Presentación de Journal of Feminist, Gender and Women Studies
Luz Gómez
Portal de Revistas Electrónicas UAM
Superar el “maternalismo”, la mirada condescendiente con que los estudios de género suelen abordar a las mujeres árabes como objeto de análisis, es tarea ardua. No solo hay una sólida tradición académica de feminismo euroamericano caracterizada por un sesgo maternalista en su aproximación a las mujeres árabes o al feminismo árabe, sino que, además, en el momento actual de retroceso generalizado de libertades y derechos, especialmente en el mundo árabe, descubrir esta trampa epistemológica no parece que sea una prioridad para la mayoría de las activistas, so pretexto de las divisiones que provocaría en la necesaria resistencia feminista global. Sin embargo, sin que se produzca el imprescindible cambio de perspectiva en nuestra relación de mujeres blancas, occidentales y universitarias con las mujeres árabes para que de verdad ellas sean nuestras pares y colegas, en la cátedra y en la calle, la añorada sororidad solo será “sonoridad”, por mucho que nos moleste que se juegue con las palabras. La superación de este desafío, a la vez académico y personal, es el hilo conductor de los trabajos que conforman este número del Journal of Feminist, Gender and Women Studies. La reseña de Loreto Ares del libro de Sara Ahmed Living a Feminist Life refleja precisamente la complejidad de este reto para activistas y universitarias. Los siete artículos de este volumen monográfico dedicado a las mujeres árabes, bien residan en el mundo árabe bien en su diáspora española, constituyen una novedosa visión de conjunto, en la medida en que, a pesar de la diversidad de intereses, parten de la posición multisituada de sus autoras, que les dota de una lógica interna común. Las siete jóvenes investigadoras no se someten a la usanza no escrita que marca fronteras entre tiempos y espacios, temas y disciplinas, filiaciones y emancipaciones. Si sus investigaciones se comprometen, implícita o explícitamente, con esta perspectiva de epistemología multisituada, ellas mismas asumen además de forma individual su condición de mujeres multisituadas, y la convierten en un eje no menos importante en términos disciplinarios para los estudios sobre la mujer árabe. Tan decisivo como las sólidas aportaciones particulares de cada autora es esta apuesta rupturista compartida, que augura nuevos tiempos en los estudios de género en contextos árabes.
Por otra parte, y aunque pueda parecer algo menor, no lo es la dialéctica que estos trabajos establecen con los fundamentos patriarcales que han caracterizado al arabismo español, apegado a la jerarquía masculina de los beni (los ‘hijos de’ un padre, nunca una madre). Por fin una nueva generación de investigadoras rompe con las dependencias clánicas y da una patada a las pleitesías de una vetusta disciplina. Las contribuciones de este volumen a los estudios árabes se emprenden desde la antropología y la literatura, desde las artes plásticas y los estudios culturales, desde la danza y las ciencias de la salud, desde la islamología y el anarquismo, sin justificarse ni tener que rendir cuentas. Bienvenido sea el fin de siglo y medio arabísticamente discipular.
La ruptura así caracterizada a grandes rasgos se sintetiza de manera singular en la imagen que Carolina Bracco, en su artículo “La invención de las bailarinas orientales. Un artefacto colonial”, describe como un juego de espejos. Su estudio examina cómo el cuerpo colonizado de las bailarinas orientales acaba por colonizar el cuerpo blanco de la mujer occidental, atrapadas ambas en un ojo pornográfico a la vez colonial y local. Nada es como a primera vista se manifiesta: hacia dentro y hacia fuera es un bucle, no una flecha, y el cuerpo de las mujeres es una de las apropiaciones primeras de cualquier proyecto de dominación, incluido el proyecto feminista, llega a denunciar Sirin Adlbi Sibai en “Más allá del feminismo islámico: redefiniendo la islamofobia y el patriarcado”. La acusación de Sirin Adlbi de la existencia de una relación simbiótica entre colonialismo y feminismo es radical, y la evidencia, según esta autora, es el actual debate sobre género e islam que alimenta la creciente islamofobia de las sociedades europeas. Hay que decolonizar el feminismo, también el feminismo islámico, propone Sirin Adlbi, investigadora y activista, que alerta de la islamofobia latente incluso en ciertos proyectos emancipatorios feministas árabes. Estamos una vez más ante el juego de los espejos.
“Decolonizar” es una expresión con varias interpretaciones pero con bastantes menos realizaciones concretas. “Decolonizar el feminismo” implica romper el cerco epistemológico euroamericano de los estudios de género y confrontarlos con las realidades estructurales de las mujeres que viven en latitudes subalternas (Asia, África, América Latina, la periferia obrera de Europa) pero también en situaciones de subalternidad añadida (por su raza, su confesión, su opción sexual o su orientación ideológica). Nieves Botella emprendió hace años un innovador trabajo de campo entre las mujeres marroquíes de Elche, afectadas por múltiples subordinaciones (amas de casa, inmigrantes, musulmanas). Analizando sus prácticas culinarias llega a la conclusión de que la modernidad alimentaria que ellas están construyendo implica una superación transversal, a la vez local y global, en la que se mezclan y difuminan los contornos generacionales, nacionales y de clase. Lo que Nieves Botella nos cuenta a través de las voces en primera persona de las marroquíes ilicitanas en “Mujeres marroquíes transmigrantes: otras maneras de construir la ‘modernidad alimentaria’” es que esta experiencia alimentaria constituye, sin duda, una suerte de decolonización de la noción misma de “modernidad alimentaria”.
Como también hay que decolonizar el anarquismo, sostiene Laura Galián en “Revolución, cuerpo y resistencia en las nuevas políticas feministas árabes (Egipto y Túnez)”. Esta investigadora saca a la luz las estrategias de resistencia desjerarquizada y antiautoritaria de las revolucionarias tunecinas y egipcias a través de su relación corporal con el espacio público y el arte. Los parámetros clásicos de los estudios anarquistas y feministas chocan con las prácticas que estas jóvenes vienen experimentando desde 2011. A partir del análisis de estas manifestaciones, Laura Galián profundiza en un marco teórico que incorpora el sur del Mediterráneo a la historia común del anarquismo.
Por otra parte, tampoco el nacionalismo ha sido ajeno al juego de los espejos del colonialismo. En contextos nacionales muy marcados, como los de Marruecos, Argelia o Palestina, la narrativa sobre la participación de las mujeres en la construcción nacional ha estado sometida a las lógicas patriarcales que devolvían, indigenizada, la mirada colonial. La formación del canon literario nacional es uno de los mejores exponentes de esta deriva. Ana González Navarro aborda esta cuestión en “Rachida Benmasud y la feminización del canon a través de la ginocrítica marroquí”. Pero en lugar de transitar por marcos teóricos más conocidos, Ana González abre una vía propia de investigación en uno de los ámbitos menos explorados de los estudios literarios árabes, el de la ginocrítica. Su examen de la obra de la marroquí Rachida Benmasud es singularmente germinal. No menos original como instrumento de análisis decolonial es la “matria” a la que recurre Danae Fonseca Azuara. En “Dando a luz a la nación: la matria palestina” Danae Fonseca profundiza en la ruptura de los límites de género en el debate por la definición de la nación paralelo a la lucha contra la ocupación de Palestina. Esta investigadora descubre en la construcción de la matria palestina tanto un arma de resistencia de género como un marco analítico que le permite explicar la peculiar participación de las mujeres en la lucha nacional. En cuanto a Argelia, con un convulso pasado de uso del islam en la construcción de la identidad nacional, Mariví Pérez Mateo desvela una de las últimas tácticas del Estado para manipular la participación de las mujeres en el espacio político. Las conclusiones de su artículo “La erudición religiosa femenina en Argelia: del control del discurso religioso a la institucionalización de mujeres guías espirituales” no pueden ser más demoledoras para el futuro de la igualdad en este país mediterráneo: aunque se presenta como un triunfo en términos de emancipación femenina, la promoción oficial de las mujeres a cargos religiosos, que tradicionalmente les habían sido vedados, en realidad busca convertirlas en contrafuerte a la oposición islamista, la más seria amenaza política al régimen. Hacer a las mujeres imamas responde a una estrategia de reproducción del Estado patriarcal, que pone voz femenina a sus discursos para así mejor perpetuar el autoritarismo. Aunque está por ver que no se le vuelva en contra, que la resiliencia de las mujeres argelinas a la opresión no sea el arma que acabe por tumbarlo.
Un último apunte no menos importante lo pone “A la mujer y a la mula, vara dura”, obra del periodista y activista marroquí Hicham Houdaifa. El título es un lugar común trágicamente actual en Marruecos, pero no solo, porque además, como denuncia Alejandra Ortega Fuentes en su reseña, la esclavitud femenina es una asignatura pendiente del sindicalismo internacional.
Luz Gómez, Universidad Autónoma de Madrid. España .
Fuente original: https://revistas.uam.es/revIUEM/article/view/9773/9922
Por otra parte, y aunque pueda parecer algo menor, no lo es la dialéctica que estos trabajos establecen con los fundamentos patriarcales que han caracterizado al arabismo español, apegado a la jerarquía masculina de los beni (los ‘hijos de’ un padre, nunca una madre). Por fin una nueva generación de investigadoras rompe con las dependencias clánicas y da una patada a las pleitesías de una vetusta disciplina. Las contribuciones de este volumen a los estudios árabes se emprenden desde la antropología y la literatura, desde las artes plásticas y los estudios culturales, desde la danza y las ciencias de la salud, desde la islamología y el anarquismo, sin justificarse ni tener que rendir cuentas. Bienvenido sea el fin de siglo y medio arabísticamente discipular.
La ruptura así caracterizada a grandes rasgos se sintetiza de manera singular en la imagen que Carolina Bracco, en su artículo “La invención de las bailarinas orientales. Un artefacto colonial”, describe como un juego de espejos. Su estudio examina cómo el cuerpo colonizado de las bailarinas orientales acaba por colonizar el cuerpo blanco de la mujer occidental, atrapadas ambas en un ojo pornográfico a la vez colonial y local. Nada es como a primera vista se manifiesta: hacia dentro y hacia fuera es un bucle, no una flecha, y el cuerpo de las mujeres es una de las apropiaciones primeras de cualquier proyecto de dominación, incluido el proyecto feminista, llega a denunciar Sirin Adlbi Sibai en “Más allá del feminismo islámico: redefiniendo la islamofobia y el patriarcado”. La acusación de Sirin Adlbi de la existencia de una relación simbiótica entre colonialismo y feminismo es radical, y la evidencia, según esta autora, es el actual debate sobre género e islam que alimenta la creciente islamofobia de las sociedades europeas. Hay que decolonizar el feminismo, también el feminismo islámico, propone Sirin Adlbi, investigadora y activista, que alerta de la islamofobia latente incluso en ciertos proyectos emancipatorios feministas árabes. Estamos una vez más ante el juego de los espejos.
“Decolonizar” es una expresión con varias interpretaciones pero con bastantes menos realizaciones concretas. “Decolonizar el feminismo” implica romper el cerco epistemológico euroamericano de los estudios de género y confrontarlos con las realidades estructurales de las mujeres que viven en latitudes subalternas (Asia, África, América Latina, la periferia obrera de Europa) pero también en situaciones de subalternidad añadida (por su raza, su confesión, su opción sexual o su orientación ideológica). Nieves Botella emprendió hace años un innovador trabajo de campo entre las mujeres marroquíes de Elche, afectadas por múltiples subordinaciones (amas de casa, inmigrantes, musulmanas). Analizando sus prácticas culinarias llega a la conclusión de que la modernidad alimentaria que ellas están construyendo implica una superación transversal, a la vez local y global, en la que se mezclan y difuminan los contornos generacionales, nacionales y de clase. Lo que Nieves Botella nos cuenta a través de las voces en primera persona de las marroquíes ilicitanas en “Mujeres marroquíes transmigrantes: otras maneras de construir la ‘modernidad alimentaria’” es que esta experiencia alimentaria constituye, sin duda, una suerte de decolonización de la noción misma de “modernidad alimentaria”.
Como también hay que decolonizar el anarquismo, sostiene Laura Galián en “Revolución, cuerpo y resistencia en las nuevas políticas feministas árabes (Egipto y Túnez)”. Esta investigadora saca a la luz las estrategias de resistencia desjerarquizada y antiautoritaria de las revolucionarias tunecinas y egipcias a través de su relación corporal con el espacio público y el arte. Los parámetros clásicos de los estudios anarquistas y feministas chocan con las prácticas que estas jóvenes vienen experimentando desde 2011. A partir del análisis de estas manifestaciones, Laura Galián profundiza en un marco teórico que incorpora el sur del Mediterráneo a la historia común del anarquismo.
Por otra parte, tampoco el nacionalismo ha sido ajeno al juego de los espejos del colonialismo. En contextos nacionales muy marcados, como los de Marruecos, Argelia o Palestina, la narrativa sobre la participación de las mujeres en la construcción nacional ha estado sometida a las lógicas patriarcales que devolvían, indigenizada, la mirada colonial. La formación del canon literario nacional es uno de los mejores exponentes de esta deriva. Ana González Navarro aborda esta cuestión en “Rachida Benmasud y la feminización del canon a través de la ginocrítica marroquí”. Pero en lugar de transitar por marcos teóricos más conocidos, Ana González abre una vía propia de investigación en uno de los ámbitos menos explorados de los estudios literarios árabes, el de la ginocrítica. Su examen de la obra de la marroquí Rachida Benmasud es singularmente germinal. No menos original como instrumento de análisis decolonial es la “matria” a la que recurre Danae Fonseca Azuara. En “Dando a luz a la nación: la matria palestina” Danae Fonseca profundiza en la ruptura de los límites de género en el debate por la definición de la nación paralelo a la lucha contra la ocupación de Palestina. Esta investigadora descubre en la construcción de la matria palestina tanto un arma de resistencia de género como un marco analítico que le permite explicar la peculiar participación de las mujeres en la lucha nacional. En cuanto a Argelia, con un convulso pasado de uso del islam en la construcción de la identidad nacional, Mariví Pérez Mateo desvela una de las últimas tácticas del Estado para manipular la participación de las mujeres en el espacio político. Las conclusiones de su artículo “La erudición religiosa femenina en Argelia: del control del discurso religioso a la institucionalización de mujeres guías espirituales” no pueden ser más demoledoras para el futuro de la igualdad en este país mediterráneo: aunque se presenta como un triunfo en términos de emancipación femenina, la promoción oficial de las mujeres a cargos religiosos, que tradicionalmente les habían sido vedados, en realidad busca convertirlas en contrafuerte a la oposición islamista, la más seria amenaza política al régimen. Hacer a las mujeres imamas responde a una estrategia de reproducción del Estado patriarcal, que pone voz femenina a sus discursos para así mejor perpetuar el autoritarismo. Aunque está por ver que no se le vuelva en contra, que la resiliencia de las mujeres argelinas a la opresión no sea el arma que acabe por tumbarlo.
Un último apunte no menos importante lo pone “A la mujer y a la mula, vara dura”, obra del periodista y activista marroquí Hicham Houdaifa. El título es un lugar común trágicamente actual en Marruecos, pero no solo, porque además, como denuncia Alejandra Ortega Fuentes en su reseña, la esclavitud femenina es una asignatura pendiente del sindicalismo internacional.
Luz Gómez, Universidad Autónoma de Madrid. España .
Fuente original: https://revistas.uam.es/revIUEM/article/view/9773/9922
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