RADIO "PONCHOSVERDES.FM"

martes, 10 de marzo de 2020

¿ Un feminismo de en medio?


El feminismo como el ser aristotélico se dice de muchas maneras, de este modo no es lo mismo el feminismo reivindicado por, pongamos por caso, Silivia Federichi, por Nancy Fraser, y compañía, que ciertas corrientes floues, tipo revista de fin de semana, que reivindican el lila de la gente guapa y la moda , arrastradas por el espíritu del tiempo; todos son feminismos, se ha de suponer si en cuenta se tiene su autodefinición, mas como en el caso de la igualdad entre los humanos, como diría George Orwell: unos más que otros. Indudablemente hablando de mujeres no está de más, es necesario, tener en cuenta las clases sociales, el color de la piel, las pertenencias geográfica y cultural, lo que hace que se pueda distinguir entre feminismo radical y emancipador y feminismo liberal elitista ( Feminismo radical y emancipador versus feminismo liberal elitista ). Así pues, la hegemonía del feminismo es algo francamente discutible, a no ser que nos refiramos al de boquilla, al institucional y así.
El mostrarse rebelde no supone per se, algo digno de aplauso, si no se tiene en cuenta de qué lado, desde dónde, se muestra la disconformidad, al igual que no mantenerse dentro de los límites e la corrección política no otorga razón , ni probidad ( que se lo pregunten a Trump y a otros voceras incorrectos) ; en este orden de cosas aunque suene a criterio panfletario barato ( conste que el género ha dado maravillas varias, además de que el mundo en el que vivimos se presta a las mil maravillas a la lógica del panfleto) sí que parece de recibo tener en cuenta el criterio de quid prodest: dime quien te alaba, y…el mosqueo asoma de inmediato, si algunas posturas sirven para hacer cuerpo con la oleada , desde la derecha en la que sí que impera un anti-feminismo nada anecdótico, de juzgar que el feminismo es una sandez, algo innecesario ( ahí me viene a la mente aquellas disquisiciones de Mao Ze Dong acerca de la necesidad de distinguir entre contradicciones principales y secundarias, y entre amigos y enemigos), y las descaradas , y sangrantes, proclamas sobre el maltrato, las desigualdades flagrantes, etc., etc., etc. ; aun dando por cierto lo anterior, sí que resulta plausible no mostrarse conforme con respecto a las visiones dominantes dentro de una ideología dominante ( ?),…en este caso el feminismo, y poner sobre la mesa críticas con respecto a algunos aspectos que se juzgan defensores de alguna forma estrecha de ortodoxia. A esto podría añadirse que tales desacuerdos pueden servir para mejorar las cosas, limando las aristas más chirriantes. No resulta intempestiva la búsqueda de un feminismo bien temperado, alejado del anti´feminismo, un feminismo edulcorado, aunque ello, velis nolis, pueda conllevar el riesgo de escorarse hacia un pretendido feminismo pensado para machotes o similares.
Viene este largo preámbulo motivado por la lectura de un polémico, en algunos momentos me atrevo a decir provocador, libro de Loola Pérez: « Maldita feminista. Hacia un nuevo paradigma sobre la igualdad de sexos», editado por Seix Barral. El punto de partida de la autora es que la presencia del feminismo en nuestra sociedad ha alcanzado cotas realmente altas, mas se pregunta si este subidón no supone una forma de pose, de signo distintivo de calidad, puro oportunismo, un guiño que puede servir para lucir cuando no para vender lo que sea menester, arrogándose el pedigrí correspondiente. A mi modo de ver siendo cierto lo dicho sí que cierto resulta también, y hasta punto contradictorio, los dardos contra ciertas formas de ortodoxia feminista que, desde luego, se situarían en las antípodas, o poco menos, de las vulgarizaciones a la baja del fenómeno del que se habla. La autora no teme zambullirse en asuntos poco tratados, por peliagudos, como el suicidio, la prostitución, la pornografía, las políticas de igualdad, y se comporta como verdadero pepitogrillo ( evito decir ladilla, que parece como menos elegante)al tiempo que no retrocede ante afirmaciones fuertes como el negar que se viva en una sociedad patriarcal, ya que a su modo de ver hay que huir de las simplificaciones, de las muletillas y de las palabras que valen para todo lo que hace de hecho no sirvan para nada, o casi( de mots-valisses hablaba Roland Barthes).

Le aburren a Loola Pérez los tonos revanchistas contra los hombres que se han adueñado de cierto feminismo ( subrayo cierto)que parece que la cosa se haya convertido o tienda a hacerlo en una guerra de sexos, y sí que es cierto que puedan existir ciertos desfases que tomen ciertos casos como si fueran la generalidad de ellos, cuando al tiempo es ciertos que la incomodidad ante los crujidos entre hombres y mujeres no es cosa de las féminas sino que también es cosa de hombres que en cierta medida se hallan descolocados ante el cambio de paradigma, al abundar algunas ideas nuevas que antes no irrumpían en la escena social; echa en cara a las corrientes feministas que no presten la debida atención a esta situación de desbrujule de los jóvenes masculinos, al igual que no conceden que también entre las mujeres se dan rivalidades y comportamientos que toman como modelo el dicho masculino ( lo que hace que se de una consideración de la condición femenina como libre de polvo y paja, divinizada); resulta significativo como el número de suicidios es mayormente masculino ( 77%) lo que Loola Pérez toma como muestra de desatención frente a las políticas de apoyo que se planifican y se ejecutan con respecto a las mujeres, destacando que es precisamente en los ambientes más masculinizados, los cuarteles, los suicidios abundan sobremanera [ esta señalada desatención hace que la autora muestre su sorpresa ante la atención, privilegiada, a las víctimas, femeninas, de violencia sexista, frente a la falta de apoyo a los hombres…Abascal y su legión se correrán de gusto si lo leen, y el gobierno de Murcia, y gobiernillos afines, de intenso gozo]. También del lado de los chicos se inclina el fracaso escolar ( cifras al apoyo en diferentes conjuntos de la escolarización), lo que hace que entre una cosa y otra se pueda deducir sin rizar rizo alguno que al final las víctimas mayores son los hombres . Con respecto a la educación también le parece injusto que se ponga el énfasis en el menor número de mujeres que acceden a carreras de ciencias, explicando esta desventaja en el mayor número de profesoras femeninas ( al ser un trabajo feminizado) y la implantación de los correspondientes modelos. En todo este terreno la autora subraya las diferencias individuales que impiden que se dé un paso a la generalización por géneros, apostando así contra cualquier forma de esencialismo y dejando ver una mirada cambiante y dinámica en una onda heracliteana; cierto es que hay hombres y hombres y mujeres y mujeres en lo que hace al compromiso feminista sin que se haya de establecer una relación causal entre pertenencia a uno de los géneros y el compromiso…magnificaciones unilaterales y sorodidades aparte. No le duelen prendas en atreverse a afirmar que el feminismo no es patrimonio de la izquierda ( además de que en la actualidad sea impepinable como reivindicación ¿ en qué ambientes surgió tal corriente?), o ligar la prostitución con la libertad de elección de las mujeres que prefieren ganar más dinero vendiendo parte de su cuerpo, o cierto ejercicio de él, que conformarse con unos sueldos precarios, de miseria…Así, aun siendo un innegable mérito de la obra incidir en aspectos cruciales a veces lo hace, a mi modo de ver, simplificando y utilizando argumentos de sal gruesa, si bien con la guía permanente de que simplificar es mentir, mas reducir lo complejo a razonamientos antagónicos al alcance de la comprensión lectora también se traduce en exageraciones y mentiras aunque sean piadosas, cuestión que abunda cuando toma ejemplos de comportamientos personales, de amigas suyas, de su entorno, para elevarlos a rango universal.
El propósito es la puesta en marcha de un feminismo, sui generis, que tenga en cuenta también el cambio de los hombres, y de las relaciones entre ellos y ellas. El tono desenfadado no significa, por supuesto, que no le guíe a la joven autora un bagaje amplio en lo que hace a la literatura feminista y afín, cosa que queda expuesta no sólo en la bibliografía final sino en el recurso a diferentes autoras y textos a lo largo de la indolente exposición.
Sea como sea, nadie podrá negar que las flagrantes desigualdades salariales, que el récord de trabajos precarios es exhibido por las mujeres, que las agresiones y asesinatos, muertes incluidas, son cometidos sobre ellas, que la carencia de ciertos puestos corresponde a manos femeninas, que la utilización de la mujer como adorno, que la ideología que erige a las mujeres como más apropiadas, desde la cuna, al cuidado de los otros…no es un invento de las feministas, ni las que se reclaman de la igualdad, ni las que lo hacen de la diferencia, ni…sino que responde a la realidad pura y dura; no es victimismo glamouroso, ni populismo, ni partidismo, ni cuestión de emotividades desbocadas. En este orden de cosas, el buscar las cosquillas con respecto a las posturas feministas dominantes (?), empuja a que algunos- precisamente de la cuerda de la liberal ( ¿ libertaria?) escritora – la hayan catalogado como creadora de un feminismo anti-feminista….sin llegar a compartir la expresión sí que se huelen a mi modo de ver ciertos resabios en pos de una defensa / equiparación de las víctimas masculinas con respecto a las tan cacareadas femeninas, hasta tal punto en que hay momentos en que al menos al lector que yo soy le ha venido a la garganta el gritito de: ¡ pobrecitos los hombres! ¡ ya está bien de tanta mujer, tanta mujer!…ya que como decía el otro en medio está la virtud… y el arte de la esquiva, jugando a mujer malota, funciona de falaz contrapeso que al final parece inclinar la balanza para donde la inclina…el lugar que según Loola Pérez, ya no existe sino que es cosa antigua ( machismo, patriarcado, misoginia,…¡ cosas del pasado!) lo que hace que el feminismo dominante ( ?) resulte algo anclado en tiempos pretérito y como tal algo trasnochado ( Reseña a «La creación del patriarcado»  ).
Loola Pérez es de la opinión de que o renovarse o morir y ella propone un particular renacimiento, un pretendido nuevo paradigma para la igualdad de sexos.
Para tener más información sobre la página y nosotrxs, nos puedes escribir al mail: ecofeminismo.bolivia@gmail.com

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