita, sólo ella puede dar fe de lo que ha ocurrido. Hay una contradicción tremenda en la construcción del personaje de María Magdalena, una contradicción que se hace evidente cuando encuentran los papeles del Mar Muerto y de repente la Iglesia católica no puede seguir ninguneando su figura.

Aquel hallazgo deslizaba la hipótesis de que María Magdalena venía de una «ciudad judía rica» y que cuidaba de Jesús con sus propios medios…

Y que era una persona culta perteneciente a la élite del momento, una mujer privilegiada para la época. De repente, la cúpula de la Iglesia con Bergoglio a la cabeza decide de la noche a la mañana que hay que santificarla, la hacen incluso apóstol de los apóstoles…

Pero el daño, entiendo, ya está hecho.

Exacto, María Magdalena será ya por siempre la puta. Pero es que esto no es lo que pone en los evangelios, y no sólo eso, es que resulta además redundante porque nosotros ¡ya teníamos una puta!La escritora Cristina Fallarás en su casa de Madrid. Fernando Sánchez

Ah, ¿sí?

Claro, Eva, la del pecado original. Por eso sorprende que conviertan a María Magdalena en prostituta siglos más tarde, es una redundancia en toda regla.

No contentos con una…

Eva es la que ofrece la manzana de la tentación y por su culpa tú trabajas con el sudor de tu frente y yo paro a gritos de dolor, ella es culpable de todo lo que somos y por lo tanto merecemos castigo. Pero ahí no queda la cosa, es que también está la Virgen María, que es la madre de Dios y que siendo virgen da a luz, no como tú, puta, que para parir necesitas follar, y que incluso exiges gozar. Y ahí tienes un segundo castigo, que es el castigo de la sexualidad femenina.

Una sexualidad que, además, aborda con tremenda crudeza en el libro.

Es que a las vírgenes se les llamaba así no porque las casaran sin haber follado, sino porque las casaban sin la regla. Así que lo que les pasaba a aquellas muchachas es que el tipo las empezaba a follar cuando ni siquiera tenían la regla, eran crías de trece o catorce años, no estaban suficientemente desarrolladas y las pobres reventaban. 

Y cuando esto sucedía, eran ellas, también, las que se encargaban de curarlas.

No sólo de curarlas, es que eran ellas las que se ocupaban de todo lo doméstico. El parto, la crianza, la salud, la higiene… La mujer no participa en el ámbito público, eso se lo apropian los hombres, la mujer permanece en el castigo, en el oprobio. 

Ni penitente, ni prostituta, ni sirvienta… La María Magdalena de Fallarás es independiente y dura. ¿Así la imagina?

No hace falta imaginarla. Le doy la vuelta. Simplemente introduzco otro punto de vista a lo que narran los evangelios; el punto de vista de una mujer. Y al mirarlo así, te das cuenta de que todo lo que son grandes gestas, toda esa ampulosidad y esa épica, todos esos milagros, se convierten en asuntos cotidianos, porque la ampulosidad, la guerra y los milagros forman parte de un relato masculino, de esa épica masculina.Cristina Fallarás. Fernando Sánchez

Y frente a esa épica, ¿lirismo?

Sólo en el estilo. Frente a esa épica; lo práctico, lo doméstico. Las narraciones épicas se convierten en historias domésticas. Así, cuando se escucha aquello de pedid y se os dará, en realidad de lo que se está hablando es de qué coño, todo se os dará porque nosotras ordeñamos las cabras, amasamos el pan, parimos, cuidamos, limpiamos la casa… De repente, todo es verosímil, es decir, todos aquellos milagros pasan al plano de lo cotidiano.

¿Qué opina de que ahora las mujeres puedan dar la comunión y leer textos en la misa?

Bueno, partamos de la base de que a mí la Iglesia católica me aterra. En realidad me aterran todas las religiones, pero la católica en particular; la Iglesia católica es la fuente de todo el dolor para la mujer. El papel de las monjas es el papel de aquellas que obedecen lo que de verdad la Iglesia querría para todas las mujeres. Fíjate en los votos de castidad de las monjas, en el de silencio o el de obediencia, es aterrador porque reproduce exactamente el papel que quisieran para la mujer. Quizá por eso las monjas se dedican a la educación y por eso somos como somos. A mí me educaron las monjas. 

Pues algo no fue del todo bien…

Porque yo me revolví de puro cristiana, es decir, yo fui cristiana de la misma manera que ahora soy marxista, y por las mismas razones.

¿Abrazó una nueva fe?

Busqué otra construcción de la igualdad y del reparto de la riqueza. En realidad, si lees los evangelios te das cuenta de que te están hablando de igualdad.


@jotalosa

Fuente: https://www.publico.es/entrevistas/cristina-fallaras-iglesia-catolica-fuente-dolor-mujer.html




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sábado, 16 de enero de 2021

Posmachismo & Machomáticas Caramelos y violencia




Fuentes: https://miguelorenteautopsia.wordpress.com/author/miguelorenteacosta/

Sobre como manipula el machismo las socioestadísticas y falsea la realidad sobre la violencia de género


Uno de los principales argumentos del machismo es que los hombres son más inteligentes que las mujeres como consecuencia de su superior condición, ya lo vimos en el Europarlamento en palabras del eurodiputado Yanusz Korwin-Mikke, y antes se pudo ver también en televisión en las del ex-ministro Arias Cañete en su debate con Elena Valenciano.

Pero la práctica nos indica que no deben ser tan inteligentes cuando son incapaces de entender algunos razonamientos tan sencillos, que hasta los niños y niñas de la ESO los entienden.

El ejercicio es muy simple.

Tomamos 100 caramelos y se reparten 95 entre 3 niños y los 5 restantes se dan a niñas, un caramelo a cada una de las cinco niñas elegidas. Ante esta distribución se concluye que el 95% de los caramelos lo tienen niños y sólo el 5% lo tienen niñas. Se le pregunta a la clase, y todos los niños y niñas lo entienden perfectamente.

Para comprobar el nivel de comprensión, le hacemos una serie de preguntas para ver si han entendido bien la situación planteada en el ejercicio.

Le preguntamos si el hecho de que el 95% de los caramelos lo tengan niños significa que todos los niños tienen 95 caramelos, y su respuesta es contundente y dicen que no. Le preguntamos también si del ejercicio se deduce que “todos los niños” tienen caramelos, y su contestación inmediata vuelve a ser “no”. Hacemos una tercera pregunta, y planteamos si el ejercicio indica que las niñas no tienen caramelos, y vuelven a decir que no.

Parece que han entendido muy bien el ejercicio y el significado de la distribución de los caramelos, por lo que se les presenta una nueva situación relacionada con el tema.

Se les plantea que el sistema de reparto de caramelos y las circunstancias en que se realiza hacen que, con independencia de a qué niños les tocan los 95 caramelos, al final siempre son unos pocos niños los que reciben 95 caramelos frente a los 5 que reciben las niñas. Entonces se les pregunta sobre ese sistema, y toda la clase concluye que hay un problema con el modelo de reparto para que el resultado sea ese, y que en ningún caso se trata de una cuestión propiciada por el azar.

Todo está claro y resulta fácilmente comprensible, pero cuando trasladamos el razonamiento a la realidad sobre otras cuestiones, entonces llega la “superior inteligencia masculina” envuelta en sus mejores galas machistas, y dicen que no; que no es así. Y empiezan a repetir obviedades como si fueran producto de su reflexión, y a negar hechos objetivos para evitar su genuflexión ante la realidad.

Y dicen que los caramelos no los tienen todos los hombres, que sólo los tienen unos pocos, como si en algún momento alguien hubiera dicho que todos los hombres tienen caramelos. Y afirman, también, que ser hombre no significa tener caramelos, cuando tampoco se ha dicho eso en ningún momento, de hecho, el ejercicio demuestra que la mayoría de los hombres no tienen caramelos. Y por último, nunca falta el argumento de que las mujeres también tienen caramelos, como si fuera un descubrimiento, cuando desde el principio el ejercicio explica que tienen cinco.

Para lo que no tienen respuesta, y por eso no les gusta que se hable del tema y cuando se hace intentan desviar la atención, manipular y atacar a quien lo saca, es sobre el “sistema de reparto de caramelos” que hace que 95 de los 100 les toquen a niños, o sea, a hombres. Entonces salen con argumentos como que “no hay que hablar de niños y niñas, sino de personas”, o que lo importante es que “tanto niños como niñas tienen caramelos”, o que “es posible que los niños tengan más caramelos, pero quizás las niñas tienen más chicles”, o que “los niños tienen más caramelos, pero los pobrecillos pueden sufrir más caries” … y razones por el estilo. Cualquier cosa para no centrarse en un sistema que hace que el 95% de los caramelos, con independencia de la ocasión, termine en manos de los hombres.

Y lo más curioso es que cuando se pone de manifiesto esta realidad injusta, las niñas y mujeres pidan que se resuelva, mientras que los niños y hombres dicen que se mantenga, que las cosas “siempre han sido así”, o que los niños necesitan más caramelos porque luego en el recreo hacen más ejercicio que las niñas y necesitan mantener la glucemia más alta, curiosamente tomando el patio común del colegio sólo para ellos, y desplazando a las niñas a los rincones.

La situación y las diferentes actitudes ante ella, como pueden ver, es muy clara. 

Ahora cambien caramelos por homicidios y modifiquen las circunstancias del aula a las de una sociedad y cultura que en cualquier lugar del planeta viene definida por la posición androcéntrica, y obtendrán la foto de la violencia, el protagonismo de los hombres dentro de ella, y las razones que llevan a reaccionar contra quienes plantean esta realidad o a desviar la atención con argumentos que hasta un niño y una niña identifican como falaces, como, por ejemplo, cuando dicen lo de que al relacionar la violencia producida en el 95% de los casos por hombres con la idea de que es “cosa de hombres”, se está diciendo que todos los hombres son violentos. Un niño y una niña de 12 años ven que es una afirmación incorrecta, pero el machismo insiste en este tipo de argumentos, como, otro ejemplo, cuando afirman que decir que un “terrorista” sea de una determinada religión es plantear que todas las personas de esa religión son terroristas.

No parece que los hombres tengan esa superior inteligencia cuando son incapaces de entender algo tan simple como lo expuesto. Una de dos, o son un poco torpes en sus razonamientos o se pasan de listos, que todo puede ser cuando se cuenta con un sistema de reparto y de manipulación a su disposición.

Por eso es importante hablar del tema y poner de manifiesto lo que intentan ocultar detrás de su confusión, y evitar que la injusticia social que generan con su “sistema desigual de reparto” y sus instrumentos, entre ellos la violencia, continúen formando parte de la realidad que defienden con tal de mantener sus privilegios. Es lo que hacemos en la Universidad de Granada con el curso abierto, gratuito y online “Masculinidad y violencia”, aunque dada esa capacidad de comprensión demostrada, lo vamos a proponer también para alumnado de la ESO, a ver si así se enteran algunos.


Fuente:https://miguelorenteautopsia.wordpress.com/author/miguelorenteacosta/




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América Latina. Retrocesos para las mujeres: la pandemia profundizó las desigualdades que ya sufrían

La crisis desatada por el coronavirus supuso un aumento de la violencia de género, más pobreza y nuevas barreras en el acceso a la salud sexual y reproductiva




El año que terminó hace pocos días estuvo marcado a nivel global por el coronavirus, que llegó para modificar la vida de prácticamente todas las personas, en todos los sentidos y en todas partes. Una enfermedad que no discrimina, en tanto puede afectar a personas de cualquier edad, clase socioeconómica o género, pero que tiene un impacto diferenciado en las poblaciones que ya atravesaban situaciones de especial vulnerabilidad.

La cronología es conocida: la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró la pandemia de covid-19 en marzo y enseguida los países decidieron imponer confinamientos, restringir la circulación de personas, cerrar fronteras, apostar a las clases virtuales y exhortar a la implementación del teletrabajo.

Las medidas fueron efectivas para contener la propagación del virus. Sin embargo, las consecuencias del encierro no tardaron en aparecer a nivel económico, social y emocional, y muchas brechas que ya existían se profundizaron. Las mujeres, una vez más, quedaron en desventaja.

En América Latina, la pandemia provocó la pérdida de miles de empleos, sobre todo en sectores que tuvieron que paralizar la actividad. Esto derivó en una grave crisis económica que impactó más fuerte en las mujeres, que incluso antes de la pandemia ocupaban puestos laborales más precarizados o estaban en la informalidad. Para muchas, quedarse en casa significó la pérdida parcial o total de los ingresos, por lo que en algunos casos se vieron obligadas a salir a la calle a buscar trabajo ‒pese al riesgo de contagio‒ para no pasar hambre o quedarse sin techo.

A eso se suma que, mientras la actividad mermaba afuera de las casas, adentro aumentaba la carga de las tareas domésticas y de cuidados, que más que nunca recayeron de manera desproporcionada sobre las mujeres.

Con las puertas cerradas, también aumentó el riesgo para las mujeres que vivían situaciones de violencia por parte de parejas o familiares varones convivientes. En la mayoría de los países de la región, de hecho, se dispararon las llamadas a servicios de ayuda o asesoramiento ante casos de violencia de género, especialmente durante los primeros meses de pandemia.

Por otro lado, priorizar recursos para gestionar la emergencia sanitaria implicó en algunos países que los servicios de salud sexual y reproductiva se vieran interrumpidos, sufrieran recortes o directamente fueran negados. En muchos casos, gobiernos nacionales o locales conservadores pusieron la excusa de la pandemia para restringir estos derechos, y fueron aplaudidos por grupos “provida”. Mujeres han denunciado las dificultades en la región para acceder a los servicios de aborto, recortes en el suministro de anticonceptivos y casos de violencia obstétrica “justificados” por el contexto de emergencia.

Ante las diferentes urgencias que desató la pandemia, colectivos feministas tejieron redes para asesorar, acompañar y ayudar a quienes en algunos casos parecían olvidadas por el Estado. Ollas populares, canastas de alimentos, líneas de asistencia para víctimas de violencia y mecanismos de acompañamiento a la distancia para las que necesitaron interrumpir embarazos se replicaron en la región. Frente a la crisis de la parálisis, se activó la solidaridad.

Desempleo y pobreza

Las mujeres son las más afectadas por el aumento del desempleo, la pobreza y la sobrecarga de cuidados no remunerados que provocó la pandemia, aseguró ONU Mujeres en un artículo publicado a principios de noviembre.

Según las estimaciones del organismo, el coronavirus dejará en América Latina a 118 millones de mujeres y niñas en la pobreza. Esto se debe a que la reducción de la actividad económica afecta en primera instancia a las trabajadoras informales que pierden su sustento de vida de forma casi inmediata, sin ninguna posibilidad de sustituir el ingreso diario. “Más de la mitad de las mujeres trabaja en sectores de alto riesgo de ser afectados por la contracción económica: comercio, trabajo doméstico, manufacturas, turismo, servicios administrativos, actividad inmobiliaria y el sector salud; donde las mujeres se encuentran sobrerrepresentadas en la primera línea de respuesta, pero con una participación minoritaria en la toma de decisiones frente a la pandemia”, dice ONU Mujeres.

Las proyecciones de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y de la Organización Internacional del Trabajo señalan que, efectivamente, las mujeres están perdiendo sus empleos a un ritmo mucho mayor que los hombres. A fin de año estimaban que 2020 cerraría con una tasa de desocupación de las mujeres en la región de 15,2%, casi seis puntos porcentuales más que en 2019.

En Uruguay, la emergencia sanitaria también tuvo mayor impacto en las trabajadoras informales, que no sólo no pudieron acceder al seguro de paro sino que, además, integran sectores que se han visto especialmente afectados por las medidas adoptadas para contener la propagación del coronavirus. Así lo aseguran la economista Alma Espino y la socióloga Daniela de los Santos en el informe “Pandemia, políticas públicas y desigualdades de género en Uruguay”, publicado a mediados de año.

Las investigadoras citan el ejemplo de las trabajadoras domésticas, quienes denunciaron reducciones de jornadas laborales, “despidos abusivos” y suspensiones desde que comenzó la emergencia sanitaria.

Otro caso es el de las trabajadoras sexuales, que perdieron posibilidades laborales debido al cierre de boliches, bares y whiskerías, y a la restricción de la circulación en las calles. Sin alternativas para percibir ingresos, unas y otras tuvieron que generar alternativas para sostener la vida de sus familias organizando ollas populares o buscando donaciones de canastas de alimentos y productos de higiene.

La situación en América Latina es también complicada para las mujeres rurales, indígenas y afrodescendientes, que, además de trabajar de manera informal, debido a la pandemia se enfrentaron a obstáculos para acceder a recursos productivos como el agua, la tierra, insumos agrícolas, financiamiento, seguros o capacitación, y tuvieron dificultades para comercializar sus productos en los mercados. Las proyecciones de la CEPAL auguran que seis millones de mujeres rurales de la región corren el riesgo de caer en la pobreza extrema.

En nuestro país (Uruguay), la Red de Grupos de Mujeres Rurales del Uruguay advirtió en octubre sobre el impacto de la crisis sanitaria en la actividad laboral y en su autonomía económica, “que es una de las maneras de luchar contra la violencia patrimonial y desterrar de una vez por todas el patriarcado”, como explicó a la diaria la vicepresidenta de la plataforma, Silvia Páez, en el marco del Día Internacional de las Mujeres Rurales.

Uno de sus comentarios podría resumir la sensación de las trabajadoras en el resto de los sectores mencionados: “Todo ha tenido un proceso de detenimiento y de tener que pensar cómo volver a empezar”.

La crisis de los cuidados

Con los centros educativos cerrados, las personas adultas mayores aisladas y la imposibilidad de contar con alguien externo al núcleo familiar para encargarse del cuidado, las mujeres también tuvieron que asumir gran parte de los cuidados de niñas, niños y otras personas dependientes. Esto implicó el aumento de la carga de una tarea que ya recaía de manera desproporcionada sobre las mujeres.

Así, se vieron obligadas a hacer malabares para conciliar los cuidados con el trabajo remunerado. Las mujeres que inevitablemente tuvieron que salir a trabajar fuera del hogar vieron las alternativas reducidas a la hora de definir con quién dejar a sus hijas e hijos. Aquellas que podían trabajar desde su casa, en tanto, se enfrentaron al doble desafío de ocuparse en simultáneo del trabajo y el cuidado.

Antes de la pandemia, las mujeres de la región dedicaban más del triple de tiempo al trabajo no pago que los hombres, según datos de ONU Mujeres. La crisis sanitaria sólo agravó esta desigualdad histórica y puso en evidencia la necesidad un reparto equitativo de los cuidados, que venga acompañado de un cambio cultural.

“La crisis debe transformarse en una oportunidad para fortalecer las políticas de cuidados en la región, desde un enfoque sistémico e integral, incorporando a todas las poblaciones que requieren cuidados, a la vez que se articulan con las políticas económicas, de empleo, salud, educación y protección social sobre la base de la promoción de la corresponsabilidad social y de género”, aseguran ONU Mujeres y la CEPAL en un informe publicado en agosto.

En Uruguay, “las cargas de cuidados no han estado presentes en el discurso público, así como tampoco las tensiones que conlleva para las mujeres quedarse en casa y no recibir los apoyos de las instituciones educativas y de cuidados durante la cuarentena”, resumen Espino y De los Santos en su estudio. Al mismo tiempo, se preguntan si, “de profundizarse la estrategia de los trabajos remotos”, “se podrán conciliar los tiempos de la vida y del mercado” y “se facilitará la corresponsabilidad en el trabajo no remunerado entre varones y mujeres”.

Unos días después de que se conoció el primer caso de coronavirus en Uruguay, Espino dijo a la diaria que se trataba de una buena oportunidad para llamar a los varones “a tener un papel más relevante y sentirse parte del cuidado de lo más importante que tenemos los seres humanos, que son las personas a las que queremos”. La invitación sigue abierta.

Violencia machista, la otra pandemia

Con o sin pandemia, la mayoría de las situaciones de violencia de género tienen lugar en el ámbito privado y son ejercidas por parte de parejas, ex parejas o familiares varones. Por eso el llamado al confinamiento prendió las alarmas: la casa era el mejor refugio para evitar el contagio del coronavirus, pero el lugar más inseguro para muchas mujeres.

Organizaciones y colectivos feministas iniciaron campañas para alertar y prevenir sobre esta situación, al tiempo que exigieron a los gobiernos la adopción de medidas que se ajustaran a la nueva realidad. Muchos países reforzaron entonces los servicios de atención telefónica y las apps, que habilitaron una vía posible para que las mujeres pudieran pedir ayuda incluso estando encerradas con sus agresores las 24 horas del día.

El número de las llamadas a los servicios de atención a la violencia de género se disparó en la región durante los primeros meses de la pandemia, casi sin excepciones. En Uruguay, el total de consultas telefónicas y presenciales a los servicios del Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres) de todo el país aumentó 25% respecto de 2019. Sólo entre enero y setiembre fueron atendidas 11.281 llamadas al 0800 4141, un promedio aproximado de 41 por día, según cifras del Inmujeres. El pico máximo se registró en abril, con una consulta cada 20 minutos.

En paralelo, hubo una baja de las denuncias policiales, un fenómeno que se repitió en otros países y que dejó en evidencia los obstáculos a los que se enfrentaron las mujeres a la hora de denunciar en el contexto de aislamiento. De todas formas, el Ministerio del Interior registró 33.004 denuncias por violencia de género de enero a octubre de 2020. Es decir, 109 por día. O una cada 13 minutos.

Varios países de la región que optaron por cuarentenas estrictas también enfrentaron un aumento de los femicidios durante la pandemia. En Argentina, por ejemplo, hubo 298 casos del 1º al enero al 31 de diciembre, según datos del Observatorio de Violencias de Género “Ahora que sí nos ven”. De ese total, 217 tuvieron lugar durante el período de aislamiento y distanciamiento social obligatorio, entre el 20 de marzo y el 30 de diciembre. En 65,1% de los casos, los femicidios se dieron dentro de una vivienda, lo cual ratifica que “el hogar de las mujeres continúa siendo el lugar más inseguro”, puntualiza el observatorio en el informe.

Reforzar los servicios telefónicos fue una de las distintas medidas que se adoptaron en la región para abordar la violencia de género. Hubo otras. Las autoridades argentinas, por ejemplo, decretaron una excepción para que mujeres y personas LGBTI en situación de violencia pudieran romper la cuarentena para ir a hacer una denuncia penal o pedir asistencia. El gobierno de Colombia expidió un decreto para garantizar la prestación ininterrumpida de servicios de atención a víctimas de violencia de género en las comisarías de familia, de forma virtual. La Fiscalía de Honduras anunció que investigaría de oficio a personas que promovieran la violencia contra las mujeres a través de redes sociales durante el período de aislamiento.

En todos los países, sin excepción, el riesgo y los obstáculos para huir de las situaciones de violencia fueron y son todavía más grandes para las mujeres en situaciones de mayor vulnerabilidad a múltiples formas de discriminación, como mujeres con discapacidad, con VIH, LGBTI, migrantes, desplazadas y refugiadas, víctimas de conflicto armado, indígenas, afro, rurales o que viven en asentamientos. Por eso, organizaciones sociales insisten en que el abordaje de las distintas problemáticas tiene que incluir siempre la mirada interseccional.

El periplo por la salud sexual y reproductiva

La OMS publicó en marzo una guía con orientaciones para mantener los servicios de salud esenciales durante la pandemia que incluía tanto los relacionados con la salud sexual y reproductiva como los de maternidad. El documento advertía, de hecho, que la reducción de la disponibilidad de esos servicios podía implicar “miles de muertes maternas y neonatales debido a los millones de embarazos no deseados adicionales, los abortos en condiciones de riesgo y los partos complicados sin acceso a la atención esencial y de emergencia”. Incluso alertaba que una reducción de 10% en estos servicios “podría resultar en unos 15 millones de embarazos no deseados, 3,3 millones de abortos en condiciones de riesgo y 29.000 muertes maternas adicionales durante los próximos 12 meses”.

Pero de lo recomendado a lo hecho hubo un largo trecho, y varios países se vieron obligados a priorizar los servicios destinados exclusivamente a atender la covid-19. Como consecuencia, la atención a la salud sexual y reproductiva de mujeres, niñas y adolescentes fue interrumpida, negada o sufrió recortes.

En muchos casos, hubo negación o suspensión de los servicios de interrupción voluntaria del embrazo y recortes de suministros de misoprostol y mifepristona, según denunció en octubre Catalina Martínez Coral, directora regional para América Latina y el Caribe del Centro de Derechos Reproductivos, en una entrevista con la agencia DW. En otros casos, como en Brasil, la crisis redujo drásticamente el acceso a los abortos legales porque muchas clínicas cerraron: de las 76 registradas que brindan servicios de aborto legal en todo el país, sólo 42 permanecieron abiertas durante la pandemia, de acuerdo con datos recopilados por activistas y relevados por la cadena BBC.

Las barreras para el acceso al aborto fueron incluso alentadas y celebradas por grupos “provida”, algunos con influencia en gobiernos nacionales o locales.

Martínez Coral aseguró que las mujeres también encontraron obstáculos para acceder a la salud materna. En ese sentido, dijo que en países como Honduras y Perú se denegaron atenciones prenatales “inclusive a personas que tenían embarazos de alto riesgo”.

En Uruguay no se registraron irregularidades para acceder a los servicios de aborto, pero sí fueron denunciados casos de violencia obstétrica. En concreto, se denunciaron situaciones en las que se prohibió el acompañamiento en controles prenatales y ecografías, así como casos de maltrato verbal. La organización Gestar Derechos advirtió sobre el caso de una mutualista que impuso la cesárea a una mujer con coronavirus y prohibió el acompañamiento de su pareja.

La respuesta de los feminismos, otra vez, fue organizar la sororidad. En Argentina, las Socorristas en Red lanzaron una campaña para recordar que las mujeres tienen derecho a un aborto seguro incluso en cuarentena. “El sistema de salud no te puede abandonar. Los derechos sexuales y reproductivos no se suspenden en pandemia”, decía una de las placas que circularon en redes sociales. En Ecuador, la red Las Comadres también difundió información de contacto para atender a mujeres que quisieran interrumpir el embarazo, tanto por vía telefónica como a través de Telegram. “Un aborto acompañado es un aborto seguro” era una de las premisas. En Uruguay, el colectivo Mujeres en el Horno reafirmó que el aborto es legal incluso en pandemia y le dio difusión al número de la Línea Aborto, mientras que Gestar Derechos se puso a disposición para asesorar a quienes hubieran vivido algún episodio de violencia obstétrica.

La Diaria


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