RADIO "PONCHOSVERDES.FM"

domingo, 12 de julio de 2020

Solidaridad con la revolución de las mujeres kurdas: Un peligro para el orden mundial patriarcal



Turquía, con aval de otros estados, lleva adelante bombardeos y ataques con drones en los territorios de la confederación democrática kurda, que se liberaron del Estado Islámico pero ahora sufren el permanente asedio del régimen de Recep Erdogan

Vivir libremente, hablar la propia lengua, cantar sus canciones, organizarse en Casas de las Mujeres y debatir los problemas comunes en asamblea. Construir sus propias escuelas y hospitales. Son algunos de los principios del confederalismo democrático, al que se conoce también como la revolución de las mujeres kurdas. Un nuevo ataque del régimen turco de Recep Erdogan se despliega en la región que ocupa zonas de Iran, Irak, Siria y Turquía. Los objetivos militares son los lugares donde se viven nuevas formas de organización social basadas en la emancipación de las mujeres para derribar toda opresión, una premisa del Partido de los Trabajadores de Kurdistan, cuyo líder Abdullah Öcalan está preso desde 1999 en Turquía.

Hubo ataques aéreos sobre Kurdistán del sur, en el norte de Irak. “Estamos hablando de una docena de aviones de guerra que el 15 de junio han atacado simultáneamente el área de Shengal, tierra ancestral de la comunidad yazidí y el campo de refugiados de guerra de Makhmur, donde hay más de 12.000 habitantes”, contó Alessia Dro, del Movimiento de Mujeres de Kurdistán en América Latina. “Las bombas afectaron a civiles, a niños, a mujeres, a los hospitales”, reforzó Alessia.

¿Cuál es la historia de ese campo de refugiados? Hace apenas cinco años se liberaron del Estado Islámico, que atacó, esclavizó y mató a mujeres, y a toda la población civil. Las mujeres kurdas tienen clara la relación de esa organización con Turquía. “Cada vez que el estado islámico no logró ganarle a la defensa popular auto-organizada de la gente –porque no estamos hablando de combatientes profesionales ni de un ejército, estamos hablando de un pueblo de refugiados que ha defendido el área donde vivió–, atrás va el estado turco a seguir la tarea, con la misma voluntad de eliminación. Es importante ver que el Isis (Estado Islámico) es el brazo armado de Turquía”, subraya Alessia.

Virginia Benedetto es la única reportera gráfica argentina que pudo llegar a las tierras revolucionadas por las kurdas. Su gran pregunta –y su bronca—es por qué estos bombardeos no generan la indignación internacional que merecen, y que provocarían si ocurrieran en Europa. “Son ataques contra un pueblo que quiere vivir libremente, tener su autonomía, cantar sus canciones, hablar su idioma, que a sus niños no les caiga la bomba mientras están en la escuela, que no les bombardeen el hospital. Porque si no luchan, les espera la esclavitud. Y ese pueblo ha padecido muchísimos genocidios. El pueblo kurdo ha tenido otros levantamientos, que siempre fueron sofocados con masacres, pero este último levantamiento iniciado en 1978 no lo han podido sofocar, entonces desde Turquía tienen una política de opresión continua”, plantea Benedetto sobre la agresión que sufre esa revolución.

Otro ataque fue en una zona emblemática. “Turquía está intentando obtener el permiso para atacar y ocupar Kobane, que es la ciudad donde el Isis fue derrocado por primera vez por la brigada popular de Autodefensa de Mujeres y es en sí mismo el símbolo de la Revolución de Mujeres de Rojava”, alerta Alessia y le da un contexto geopolítico a lo que considera una vía libre internacional para la agresión. “Rusia dio permiso de invasión a Turquía y al mismo tiempo las tropas estadounidenses que hicieron, sin cumplir, un último acuerdo diplomático garante de la paz, dejaron las áreas que tenían que proteger y días después de esta ausencia tuvimos noticias de la invasión de Venezuela a través de Colombia. Entonces, Estados Unidos retiró las tropas desde el norte de Siria para iniciar otros proyectos hegemónicos, en este caso en América Latina. Nada tiene que ver con la garantía de la paz. Estados Unidos y Turquía tienen un acuerdo, igual que Turquía y Rusia”.

La técnica utilizada por Turquía en Rojava es asesinar con drones a personas seleccionadas como objetivos. El 23 de junio pasado, el estado turco cometió tres crímenes. Zehra Berkel, miembra destacada de la organización de mujeres Kongra Star de la región del Eufrates, Hebûn Mele Xelîl y Amina Waysî, mujeres igualmente comprometidas en el movimiento de mujeres en el norte y este de Siria, asesinadas en un bombardeo de aviones turcos no tripulados en la aldea de Halinja, cerca de Kobane. Además, en Besre, en Deir Ezzor, se realizó un brutal ataque a la Casa de las Mujeres. “Creo que más allá de la dinámica patriarcal interestatal que Turquía va llevando adelante, es muy claro el ataque a las mujeres. Zehra es una compañera que impulsó la reconstrucción después de la invasión de Isis en Kobane, después de la histórica liberación de la ciudad por el pueblo kurdo, árabe, armenio, que logró derrotar al Isis en esta área, Zhera fue la encargada de construir la ciudad desde una perspectiva de mujeres, descentralizando el área comercial, haciendo grandes espacios circulares, y parques desde una dimensión ecológica, fue una de las personas que lideró este proceso”, rescata Alessia.

Acuerdos de Turquía con Iran, Estados Unidos y Rusia son el principal escollo para la autodeterminación del pueblo kurdo. “Cuatro días antes del ataque, el estado turco ha ido directamente a Irak para generar un diálogo. Intentan, con su presión diplomática, legitimar su intento de invasión al norte de Siria diciendo que ahí hay grupos terroristas. En este sentido, las mujeres que van luchando contra la dimensión patriarcal de los estados, son objetivos de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) y de los estados que van apoyando a Turquía, pero sabemos también que frente a todo eso, están llevando adelante una resistencia extremadamente fuerte”, subraya Alessia.

La estrategia del Movimiento de Mujeres de Kurdistan es “llevar adelante otro tipo de solidaridad internacionalista basada en luchar juntos en un sentir pensar. Estamos viendo que hay una guerra de los estados naciones contra la autodeterminación de los pueblos”.

¿Qué se puede hacer para rechazar la muerte de miles de personas en Kurdistan? La solidaridad internacionalista va más allá de la firma de un petitorio, y se puede leer día a día la actualidad de esa lucha en http://kurdistanamericalatina.org/

Por otro lado, Alessia pide a quienes viven en Argentina que no compren productos provenientes de Turquía. “Es importante saber que quien viaja a Turquía de vacaciones o quien compra productos turcos en Argentina está financiando una de las más feroces dictaduras de nuestro siglo, homofóbica y fundamentalista de Erdogan”.

Así, Alessia convoca a “apoyar la resistencia histórica de los pueblos y de las mujeres que en medio del caos han construido un sistema alternativo a la realidad capitalista y patriarcal. Esta es la respuesta que el movimiento de las mujeres kurdas está dando, saber que desde siempre la libertad de las mujeres constituye la antítesis histórica a la explotación y a la guerra. En ese sentido necesitamos como mujeres en todo el mundo, no sólo oponernos denunciando sino también unir nuestra lucha y ampliar el espacio de libertad que podemos juntas construir”. La activista del Movimiento de Mujeres de Kurdistan en América Latina retoma la frase de una de las fundadoras, Sakine Cansız, quien afirmó: “La libertad no es algo que ha soñado o que has anhelado, es algo que en verdad se puede construir cada día junto con otras y otros”. Así lo están haciendo, con libertad religiosa, con asambleas y democracia radical, en Kurdistan. Aunque se pueda pensar que queda lejos, no es así: la autodeterminación de los pueblos de Medio Oriente mejora el mundo aquí y ahora.

Fuente: Página12


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No mires a los genitales

Para las personas trans, la identidad puede ser algo tan sencillo como un nombre y tan complicado como obtener reconocimiento de aquellos que te miran
<p>Concentración trans en Sol (Madrid), este sábado.</p>
Concentración trans en Sol (Madrid), este sábado. @DRA_TANUKI (TWITTER)


En una de estas últimas noches, me desperté agobiada de un sueño: en él, nadie me reconocía, nadie usaba mi nombre y la gente me daba la espalda con aspavientos o simple asco. Yo les gritaba “¡soy la misma de ayer!”, pero el desconocimiento de todo mi entorno me hizo boquear de ansiedad. Sé de dónde viene el sueño. Sé los miedos que alberga mi inconsciente.

Hace ahora tres años, mi hijo me dijo que no era quien yo creía, que lo tratase como chico, algo más tarde me dijo su nombre. Hasta el día de hoy, unas cien personas en el mundo lo reconocen: compañeros de clase, algunos profesores, nuestra red de amigas en Madrid, la monitora de vogue. Tan pronto como tuviese que presentar un documento para cualquier asunto de la vida –salir de viaje, presentarse a un examen, interponer una denuncia–, el resto del mundo no vería a mi hijo, vería a otra persona.
La identidad es un edificio de escaleras resbaladizas: lo es para cualquiera, más inestable cuanto más lejos hayamos nacido del “ciudadano modelo”. Para una persona trans en transición a la que todavía no se le reconocen sus derechos debe de ser algo parecido a un diseño de Escher. En el caso de mi hijo, vivimos entre gente abierta, y su identidad está apuntalada por un montón de comprensión cercana y buena voluntad particular (más otro poco de disimulo o negación ocasional). Mi hijo vive una imperfecta transición social, ‘suficiente’ si comparamos con la vida que se les ha permitido a chiques trans (hombres, mujeres o personas no binarias) en décadas pasadas.
Hace ahora tres años también entramos a formar parte de una asociación de familias de menores trans, en la que mi hijo pudo conectar con semejantes, que puso a nuestra disposición estrategias y recursos acumulados durante años de activismo, diseminados en disposiciones y leyes de alcance regional. Pero, sobre todo, nos prestaron acompañamiento, escucha, cercanía, experiencias. Nada que estuviese al alcance de quienes se sabían trans en 1940, 1970 o 2005. Sí, se ha avanzado, No, no es suficiente.
Una de las mentiras vertidas por el discurso tránsfobo señala a las familias de menores trans y llega a hablar de maltrato a la infancia
Los primeros meses de su transición los pasamos arropados en casa, pero en algún momento tocó viajar a ver a los abuelos y familia extensa. Nunca me imaginé que fuese mi padre, antes que mi madre, quien comenzase a utilizar el nombre de mi hijo, el que él se ha dado. En el pueblo de Sevilla donde viven, entramos en contacto con una de las familias de la asociación, y conocimos a una chica trans algo mayor que mi hijo, estudiante en el instituto en el que hice BUP a finales de los ochenta: ella se declaraba acogida y acompañada por el equipo docente y compañeros. Su madre, cuidadora de dependientes, y su padre, guarda de seguridad, en ese pueblo del extrarradio sevillano, habían emprendido de su mano el mismo camino que llevaba yo con mi hijo, apoyándola para ser quien es, luchando para que su identidad fuese aceptada, acompañándola en un tránsito cuyos términos solo ella podía definir. Pocos cafeses de bar me han sabido mejor en la vida.
No quiero hablar aquí de hormonas, cirugías, tratamientos, bloqueadores o binders. No quiero hablar de nada de eso, y sí de que la identidad puede ser algo tan sencillo como un nombre y tan complicado como obtener reconocimiento de aquellos que te miran, desde que te levantas hasta que te acuestas. Quiero hablar de ese acompañamiento que emprenden algunas familias, y no es la norma aún. Una de las mentiras vertidas en estos tiempos por el discurso tránsfobo (sea desde el ‘feminismo’ o desde la ultraderecha) señala directamente a las familias de menores trans y llega a hablar de maltrato a la infancia. Cuando vienen a mi puerta con ese tipo de mensajes, me pongo el traje de guerrillera. El que me han enseñado a ponerme mis compañeras de asociación.
A veces tienen cuatro años, a veces diez, a veces dieciséis, a veces saben nombrarse y a veces no: no hay una historia única ni un patrón preciso en las infancias trans, y hay un montón de cosas que no entiendes al principio pero la escucha es el único lema cien por cien versátil y confiable. No hay tal mecanicismo ridículo como “la niña juega al fútbol → la voy a vestir de niño”. Si algo aprendemos acompañando a la infancia y adolescencia trans es que los moldes heterosexistas y los roles que se imponen a unas y otros importan muy poco respecto a quiénes son y qué les hace ser quiénes son. Pero hay cosas de consenso básico en el acompañamiento: luchar por su aceptación, alejarlos del odio y la discriminación, y mantenerse a su lado a medida que construyan el edificio de quiénes serán en el mundo.
La ley trans
“¿Tú sabes quién eres? Yo sé quién soy”: el 4 de julio salimos a exigir la aprobación de una Ley Trans en términos despatologizadores, que debe llevar el derecho a la “autodeterminación de género”. La mera existencia de las personas trans es un grito ante los clichés del heterosexismo y desafía creencias y dogmas. Pero ni son una teoría ni su existencia puede ser avalada desde fuera. Les chiques, quienes conforman las futuras bases del movimiento, están dejando de pedir permiso. No se validan en hormonas o tratamientos, se validan en sus pronombres y en la aceptación mutua. Una sociedad entera (y casi un mundo) quiere que sigan siendo evaluados por psiquiatras y psicólogos, espera que sea el ‘experto’ el que les obligue a respetarlos. Esa sociedad quiere distinguir entre ‘buenos’ y ‘malos’ transexuales, pretende categorizar la identidad en los genitales (“No mires a los genitales de les niñes: es raro”, decía otra pancarta), y en última instancia sigue postergando el reconocimiento de las realidades trans. Pero les chiques empiezan a cansarse, con razón.
Les chiques están dejando de pedir permiso. No se validan en hormonas o tratamientos, se validan en sus pronombres y en la aceptación mutua
Escribo esto como ‘aliada’ en aprendizaje, entendiendo que es a las personas trans a quienes hay que escuchar. Lo escribo pensando en algo tan básico como la ‘identidad’, ese edificio resbaladizo para todos. Con la historia a cuestas, con todo lo aprendido, con la comprensión acumulada, la ‘identidad’ de las personas trans tiene que dejar de ser un puzzle que las invalide en según qué circunstancias y con quién se encuentren. Es perentorio reconocer las violencias específicas que sufren. Y algunas de estas violencias son institucionales, como lo es la exigencia de una “situación estable de transexualidad” tutelada para otorgarles derechos.
Es una sociedad (o un mundo) decidiendo sobre si un colectivo limitado de personas merecen ser tratadas como quienes son. Si las da por válidas o no. Si la autoidentificación de género es un asunto con aristas, lo es por esa sociedad que se mira en el espejo del “ciudadano modelo” y, en efecto, se siente resbalar desde algunas de sus certezas. De todo se sale. No pasa nada. Nos queda mucho camino para doblegar al patriarcado heteronormativo y sexista. Nuestra identidad no está, os lo prometo, en absoluto amenazada por el hecho de que se les reconozca y nombre.
Por último, no parece una vida del todo digna aquella en la que tienes que convencer, cada día al despertar, a tu entorno para que te reconozca, para que te otorgue una “situación estable de identidad”.
Este artículo utiliza las terminaciones en -e en algunas palabras para nombrar a personas de distintas identidades e incluir a las personas que no se identifican con ninguna de las dos posiciones del género binario.

Fuente: https://ctxt.es/es/20200701/Firmas/32809/trans-lgtb-derechos-feminismo-identidad-transfobia-carolina-leon.htm



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sábado, 11 de julio de 2020

Tiempo de deseos: sexo y capitalismo

Vivir sola, ejercer el amor libre, mantener una vida sexual activa y satisfactoria dejaron de ser pecados para convertirse prácticamente en privilegios de clase
Autoaislamiento por coronavirus: cómo la soledad es en realidad un ...
Summer interior (1909) de Edward Hopper.
Por si fuera necesario demostrar que la evolución –gradual y progresiva– no es el movimiento de la Historia, en nuestra época se superponen de manera abigarrada y compleja los fundamentalismos religiosos con la exhibición y oferta de cuerpos, prácticas y productos sexuales en redes sociales. El collage posmoderno nos brinda una variada oferta de estilos de vida y de consumo, donde Vox puede salir en las primeras planas proponiendo prohibir la educación sexual en las escuelas y, a un click de distancia, se puede obtener un live streaming pornográfico con Camboya.
Por un lado, tenemos una derecha que parece salida de abadías medievales, aunque envuelta en los lenguajes y estrategias marketinianas más propias de la publicidad que de la política conservadora tradicional. Por otro, una libertad infinita de consumo; una sociedad en la que todo puede ofrecerse y obtenerse en el mercado, incluso el intangible placer erótico, por medios también tan inmateriales como el pago electrónico. Oscurantismo y una extrema mercantilización de la vida que se retroalimentan, en nombre de la Libertad con mayúsculas, pero coartando nuestras cotidianas libertades.
Los padres deben tener libertad para decidir qué aprenden sus hijos en la escuela. Y los insultos, el discurso de odio y las discriminaciones se amparan en la libertad de opinión. Si tienes suficiente dinero, eres libre para consumir –y por lo tanto, ser– lo que te plazca. Hasta ahí llegamos con la libertad en las democracias neoliberales.
Economía, política y derechos
Como señala la feminista norteamericana Nancy Fraser, mientras el Estado de bienestar combinó consumismo con protección social –contra la radicalización de las masas de finales de los 60 y principios de los 70, vivida como una amenaza por el sistema capitalista–, el más reciente capitalismo financiero modificó la ecuación estableciendo una alianza entre mercantilización y emancipación, en detrimento de la protección social. Y esto arrojó un resultado muy particular, que caracteriza al neoliberalismo: el crecimiento exponencial de la desigualdad económica al tiempo que se ampliaron derechos democráticos, importantes cuotas de reconocimiento cultural y simbólico de sectores socialmente oprimidos.
Si hay algo que define a la contraofensiva restauradora del capitalismo es su capacidad de rentabilizar cada necesidad o deseo humano
Recientemente, un informe de Oxfam demostró que el 1% más rico de la población posee más del doble de riqueza que 6.900 millones de personas. Vivimos, desde hace más de una década, en una crisis económica prolongada sin solución a la vista y, sin embargo, ¡vaya paradoja!, en el mismo período se ha duplicado el número de multimillonarios. En el mismo lapso de tiempo, el sistema que descargó la crisis sobre la espalda de millones de asalariadas, asalariados y personas pobres sin salario, reconoció el matrimonio igualitario en treinta países, consiguió que el aborto sea legal y sin restricciones en más de cincuenta, llevó al poder del Estado a diez presidentas y ubicó a Europa como el continente con mayor cantidad de países que permiten el cambio del sexo/género que se haya establecido institucionalmente en el nacimiento.
Todos los rostros del neoliberalismo
Y, con un peculiar sentido de la causalidad, las derechas encabezan una cruzada antifeminista, homofóbica, transodiante, racista y xenófoba, que busca desviar la bronca contra los verdaderos responsables de la pobreza, el desempleo y el astronómico enriquecimiento de las élites financieras, para descargarla contra las mujeres, la disidencia sexual y les migrantes. Si estamos mal, es porque hay otras (mujeres, trans, gays, migrantes, personas racializadas) que viven a costa del Estado, que nos sacan el trabajo, que tienen beneficios sin esforzarse y todo un largo repertorio de prejuicios que, como siempre sucede durante las crisis capitalistas, enfrentan a los perjudicados y perdedores, mientras eximen de responsabilidad a los que siguen de fiesta.
Pero el fortalecimiento de la derecha no es la única consecuencia del “progresismo” neoliberal. Aun con las contradicciones que encierra la conquista de derechos relativos a los géneros y las sexualidades, si hay algo que define a la contraofensiva restauradora del capitalismo es su capacidad de rentabilizar cada necesidad o deseo humano. Desarrollo descomunal de lo que se ha dado en llamar la industria del sexo; liberalización de las fronteras que permite, junto con el flujo de capitales, la trata de personas para la explotación laboral y sexual; y una inmensa transformación de las relaciones sexoafectivas subsumidas bajo la lógica de la ganancia, la rentabilidad y la eficiencia. Se compra un juguete erótico o una esposa; se vende un preservativo musical, saborizado o con tachuelas, como la realización de la fantasía menos pensada.
Y, como decía en El deseo bajo sospecha, “mientras nuestras almas naufragan en el vertiginoso desierto de las hiperconectividad, nuestros cuerpos se enfrentan a la fatiga crónica. El control de los cuerpos y afectos de la fuerza de trabajo es vital, para las clases dominantes; sin embargo, nunca como en la actualidad se vivió la profunda paradoja de mayores libertades sexuales, culto al hedonismo y deserotización y medicalización de la sexualidad. Paradójicamente, mientras la sexualidad se mide en rendimiento (cantidad de orgasmos, de erecciones, de parejas sexuales, de encuentros eróticos, etc.), la falta de deseo amenaza con convertirse en el hit de los consultorios. Las revistas abundan en consejos sobre cómo mantener viva la llama de la pasión en el matrimonio o por qué tener tres orgasmos por semana estimula una piel saludable; pero la vida de millones de seres humanos sometida a los turnos rotativos, las jornadas extenuantes y los acelerados ritmos de producción también hace gala de una sexualidad precarizada”.
Porque no podemos olvidarnos que esos nuevos derechos y libertades democráticas se superponen a la aceleración extenuante de los procesos productivos, a los ritmos trastocados de los turnos rotativos y a la explotación aumentada por la precarización de las condiciones de trabajo y de la vida. El resultado es el escaso tiempo libre, la discordancia de los horarios destinados al ocio, a la socialización y al placer (¡también sexual!) y un agotamiento generalizado que se arrastra hasta la cama, llenándola de frustrantes desencuentros. El capitalismo provoca una contradicción irresoluble entre lo que, atinadamente, Tamara Tenembaum denomina una “ampliación de nuestras ambiciones” –en materia de placeres– y las precondiciones materiales de su realización, para la inmensa mayoría. Vivir sola, ejercer el amor libre, mantener una vida sexual activa y satisfactoria dejaron de ser pecados en el capitalismo, para convertirse prácticamente en privilegios de clase. Y, para que esta contradicción no haga estallar todo por los aires, se nos inculca la idea de que no hay que transformar colectivamente la sociedad en la que (mal)vivimos, sino asumir una responsabilidad individual, con más esfuerzo, más inversión de tiempo y algo de ingenua expectativa para vivir mejor.
Tomar las sábanas por asalto
Pero, acicateadas por la crisis que nos atraviesa desde hace más de una década, también empezamos a cuestionar la paradoja de la victimización con la cual se han legitimado nuestros reclamos contra la violencia sistémica. O sobre si el punitivismo es la vía que elegimos para que se nos haga justicia, mientras el Estado capitalista se libra de culpa y cargo sobre la perpetuación y legitimación de la violencia machista, las muertes por abortos clandestinos y la reproducción estereotipada de los géneros a través de las instituciones. También reflexionamos sobre las incompatibilidades de la lucha por la libertad sexual con la regulación estatal de nuestras relaciones sexoafectivas. Deseamos una sociedad tal en la que no sea necesario reglamentar nuestros vínculos para que alguien nos pueda cuidar cuando enfermamos o para que no nos quedemos sin techo cuando muere la persona con quien lo compartíamos.
Empezamos a cuestionar la paradoja de la victimización con la cual se han legitimado nuestros reclamos contra la violencia sistémica
La actual oleada feminista está ensayando estas preguntas, hilvanando reflexiones disidentes y promoviendo nuevos debates. El feminismo, nuevamente, está abriendo espacios para la deconstrucción de lo que se daba por sentado. Y eso no es solamente una batalla cultural y política contra el fortalecimiento de las nuevas derechas o las sibilinas y ambiguas concesiones del “progresismo neoliberal”. Sino también contra el pérfido discurso que nos propone cerrar filas en la defensa de este “mal menor” y no atrevernos a ir un poco más allá: un no future disfrazado de esperanza, de rojo e incluso de violeta. Nuevos envoltorios, con barniz izquierdista, para seguir emparchando al neoliberalismo en crisis.
Pero tenemos el privilegio de habitar un tiempo de posibles transformaciones colectivas. Y siempre, en la Historia, las mutaciones radicales que cuestionaron el statu quo trastocaron los sentidos comunes de la vida cotidiana, abriendo nuevos horizontes para el placer y el disfrute, los vínculos eróticos y afectivos. Sucedió en 1917, en 1968… ¿seremos nosotros, acaso, quienes en esta nueva década que comienza en la Plaza de la Dignidad de Chile, bajo los paraguas de Hong Kong y que danza la huelga con el ballet de La Ópera en París, dejaremos nuevos jalones revolucionarios en las camas de las futuras generaciones?
En nuestras luchas colectivas actuales contra la miseria, el paro, el cataclismo climático, también anida el anhelo de una vida erótica que –como escribe Peter Drucker– sea “polimorfamente sensual, en vez de genitalmente obsesionada”. Contra el ensañamiento violento que ostenta la derecha, contra la mercantilización y la reglamentación con las que el neoliberalismo envuelve nuestros derechos y libertades, contra la resignación de quienes hacen apología del statu quo para evitar que nos tracemos otros horizontes, aquí estamos en pie de guerra contra el capitalismo, entre otras cosas también porque seguimos deseando seguir deseando.
Andrea D’Atri es una de las fundadoras del colectivo internacional Pan y Rosas, fundado en 2003 en Rosario (Argentina). Esta organización defiende que la lucha contra la opresión de las mujeres es, también, una lucha anticapitalista. @andreadatri
mail: ecofeminismo.bolivia@gmail.com

Kurdistan: ¡Las mujeres seguirán alzando la voz!

Siguen incrementándose la violencia y la represión contra las mujeres en Turquía y en Bakur. La Asociación de Mujeres Rosa, que lleva a cabo estudios sobre mujeres en el Kurdistán turco, ha sido también objeto de este tipo de presiones.

Numerosas mujeres miembros de la Asociación Rosa han sido detenidas y enviadas a prisión preventiva en las últimas semanas. La activista Sevil Rojbin Çetin, de Tevgera Jinên Azad (TJA), también enviada a la cárcel después de ser torturada por la policía, que utilizó a los perros contra ella durante un registro en su domicilio. Una vez más, y como resultado de las operaciones de genocidio político, han sido allanados por la policía los locales del Congreso de la Sociedad Democrática (DTK).

Ruken Ergüneş, de la Asociación de Mujeres Rosa, y Beser Çelik, portavoz del Consejo de Mujeres del HDP en la provincia de Estambul, han hablado con ANF sobre las presiones a las que se enfrentan las mujeres en Turquía.

Recordando que numerosas instituciones han sido clausuradas como resultado del odio contra las mujeres tras el “intento de golpe” en 2016, Ergüneş ha declarado: “Se llevaron a cabo varios estudios de viabilidad en los barrios, pueblos y muchos otros lugares. Aumentó el número de refugios para mujeres, que comenzaban a resolver sus propios problemas”.

Ergüneş ha añadido: “Todos estos centros fueron clausurados durante un tiempo por el Decreto Ley tras el golpe fallido. Las mujeres fueron abandonadas en sus casas, desde donde tuvieron que lidiar solas con sus problemas. Los espacios públicos, que son espacios colectivos donde la gente se encuentra y puede producir algo en común, son vistos como una amenaza. El sistema teme el espacio público”.

Ergüneş ha continuado: “Esta mentalidad ha ilegalizado el trabajo de una asociación en el que las mujeres creaban sus propias agendas desde el día en que se abrió. Todo nuestro trabajo está registrado y es legal. Trataron de generar la percepción de que la asociación, que se dio a conocer en muy poco tiempo y fue capaz de hacer tanto por las mujeres expuestas a la violencia, no era solamente una asociación. Pero la realidad es que trabajamos con mujeres”.

Y esto es, precisamente, lo que el gobierno del AKP no podía soportar.

La portavoz del Consejo Provincial de Mujeres de Estambul, Beser Çelik, ha denunciado que el gobierno haya atacado las instituciones de mujeres kurdas en un momento en que hay una crisis económica y sanitaria a la que hacer frente debido a la pandemia del coronavirus.

Señalando que el AKP está incómodo con las organizaciones de mujeres y que por eso las ataca de forma constante, Çelil ha añadido: “Están ignorando la voluntad de los kurdos, nombrando a fideicomisarios. ¡Miren el proceso histórico! Siempre enfocan su violencia contra nuestras compañeras mujeres”.

Indicando que las leyes dirigidas contra las mujeres se han aprobado durante el proceso de la pandemia, Çelik ha denunciado: “Han liberado a varios hombres acusados de matar a mujeres y han legitimado el abuso infantil. Especialmente el nombramiento de fideicomisarios, las redadas contra la Asociación de Mujeres Rosa, el cierre de instituciones de mujeres y su orientación hacia las mujeres kurdas muestran la mentalidad de este gobierno. Incluso en el proceso de la pandemia, las mujeres han sido el blanco de estas políticas. De hecho, se han detenido a más mujeres, y Rojbin Çetin ha sido torturada”.

Fuente: ANF



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viernes, 10 de julio de 2020

Colombia. Yo Marcho Trans: una iniciativa para la vida



El 3 de julio se llevó a cabo en Medellín (Antioquia) la primera versión del Yo Marcho Trans. Las personas no binarias, trans y disidentes del sistema sexo-género exigieron que se les respete su derecho a la vida. Esto sucedió en un contexto donde en tan solo nueve días dos mujeres trans han sido asesinadas en la ciudad.

Desde Bogotá, organizaciones como la Red Comunitaria Trans y AlienHadas impulsan el Yo Marcho Trans. Esta vez, ciudades como Tunja, Popayán y Medellín acogieron la iniciativa.

Las personas trans y no binarias salieron a las calles para hacer escuchar sus voces y plantear sus exigencias. Tienen necesidades diferentes de las de la población lésbica, gay y bisexual. Se movilizaron por eso, para que sus reivindicaciones no fueran subordinadas en la tradicional movilización LGBTI (grupo poblacional de Lesbianas, Gays, Bisexuales, Trans e Intersexuales) que conmemora la protesta de Stonewall, cada 28 de junio.

En Medellín se unieron diferentes organizaciones como la Red Popular Trans y Antioquia Trans, con colectividades artísticas de disidencias sexuales y de género. También fueron acompañadas por otros sectores artísticos, feministas y por un pequeño sector del movimiento estudiantil universitario.

Aunque algunos de estos últimos sectores intentaron tomar la vocería de la movilización, la voz principal la tuvo la población trans y no binaria, tal cual era el objetivo.

Iniciaron con la performance Lamentos Furiosos que reflexiona sobre la imbricación del conflicto armado con las disidencias sexuales y de género. Una de las denuncias de esta movilización fue la militarización de la vida que tanto ha afectado a las personas trans.

Como parte de la marcha, se leyó la Declaración Transdisidente 01 en la cual afirmaron que “se decreta estado permanente de Rebeldía y Resistencia Transfeminsita, Marica y Animal en la ciudad de Medellín”. Y esto, a nombre de “las transfeministas, lxs cuerpxs trans, les disidentes y fugitives del sistema sexo-género, las animalas, las putas, travestis, marimachas y travas”.

“Que medidas como la declaración de aislamiento obligatorio por el COVID-19, el ‘pico y género’ y la exacerbación del poder que se le ha otorgado al Ejército Nacional y a la Policía Nacional; han desatado una ola de violencia cruenta sin precedente contra nuestras cuerpas mariconas y travestis y las de nuestrxs hermanxs, poniendo en entredicho nuestra dignidad y derechos humanos y fundamentales”, afirma la misma Declaración.

Analú Laferal, travesti herbívora, declaró que las personas participantes en el Yo Marcho Trans se suman a la declaración de emergencia nacional ante los feminicidios y transfeminicidios ocurridos en los últimos días. “La exigencia principal es que no nos sigan matando”, exigió.

“Los asuntos de la población trans se han visto opacados por las demandas de otros sectores que están dentro de la población LGBTI, y evidentemente las personas trans en nuestra expresión de género, en nuestra identidad, somos más vulnerables a una serie de violencias”, continuó Analú Laferal.

La marcha llegó al Parque Bolívar donde se hizo un plantón y una acción simbólica con velas y fotografías de las compañeras trans asesinadas. También le llevaron un mensaje de acompañamiento a las trabajadoras sexuales de este sector.

La antropóloga Ovi Laura Oviedo Castrillón, integrante de la Red Popular Trans, considera que esta iniciativa es una ruptura con la movilización LGBTI del 28 de junio, tradicionalmente conocida como la Marcha del Orgullo. “Es una marcha que se financia desde las propias organizaciones”, dijo y con eso recalcó el carácter independiente de las agendas cooptadas por el mismo sistema héteropatriarcal. Ovi también considera que un aprendizaje importante de esta jornada es el no mercantilizar el Yo Marcho Trans para que mantenga su autonomía.

El Yo Marcho Trans en Medellín se llevó a cabo en un contexto de violencias directas contra esta población. “Señor, señora, no sea indiferente, se matan las travestis en la cara de la gente”, cantaban las consignas de la movilización.

El propio 28 de junio, día en que se conmemora el Orgullo, fue asesinada Eilyn Catalina, una mujer trans trabajadora sexual de 21 años. Y el 6 de julio fue asesinada Shantall Escalona, una mujer trans venezolana de 19 años. Ambas se encontraban en dos comunas de Medellín.

“Qué pasó. Por qué la mataron a plena luz del día. Quiénes estaban ahí. Quiénes la vieron. Quedan un montón de preguntas. A ellas las matan allá. A las otras las matan en el Parque Bolívar. Les pega la Policía, los grupos armados ilegales. ¿Qué estamos haciendo como ciudad? Es una pregunta a la ciudadanía”, cuestiona Laura Oviedo Castrillón.

Muchos de estos casos quedan en la impunidad debido a toda una red de complicidad heteronormada que subvalora las vidas trans. Por esto, es urgente la garantía de derechos para las personas disidentes de la sexualidad y el género, tal como ocurre con el resto de la humanidad.

*Imagen de portada cortesía de Hiena Colectiva Audiovisual

CI CG/PC/09/07/2020/11:30


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Colombia. Policía militar, Esmad, ataca protesta contra violaciones del ejército a niñas


En Bucaramanga, la protesta fue hasta la Quinta brigada en donde, a punta de Esmad y bolillo, el Esmad dispersó una protesta pacífica

La comunidad dijo basta a los abusos del ejército. Algunos de sus miembros han violado a dos niñas indígenas en menos de un mes. Por eso, en Bucaramanga, jóvenes salieron a protestar de manera pacífica por estos abusos. Justo cuando llegaron a la V Brigada, el Esmad apareció y a punta de bolillo y gases disolvió la marcha:

www.las2orillas.co/esmad-ataca-protesta-contra-violaciones-a-ninas-del-ejercito/

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La distancia del olvido

Hay memorias que nunca llegaron a ser. Que fueron sepultadas por el silencio del olvido, que sopló sobre las huellas de su existencia y nadie las echó de menos. Anónimos seres cuyo destino fue desaparecer de cualquier recuerdo. Pero hubo otras, las de muchas mujeres. A ellas, a su silenciado sacrificio, entregado y sincero, quiero dedicar estas palabras que sean el eco de las voces que se quedaron injustamente en una dimensión ausente y oscura. Me refiero a las mujeres de la inmediata posguerra de 1939 que tuvieron que reconstruir las ruinas de la devastación que los hombres provocaron y no supieron evitar. Entre cartas amarillentas que he leído con el pudor del extraño que irrumpe en la intimidad ajena, me he podido aproximar a sus vidas, a sus preocupaciones y a sus agonías. Como me sucedió con los escritos del abuelo Manuel Martínez Iborra donde se concentra el dolor que tuvieron que soportar estas mujeres ante los fusilamientos, encarcelaciones masivas y represiones. Eran las mujeres de “los rojos”, de los derrotados en una contienda cruel e inhumana que todavía arrastra sus consecuencias. En una de sus desesperadas cartas, la abuela, Maria de la Concepción Montero, comunicaba a su marido que tuviera paciencia, que ella, con su hijita Marieta en brazos, iba por los despachos solicitando clemencia para él, una conmutación a la pena de muerte. Recorrió kilómetros pasillos; llamó a muchas puertas, pero eran tiempos donde la valentía escaseaba y nadie movía un dedo por nadie. El silencio del miedo. En una de esas cartas que conserva su familia, el abuelo Manuel, miembro del Comité Revolucionario de Massamagrell, perteneciente al Partido Socialista Obrero Español, le escribió a su mujer:

Foto archivo. Biblioteca Nacional

“… Maria digo que aunque me veas como me veas no te preocupes por mí, que por mi no hay nada que hacer. Porque es tanto el resentimiento que tengo, que se me van las ganas de escribir. Porque no hago más que pensar en lo que he hecho yo por el pueblo y no lo quieren reconocer. Así es que lo que tengo dentro de mi clavado, lo que he hecho y no me lo puedo llevar de mi pensamiento. Así es que cuida de la familia y manda recuerdos a mis hermanas y cuñados. Besos para los chicos, y muchos besos y abrazos para ti, Maria” 

A ellas, a su ilimitado esfuerzo me refiero. Con hijos hambrientos que mantener vivos y a los que sacar adelante, representan la verdadera lucha por sobrevivir entre una sociedad hostil y rencorosa. Ellas son las auténticas heroínas relegadas, no ya a un segundo plano, sino, como ya he dicho, a otra dimensión: la del ostracismo, de la más injusta desmemoria que podemos y debemos reparar. Que habla de reconciliación, pero aún se oye lo de «no remover -su- mierda».., donde los políticos se pronuncian sobre la historia, a su manera e interés, no estaría de más por su parte dejar a un lado los numerosos homenajes a personajes ilustres, renombrados, y les dediquen a estas mujeres valientes y abnegadas sus demagogos discursos; que al menos, si no suelen ser acertados en muchos casos, tienen repercusión social. Tengan la honestidad y honradez de recordarlas de vez en cuando, porque, posiblemente, algunas de ellas son sus propias madres o sus abuelas. Las víctimas de las guerras no son sólo los muertos que ocasionan. También son víctimas circunstanciales los vivos de esas tragedias, que los amaron o aman y sufren o sufrieron durante tanto tiempo y silencio el dolor de su ausencia. 

Benjamín Lajo Cosido

memorialista
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Voces de resistencia desde la guerrilla en Kurdistán


Milicianos y milicianas de las fuerzas guerrilleras kurdas HPG y YJA-Star relatan cómo viven la operación de resistencia que llevan adelante contra las tropas de Turquía que invaden el Kurdistán iraquí (Bashur, norte de Irak) desde el 15 de junio pasado.

Lilav Jinda, guerrillera de las YJA-Star, aseguró que “no importa lo lejos que llegue el Estado turco, no tendrá éxito. Haremos de Cenga Heftanin una operación victoriosa”.

Lilav agregó que el Estado turco atacó la región de Heftanin, fronteriza con Turquía, “para romper la voluntad de la guerrilla”. “Sin embargo, la guerrilla está dándole una gran respuesta repeliendo los ataques con el espíritu de Beritan y Zilan –aseveró-. El enemigo ha utilizaddo todo tipo de armas sofisticadas, como aviones de reconocimiento. Pero la resistencia de la guerrilla y la voluntad de derrotar al enemigo nos dan gran moral y fuerza”.

La combatiente de las YJA-Star aseguró que “no aceptaremos otra vida que la prevista por la filosofía y la teoría de la vida libre, propuesta por el presidente Abdullah Öcalan. Es una gran fuente de moral y poder para nosotros luchar por el bien de la vida libre. Nuestra postura y actitud siempre estarán en este nivel contra el enemigo”.

Lilav recordó que “como guerrilleros y guerrilleras de las HPG e YJA-Star, prometemos a nuestros líderes, a nuestro pueblo y a nuestros mártires, que lucharemos por nuestro país hasta derramar la última gota de nuestra sangre”.

“Es un gran honor para nosotras caer mártires luchando por esta causa –expresó-. Lo que nos importa es que los niños que nazcan después de nosotros puedan experimentar el placer y la felicidad de vivir en un país libre”.

Por último, la miliciana manifestó: “No importa cuánto se transforme el Estado turco, siempre fracasará. Porque existe una realidad: y es que la fuerza que nos mantiene vivas es la realidad de nuestros líderes y mártires. Haremos de Cenga Heftanîn una operación victoriosa. Como dijo nuestro líder: ‘Empezamos jóvenes y jóvenes saldremos adelante’”.

En tanto, el guerrillero Ferman Memyan, integrante de las HPG, subrayó la gran resistencia contra el Estado turco en Heftanin. “La propaganda del enemigo está muy lejos de la verdad”, indicó Ferman.

“Dondequiera que traten de avanzar, se enfrentan con la histórica resistencia de la guerrilla. Todo el mundo sabe que la guerrilla no ha abandonado ninguna zona hasta la fecha, y que no lo hará. No será fácil para el enemigo entrar en Heftanin. Esta zona paradisíaca del Kurdistán será su infierno”, resaltó el guerrillero.

Ferman también dijo que aunque Turquía cuenta con tecnología militar avanzada, “no puede conseguir ningún resultado contra la guerra de guerrillas. Ningún soldado desplegado en los campos puede moverse libremente, todos son atacados por los guerrilleros. La guerrilla lleva a cabo constantes acciones contra los soldados en la región, y esto genera un miedo psicológico en ellos. Según la información que nos ha llegado, los soldados en Heftanin están empezando a sugerir una posible retirada”.

A su vez, otro miembro de las HPG, Hemze Oxir, señaló que “nuestra gente, particularmente en el sur (de Kurdistán), debería reaccionar más intensamente ante los ataques de invasión. Así como los guerrilleros están luchando en la montaña, las acciones de la gente en las ciudades y en los pueblos deben estar enfocadas a apoyar a la guerrilla, y deben seguir resistiendo hasta que la ocupación termine. Porque este es un período de guerra popular revolucionaria”.

“Nuestra gente conoce muy bien el carácter del Estado turco –sintetizó Hemze-. El Estado turco ha sido hostil con todos los kurdos durante años. Ha estado atacando a los kurdos en las cuatro partes del Kurdistán. Además, todo el mundo debería ver que el Estado turco no lucha solo contra el PKK. Como guerrilleros de las HPG, los intereses de nuestra gente están por encima de todo. Acabaremos con la ocupación del Estado turco no solo en Heftanin, sino en todas las partes del Kurdistán”.

FUENTE: Kawa Tolhildan – Roperi Harun / ANF / Edición: Kurdistán América Latina

Fuente: Kurdistán América Latina



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jueves, 9 de julio de 2020

HRW pide ratificar convenio contra el acoso en el trabajo


Las mujeres en sus centros de labor pueden ser víctimas de violencia y acoso sexual en prácticamente todo el mundo, según la organización humanitaria Human Rights Watch, que urgió a que se apruebe el convenio internacional contra esas prácticas para aumentar la protección de los trabajadores. Foto: Samuel Muscati/HRW

Las mujeres en sus centros de labor pueden ser víctimas de violencia y acoso sexual en prácticamente todo el mundo, según la organización humanitaria Human Rights Watch, que urgió a que se apruebe el convenio internacional contra esas prácticas para aumentar la protección de los trabajadores. Foto: Samuel Muscati/HRW

NUEVA YORK, 19 jun 2020 (IPS) – La organización humanitaria Human Rights Watch (HRW) urgió este viernes 19 a las naciones del mundo para que ratifiquen el Convenio 190 de la OIT sobre la violencia y el acoso en el trabajo.

Ese convenio de la OIT (Organización Internacional del Trabajo) “brinda orientación vital para los gobiernos sobre cómo prevenir este tipo de violencia y cómo proteger a los trabajadores frente al estigma y las represalias”, destacó Nisha Varia, directora de derechos de la mujer en HRW.

Uruguay es, desde el 12 de junio, el único país que ha ratificado ese convenio adoptado por la Conferencia Internacional del Trabajo hace un año.

HRW dijo que Alemania, Argentina, Bélgica, España, Filipinas, Finlandia, Fiyi, Francia, Islandia, Irlanda, Italia, Namibia, Sudáfrica y Uganda prevén ratificar el instrumento, que implica adecuar sus leyes nacionales a los estándares del tratado y ser evaluados periódicamente por la OIT para determinar si cumplen con lo asumido.

El movimiento contra el acoso  #MeToo, con gran auge en los años 2018 y 2019, y ataques contra trabajadores de la salud en el contexto de la pandemia covid-19, “han puesto de manifiesto la urgencia de adoptar  medidas contundentes para prevenir la violencia y el acoso vinculados con el trabajo”, sostuvo una declaración de HRW.

“Aunque ninguna persona debería tener que tolerar violencia ni acoso, para muchos trabajadores, sobre todo las mujeres, suele ser inevitable para conseguir o conservar un trabajo”, observó Varia.

Una encuesta de la organización Chile Mujeres en 2019 reveló que en los últimos cinco años 53 por ciento de las empresas de ese país sudamericano tuvieron casos de acoso laboral y 37 por ciento de acoso sexual.

Con base en sus estudios, el Workplace Bullying Institute de Estados Unidos calculó que 27 por ciento de los trabajadores de ese país experimentaron conductas abusivas en sus centros de labor y 21 por ciento de los encuestados dijeron haberlas presenciado.

Otra encuesta, de 2014 a 42 000 mujeres en 28 países de Europa, concluyó que 55 por ciento de ellas fue víctima de acoso sexual al menos en una ocasión desde los 15 años de edad, y 32 por ciento indicó que el acoso se produjo en el entorno laboral.

HRW documentó incidentes de violencia y acoso en el trabajo en todo el mundo, en sectores como agricultura, trabajo doméstico, educación, pesca, industria de la indumentaria, salud, periodismo, minería, administración pública y fuerzas armadas.

La OIT señaló que muchas de las leyes de protección laboral vigentes excluyen a los trabajadores que se encuentran más expuestos a situaciones de violencia, como trabajadoras del hogar, los de la agricultura y personas con empleos precarios.

Un informe del Banco Mundial de 2018 señaló que 59 de 189 economías no habían adoptado disposiciones jurídicas específicas sobre acoso sexual en el trabajo.

Según el Convenio 190, los gobiernos deben asegurar que haya leyes nacionales exhaustivas contra el acoso y la violencia en el trabajo, y que se establezcan las medidas de prevención pertinentes, como realizar campañas de información e identificar a sectores de alto riesgo, recordó HRW.

El texto de la OIT aborda la violencia de género, incluida la conexión entre violencia doméstica y trabajo, así como los pasos que deben dar los gobiernos, incluidas las protecciones para que las personas sobrevivientes de hechos de violencia doméstica puedan obtener ayuda sin perder su trabajo.

También que la violencia y el acoso pueden ocurrir fuera del espacio físico de labor, e incluye otras actividades vinculadas, como los trayectos desde y hacia el trabajo y los eventos laborales que se desarrollan fuera del lugar de trabajo.

A-E/HM  Fuente: http://www.ipsnoticias.net/2020/06/hrw-pide-ratificar-convenio-acoso-trabajo/



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miércoles, 8 de julio de 2020

Mujeres de Senegal encuentran en energía limpia una aliada para empoderarse


Aïssata Ba es una de las mujeres rurales que han sido seleccionadas por Energy 4 Impact para participar en un programa de empoderamiento económico que brinda a las emprendedoras acceso a tecnologías de energía limpia. Foto: cortesía de Energy 4 Impact Senegal

Aïssata Ba es una de las mujeres rurales que han sido seleccionadas por Energy 4 Impact para participar en un programa de empoderamiento económico que brinda a las emprendedoras acceso a tecnologías de energía limpia. Foto: cortesía de Energy 4 Impact Senegal

SIDNEY, 2 jul 2020 (IPS) – Aïssata Ba, viuda de 45 años y madre de siete hijos, dedicada a la horticultura y la floricultura durante los últimos 30 años en la aldea de Lompoul Sur Mer, en el área de Niayes, en el noroeste de Senegal. Para muchas mujeres en la aldea, provistas de suelo fértil y un clima favorable, es la principal fuente de ingresos durante todo el año.

Pero la falta de infraestructura, de acceso a la energía sostenible, de apoyo financiero y del equipo y el conocimiento de las prácticas modernas hacen que sea un sacrificio para estas mujeres dedicadas a la producción a pequeña escala de frutas, verduras, flores y cultivos comerciales, que se venden directamente a los consumidores.

Aïssata tuvo que preparar manualmente los semilleros, eliminar las malas hierbas e irrigar su parcela de 0,15 hectáreas sacando agua del pozo, un cubo a la vez, con la ayuda de sus dos hijos de 17 y 23 años.

“Fue físicamente agotador y nos llevó mucho tiempo. Limitó nuestra capacidad de producción”, comentó Aïssata a IPS a través de Mariama Traore, oficial de Género y Defensa de Energy 4 Impact (E4I) y colíder de la Campaña Deliver for Good Senegal, impulsada por la organización de defensa global Women Deliver.

Energy 4 Impact, una organización sin fines de lucro que trabaja con empresas locales para extender el acceso a la energía en África, y Siggil Jigeen, otra oenegé que promueve y protege los derechos de las mujeres en Senegal, están dirigiendo la Campaña Deliver for Good Senegal para invertir en niñas y mujeres a fin de alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas en 2030.

Las prioridades de la campaña, una coalición de representantes locales de organizaciones de la sociedad civil, líderes gubernamentales, agencias de la  Organización de las Naciones Unidas (ONU) y el sector privado, incluyen aumentar el acceso de las mujeres a los recursos de energía limpia y renovable.

En 2018, solo 42,3 % de los hogares en las zonas rurales tenía acceso a la electricidad, según el documento sobre políticas del sector energético 2019-2023 del Ministerio de Energía de Senegal.

Actualmente, la mayoría de los hogares rurales, instituciones y pequeñas empresas en Senegal dependen de fuentes de energía peligrosas, tradicionales e ineficientes, como la madera, para la iluminación, la cocina y otras necesidades de energía.

«Esta baja disponibilidad, adopción y uso de electrodomésticos que mejoran el bienestar, especialmente en comunidades pobres y rurales, impacta específicamente en el tiempo que las mujeres pasan en la pobreza y el trabajo pesado de las actividades intensivas de mano de obra», señaló Traore a IPS.

Agregó que «la situación de pago remunerado y no remunerado de las mujeres y las relaciones de poder, las normas sociales de género relacionadas con la propiedad de la tierra y los activos y los ingresos independientes, influyen considerablemente en su capacidad e incentivo para acceder a los servicios y electrodomésticos modernos de energía».

Aïssata es una de las mujeres rurales seleccionadas por Energy 4 Impact para participar en un programa de empoderamiento económico que brinda a mujeres empresarias involucradas en la actividad agrícola y la producción de lácteos y a propietarios de tiendas acceso a tecnologías de energía renovable, como bombas de energía solar, congeladores, sistemas solares y equipos para secar, moler y procesar cultivos.

Desde la instalación de la bomba solar, la producción de Aïssata aumentó de 900 a 1428 kilos de vegetales y su volumen de negocio semestral se incrementó de 350 a 617 dólares.

“No solo ha mejorado mi productividad e ingresos, sino también nuestras condiciones de vida. También recibí conocimientos técnicos para evaluar la rentabilidad de los cultivos, apoyo para acceder a financiamiento para la bomba y aprender habilidades empresariales modernas”, señaló.

“El año pasado, mi cultivo de cebolla fue el primero en llegar al mercado, lo que me dio una ventaja competitiva para venderlo a un precio superior. Desde entonces, he tenido un buen ciclo de cultivos: tomates y coles, nabos y semillas de cebolla. Esta transformación fenomenal en tan poco tiempo me ha inspirado a invertir en más tierra e instalar un sistema de rociadores solares en el futuro”, agregó Aïssata.

El acceso limitado a la energía ha estado impidiendo el desarrollo socioeconómico del país. La campaña garantiza que las mujeres sean reconocidas localmente como actores clave dentro del sector energético.

A principios de este año, Assy Ba, de 43 años, recibió un préstamo para comprar un congelador solar para su restaurante en el pequeño pueblo de Manda, en la región de Tambacounda, al sureste de Dakar, la capital.

Esto le permitió vender productos de comida fría en su aldea sin depender de la red eléctrica. Su restaurante tenía un flujo constante de clientes que se detenían para tomar un refrigerio, ya que Manda se encuentra en el cruce de dos rutas principales que conducen a la parte sur de Senegal que limita con Gambia y Guinea-Bissau. Ella también tenía clientes habituales de los grandes mercados semanales.

“Mi facturación mensual aumentó a alrededor de 400 dólares, de solo 60 o 65 dólares, y también pude ahorrar al tener menos desperdicio de alimentos”, dijo.

La covid se interpone en el camino

Eso sucedía hasta que las medidas para afrontar la pandemia de covid-19 impusieron el aislamiento y el transporte por carretera se limitó a sectores esenciales.

“Estoy consumiendo mis ahorros. Mi esposo es demasiado mayor para trabajar. Todos los días, me preocupa alimentar a nuestros ocho hijos y pagar el préstamo comercial», comentó Assy a IPS a través de Traore.

Energy 4 Impact estudió el impacto de la covid en 20 mujeres emprendedoras a las que apoya:

  • Un 95 % dijo que estaban muy preocupadas por su futuro financiero y el futuro de sus negocios y cómo eso afectará el acceso a los alimentos y la salud.
  • Y 70 % manifestó que su negocio se vio fuertemente afectado, principalmente por la pérdida de clientes y el suministro de materias primas, y que tuvieron dificultades para pagar su préstamo.

«Creemos que es fundamental, ahora más que nunca, centrarse en ampliar el acceso a la energía para impulsar las actividades económicas, ya que esto tiene un impacto muy tangible en el bienestar y las oportunidades de las mujeres», dijo a IPS el director de Energy 4 Impact en África Occidental, Mathieu Dalle.

Senegal es de hecho un país donde las mujeres representa 50 % de la población de 15 millones, en la que 47 % vive por debajo de umbral de pobreza y la mitad sufre inseguridad alimentaria,  según la Agencia Nacional de Estadística y Demografía.

Para las mujeres rurales, involucradas en la agricultura, la seguridad alimentaria es un desafío importante y esa es la razón por la que necesitan fuentes de energía sostenibles para mejorar e incrementar la producción, la preservación y el procesamiento de alimentos, explican los participantes el en proyecto energético.

Con el apoyo financiero de ENERGIA, una red internacional sobre género y energía sostenible, y otros socios para el desarrollo, el proyecto Foyré Rewbé2 – Empowering Women, Engendering Energy de Energy 4 Impact ayuda a las mujeres con energía solar.

En su sexta fase (abril de 2019 a marzo de 2022), el proyecto tiene como objetivo aumentar el número de mujeres empresarias rurales, involucradas en la agricultura de cereales y maní, pesca y acuicultura, producción ganadera, industria ligera y procesamiento agrícola, comercio y servicios, en los usos productivos de energía de carácter sostenible.

«Somos partidarios de que parte de los ingresos del petróleo y el gas deberían financiar el desarrollo de energías renovables, especialmente para las actividades generadoras de ingresos de las mujeres», dijo Traore a IPS.

Los recursos solares en Senegal se caracterizan por 3000 horas de sol al año y una irradiación solar promedio diaria total de 5,8 kWh/ m2/día. Estos recursos se han aprovechado a través de sistemas solares fotovoltaicos y térmicos.

El trabajo de promoción de la campaña ha llevado a que el género se integre en las políticas y programas energéticos nacionales.

«Las mujeres son el corazón de la sociedad y cualquier progreso solo es posible a través de su participación», sostuvo Fatou Thiam Sow, coordinador de género y de estudios y unidad de planificación del senegalés Ministerio de Energía.

El empoderamiento de las mujeres, incluido el empoderamiento económico a través de la expansión de las energías renovables, debe ser el núcleo de la reducción de las emisiones de carbono y la construcción de sociedades resistentes al clima.

Desde que comenzó la campaña Deliver for Good Senegal, muchas organizaciones de mujeres son más conscientes de sus derechos y defienden el de tener acceso a la energía limpia y sostenible para sus usos domésticos y productivos.

La covid ha impactado significativamente en los negocios dirigidos por mujeres en África.

“Las mujeres están representadas desproporcionadamente en la mayoría de los sectores económicos afectados por la pandemia. Asegurar que los paquetes de estímulo y las políticas posteriores a covid-19 consideren el género será fundamental para que las empresarias africanas vuelvan a ponerse de pie”, dijo a IPS Esther Dassanou, coordinadora del programa de Acción Financiera Afirmativa para Mujeres en África.

T: MLM

Fuente: http://www.ipsnoticias.net/2020/07/mujeres-senegal-encuentran-energia-limpia-una-aliada-empoderarse/



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