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viernes, 14 de agosto de 2020

Uruguay. Dueños de personas, personas con dueño. Una investigación sobre la trata con fines de explotación sexual y laboral


Una investigación sobre la trata con fines de explotación sexual y laboral. El estudio concluye, entre otras cosas, que es un fenómeno “instalado” en el país y poco reconocido como “problema público”

Después de dos años de trabajo de campo, escucha activa, sistematización de información y análisis, la asociación civil El Paso presentó la investigación Dueños de personas, personas con dueño, que indaga en las formas en que se produce y reproduce la trata de personas con fines de explotación sexual y laboral en Uruguay. La publicación se enmarca en el proyecto “Uruguay mira la trata”, que desde 2017 busca promover la implementación de políticas públicas sobre esta problemática en el país, con el financiamiento de la Unión Europea.

La investigación estuvo liderada por El Paso, pero es fruto de un trabajo colectivo en el que también participaron la agencia Voz y Vos; la Red de Paysandú de Prevención de la Explotación Sexual Comercial de Niñas, Niños y Adolescentes; el Departamento de Trabajo Social de la Universidad de la República (Udelar); y la Organización Internacional para las Migraciones. Desde el principio, la intención fue que el tema fuera abordado de manera integral: como un problema social –más allá de su dimensión delictiva– y desde una perspectiva de género y derechos humanos.

El resultado quedó plasmado en cerca de 300 páginas en las que aparecen los relatos de más de 100 personas consultadas en 12 departamentos del país, entre operadores sociales, educativos, judiciales, de la seguridad, de la sociedad civil y gubernamentales. Se hicieron además dos entrevistas en profundidad y un grupo de discusión con trabajadoras sexuales, según explicó la socióloga Natalia Guidobono, coordinadora de la investigación, durante la presentación del informe.

Las voces de las víctimas de trata, en tanto, fueron recogidas a través de la información disponible sobre las mujeres que han sido asistidas en el Servicio de Atención a Mujeres en Situación de Trata con Fines de Explotación Sexual, cogestionado por el Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres) en convenio con El Paso. Esta metodología fue elegida para evitar la “revictimización” de las mujeres, aseguró Guidobono. “Este trabajo, que fue súper minucioso, nos permitió no tener que ir a consultarlas. Su palabra estaba a través de los registros, que a veces eran relatos, dibujos, registros de entrevistas que tenían los equipos técnicos, además de una gran base de datos que fuimos ajustando y actualizando”, contó la coordinadora. Toda esa información permitió explicitar cuáles son las características de las personas que son víctimas de trata en Uruguay.

El estudio también analiza tres sentencias que fueron tipificadas como trata de personas, que son anteriores a la de la Ley 19.643, de prevención y combate a la trata, promulgada en julio de 2018. “Este análisis propinó mucha información sobre cómo resuelve los casos la Justicia, pero también nos acercó mucho a cómo operan los explotadores y cómo funcionan las redes”, comentó Guidobono. “Ustedes dirán que es poco tres; es lo que hay”, agregó la socióloga, y resaltó que existen otras sentencias de este estilo, pero no están tipificadas como trata en su carátula.

Por último, la investigación incluye como otra novedad un análisis específico sobre la cobertura de la trata de personas en la prensa uruguaya. Para eso, se analizaron notas y reportajes realizados entre abril y noviembre de 2018. Esta tarea estuvo a cargo de la agencia de comunicación Voz y Vos, que se especializa en derechos humanos e infancias.

“Comprender cómo se construyen discursiva y narrativamente las problemáticas sociales, en este caso la trata, es parte de la comprensión de la problemática”, por lo que puede ayudar a “transformar la realidad”, explicó Paula Baleato, directora de Voz y Vos, durante la presentación. La socióloga y maestranda en Comunicación dijo que el análisis de la representación mediática mostró coberturas “muy episódicas, poco contextualizadas y basadas en un enfoque individual y no social de los asuntos”, lo cual “deja a la sociedad con menos posibilidades de una comprensión más integral del problema”.

Sin embargo, aseguró que otros hallazgos son más “alentadores”. En ese sentido, dijo que el tema se empezó a cubrir más y que hubo una mejora en la calidad de la cobertura. Acerca de esto último, celebró que cada vez tengan más espacio en los medios las “voces calificadas”, que a su entender en general provienen de las organizaciones de la sociedad civil.

Principales resultados

Una de las conclusiones más importantes de la investigación es que la trata de personas es un “problema instalado en Uruguay”, con evidencia desde la época colonial. De acuerdo con el estudio, existen rutas identificadas de trata sexual que operan en el país de forma continua desde hace más de 30 años. Sin embargo, “el reconocimiento de la trata de personas como problema público es débil aún”.

La trata interna –que se da cuando todas las etapas del proceso se desarrollan dentro del país– y la trata laboral son las formas más invisibilizadas, aseguró Andrea Tuana, trabajadora social, magíster en Políticas Públicas de Igualdad y directora de El Paso. “En la investigación pudimos visualizar, por ejemplo, situaciones de trata entre los barrios y entre departamentos del país. A veces esas situaciones quedan invisibilizadas, y en muchos casos no se llega a tipificar que estamos frente a una situación de trata”, dijo Tuana sobre la trata interna.

Acerca de la trata laboral, explicó que es una modalidad “que permanece invisibilizada en nuestro país” y que, cuando se detecta, “en general no es vista como un delito y se aborda como un conflicto a nivel laboral”, lo cual hace “que se diluya el delito de lesa humanidad que se está generando”. Puso como ejemplo los casos de trata laboral identificados en el sector doméstico, en familias de alto poder adquisitivo, “donde muchas veces se recrean prácticas que nos hacen recordar el sistema esclavista uruguayo en el siglo XIX”.

Dueños de personas, personas con dueños intenta ser un estudio exploratorio sobre la trata laboral, ya que no existen investigaciones previas sobre este fenómeno en el país. En este primer acercamiento a la problemática se identificaron situaciones de trata laboral o trabajo forzoso en cinco sectores específicos de la economía: doméstico, agropecuario, forestación, construcción y pesca. Pero “es necesario seguir profundizando”, puntualizó Tuana.

En cuanto a la trata con fines de explotación sexual, el trabajo reveló que se produce y reproduce mayoritariamente en “whiskerías, prostíbulos, boliches, cantinas, en la vía pública, en casas y apartamentos particulares, en zonas turísticas, en calles, rutas, en ciudades grandes, localidades pequeñas, capitales departamentales, espacios fronterizos, zonas de freeshops”.

Uruguay es identificado desde hace años como país de origen, tránsito y destino de la trata de personas, pero en los últimos años se ha constituido en un país predominantemente de destino de trata sexual y laboral.

Otro de los hallazgos de este trabajo es que, si bien Uruguay es identificado desde hace años como país de origen, tránsito y destino de la trata de personas, en los últimos años se ha constituido en un país “predominantemente de destino de trata sexual y laboral”. Este fenómeno empezó a aparecer en 2014, especificó la directora de El Paso, “a partir de las nuevas corrientes migratorias y de la llegada de un fuerte contingente de dominicanas y dominicanos al país”.

El estudio también encontró que la trata de personas se desarrolla en espacios fronterizos, ya sean territoriales o entre lo legal y lo ilegal. Lo primero porque, muchas veces, las redes de trata trasladan a las personas de un lugar a otro de la frontera indistintamente, entonces “operan en espacios donde no siempre es posible establecer límites claros, lo que impide ver la trata con claridad y hace difícil identificarla”. Lo segundo se da porque “gran parte de la trata ocurre dentro de lo que son las empresas legales y el mercado sexual legal”, dijo Tuana, “y eso hace que sea mucho más difícil poder visualizar el delito”.

“La investigación concluye que convivimos con la trata de personas”, resumió. “Está en distintos lugares por donde nosotros transitamos y desarrollamos nuestra vida, y esa creo que es una conclusión fuerte e importante a los efectos de generar recomendaciones y hacer política pública”.

70% de las mujeres víctimas de trata sexual en Uruguay son menores de 35 años. 83% fueron explotadas en suelo uruguayo. 79% son extranjeras.

El perfil de las víctimas

Además de conceptualizar cuáles son los tipos de trata de personas, definir las distintas etapas del proceso, ubicar el problema en el mapa de Uruguay y caracterizar a los actores, el estudio permite conocer las características de las víctimas. ¿Quiénes son? ¿Qué edades tienen? ¿Cuáles son sus niveles socioeconómicos y educativos? ¿De dónde provienen? ¿En qué contexto vivían antes de ser sometidas a la situación de trata? ¿Cómo fueron captadas?

Lo primero que salta a la vista es que, en el caso de la trata con fines de explotación sexual, la enorme mayoría de las víctimas identificadas fueron mujeres. En ese grupo están incluidas las mujeres trans, que también son captadas, “pese a que se encuentran fuertemente invisibilizadas”, señaló Tuana. La investigación reveló que 70% de las mujeres víctimas de trata sexual son menores de 35 años, 83% fueron explotadas en suelo uruguayo y 79% son extranjeras (mayoritariamente latinoamericanas). Otro dato que aparece es que la gran mayoría (83%) tiene al menos una hija o un hijo, y que en menos de la mitad de los casos (43%) están a su cargo.

Los tipos de trata que predominan en el país son la interna y la internacional. La mayoría de víctimas de trata internacional son extranjeras. En el caso de trata interna, hay una fuerte presencia de adolescentes de entre 14 y 16 años –sobre todo uruguayas, pero también hay extranjeras–, que son captadas y trasladadas dentro de las fronteras del país. La investigación también encontró dos casos de trata “mixta”, en los que se combinaron la interna y la internacional.

La gran mayoría de las víctimas de trata sexual en Uruguay son mujeres, mientras que los principales afectados por la trata laboral son varones.

Entre 2011 y 2019, el Servicio de Atención a Mujeres en Situación de Trata atendió a 650 mujeres en posibles situaciones de trata sexual, según datos proporcionados por el Inmujeres a La Diaria.

En el caso de la trata laboral, en tanto, las principales víctimas son varones, una tendencia que sólo se revierte en las situaciones de trata con fines domésticos.

El equipo de investigación concluyó que las víctimas de trata, en general, son provenientes de “contextos sociales marcados por la exclusión social y la pobreza económica”, explicó Sandra Perroni, coordinadora del Servicio de Atención a Mujeres en Situación de Trata, algo que para las redes criminales es un “factor con fuerte incidencia”. Otro aspecto que aparece en los testimonios es el de la violencia estructural “en todas sus manifestaciones”, que atraviesa las distintas trayectorias de vida de las víctimas antes de ser captadas.

Por otro lado, el estudio mostró que entre las víctimas hay “un rango muy amplio entre personas analfabetas y personas con niveles educativos terciarios”. En el caso de las víctimas de trata sexual que concurren al servicio de atención del Inmujeres, explicó Tuana, se pudo ver que los niveles educativos son más bajos en las mujeres uruguayas que en las extranjeras.

Las redes de trata que operan en el país son diversas, tienen distintos tamaños y estructuras jerárquicas y están compuestas por múltiples actores.

El accionar de las redes de trata y los tratantes

Las redes de trata que operan en Uruguay son diversas, tienen distintos tamaños y estructuras jerárquicas, y están compuestas por múltiples actores. “Algunas tienen un funcionamiento jerárquico y operan como organizaciones criminales muy bien articuladas. Otras son más locales, con mayor o menor grado de estructura. Se identifican también redes familiares o compuestas por personas del entorno cercano de las mujeres. En general son los dueños de cantinas de barrio, vecinos, conocidos de la cuadra”, describió Perroni. De la misma manera, se identificaron redes nacionales –que cuentan con distintos actores y están vinculadas a la trata interna– y redes relacionadas al crimen organizado transnacional.

Los elementos que caracterizan el proceso de trata son el reclutamiento, el traslado, la recepción y la explotación. La investigación permitió indagar en las características específicas de algunas de estas etapas, a partir del análisis de los casos estudiados.

El engaño es el principal mecanismo de reclutamiento en Uruguay.

Una de las conclusiones más importantes en este sentido es que el engaño sigue siendo el principal mecanismo de reclutamiento en Uruguay, ya sea a través de propuestas de mejoras económicas o mediante la manipulación afectiva en “noviazgos abusivos”, detalló Perroni. En general, dijo, estos vínculos se establecen a partir de “fuertes asimetrías de poder” y los captadores suelen doblar o triplicar la edad de las mujeres captadas. Otros mecanismos de control que se detectaron fueron la violencia psicológica y física, el endeudamiento, el empeño de documentos, la promesa de pago a la familia, las represalias o –en los casos de víctimas extranjeras– la amenaza de denuncia y deportación.

Tuana agregó que también las drogas aparecen a veces como un mecanismo que se utiliza, primero para la captación y después para mantener a las personas controladas y en los sistemas de explotación.

La directora de El Paso dijo que el secuestro y la desaparición de mujeres “no son una forma de captación que se dé frecuentemente” en Uruguay, aunque durante la investigación se han identificado casos de mujeres y adolescentes desaparecidas que pueden estar vinculadas a redes de trata. Acerca de las desapariciones, el estudio reveló una forma muy específica de trata que se da cuando hay adolescentes que desaparecen “en forma intermitente, por tiempos limitados” para ser explotadas por redes de trata, y después las “devuelven”.

La fase del transporte y el traslado cuenta con distintas dinámicas. “Cruzar los límites del barrio hacia otros barrios, zonas o territorios se convierte en una travesía donde las víctimas pierden sus redes comunitarias, sus referencias, y quedan aisladas y a expensas de las redes de trata”, explicó Perroni. “La trata interdepartamental, en la que se movilizan adolescentes y mujeres fuera de sus lugares de referencia, tiene una presencia significativa en todo nuestro país, y es un mecanismo que genera aislamiento y desarraigo”, puntualizó.

Cerca del cierre de la presentación, Tuana reconoció que en los últimos años ha habido avances para prevenir y sancionar el delito de trata en Uruguay, como la aprobación de la Ley 19.643, la creación del Consejo Nacional de Prevención y Combate a la Trata y la Explotación de Personas y el trabajo que se ha hecho respecto del tema en instituciones públicas y ministerios. Sin embargo, dijo, todavía hay “debilidades muy importantes” en las que hay que seguir trabajando, especialmente en la atención a las personas que buscan salir de la situación y no tienen a mano todas las herramientas.

La Diaria

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