El libro El gran teatro del género , de la pensadora anglofrancesa Anne-Emmanuelle Berger, puede leerse como un manual que problematiza la historia de los feminismos occidentales. En este sentido, el libro recorre varias de sus principales tensiones: la diferencia sexual y la teoría del género, la posibilidad o no de regular la prostitución y el devenir del concepto de performance. Anne-Emmanuelle Berger visitó la Argentina para presentar su libro, de publicación reciente por la editorial Mardulce en una rigurosa traducción de Dolores Lussich.
–¿Cómo se puede pensar hoy la potencia de la drag queen (transformista)?–Como sostengo en El gran teatro del género , la práctica de travestirse es un fenómeno antiguo que ha existido siempre en las culturas occidentales, incluso más en las culturas no occidentales. Cuando la filósofa Judith Butler emergió con el análisis de la drag , tomó prestada esta idea de la antropóloga Esther Newton, que había estudiado el cross-dressing (travestirse) en Estados Unidos. Hoy la diferencia es que estas prácticas no afectan sólo a los varones sino también a personas de sexo femenino que se visten de varón o incluso están en transición hacia otro género. Butler vio en la drag una figura paradigmática de lo que ella estaba proponiendo: el género no como una cuestión de esencia sino de performance. La drag acentúa el personaje de ficción y muestra que el género es un juego que se inventa, se pone en escena, se actúa. En este sentido, Butler sigue a cierta línea de la sociología estadounidense, suma la fuente lacaniana –porque Lacan sostuvo que como seres hablantes somos seres de ficción– y la dragposibilita también reencontrarse con el placer de los estados polimorfos de la infancia: pensemos que a los niños y niñas les encanta disfrazarse.
–¿Cuáles son las principales distinciones entre “feminismo”, “género” y “sexualidad”?–En principio, hay que distinguir entre un feminismo antes y un feminismo después de la teoría del género. La palabra “feminismo” es de origen francés y se inventó a finales del siglo XIX. En sus orígenes, el feminismo estuvo ligado a la mujer y a los movimientos de lucha contra la desigualdad y la dominación masculina. Después, a fines de los años setenta, hubo un cambio en la historia del feminismo cuando la noción de “género” –acuñada por John Money y Robert Stoller– fue apropiada y resignificada por pensadoras feministas del mundo occidental anglófono. Este cambio implicó cuestionar el feminismo como lucha de las mujeres, para las mujeres, en tanto mujeres. La distinción entre “género” y “sexo” puso en crisis el hecho de definir ser mujer con ser de sexo femenino. Y al hacerlo, el género se transformó en la herramienta conceptual más importante en el campo de la teoría posfeminista. Al mismo tiempo, en palabras de Butler, el género ayudó a reconocer que la mujer blanca, heterosexual y de clase media no es el único sujeto legítimo del feminismo. En definitiva, la teoría del género es el nombre de esta crisis dentro de los feminismos. Asimismo, en Europa occidental y en Estados Unidos los movimientos de liberación de las mujeres de los setenta se preocuparon mucho por la sexualidad, ya sea en cuestiones de salud reproductiva como también de derecho al placer. Luego, en los años noventa, la sexualidad comenzó a retornar a nivel político y teórico. Sin embargo, en este retorno hubo una fricción porque la idea de sexualidad no dependía ya del dualismo sino que estaba conectada a una potencia, que podríamos llamar queer , en la cual la sexualidad se desliga del hecho de pertenecer a un sexo o al otro.
–¿Asistimos a una época en que “todo es performance”? ¿Cómo circunscribir la potencia de este concepto?–Performance se presenta hoy como el último concepto que nos va a ayudar a entender el fenómeno social. En realidad, es una nueva forma de nombrar una idea muy antigua: ya Shakespeare dijo que el mundo es un escenario. Y este enfoque supone una construcción y, si hay una construcción, allí cada cual representa sus papeles. Es interesante volver a Shakespeare porque ya él mismo señalaba que lo primero que está pensando como ejemplo paradigmático del escenario son las relaciones de género. Es cierto que en la actualidad el término “performance” parece una idea fácil de usar, adaptable para significar muchas cosas. Esto siempre es un riesgo. Por ello, cuando veo que estas nociones, o incluso las de género y sexualidad, se usan de un modo simplificador y totalizador creo que es necesario parar y tomar distancia analítica. Y entonces puede ser momento de cambiar de escenas y de lenguajes. Volviendo a Butler, su concepto de performance, tal como lo explico en el libro, tiene dos significados que siempre están en tensión en su obra. Por un lado, la performance se relaciona con la teatralidad, con los papeles teatrales, la representación, el escenario. Por otro lado, la performance también se vincula con la lingüística, en especial con la lectura que Jacques Derrida hizo de la teoría de los actos de habla de John Austin. Para Austin, un performativo es un acto de habla que de alguna manera hace lo que dice, por ejemplo, en el caso de la promesa. Cuando Derrida retomó esta idea de performatividad quiso señalar que frente a lo que en Austin parece una especie de poder demiúrgico del lenguaje, se trata en realidad de una repetición. Cada vez que se dice “sí” se están repitiendo todos los “sí” anteriores. En ese sentido la performatividad para Derrida es siempre una cita, es del orden de la citacionalidad.
–Has compartido exposiciones con intelectuales argentinos en el workshop “Los viajes de la teoría”, organizado por la UBA. ¿Cuál es la lectura de este momento de los feminismos en la Argentina?–Es difícil, estuve unos pocos días, pero me ha interesado mucho todo lo que he visto y oído. Puedo hacer dos señalamientos. Por un lado, las y los académicos argentinos se basan en los mismos textos y en las mismas figuras que las y los académicos de Europa y Estados Unidos. En ese sentido, hay un contexto global del feminismo en los círculos académicos y se puede decir que la Argentina forma parte de esta conversación mundial. Por otro lado, también he notado particularidades locales, o incluso regionales. En primer lugar, el problema de los femicidios y cómo abordarlos desde el plano político, pero también desde el plano teórico e intelectual. En segundo lugar, me ha llamado mucho la atención que todavía haya mujeres que vivan en casas ajenas en el trabajo del cuidado, incluso en casas de la clase media. Esta dinámica sugiere que las relaciones entre mujeres tienen que ser forzosamente diferentes respecto de países en los cuales no hay mujeres que vivan en la casa de otra y cuiden a sus hijos.
–A partir del cruce entre capitalismo y feminismo que se propone en el libro, ¿resulta posible pensar en el “trabajo sexual”?–El debate entre abolicionismo y reglamentarismo es un debate candente y, al mismo tiempo, antiguo, porque es una discusión típica de las modernidades. Sólo a partir del Estado moderno puede pensarse en reglamentar la prostitución y las prácticas sexuales en general. A la vez, es una cuestión moderna porque plantea la pregunta de la libre voluntad de la persona que se prostituye. Por muchas razones, varias argumentadas en el libro, creo necesario tomar una distancia crítica. No estoy a favor ni en contra de ninguna de las dos posiciones porque les veo problemas a ambas. Lo que sí me interesa es reflexionar por qué la prostitución es un tema tan polémico en el campo del feminismo occidental. Una de las explicaciones es que la figura de la prostituta propone dos lecturas: la primera es la cuestión de la víctima, considerar a la prostituta una víctima de la pobreza, de la explotación y de la dominación masculina; la segunda posibilidad es la cuestión de la heroína, considerar a la prostituta una figura abyecta, pero para convertir los rasgos negativos del estigma en una suerte de heroización. Dependiendo de si la prostituta es vista como víctima o como heroína hay diferentes tratamientos políticos y tareas posibles de los feminismos. Este debate, en cierto modo, refleja las contradicciones y dificultades que los feminismos están atravesando hoy en día.
https://www.clarin.com/rn/ideas/Escenarios-nuevo-feminismo_0_SJLBd8uDQe.html
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