Muchas mujeres en Suiza trabajan a tiempo parcial o simplemente no trabajan. Y cuando se jubilan, cobran una pensión tan pequeña que no da para vivir. Un ejemplo es el de Marianne de Mestral.
Marianne de Mestral tiene 80 años y una parte de su vida laboral la pasó en Estados Unidos. Además, trabajaba a tiempo parcial mientras sus hijos eran pequeños. El resultado es que hoy cobra una pensión pequeña.
"Cuando era una joven casada, las mujeres ocupábamos en la sociedad un lugar diferente al de hoy. No teníamos derecho a votar. Las mujeres además se quedaban en casa con los niños y, si trabajaban, lo hacían por placer. A medida que me he ido haciendo mayor me he dado cuenta de que la responsable de mí soy yo”, explica a swissinfo.ch.
De Mestral empezó a participar en política después de que las mujeres obtuvieran el derecho al voto en 1971. Pero entonces no pensó ni en su pensión ni en su vejez. Las preocupaciones de Marianne – que sigue en la política y es copresidenta del grupo de mayores del partido socialista SP60+ – eran los derechos de las mujeres y el cuidado de sus hijos.
El papel de la mujer en la sociedad afortunadamente ha cambiado. Aunque todavía hoy, en la generación de sus hijos, conciliar la vida familiar y laboral sigue siendo un reto.
Y, según afirma de Mestral, tampoco ahora la gente habla de las pensiones antes de la jubilación.
No es la única
No, ella no es la única con una pensión modesta de menos de 3 100 francos al mes, la cantidad mínima para que una persona pueda cubrir sus necesidades básicas.
Según un estudio sobre la brecha de género en las pensiones que publicó la Oficina Federal de la Seguridad Social en julio de 2016, las pensiones de las mujeres son en promedio un 37% menores a las de los hombres, justo por debajo de la media europea. Esto significa que en Suiza las mujeres cobran, de media, 20 000 francos menos al año.
Y esta brecha se debe en parte al funcionamiento del sistema suizo de pensiones que consta de tres pilares: el Seguro de Vejez y Supervivencia (AHV/AVS, estatal), la caja de pensiones (previsión profesional, empresas) y los planes de pensiones privados.
El déficit al que hacen frente las mujeres proviene, sobre todo, del segundo pilar, porque en él se refleja exactamente el tiempo trabajado y la cantidad cotizada a lo largo de la vida laboral. Cada año que no se ha cotizado o se ha cotizado poco repercute en la pensión que se cobra una vez jubilado. Y aumentar la jornada laboral más adelante no corrige la brecha existente.
El pilar menos afectado es el de las pensiones básicas estatales de jubilación y viudedad (AHV/AVS) que es para todo ciudadano, sea empleado o no. Y, como ya no se puede vivir solo con los ingresos de la AHV/AVS, es clave el importe de la pensión correspondiente al segundo pilar.
Otro motivo de la diferencia de las pensiones entre hombres y mujeres es la división tradicional de tareas, donde los hombres han desempeñado el papel de cabeza de familia, con un empleo a tiempo completo, mientras las mujeres se han ocupado de las labores del hogar, el cuidado de los hijos y han trabajado a tiempo parcial, o incluso no han trabajado.
Según el informe citado, el resultado son estas diferencias y los pagos bajos en el sistema de pensiones.
En Suiza el 80% de las madres siguen trabajando a tiempo parcial y la mitad de ellas trabajan menos del 50% de la jornada.
Divorcio
La abogada de familia Andrea Gisler se ha encontrado con que muchas mujeres se sorprenden por sus bajas pensiones. "Muchas no piensan en sus pensiones, ni siquiera las que tienen mayor nivel educativo", explica.
Este tema sale a la luz, a menudo, durante el divorcio, tras el cual, la mujer deja de tener el respaldo de la pensión del marido, como le ocurrió a una de las clientas de Gisler.
Una mujer divorciada que ha interrumpido su carrera profesional puede esperar una pensión de jubilación de 3 000 francos al mes, de los cuales 1 200 corresponden a la pensión profesional (segundo pilar). Como esa cifra es inferior a la cuantía mínima de 3 100 francos, necesitaría prestaciones complementarias al igual que muchas pensionistas.
Las mujeres que viven en pareja sin casarse y trabajan a tiempo parcial también se ven afectadas. El hombre puede tener una buena pensión, pero "la mujer no porque, al no estar casada, solo cuenta sus propias contribuciones. Si en la vejez la relación se rompe, la situación se vuelve muy difícil".
Esta falta de conciencia es el motivo por el que el grupo de mujeres Frauenzentrale Zurich, del que Gisler es presidenta, ha creado jornadas de asesoramiento –muy solicitadas– sobre pensiones para mujeres.
Soluciones
¿Qué se puede hacer para mejorar esta situación? La subdirectora de la Oficina Federal de la Seguridad Social, Colette Nova, espera que el patrón del rol tradicional disminuya en el futuro.
No obstante, la diferencia entre las pensiones de los hombres y las mujeres se reduciría más "si tras el nacimiento de los hijos ambos cónyuges trabajan en la misma proporción". Para ello se necesitan guarderías accesibles en apoyo a la familia y modelos flexibles de empleo, según declara Nova a swissinfo.ch por correo electrónico.
Asimismo, Jubilación 2020, el plan de reforma del sistema de pensiones del gobierno que se debate en el Parlamento en marzo, "tiene como objetivo mejorar la situación de las mujeres respecto a las pensiones de jubilación y eliminar los puntos débiles del sistema actual", en palabras de Nova.
Esto incluye, por ejemplo, el ajuste de la deducción de coordinación (que sirve para determinar la cuantía del salario asegurado por el fondo de pensiones), garantizando que el trabajador a tiempo parcial y las personas con ingresos bajos se sitúen en igualdad de condiciones en el segundo pilar, indica Nova.
Cambio de comportamientos
¿Pero qué pasa con la sociedad? De Mestral sostiene que la igualdad salarial ayudaría a que hubiera más puestos de trabajo para las mujeres. Y también se necesitan guarderías adecuadas.
"Lo que todavía hoy resulta complicado es la escasez de guarderías junto con los desplazamientos cada vez mayores. Porque las abuelas que pueden ayudar a veces no viven cerca. Y además muchas abuelas todavía trabajan", dice.
"En cada pueblo debe haber guarderías. En las grandes ciudades están más o menos bien organizadas aunque resultan caras", explica de Mestral.
Gisler añade que las mujeres que quieran trabajar más tampoco deben sentirse estigmatizadas. Y Nova, por su parte, indica que para que la brecha de género en las pensiones se cierre por completo hombres y mujeres deben estar dispuestos y ser capaces de participar en el mercado de trabajo por igual. Y esto requiere mejor reparto de las tareas en casa y mejoras institucionales. Pero también "seguir abordando y desmantelando los estereotipos de género dentro de las empresas y en la sociedad".
Los delegados de la Conferencia Suiza de Igualdad de Género, en su informe publicado en junio de 2016, fueron más allá y pidieron que hombres y mujeres trabajen al 70%, como mínimo. "El beneficio de tener tiempo para los hijos y la familia es a costa de las prestaciones por jubilación", concluye el informe.
Traducción del inglés: Lupe Calvo, swissinfo.ch
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