Por AnaHurtado
Alguna vez habrás podido ver estas dos palabras que adornan una pared, el vagón de un tren o del metro si has viajado por Europa, Australia, Estados Unidos o Sudamérica. Las ha hecho Sany.
Ella es Girl Power.
Y así también se llama el documental que recoge las historias de mujeres graffiteras en la última década.
Sany nació en Praga hace 30 años, y en su adolescencia, cuando cogía el tren de camino al instituto, empezó a ver pintadas en las paredes que le parecían alucinantes. Se preguntaba quién las hacía. Y fue en esta búsqueda como empezó a pintar graffitis; en un mundo de hombres que le decían que el graffiti no era para mujeres. El graffiti empezó a desarrollarse en Estados Unidos a mediados de los años sesenta del pasado siglo, y fue en los noventa cuando llegó a la república Checa. Era y es un modo de romper con lo establecido. De decir no cuando la gente dice sí. Es un modo de revolución. Personal y política.Y así también se llama el documental que recoge las historias de mujeres graffiteras en la última década.
Sany llegó a Barcelona hace pocos días en la gira que está haciendo presentando Girl Power. Nos encontramos en Hospitalet, en los muros que hay al bajar de la parada de metro Torrassa, donde la asociación cultural Contorno Urbano http://www.contornourbano.com/ trabaja integrando el arte urbano y el graffiti para difundir cultura y mejorar los tejidos sociales y la vida de las personas.
Durante los diez años de rodaje y subidas y bajadas de este documental, Sany, con a veces más pena que gloria, se ha trasladado a diferentes puntos del planeta donde ha dejado su huella y se ha reunido con graffiteras locales.
“Empecé hace 10 años con la idea de hacer este proyecto, era muy joven. Y las cosas eran diferentes. Es más fácil pintar en crew, estar en contacto con otras chicas que pintan y seguirlas en las redes sociales. Si hace unos años querías que la gente conociese tu arte tenías que estar en las revistas de graffiti. Así conocían lo que estabas haciendo. Pero ahora eso ya no es necesario. Simplemente haces algo y puedes subirlo a Instagram. Es muy diferente de cuando empecé. Ahora las chicas no necesitamos pedir: Please please respect. Ahora es más fácil hacer lo que quieres. Es más fácil comprar latas de pintura. Cuando yo empecé a pintar teníamos que ir a comprarlas a Alemania. Ahora hay todo tipo de tiendas relacionadas con esto. Antes lo teníamos complicado. Antes era todo un proceso, que llegabas a amar. Ahora es todo rápido y ya.
Yo actualmente hago bastantes talleres con gente joven y a veces veo que no tienen tiempo de enamorarse de algo en concreto. Porque cada cinco minutos hay algo nuevo.
Para mí era graffiti y nada más.
Mi graffiti preferido es el político, porque en tiempos de revolución y conflicto, el graffiti funciona muy bien. Por ejemplo, hay un nuevo graffitero en el mundo árabe que empezó en 2011 con todo el tema de la primavera árabe. La gente ya tenía móviles, internet… todas las imágenes famosas de Gadafi que fueron transmitidas por la gente. Ahora hay un grupo de gente joven en Raqqa (Siria) que es capital de ISIS (grupo terrorista) que salen por la noche a pintar y su mensaje es: STOP ISIS. Y es sorprendente que pase algo así en un territorio en guerra.
Hay mucho poder en esta acción, ya da igual que sea artística o no. Conforme los países son más ricos puedes empezar a pintar en murales y que tu práctica sea más reconocida. Es la gran diferencia entre el graffiti (que suele ser ilegal) y el Street Art (permitido). En República Checa no es como en Brasil o en España. Si te pilla la policía pueden llegar a ser muy estrictos.”
¿Has tenido alguna vez problemas legales o con la policía o alguno de tus conocidos?
“Sí. En Girl Power aparece Utah. Una chica que ha estado dos o tres veces en prisión en Estados Unidos por hacer graffitis. Ella ha estado buscada por la Interpol. Y ha pintado por todo el mundo, pero en Estados Unidos lo tiene complicado para volver. Y a mí muchas veces me ha perseguido la policía. No en todos los países se es tolerante.
¿Cómo has financiado este proyecto durante más de 8 años?
“El motivo por el que he tardado en hacer esta película casi 10 años es que nadie confiaba en ella al principio. Ha costado 150.000€. Yo de mi bolsillo he pagado como un tercio. Ten en cuenta que esto es mucho dinero. En mi país la gente gana mucho menos dinero que en España; el sueldo medio es de unos 600€. Nadie creía que este film pudiera resultar interesante.
Por lo que primero tuvimos que hacer la película y luego mostrársela a los distribuidores. No era solo grabar; luego había que hacer sonido, colores, música… En total estuvimos haciendo la película más de 100 días. Luego hemos tenido el apoyo de la Televisión Nacional Checa, pero claro, después de 9 años. No te dan el dinero antes evidentemente, primero tienen que verlo. Si haces un documental para televisión no tiene que ser tan cuidado como si fuese para el cine. El sonido no es el mismo. En cine el sonido es más limpio. En televisión es más real.
Yo he cambiado mucho durante todos estos años también. Yo tenía un muy buen trabajo y trabajaba en una empresa como manager. Tenía a bastantes personas bajo mi responsabilidad.
El graffiti para mí era una vía de escape. Ahora gano menos dinero pero estoy más dedicada a proyectos de tinte social. Soy más mayor y mejor persona. Es normal que cuando vas creciendo vas tomando más conciencia y vas queriendo más a tu cuerpo y confiando más en ti. No te importa lo que otra gente piensa. He viajado por todo el mundo y he valorado mucho lo que tengo y lo que me gusta hacer. Cuando valoras lo que tienes eres más feliz.”
¿Piensas que el mundo del graffiti pertenece sobre todo a los hombres, o está habiendo una emancipación y cada vez hay más espacio para las mujeres?
“Pues… Por ejemplo, en España están las mujeres graffiteras más famosas. En Barcelona hay como 25 o 30. Tienen una Crew: Hate Lovers. Yo le pregunto a mi amiga porqué aquí en España es así y ella me dice que no lo sabe, que quizás aquí a las chicas españolas les gusta más luchar con los chicos. Pero ellas confían en si mismas y lo hacen.
En todas las ciudades hay, pero por cada 25 chicas hay 2000 chicos por así decirlo. Pero esto está cambiando porque las chicas ahora no necesitan pedirle nada a nadie. Es muy fácil como decía antes ir a comprar latas de pintura. Se pueden comprar legalmente. Con la película muchas chicas me han escrito y me han dicho: oh gracias, ahora tenemos más confianza. Por lo que sí, el panorama está cambiando.
El graffiti es arte pero para mí personalmente es más rebelión, es estar en contra del sistema y de lo establecido.”
Girl Power:
http://www.girlpowermovie.com
https://www.instagram.com/girl_power_movie/
https://www.facebook.com/GirlPowerMovie/?fref=ts
Contorno Urbano:
https://www.instagram.com/contorno_urbano/
https://www.facebook.com/contornourbano/
https://twitter.com/contorno_urbano?lang=es
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