La madrugada del 11 de agosto, pobladores de la aldea Las Minas, El Progreso, Yoro, desde el interior de sus hogares, escucharon fuertes discusiones. Alarmados ante la situación, decidieron llamar a la línea 911, sin embargo, las autoridades policías llegaron horas después.
Dentro de una de las casas vecinas, encontraron el cuerpo sin vida de una mujer. Según el reporte policial, en la escena del crimen fue capturado un hombre de 47 años, sospechoso del asesinato.
El encierro a partir de la pandemia del Coronavirus en Honduras ha dificultado el acompañamiento a las mujeres víctimas de las diferentes violencias, expresa Noemí Dubón, abogada del Foro de Mujeres por la Vida, al recordar que se han enfrentado a fiscales y policías porque no quieren actuar ante los casos.
“En el caso de la Policía, en una ocasión llegó a querer que se reconciliaran el hombre con la mujer, eso no puede ser, vamos a proceder en estos casos porque no podemos seguir permitiendo que el Estado, que el gobierno que ha ratificado tratados y convenios internacionales para prevenir y sancionar la violencia contra las mujeres no lo esté haciendo”, contó Noemí Dubón, enfatizando que solo el 5% de los casos por violencia contra las mujeres llega a ser judicializado.
El machismo mata
El Sondeo de Opinión Pública 2020, del Equipo de Reflexión, Investigación y Comunicación (ERIC-SJ), detalla que el 87.5 por ciento de la población hondureña percibe que los asesinatos de mujeres aumentaron o siguen igual en el último año.
“Mientras el gobierno habla de reducción de la tasa de homicidios y éxito en el combate a la delincuencia y al crimen organizado, la población ubica la violencia/inseguridad como el segundo problema de país”, se expresa en el Sondeo de Opinión, al indicar que el 25.6 por ciento de la ciudadanía considera que el machismo es una de las principales causas de asesinatos de mujeres.
Para Merly Eguigure, coordinadora del Movimiento de Mujeres por la Paz Visitación Padilla, la pandemia ha permitido develar la realidad de las violencias contra las mujeres: “es una práctica cotidiana y desde de la casa es el espacio donde las mujeres están siendo objeto de algunas de esas violencias, ha permitido develar que este es un tema que no tiene la suficiente atención estatal”.
El Movimiento de Mujeres por la Paz Visitación Padilla indica que, de acuerdo a los informes de la línea 911, hasta el primer semestre de 2020 en Honduras 28 mil 400 mujeres solicitaron ayuda por ser víctimas de violencia doméstica.
Eguigure señala que, ante la falta de atención, quienes gobiernan el Estado hondureño se vuelven cómplices de los golpeadores, de los femicidas y de los violadores de mujeres, las que representan el 52% de la población.
“Para decirlo de manera particular, los operadores de justicia han sido incapaces de dar atención a este problema, al igual que ha sido incapaz el 911 de atender responsablemente cuando las mujeres llaman desesperadamente a esa línea pidiendo auxilio para proteger su vida”, cuestiona la coordinadora de Visitación Padilla.
Agrega que la coyuntura de la pandemia además demuestra que las mujeres siguen estando en segundo o tercer espacio en la cadena de atención de las problemáticas estructurales de país.
De acuerdo al monitoreo del Centro de Derecho de Mujeres (CDM), hasta el cuatro de agosto de 2020 un total de 162 mujeres fueron asesinadas de forma violenta, 97 de los crímenes se registraron desde que se decretó el periodo de emergencia y encierro por la presencia del Coronavirus en Honduras.
Helen Ocampo, coordinadora del Observatorio del CDM, comenta que las condiciones de las mujeres no han cambiado, puesto que los índices de violencia durante el tiempo de emergencia por COVID-19 son iguales a los antes registrados.
“Parece que la capacidad de adaptarnos no solo ha implicado aprender a sobrevivir a la pandemia, sino que también a la forma en que se agrede y la violencia contra las mujeres se ha adaptado”, interpreta Ocampo.
En cuanto a los patrones de violencia, el Observatorio del CDM ha identificado que en la mayoría de los casos por femicidios, durante este año, la relación del agresor con la mujer es desconocida: “luego están las parejas, ex parejas, personas con las que la víctima ha tenido una relación sexo-afectiva”, indica Helen Ocampo.
El Fondo de Población de Naciones Unidas (UNFPA) y ONU Mujeres en Honduras, en una reciente publicación, han señalado que el confinamiento aumenta la exposición de las mujeres y las niñas frente a sus agresores, además de limitar su movilidad para pedir ayuda o huir.
“De igual forma, la pérdida del trabajo, la disminución de los ingresos o la imposibilidad de adquirirlos, incrementan la dependencia económica que constituye una barrera más para denunciar la violencia, generando mayores tensiones en el entorno compartido con el agresor”, explicaron.
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