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miércoles, 22 de marzo de 2017

Feminismo y medio ambiente

Estefany Johana Grajales Marín, líder ambientalista, habló con EXTRA de retos ambientales en Boyacá.
Miércoles, Marzo 22, 2017 - 13:17
Aunque es un término relativamente nuevo en América Latina, el ecofeminismo es la corriente del feminismo que integra la temática ecologista y fue creado por la ecofeminista francesa Françoise d’Eaubonne en 1974 y se desarrolla sobre todo en Estados Unidos en el último tercio del siglo XX, donde existen una diversidad de subcorrientes en el ámbito sociocultural, político y activista.
Para el caso del departamento de Boyacá, de acuerdo con Estefany Johana Grajales Marín, líder ambientalista, el término es aún más reciente y se inició a reconocer con un trabajo que ella viene liderando desde hace 5 años en la Serranía de las Quinchas en Puerto Boyacá, un ecosistema que ha sido golpeado pero hacer parte de la riqueza natural de esta región del país. 
El papel de las mujeres 
Según la líder ambientalista el papel de las mujeres en la defensa del territorio, del agua, del bienestar social es fundamental en base a las necesidades que se han generado por cambios climáticos, extracciones masivas, “el neoliberalismo, neocapitalismo y neoextractivismo”. 
“En ese orden de ideas, las mujeres debemos de pasar del papel en el que se nos ve solo como procreadoras de vida al de cuidadoras de los recursos naturales y la humanidad”, explicó Estefany en diálogo con EXTRA. 
Cápsula importante 
Opresión femenina y deterioro del medio ambiente son dos caras de la misma moneda. Una ecofeministas conocida es la keniana Wangari Muta creadora del Movimiento Cinturón Verde. Sus seguidoras han plantado 30 millones de árboles en África.
Unir fuerzas 
Estefany ha adelantado diferentes acciones en Boyacá en las cuales le ha apostado a crear prácticas de consumo, sensibilizar en contaminación de fuentes hídricas, visibilizar la escasez de acueductos comunitarios, la defensa del territorio “no como oposición al desarrollo, sino como defensa de la calidad de vida, disminuyendo riesgos de contaminación, protegiendo páramos, entre otras acciones”. 
Visto de esa manera, el ecologismo y el feminismo buscan unir fuerzas por la defensa de los derechos humanos y la priorización de los colectivos como el de agua potable, calidad de aires, poder respirar en un ambiente sano, entre otros. 
El llamado 
Por lo anterior, la líder ambientalista resalta que el llamado a las feministas es a luchar también contra la violencia territorial, la protección a la madre tierra, a la naturaleza. 
Alicia Puleo es doctora en filosofía y directora de la Cátedra de Estudios de Género de la Universidad de Valladolid. Ha escrito numerosos artículos sobre feminismo y es la máxima representante del ecofemisnismo en España. Esta línea de pensamiento, de especial seguimiento en América Latina, propone los objetivos comunes de la lucha por la igualdad de las mujeres y la conservación del medio ambiente, como una mejora de la calidad de vida del conjunto de la sociedad. El respeto como punto de partida para una sociedad más justa.
Dentro de la Política Pública 
La Política Pública de Mujer y Género de Boyacá está inspirada en los instrumentos nacionales e internacionales, ligada directamente a la defensa de los derechos humanos por lo que el medio ambiente también está dentro de la estrategia, en lo que tienen que ver con el buen vivir y la protección del medio ambiente para el futuro con aproximaciones de punta.
Desde el Penud 
La Política Pública de Mujer y Género de Boyacá fue creada alrededor de los objetivos del Plan de las Naciones Unidas para el Desarrollo, Pnud, los que fueron denominados objetivos sostenibles o lo que se llamó objetivos del milenio, que tienen relación con temas medio ambientales. 
Fue así como en esta política se diseñó un eje estratégico que se llama derecho al territorio, hábitat y medio ambiente sano y productivo, (desde un ámbito económico), teniendo en cuenta que dentro de las principales problemáticas detectadas en el departamento de Boyacá. En el diagnóstico realizado para la política, se encontraron aspectos como: 
1.    No acceso a la propiedad de la tierra. 
2.    No hay créditos para mujeres cabezas de familia, tazas de interés altas y falta de formación financiera. 
3.    Problemas con la legalización de tierra. 
4.    Programas de vivienda con el enfoque familista solamente, limitando las oportunidades para las mujeres para mujeres diversas. 
5.    Uso de estufas de carbón en la zona rural con afectación en la salud de las mujeres, que puede llegar a producir Epoc, una enfermedad con alta incidencia en el departamento. 
6.    Ley de mujer rural con desconocimiento en las mujeres que allí se habitan. 
7.    Proyectos mineros con afectación en el medio ambiente. 
8.    Las mujeres no tienen conocimiento en el ordenamiento rural. 
Vida cotidiana
El ecofeminismo se puede aplicar en diferentes dimensiones de la vida de una mujer, no solo a través del activismo social. 
Según Puleo uno de sus aspectos en el que se aplica es en el cuidado de la salud, dar un trato menos agresivo a nuestros cuerpos, promoviendo en la medida de lo posible una alimentación sana, sin pesticidas ni transgénicos. No se trata de una preocupación egoísta, referida sólo a la salud personal o de quienes te son más próximos, sino de pensar también en los otros, humanos y animales, y en la tierra que los cobija.
Las productoras ecológicas no utilizan agrotóxicos, con lo que preservan su salud, la del medio y la de los consumidores, el componente feminista les provee de una actitud crítica y reivindicativa sobre las relaciones de poder patriarcales en su pareja, en sus organizaciones sindicales y en la sociedad.
Ser ecofeminista implica, además, en tanto consumidoras, ser conscientes de aquellos aspectos de los estereotipos femeninos que dan lugar a prácticas increíblemente crueles como las de experimentación de cosméticos o las que abastecen la industria peletera. Sólo la falta de información de muchas mujeres sobre la forma en que agonizan millones de animales a los que se arranca su piel puede explicar que la moda siga imponiendo el uso de las pieles.
Las luchas que iniciarán 
La ambientalista consultada por EXTRA, Estefany Johana Grajales, agregó que son diferentes las luchas que se deberán emprender en Boyacá, desde el ecofeminismo. Entre ellas será tener ‘entre ojos’ los bloques de minería, la explotación al carbón y petróleo, los problemas ambientales que se han generado en la provincia de Sugamuxi por extracción irresponsable de minerales, las condiciones de territorio, el uso de suelo, el buen vivir, el estado de las fuentes hídricas, los acuíferos, “esto entre lo más importante, pues sin justicia hídrica no hay desarrollo social”. 
Datos importantes 
Es la corriente del feminismo que asume la problemática ecológica como algo que puede ser abordado de manera pertinente en clave de género, aportando ciertas claves de comprensión de la relación humana con la naturaleza.
Líneas de pensamiento 
Esquematizando mucho, se pueden diferenciar dos grandes líneas de pensamiento según su manera de entender la identidad femenina y la relación humana con la Naturaleza: un ecofeminismo clásico de corte más esencialista y espiritualista que considera que las mujeres estarían biológica u ontológicamente más cerca de la naturaleza; y otro constructivista que enfatiza las condiciones históricas y económicas.
Es una posición que se orienta hacia la ecojusticia y la sostenibilidad sin renegar de las conquistas de igualdad y autonomía que el feminismo ilustrado ha obtenido o sigue demandando como asignatura pendiente de las democracias modernas.
En la historia 
En 2004, el movimiento de mujeres de Plachimada, en India, consiguió que la justicia reconociera a la comunidad el derecho de uso del agua frente al deterioro de las condiciones de acceso a este recurso básico producido por la contaminación y la explotación excesiva de las empresas multinacionales.
Las manifestaciones pacifistas de las feministas inglesas de Greenham Common lograron cerrar bases de misiles con más de trece años de campamentos y manifestaciones en las que desplegaban redes tejidas simbolizando el entramado de lo orgánico que estaba siendo amenazado por la guerra atómica.
En el barrio obrero de Love Canal, en Estados Unidos, amas de casa se organizaron contra la contaminación química local que afectaba la salud de sus familias. 
Gina Rojas.

Fuente: http://boyaca.extra.com.co/noticias/vida-moderna/feminismo-y-medio-ambiente-286603

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