RADIO "PONCHOSVERDES.FM"

viernes, 3 de julio de 2015

Sahara Occidental. Fatma Mehdi, UNMS: “No entiendo que Argentina, Brasil y Chile no reconozcan a la RASD, teniendo presidentas”


Por Comité de Amistad Chileno con el Pueblo Saharaui y los pueblos oprimidos del mundo
Voz del Sahara Occidental en Argentina (VSOA) / Por Luz Marina Mateo Fatma Mehdi es la secretaria general de la Unión Nacional de Mujeres Saharauis(UNMS). En esta breve entrevista exclusiva, aborda desde su perspectiva de género la situación actual del pueblo saharaui a partir de la renovación del mandato de la Minurso (Misión de Naciones […]
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Voz del Sahara Occidental en Argentina (VSOA) / Por Luz Marina Mateo
Fatma Mehdi es la secretaria general de la Unión Nacional de Mujeres Saharauis(UNMS). En esta breve entrevista exclusiva, aborda desde su perspectiva de género la situación actual del pueblo saharaui a partir de la renovación del mandato de la Minurso (Misión de Naciones Unidas para el Referéndum en el Sahara Occidental) en abril pasado sin competencia en derechos humanos y la posibilidad de volver a la guerra. También se refiere a América Latina en relación con la causa saharaui y envía un mensaje especial a los gobiernos de Argentina, Brasil y Chile.
¿Cómo analizás, como mujer, la situación actual del pueblo saharaui a partir de la renovación del mandato de la Minurso sin competencia en derechos humanos?
Nos encontramos, como mujeres, en una situación realmente muy difícil… más que nunca. Porque, en un momento en que estábamos esperando que se pudiese lograr dar un paso importante -sobre todo en lo relativo al tema de los derechos humanos- nos hemos encontrado con una amarga sorpresa, viendo que toda la comunidad internacional sigue ignorando la situación de las violaciones de derechos humanos en el Sáhara Occidental, que están aumentando cada día más. Sentimos que no solo nos están marginando sino que les da igual lo que nos está pasando. Nos parece increíble ver todo lo que están haciendo las autoridades y las fuerzas de seguridad marroquíes, ver que las mujeres, cuando salen cada día en manifestaciones para reivindicar el derecho del pueblo saharaui, se ven arrastradas, torturadas, tiradas en las calles en las afueras de las ciudades, metidas en las cárceles… existen muchos casos de mujeres que han estado encarceladas durante más de dieciséis años y separadas de sus hijos, que ni siquiera los han podido ver crecer y tienen todavía muchas consecuencias negativas debido a esa situación. Pensar en todo esto y ver que la respuesta de la comunidad internacional es como para confirmar y apoyar lo que están haciendo los marroquíes… Realmente ya no tenemos oído para escuchar hablar sobre la importancia de los derechos humanos.
Cuando se habla sobre la posibilidad de retomar la lucha armada, se escuchan generalmente opiniones de hombres. También en este caso como mujer, te pregunto, ¿guerra sí o no?
Si bien los hombres han podido decidir sobre la guerra, las mujeres estamos con el corazón partido. Por un lado, la situación real hoy nos está haciendo ver que la única solución es la guerra y, por el otro lado, somos víctimas de esa guerra: tenemos muchas mujeres que son cabezas de familia porque sus maridos han caído en la lucha, hay muchas otras huérfanas y otras sufriendo, entonces, no queremos que se repita esa escena. Pero, desgraciadamente, nos duele mucho ver que como pueblo nos están dejando ya en una situación en donde no podemos opinar ni somos capaces de tomar ninguna decisión respecto de la autodeterminación. Tenemos mujeres que están diciendo que quieren ir a la guerra… ¡ellas!, que ya no les preocupan sus hijos o sus maridos sino que quieren ellas mismas participar en la guerra. Y, como organización de mujeres, siempre nos ha interesado mucho la contribución a la paz, nos parece muy importante porque, para nosotras, no se trata de repetir el escenario de hace veinticuatro años y estar en una situación muy difícil. La verdad es que nos encontramos en un momento en el que tenemos que reflexionar muy bien sobre estas cosas, sobre sus consecuencias (sobre todo las negativas) para poder tomar una decisión. Pero lo que tenemos claro es que no se puede seguir así, año tras año repitiendo la misma situación que está empeorando cada día más. El proceso de paz ha aumentado nuestro sufrimiento, porque lo está escondiendo al hacerle ver al mundo que ya tenemos la paz y eso no es verdad.
¿Qué se puede hacer desde América Latina para que ese sufrimiento deje de estar oculto?
En América Latina siempre nos hemos visto muy representadas, como mujeres y como pueblo, porque nos unen muchas cosas: no solamente el idioma sino también el pasado, las luchas, el sufrimiento… De América Latina podemos aprender las experiencias de cómo solucionaron sus conflictos. Por otro lado, sería importante que ya no dejemos esa posición de reconocimiento solamente a los gobiernos. Tenemos que extendernos para movilizar también a la sociedad civil porque podemos ver claramente que el bloqueo informativo nos está afectando mucho, está complicando el hacer ver nuestra realidad en el mundo… por eso, en Latinoamérica hay que trabajar para que la sociedad civil conozca esta causa y así pueda tener un papel más activo en nuestra lucha. Queremos que los pueblos del continente insistan en que se adopte una posición clara por parte de los gobiernos latinoamericanos que pueden ser miembros del Consejo de Seguridad. De hecho, aprovecho para agradecer a muchos de ellos, que siempre han aportado cosas en apoyo a la causa saharaui, tanto en Naciones Unidas como en otros foros internacionales. En ese sentido, también queremos que desde los ciudadanos haya más presión para que los gobiernos que aún no han reconocido a la RASD [República Árabe Saharaui Democrática], lo hagan. Es la única forma de apoyar.
Me viene a la memoria la cuestión palestina. Recientemente el gobierno argentino ha reconocido al Estado palestino. No ocurre lo mismo con la RASD. ¿Cuál es tu visión respecto de esto?
Realmente, cuando pienso en los países presididos por mujeres (sobre todo Argentina, Brasil, Chile) no puedo encontrar ninguna respuesta… teniendo como presidentas mujeres, que son las únicas personas que pueden valorar este dolor y este sufrimiento. Personas que nos pueden representar como mujeres y pueden conocer la importancia de ser libre, de tener paz y posibilidades para promover la democracia. No puedo entender que nos hayan reconocido países donde los presidentes son hombres y no ocurra lo mismo donde existen presidentas. Espero que algún día cercano esas compañeras, esas madres y hermanas presidentas puedan ver que su reconocimiento es muy importante para las mujeres saharauis y para el pueblo saharaui.
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El muro de la vergüenza en el Sáhara

Muro1Fito Álvarez Tombowww.farodevigo.es
La presencia española en África llegó a su fin con el abandono del Sáhara en febrero de 1976.
En secreto, el 14 de noviembre de 1975, se firman los “ilegales” acuerdos tripartitos de Madrid, por los que España transfiere la administración del Sáhara a Marruecos y Mauritania.
El mes anterior Marruecos había iniciado la “Marcha verde” (“Marcha Negra” para los saharauis), en la que unos 300.000 marroquíes ocupan ilegalmente el Sáhara español, y comienza una invasión militar que supone la huida masiva de población civil saharaui que es atacada con napalm por la aviación marroquí.
El Ejército español abandona totalmente el Sáhara en febrero de 1976, dejando a su suerte al pueblo saharaui, que empieza a sufrir persecuciones y asesinatos, teniendo que refugiarse gran parte de la población en el desierto argelino y quedando otra parte bajo la ocupación marroquí carentes de los más básicos derechos y sufriendo violaciones, encarcelaciones, torturas? situación que continúa hasta día de hoy.
Así las cosas, el Frente Polisario proclama la constitución de la República Árabe Saharaui Democrática el 27 de febrero de 1976 haciendo frente a la ocupación y organizando la huída y acogida de la población saharaui que se refugia en campamentos en la región argelina de Tindouf.
En 1980 el Ejército marroquí, en un cambio de estrategia, comienza la construcción de muros defensivos que van ocupando zonas cada vez más amplias, llegando a anexionarse la parte a la que había renunciado años antes Mauritania.
Marruecos tardó siete años en construir, lo que se conoce como “el muro de la vergüenza”. Muro que divide el Sáhara Occidental de norte a sur con una longitud de 2.720 kilómetros, lo que lo convierte en el muro militar más grande del mundo. Suponiendo una amenaza cotidiana para la vida de los civiles saharauis: niños, pastores e incluso ganado.
Este muro constituye una flagrante violación del derecho internacional, en un desesperado intento por controlar al pueblo saharaui e impedir su libre circulación, a fin de no tener acceso a las explotaciones mineras o las zonas costeras, explotadas ilegalmente por Marruecos con el apoyo de terceros países, incluida la Unión Europea.
Esta construcción está formada por muros de arena, rocas, cercas, bunkers, grandes guarniciones militares, más de siete millones de minas terrestres, bombas de racimo, bases militares, tecnología de vanguardia y más de 100.000 soldados.muro3
El muro fue financiado por países como Arabia Saudita e Israel. Su mantenimiento supone a las arcas del gobierno marroquí cerca de 2 millones de dólares al día.
A día de hoy ya son más de 2.500 las víctimas por la explosión de minas, que se suman a las miles de familias que se encuentran divididas desde hace más de cuatro décadas: madres separadas de sus hijos, hermanos que no se conocen?
En pleno siglo XXI es inconcebible la existencia de este muro y el silencio en torno a las minas terrestres, cuyo único propósito es diezmar el pueblo saharaui y evitar que el mundo vea los crímenes cometidos por el gobierno marroquí en el Sáhara Occidental.muro2
La comunidad internacional sigue mirando hacia otro lado y continúa con la venta de armas a Marruecos, apoyando la ocupación por la fuerza del territorio no autónomo del Sáhara Occidental.

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“Marruecos está lejos de ser un Estado de Derecho”

La activista marroquí, premio de Naciones Unidas en 2013, lucha contra las torturas y por el respeto a los Derechos Humanos

La activista marroquí Khadija Ryadi, en Madrid. / LUIS SEVILLANO 
Khadija Ryadi (Taroundant, 1960) recuerda una de las lecciones que su padre, Hocine Ryadi, le dio siendo niña: “Tenemos que ser conscientes de que todos tenemos una misión en esta vida, un papel que desempeñar. Uno no vive para sí mismo, sino que forma parte de un país, de la Humanidad”. Esta sería la primera gran enseñanza de su progenitor, un antiguo resistente al régimen que pasó cuatro meses en prisión y fue torturado por la policía por oponerse a la descolonización de Marruecos. “Mi madre era la que nos contaba las torturas que había sufrido. Yo era la pequeña de dos hermanos cuando mi padre salió de prisión. Tuve la suerte de crecer sin el trauma de tenerlo lejos de mí, como otros colegas que he conocido después y que se vieron privados de ellos durante su infancia”. Su familia, pronto se trasladaría a vivir a Rabat, desde la región de Agadir, y después vendrían cuatro hermanos más que también conocerían las torturas paternas a través del relato materno.
En la adolescencia es cuando Ryadi se da cuenta de su deseo de formar parte activa de las reivindicaciones de la sociedad marroquí, cuando vivía las injusticias que se sufren por el simple hecho de ser mujer en Marruecos. “Sin entenderlo bien, supe que quería cambiar esa realidad”, asegura la activista, que está de paso por España para presentar el informe en el que Amnistía Internacional denuncia 173 casos de tortura y malos tratos en Marruecos en los últimos cuatro años. Con el paso del tiempo, Kadhija Ryadi se convertiría en la primera mujer presidenta de la Asociación Marroquí de Derechos Humanos (AMDH) en 2007 y, desde que dejara su cargo en 2013, es miembro de la comisión administrativa de la organización, además de estar vinculada a otras asociaciones que luchan por los Derechos Humanos en Marruecos. “En 1983 entré a formar parte de AMDH, atraída por su principio de universalidad y su defensa de los Derechos Humanos, basado en que todas las personas somos iguales sin hacer diferenciación de sexo, edad, raza, o religión. Creo que mientras que haya alguien que sufre torturas, toda la humanidad las sufre”.
La activista es hija de un resistente torturado y madre de un líder de la ‘primavera árabe’ marroquí .
Uno de los cometidos, explica Ryadi, de la AMDH, con más de 12.000 socios en Marruecos, es la de ejercer presión para que se investiguen las torturas y el maltrato policial, además de dar apoyo jurídico, con su equipo de abogados, a las víctimas para que se sientan arropados al testimoniar. “Si hubiera una prioridad sería el derecho a la Justicia, porque cuando falta bloquea el desarrollo de todos los demás. Esta en Marruecos ha sido hasta ahora una herramienta del Gobierno para justificar sus abusos. Si una víctima no puede pedir la defensa de sus derechos, no puede haber otro derechos que se hagan realidad”.
Desde su experiencia de más de 30 años como defensora desde AMDH y también como líder de laCoordinadora Magrebí de Organizaciones de Derechos Humanos (CMODH) cree que es necesario aunar fuerzas para luchar contra la tortura. “Todos estamos trabajando para que Marruecos respete los compromisos que ha adoptado. Hay muchas leyes que son de cara a la galería para mostrar a los socios europeos y de Naciones Unidas que Marruecos es un país democrático, pero en la práctica no es cierto. Se niegan los derechos y libertades a diario. En Marruecos hay tortura porque hay impunidad. Los jueces no pueden perseguir a los autores y ni siquiera pueden ordenar investigaciones para saber de donde proceden. Está lejos de ser un Estado de Derecho como pretenden hacer creer las autoridades marroquíes. Solo consiguiendo un Estado de derecho se conseguirá acabar con ella”.
Uno de los cometidos de la Asociación Marroquí de Derechos Humanos (AMDH) es la de ejercer presión para que se investiguen las torturas y el maltrato policial
Sabe que desde dentro es difícil cambiar las cosas, porque considera que quién lo ha intentado ha, incluso, justificado los abusos y las violaciones de los Derechos Humanos una vez en el poder. Por eso ella, desde su puesto como funcionaria en el ministerio de Finanzas marroquí, tiene claro cuando acaba su jornada ministerial y cuando empieza la de activista, que está separada una de otra. Un motivo para seguir luchando y que le dio mucho aliento y energía, reconoce, fue recibir el premio de Derechos Humanos de Naciones Unidas en 2013 por su activismo en diferentes ámbitos: “No puedo imaginar que mi figura pueda estar a la altura de Nelson Mandela, que recibió el mismo premio, pero sí que fue un reconocimiento a todas las mujeres militantes marroquíes”, reconoce Ryadi, en un momento en el que AMDH atravesaba, en su largo historial desde 1979, un proceso abierto de difamación y presiones por parte del Gobierno marroquí. “Nuestra labor se reconoció internacionalmente. Eso me hizo sentir más responsable para seguir en la lucha”, explica, cuando recuerda cómo a su vuelta de Nueva York tras recoger el galardón muchos marroquíes la esperaban para felicitarla. “El premio se hizo extensivo a los miles de marroquíes que luchan por las libertades”.
Unas libertades, que para Ryadi, se ven amenazadas de distinta manera a las que vivió en su primera etapa como activista. Ahora, explica, hay nuevos métodos de intimidación a los jóvenes militantes, coartando su libertad de expresión, a través del ataque a las páginas webs de las asociaciones, cuentas de Facebook, y el espionaje a los correos electrónicos, para poder atacarlos “sin dejar huella”, como se explica en el informe Los ojos del poder, desde la Asociación de Derechos Digitales marroquí, al que hace referencia Ryadi. La activista reconoce que a pesar de no haber sufrido amenazas directas ni personales, sí que era un blanco fácil mientras ocupaba el puesto de presidenta en la AMDH. “Estábamos en el punto de mira como líderes de asociaciones a la hora de recibir golpes en las manifestaciones. Era una forma de decirle a los jóvenes militantes: “¡Cuidado!, mira lo que hacemos con vuestro líderes, les pegamos y los tiramos al suelo”.
“Estábamos en el punto de mira a la hora de recibir golpes en las manifestaciones. Era una forma de decirle a los jóvenes: “¡Cuidado!, mira lo que hacemos con vuestro líderes”
Esta licenciada en Ingeniería no olvida sus primeros años de efervescencia social tras su adhesión a la Unión Nacional de Estudiantes, en una época, recuerda, en la que este sindicato pudo volver a la actividad, después de cinco años de prohibición. “Había muchos debates políticos, y fue ahí donde entendí que todo está vinculado, que las injusticias, la desigualdad de género y la situación de pobreza son producto de la falta de democracia y de respeto a los Derechos Humanos. Como muchos otros marroquíes en ese momento decidí que tenía que asumir mi responsabilidad y convertirme en un militante más para hacer posible que cambiaran las cosas en Marruecos”. De esos años, Ryadi recuerda que también fueron claves para que su padre asumiera que ella seguiría su camino en la defensa de los Derechos Humanos. “Siempre me protegió mucho, no quería que saliera o viajara sola, pero una vez conoció nuestras ideas, supe que se sentía orgulloso de que siguiera su estela y me permitió viajar y conocer a más gente. Era el primero en darme consejos para que no me detuviesen”.
Pero ahora es ella a la que le toca dar consejos. En concreto a su hijo menor, Montasser Drissi, uno de los jóvenes líderes que encabezaronla primavera árabe en Marruecos. Ryadi recuerda, con una sonrisa pintada en la cara, como su vástago es uno de los artífices de un vídeo que llamó a la movilización, a través de Youtube, para las protestas del 20 de febrero de 2011, en las que se pedía una mayor apertura del régimen marroquí. Con la misma emoción recuerda, que Drissi fue de los muchos heridos en las protestas contra el indulto real de un peso español encarcelado en Marruecos por pederastia. Su otro hijo, el mayor, dice que es menos activo, pero que también comparte sus valores. “Me tranquiliza ver que mis hijos siguen este mismo camino para cambiar la sociedad y para que nuestro país avance. Los tres somos cómplices en la lucha”.10799746_10152833960332370_1400616028_n

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