Este fue el título con el que Bolivia nombró en el año 2009 a Juana Azurduy, considerada una de las heroínas de la independencia del país del imperialismo español. Como este, otros muchos honores recibió en vida y tras su desaparición. No en vano, Juana Azurduy lideró con valentía, primero junto a su marido y después en solitario, las guerrillas que se enfrentaron a la guerra contra España. Pero a pesar de haberse jugado la vida por su patria y ver morir a cuatro de sus hijos, Juana terminó viviendo en la indigencia y murió en soledad.
Juana Azurduy Bermúdez nació el 12 de julio de 1780 en un poblado llamado Toroca, situado en el entonces Virreinato del Río de la Plata, en la actual Bolivia. Su padre, Matías Azurduy, era un rico propietario de raza blanca que se había casado con Eulalia Bermúdez, una indígena proveniente de Chuquisaca.
Huerfana siendo una niña, Juana se educó y creció en el Convento de Santa Teresa de esta localidad. La joven de espíritu rebelde, no se adaptó a la vida conventual y pocos años después fue finalmente expulsada.
Con veinticinco años, Juana se casó con Manuel Ascencio Padilla, quien en aquel momento, en 1805, estaba estudiando derecho. Cuatro años después, la pareja se unía a la revolución de Chuquisaca que terminó con la derrota de los rebeldes y su huida de la zona.
Manuel y Juana volvieron a unirse a la causa anti española que supuso la confiscación de todos sus bienes cuando las tropas realistas ganaron terreno en el Alto Perú, la actual Bolivia.
La pareja, que tuvo cinco hijos, pasó los siguientes años luchando contra el control del imperio español. Juana destacó por su valentía y sus dotes de mando y organización en el escuadrón conocido como "Los Leales", hechos que le valieron algunos triunfos y su nombramiento como teniente coronel en el verano de 1816, cuando se le hizo la entrega simbólica de un sable con el que se la ha retratado en alguna ocasión.
Aquel mismo año Juana Azurduy sufría un duro golpe cuando su marido fallecía cuando acudió a rescatarla de la batalla de la Laguna en la que había caído herida.
Desde entonces, su suerte fue a peor hasta que terminó viviendo en la indigencia. Juana había perdido a cuatro de sus hijos, muertos a causa del hambre y las penurias de la guerra y al morir Manuel, se encontraba embarazada del quinto hijo.
En 1825 Simón Bolívar la ascendió a coronel y le otorgó una pensión con la que pudo sobrevivir hasta que cinco años después dejó de percibirla. Los últimos años de su vida fueron penosos, en lucha continua por recuperar los bienes que perdió en la guerra y malviviendo con un dinero que no siempre llegaba del gobierno por el que había luchado.
Juana Azurduy logró sobrevivir hasta los ochenta y un años. Falleció el 25 de mayo de 1862 en la más absoluta de las pobrezas y fue enterrada en una fosa común.
Tuvieron que pasar más de cien años para que su cuerpo y su memoria fueran restablecidos. Sus restos fueron exhumados y trasladados a un mausoleo construido en su honor en la ciudad de Sucre. En 2009 Argentina la ascendida a general del ejército argentino y Bolivia a mariscal de la república boliviana.
Películas que hablan de ella
La tierra en armas
Huerfana siendo una niña, Juana se educó y creció en el Convento de Santa Teresa de esta localidad. La joven de espíritu rebelde, no se adaptó a la vida conventual y pocos años después fue finalmente expulsada.
Con veinticinco años, Juana se casó con Manuel Ascencio Padilla, quien en aquel momento, en 1805, estaba estudiando derecho. Cuatro años después, la pareja se unía a la revolución de Chuquisaca que terminó con la derrota de los rebeldes y su huida de la zona.
Manuel y Juana volvieron a unirse a la causa anti española que supuso la confiscación de todos sus bienes cuando las tropas realistas ganaron terreno en el Alto Perú, la actual Bolivia.
La pareja, que tuvo cinco hijos, pasó los siguientes años luchando contra el control del imperio español. Juana destacó por su valentía y sus dotes de mando y organización en el escuadrón conocido como "Los Leales", hechos que le valieron algunos triunfos y su nombramiento como teniente coronel en el verano de 1816, cuando se le hizo la entrega simbólica de un sable con el que se la ha retratado en alguna ocasión.
Aquel mismo año Juana Azurduy sufría un duro golpe cuando su marido fallecía cuando acudió a rescatarla de la batalla de la Laguna en la que había caído herida.
Desde entonces, su suerte fue a peor hasta que terminó viviendo en la indigencia. Juana había perdido a cuatro de sus hijos, muertos a causa del hambre y las penurias de la guerra y al morir Manuel, se encontraba embarazada del quinto hijo.
En 1825 Simón Bolívar la ascendió a coronel y le otorgó una pensión con la que pudo sobrevivir hasta que cinco años después dejó de percibirla. Los últimos años de su vida fueron penosos, en lucha continua por recuperar los bienes que perdió en la guerra y malviviendo con un dinero que no siempre llegaba del gobierno por el que había luchado.
Juana Azurduy logró sobrevivir hasta los ochenta y un años. Falleció el 25 de mayo de 1862 en la más absoluta de las pobrezas y fue enterrada en una fosa común.
Tuvieron que pasar más de cien años para que su cuerpo y su memoria fueran restablecidos. Sus restos fueron exhumados y trasladados a un mausoleo construido en su honor en la ciudad de Sucre. En 2009 Argentina la ascendida a general del ejército argentino y Bolivia a mariscal de la república boliviana.
Películas que hablan de ella
La tierra en armas
Trailer
https://www.youtube.com/watch?v=wcLXz0ItpvY
actualizada 28 mayo 2016
Bartolina Sisa
El proceso histórico de la independencia de Bolivia es señalado por varios historiadores del tema desde los años de 1810 a 1825, llamándole la Guerra de los 15 años. Sin embargo, en la actualidad ya de casi aceptación general que este transcurrir de confabulaciones y luchas revolucionarias parte desde 1780 con la gran sublevación indígena.
La participación femenina fue muy importante desde las primeras acciones de insurgencia, su intervención en la organización de reuniones secretas, apoyando y tomando parte junto a padres, esposos, hermanos e hijos sobresale nítidamente. El espíritu de rebeldía femenino brota en defensa de la tierra de sus mayores en un temprano despertar de su futura nacionalidad, mostrando valor y sacrificio en el tormentoso camino hacia la independencia.
Heroínas y patricias altoperuanas figuran con letras imperecederas entre las célebres de la guerra libertaria, alistándose prontamente al llamado de rebelión y libertad de valles, altiplano, ciudades y pobladas orientales, dejando en la posteridad sus hazañas.
Entre los movimientos rebeldes del norte de Potosí, se destacan Tomasina Silvestre, valiente mujer y junto a Isidora Katari Flores actúan en la zona rebelde, apoyando la rebelión de los hermanos Katari. En la Villa de Oruro en los sucesos de 1781, jugaron un papel importante la hija de Sebastián Pagador asimismo las mujeres mestizas e indígenas de los milicianos acuartelados, quienes tomaron la iniciativa, enfrentándose a las agraviantes determinaciones del corregidor Urrutia y de las compañías de españoles, lo que desencadenaría la Revolución del 10 de Febrero de 1781. Posteriormente fueron acusadas por haber animado y auxiliado a los amotinados, entre ellas María Quiroz, esposa de uno de los considerados motores de la rebelión, Clemente Menacho; Francisca Orozco y María Francisca Goya, mártires las tres, desterradas a las cárceles de Buenos Aires. Se anota también a Dominga Salamanca como cómplice de los cabecillas, entregando correspondencia que llegaba, en las chuspas de coca.
Bartolina Sisa, natural de Caracato, casada con Gregorio Apaza Túpac Katari; desempeñó junto al líder indígena un papel importante como intercesora y conductora del cerco a La Paz. Gregoria Apaza estuvo presente, comandando tropas en El Alto y en Sorata, junto a Andrés Túpac Amaru, la trataban de Talla o Cacica. Al ser consortes y hermanas de los caudillos, tuvieron el control un lapso prolongado. La paceña Vicenta Juaristi de Eguino Medina fue la primera mujer patriota de la Guerra de la Independencia, declarada heroína nacional, registrado en el Redactor de la Asamblea Constituyente de 1826, exponiéndose los importantes servicios, que la señora Eguino, había dado a la Patria, los peligros, atrasos y padecimientos sufridos.
El sacrificio de las mujeres en Cochabamba en el cerro de San Sebastián, quedó inmortalizado en la historia, las heroínas sucumbieron en los brazos de la gloria, pasando a ser parte de las bolivianas ilustres, como Manuela Gandarillas, Josefa Montecinos, Manuela de la Tapia, Juana Barbieto de Antezana entre otras.
En los acontecimientos chuquisaqueños, destacan Mariana Zudáñez, hermana de Jaime por su temperamento y valentía, Teresa Bustos de Lemoine, esposa de José Joaquín de Lemoine, que fue desterrada junto a sus seis pequeños hijos por su labor conspirativa.
Por último Casimira de Ussoz y Mozi, esposa del Oidor, incitadora del populacho el 25 de Mayo de 1809, sufrió ultrajes y vejámenes de las autoridades realistas. No podían faltar en la cita histórica las mujeres de la villa de Potosí, como Mercedes Tapia encargada de la arenga a Castelli después de la victoria de Suipacha, perseguida tenazmente luego de la derrota de Guaqui; Gregoria Araníbar de Matos que fue flagelada en la plaza, después de ver ahorcado a su esposo Salvador Matos por los españoles; Andrea Arias, Francisca Barrera y Marcelina Gastelú completan parte de estas valientes, cuyos rasgos de libertad quedaron en la memoria popular.
Ana Barba, patriota cruceña, ahijada de Ignacio Warnes, no dudó en rescatar los restos del valiente Warnes, siendo incendiada su casa y perseguida por el feroz Aguilera; Francisca López, Rosa Montero, Manuela Velasco de Ibáñez, representan el espíritu generoso y patriota de la mujer de Santa Cruz.
Juana Azurduy de Padilla, célebre heroína, simboliza en la actualidad el mayor ejemplo del sacrificio y valor de la mujer boliviana durante la Guerra de la Independencia; propiedades perdidas, vida familiar destruida y el destierro forzoso a suelo argentino fueron el pago a su patriotismo, lo que le hizo ganar la estimación y respeto del general Güemes. Según la historia, al llegar Simón Bolívar a Chuquisaca en 1825 acompañado de su Estado Mayor, lo primero que hizo fue ir a visitar a doña Juana Azurduy, llenándole de elogios a la ilustre guerrillera.
La participación de la mujer boliviana, en el proceso de la Guerra de la Independencia, significó un aporte excepcional para la formación de la futura nación boliviana.
BIBLIOGRAFÍA
DÍAZ ARGUEDAS, Julio. Guerrilleros y heroínas de la Independencia. Editora Universo.
La Paz. 1974.
COSTA DE LA TORRE, Arturo. Mujeres en la Independencia. Biblioteca Popular Última Hora. La Paz. 1977.
VALDA MARTÍNEX, Edgar.Potosí durante la Independencia de Charcas 1810-1817. Potosí. 1989.
Fundación Cultural del Banco Central.Primera gesta Libertaria. Túpac Katari. Sucre. 2004.
QUEREJAZU Jorge. La Amazona y el Caudillo. Túpac Katari. Sucre 2005.
SOUX, María Luisa. La Paz en su ausencia. Gobierno Municipal de La Paz. 2008.
Juana Azurduy de Padilla
Las heroínas de la Coronilla en plena batalla contra los "chapetones"
Participación de la mujer en el proceso de independencia de Bolivia
Bartolina Sisa
La participación femenina fue muy importante desde las primeras acciones de insurgencia, su intervención en la organización de reuniones secretas, apoyando y tomando parte junto a padres, esposos, hermanos e hijos sobresale nítidamente. El espíritu de rebeldía femenino brota en defensa de la tierra de sus mayores en un temprano despertar de su futura nacionalidad, mostrando valor y sacrificio en el tormentoso camino hacia la independencia.
Heroínas y patricias altoperuanas figuran con letras imperecederas entre las célebres de la guerra libertaria, alistándose prontamente al llamado de rebelión y libertad de valles, altiplano, ciudades y pobladas orientales, dejando en la posteridad sus hazañas.
Entre los movimientos rebeldes del norte de Potosí, se destacan Tomasina Silvestre, valiente mujer y junto a Isidora Katari Flores actúan en la zona rebelde, apoyando la rebelión de los hermanos Katari. En la Villa de Oruro en los sucesos de 1781, jugaron un papel importante la hija de Sebastián Pagador asimismo las mujeres mestizas e indígenas de los milicianos acuartelados, quienes tomaron la iniciativa, enfrentándose a las agraviantes determinaciones del corregidor Urrutia y de las compañías de españoles, lo que desencadenaría la Revolución del 10 de Febrero de 1781. Posteriormente fueron acusadas por haber animado y auxiliado a los amotinados, entre ellas María Quiroz, esposa de uno de los considerados motores de la rebelión, Clemente Menacho; Francisca Orozco y María Francisca Goya, mártires las tres, desterradas a las cárceles de Buenos Aires. Se anota también a Dominga Salamanca como cómplice de los cabecillas, entregando correspondencia que llegaba, en las chuspas de coca.
Bartolina Sisa, natural de Caracato, casada con Gregorio Apaza Túpac Katari; desempeñó junto al líder indígena un papel importante como intercesora y conductora del cerco a La Paz. Gregoria Apaza estuvo presente, comandando tropas en El Alto y en Sorata, junto a Andrés Túpac Amaru, la trataban de Talla o Cacica. Al ser consortes y hermanas de los caudillos, tuvieron el control un lapso prolongado. La paceña Vicenta Juaristi de Eguino Medina fue la primera mujer patriota de la Guerra de la Independencia, declarada heroína nacional, registrado en el Redactor de la Asamblea Constituyente de 1826, exponiéndose los importantes servicios, que la señora Eguino, había dado a la Patria, los peligros, atrasos y padecimientos sufridos.
El sacrificio de las mujeres en Cochabamba en el cerro de San Sebastián, quedó inmortalizado en la historia, las heroínas sucumbieron en los brazos de la gloria, pasando a ser parte de las bolivianas ilustres, como Manuela Gandarillas, Josefa Montecinos, Manuela de la Tapia, Juana Barbieto de Antezana entre otras.
En los acontecimientos chuquisaqueños, destacan Mariana Zudáñez, hermana de Jaime por su temperamento y valentía, Teresa Bustos de Lemoine, esposa de José Joaquín de Lemoine, que fue desterrada junto a sus seis pequeños hijos por su labor conspirativa.
Por último Casimira de Ussoz y Mozi, esposa del Oidor, incitadora del populacho el 25 de Mayo de 1809, sufrió ultrajes y vejámenes de las autoridades realistas. No podían faltar en la cita histórica las mujeres de la villa de Potosí, como Mercedes Tapia encargada de la arenga a Castelli después de la victoria de Suipacha, perseguida tenazmente luego de la derrota de Guaqui; Gregoria Araníbar de Matos que fue flagelada en la plaza, después de ver ahorcado a su esposo Salvador Matos por los españoles; Andrea Arias, Francisca Barrera y Marcelina Gastelú completan parte de estas valientes, cuyos rasgos de libertad quedaron en la memoria popular.
Ana Barba, patriota cruceña, ahijada de Ignacio Warnes, no dudó en rescatar los restos del valiente Warnes, siendo incendiada su casa y perseguida por el feroz Aguilera; Francisca López, Rosa Montero, Manuela Velasco de Ibáñez, representan el espíritu generoso y patriota de la mujer de Santa Cruz.
Juana Azurduy de Padilla, célebre heroína, simboliza en la actualidad el mayor ejemplo del sacrificio y valor de la mujer boliviana durante la Guerra de la Independencia; propiedades perdidas, vida familiar destruida y el destierro forzoso a suelo argentino fueron el pago a su patriotismo, lo que le hizo ganar la estimación y respeto del general Güemes. Según la historia, al llegar Simón Bolívar a Chuquisaca en 1825 acompañado de su Estado Mayor, lo primero que hizo fue ir a visitar a doña Juana Azurduy, llenándole de elogios a la ilustre guerrillera.
La participación de la mujer boliviana, en el proceso de la Guerra de la Independencia, significó un aporte excepcional para la formación de la futura nación boliviana.
BIBLIOGRAFÍA
DÍAZ ARGUEDAS, Julio. Guerrilleros y heroínas de la Independencia. Editora Universo.
La Paz. 1974.
COSTA DE LA TORRE, Arturo. Mujeres en la Independencia. Biblioteca Popular Última Hora. La Paz. 1977.
VALDA MARTÍNEX, Edgar.Potosí durante la Independencia de Charcas 1810-1817. Potosí. 1989.
Fundación Cultural del Banco Central.Primera gesta Libertaria. Túpac Katari. Sucre. 2004.
QUEREJAZU Jorge. La Amazona y el Caudillo. Túpac Katari. Sucre 2005.
SOUX, María Luisa. La Paz en su ausencia. Gobierno Municipal de La Paz. 2008.
Juana Azurduy de Padilla
Las heroínas de la Coronilla en plena batalla contra los "chapetones"
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