En muchas ocasiones me han recomendado que no hable de esto en público porque me resta “ prestigio” y hará que muchos lectores se alejen. Yo me niego porque el tema de los Derechos Humanos y Derechos Civiles de las personas con distinta identidad sexual debe ser expuesto y la lucha se debe realizar a plena luz, de la misma forma en que se llevan a cabo las otras luchas por las igualdades sociales.
Hace dos años escribí del tema, contando mi experiencia de luna y sol, eso hizo que efectivamente muchos lectores se alejaran de mi blog y encima se convirtieran en asiduos detractores que descalificaban mis textos y me insultaban con odio de machos heridos en su soberbia viril. Mujeres que me escribían mensajes diciéndome que era una lástima de escritora porque ser homosexual desacreditaba mis letras. Me dijeron que dejarían de leerme por ser un mal ejemplo para la sociedad.
Una amiga muy querida cuando se enteró leyendo mi blog, le dio por llorar una semana completa, luego me escribió y me dijo que no me creía porque ella se había dado cuenta cómo era yo con los hombres y que era imposible que me gustaran las mujeres. Me dijo que haberlo sacado a la luz fue lo peor que pude haber hecho porque iba a ser rechazada para el resto de mi vida.
Mi hermana-mamá me dice que deje de estar jugando a que soy homosexual porque no lo soy, y que ella sabe que lo dije en público por rebeldía para llevarle la contraria a mi familia y para mandar al diablo a un montón de come mierdas. En efecto los come mierdas se espantaron y salieron corriendo, nunca más regresaron. ¡Alabado sea el Señor!
Otro día conversando con una escritora me dijo que yo era demasiado íntegra como para ser homosexual. Una amiga de mi corazón me insultó cuando se enteró y a nuestra amistad de décadas se la llevó el viento. Un conocido me dijo que no me creía el papel de homosexual porque yo no era morbosa.
Y así podría contar un sinfín de situaciones de rechazo que entre estereotipos, conjeturas y prejuicios he sido despellejada viva por parte de familia, amigos y sociedad. Cualquiera dirá: pero ella se lo buscó por hacerlo público. Y aquí viene el punto; la sociedad nos quiere mantener en las sombras, en lo más oscuro y recóndito para que no existamos como seres humanos y para que nuestros Derechos Humanos y Civiles nos sigan siendo negados. Pero no, nosotros estamos aquí y existimos y también tenemos el derecho absoluto de amar en plena libertad sin ser señalados, discriminados y violentados.
Si no sufriéramos discriminación, si nuestros derechos se respetaran, si no nos asesinaran en los crímenes de odio no habría necesidad de salir a las calles a exigir respeto, a exigir lo que por nacimiento nos pertenece. Junio es el mes de Orgullo LGTB. El Orgullo Queer. Aunque muchos utilizan la connotación peyorativamente, nosotros los Queer le damos otro significado. Somos rarezas, en efecto. Somos Sui generis.
Hay que tener arrestos para salir a la calle y no ocultar quienes somos, caminar de frente y levantar el rostro y ver directo a los ojos. Atrevernos a reír, abrazar, acariciar, besar, a ser en pleno como lo son los heterosexuales. Sabiendo que tenemos todo en contra. Unos somos más fuertes que otros, muchos no pueden con la presión externa y se encierran a morir lentamente dentro de un armario y se dedican a aparentar para que la familia, amigos y sociedad no los discriminen. Para que no los despidan del trabajo, para que no los excluyan de los eventos sociales, para que les dejen inscribir a sus hijos en las escuelas.
Me sucede que tengo la experiencia de las dos caras de la moneda, cuando salgo con amantes hombres paso desapercibida, una pareja común, pero cuando mis amantes son mujeres la historia es otra. ¿En qué varía? ¿En qué ofende a la sociedad que dos seres del mismo género se amen? ¿En qué perjudica que alguien que no se siente bien con el género en el que nació quiera cambiar? ¿En qué afecta que un hombre se vista de mujer o viceversa? ¿En qué nos afecta como humanidad que una persona no se sienta ni hombre ni mujer? ¿Por qué los estereotipos? “Los zapatos de tacón son exclusivos de las mujeres, el fútbol es de hombres…”
Estamos tan obstinados con seguir normas impuestas, con rasgarnos las vestiduras con las religiones (o la relación personal con Dios) que somos capaces de faltar el respeto a los otros, de lastimarlos emocional y físicamente. De fundamentar nuestro odio, prejuicios y estereotipos en dogmas caducos. Todos tenemos derecho a ser. Y si tanto alaban y hablan de su Dios, pues ese Dios se dice que es amor. Ahí está la respuesta para todo. Es amor.
Si a alguien no le gustan las personas de la comunidad LGBT pues no sea pareja de una persona de la comunidad LGBT, pero no con esto las va a agredir. Tenemos derecho a casarnos, a tener hijos, a formar una familia. A caminar por la calle libremente. ¿Por qué se empecinan en negarnos ser parte de la diversidad que embellece este mundo? Y no, no nos tienen que subestimar, también tenemos neuronas y aptitudes. También tenemos criterio propio y un cerebro que funciona y muy bien. No hay sangre tipo homosexual y tipo heterosexual, es la misma.
Somos una legión a la que por más que quieran exterminar no podrán, porque somos amor, porque somos integridad, somos conciencia e identidad. Tal como los heterosexuales. Lo que hagamos con nuestra intimidad es asunto nuestro, lo que nos debe involucrar y unir como sociedad es la búsqueda de leyes que hagan respetar nuestros Derechos Humanos sin ningún tipo de distinción. No se puede andar por la vida dando con una mano y con la otra quitando.
Y hay que tener mucho cuidado porque vienen crías naciendo. ¿Por qué les desgraciamos la infancia imponiéndonos? ¿Cortándoles las alas? Si a un niño le gusta ponerse falda, ¿cuál es el problema? Si a una niña le gusta el color azul, ¿cuál es el problema? Si una cría no se siente cómoda con ninguno de los géneros, nuestro deber como padres, familia y sociedad es apoyarla, demostrarle que en este mundo la diversidad es hermosa. ¿Para qué torturarla hasta llevarla al suicidio? No dejemos que lo que nos ha sido impuesto en un sistema patriarcal y autoritario nos destruya como humanidad. Seamos capaces de reconstruir los cimientos y de transformar el odio en amor al prójimo que al fin de cuentas en este mundo estamos de paso y es tan fugaz nuestra estadía que desperdiciarla en el odio y la discriminación es de cretinos. Veámonos muy bien frente al espejo y preguntémonos si como seres humanos estamos actuando en consecuencia con la esencia de la vida que es el amor.
Yo respeto a las personas que siguen dentro de ese cautiverio emocional y que prefieren ver la vida desde ahí y no salir porque esto representa el rechazo. Pero les digo que nadie tiene derecho a imponerse sobre otros, y también decirles que afuera hay millones que siendo Queer o no los van a apoyar. Nuestro peor enemigo es el miedo, es bueno acuerpar la lucha por los que ya no están, por los que están y por los que vienen. Si a nosotros nos llueve sobre mojado pues hagamos hasta lo imposible para que a los que están por nacer el mundo los reciba con amor y equidad. La lucha por los Derechos Humanos debe ser una obligación de todos sin reparos secundarios.
Este texto también está dedicado a aquellas personas que por una u otra razón independientemente de su identidad sexual no calzan en el sistema de normas impuestas, busquemos nuestra propia realización más allá de lo que otros digan.
En el mes del ORGULLO LGBT, un abrazo lleno de amor a todos los Queer del mundo entero. ¡Qué el amor nos haga libres!
Hace dos años escribí del tema, contando mi experiencia de luna y sol, eso hizo que efectivamente muchos lectores se alejaran de mi blog y encima se convirtieran en asiduos detractores que descalificaban mis textos y me insultaban con odio de machos heridos en su soberbia viril. Mujeres que me escribían mensajes diciéndome que era una lástima de escritora porque ser homosexual desacreditaba mis letras. Me dijeron que dejarían de leerme por ser un mal ejemplo para la sociedad.
Una amiga muy querida cuando se enteró leyendo mi blog, le dio por llorar una semana completa, luego me escribió y me dijo que no me creía porque ella se había dado cuenta cómo era yo con los hombres y que era imposible que me gustaran las mujeres. Me dijo que haberlo sacado a la luz fue lo peor que pude haber hecho porque iba a ser rechazada para el resto de mi vida.
Mi hermana-mamá me dice que deje de estar jugando a que soy homosexual porque no lo soy, y que ella sabe que lo dije en público por rebeldía para llevarle la contraria a mi familia y para mandar al diablo a un montón de come mierdas. En efecto los come mierdas se espantaron y salieron corriendo, nunca más regresaron. ¡Alabado sea el Señor!
Otro día conversando con una escritora me dijo que yo era demasiado íntegra como para ser homosexual. Una amiga de mi corazón me insultó cuando se enteró y a nuestra amistad de décadas se la llevó el viento. Un conocido me dijo que no me creía el papel de homosexual porque yo no era morbosa.
Y así podría contar un sinfín de situaciones de rechazo que entre estereotipos, conjeturas y prejuicios he sido despellejada viva por parte de familia, amigos y sociedad. Cualquiera dirá: pero ella se lo buscó por hacerlo público. Y aquí viene el punto; la sociedad nos quiere mantener en las sombras, en lo más oscuro y recóndito para que no existamos como seres humanos y para que nuestros Derechos Humanos y Civiles nos sigan siendo negados. Pero no, nosotros estamos aquí y existimos y también tenemos el derecho absoluto de amar en plena libertad sin ser señalados, discriminados y violentados.
Si no sufriéramos discriminación, si nuestros derechos se respetaran, si no nos asesinaran en los crímenes de odio no habría necesidad de salir a las calles a exigir respeto, a exigir lo que por nacimiento nos pertenece. Junio es el mes de Orgullo LGTB. El Orgullo Queer. Aunque muchos utilizan la connotación peyorativamente, nosotros los Queer le damos otro significado. Somos rarezas, en efecto. Somos Sui generis.
Hay que tener arrestos para salir a la calle y no ocultar quienes somos, caminar de frente y levantar el rostro y ver directo a los ojos. Atrevernos a reír, abrazar, acariciar, besar, a ser en pleno como lo son los heterosexuales. Sabiendo que tenemos todo en contra. Unos somos más fuertes que otros, muchos no pueden con la presión externa y se encierran a morir lentamente dentro de un armario y se dedican a aparentar para que la familia, amigos y sociedad no los discriminen. Para que no los despidan del trabajo, para que no los excluyan de los eventos sociales, para que les dejen inscribir a sus hijos en las escuelas.
Me sucede que tengo la experiencia de las dos caras de la moneda, cuando salgo con amantes hombres paso desapercibida, una pareja común, pero cuando mis amantes son mujeres la historia es otra. ¿En qué varía? ¿En qué ofende a la sociedad que dos seres del mismo género se amen? ¿En qué perjudica que alguien que no se siente bien con el género en el que nació quiera cambiar? ¿En qué afecta que un hombre se vista de mujer o viceversa? ¿En qué nos afecta como humanidad que una persona no se sienta ni hombre ni mujer? ¿Por qué los estereotipos? “Los zapatos de tacón son exclusivos de las mujeres, el fútbol es de hombres…”
Estamos tan obstinados con seguir normas impuestas, con rasgarnos las vestiduras con las religiones (o la relación personal con Dios) que somos capaces de faltar el respeto a los otros, de lastimarlos emocional y físicamente. De fundamentar nuestro odio, prejuicios y estereotipos en dogmas caducos. Todos tenemos derecho a ser. Y si tanto alaban y hablan de su Dios, pues ese Dios se dice que es amor. Ahí está la respuesta para todo. Es amor.
Si a alguien no le gustan las personas de la comunidad LGBT pues no sea pareja de una persona de la comunidad LGBT, pero no con esto las va a agredir. Tenemos derecho a casarnos, a tener hijos, a formar una familia. A caminar por la calle libremente. ¿Por qué se empecinan en negarnos ser parte de la diversidad que embellece este mundo? Y no, no nos tienen que subestimar, también tenemos neuronas y aptitudes. También tenemos criterio propio y un cerebro que funciona y muy bien. No hay sangre tipo homosexual y tipo heterosexual, es la misma.
Somos una legión a la que por más que quieran exterminar no podrán, porque somos amor, porque somos integridad, somos conciencia e identidad. Tal como los heterosexuales. Lo que hagamos con nuestra intimidad es asunto nuestro, lo que nos debe involucrar y unir como sociedad es la búsqueda de leyes que hagan respetar nuestros Derechos Humanos sin ningún tipo de distinción. No se puede andar por la vida dando con una mano y con la otra quitando.
Y hay que tener mucho cuidado porque vienen crías naciendo. ¿Por qué les desgraciamos la infancia imponiéndonos? ¿Cortándoles las alas? Si a un niño le gusta ponerse falda, ¿cuál es el problema? Si a una niña le gusta el color azul, ¿cuál es el problema? Si una cría no se siente cómoda con ninguno de los géneros, nuestro deber como padres, familia y sociedad es apoyarla, demostrarle que en este mundo la diversidad es hermosa. ¿Para qué torturarla hasta llevarla al suicidio? No dejemos que lo que nos ha sido impuesto en un sistema patriarcal y autoritario nos destruya como humanidad. Seamos capaces de reconstruir los cimientos y de transformar el odio en amor al prójimo que al fin de cuentas en este mundo estamos de paso y es tan fugaz nuestra estadía que desperdiciarla en el odio y la discriminación es de cretinos. Veámonos muy bien frente al espejo y preguntémonos si como seres humanos estamos actuando en consecuencia con la esencia de la vida que es el amor.
Yo respeto a las personas que siguen dentro de ese cautiverio emocional y que prefieren ver la vida desde ahí y no salir porque esto representa el rechazo. Pero les digo que nadie tiene derecho a imponerse sobre otros, y también decirles que afuera hay millones que siendo Queer o no los van a apoyar. Nuestro peor enemigo es el miedo, es bueno acuerpar la lucha por los que ya no están, por los que están y por los que vienen. Si a nosotros nos llueve sobre mojado pues hagamos hasta lo imposible para que a los que están por nacer el mundo los reciba con amor y equidad. La lucha por los Derechos Humanos debe ser una obligación de todos sin reparos secundarios.
Este texto también está dedicado a aquellas personas que por una u otra razón independientemente de su identidad sexual no calzan en el sistema de normas impuestas, busquemos nuestra propia realización más allá de lo que otros digan.
En el mes del ORGULLO LGBT, un abrazo lleno de amor a todos los Queer del mundo entero. ¡Qué el amor nos haga libres!
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