Por Soraya Marta
¿Porque mis ovarios no son tus huevos?
Increíblemente mi primer artículo fue para una revista cultural de mi sindicato Ínter-nos de Afcasmu en repuesta a otro elaborado por una compañera feminista.
Esa compañera fue la que me prestó su mirada de mujer y desentraño contradicciones, con las que día a día nos enfrentamos, como mujeres madres trabajadoras y militantes sindicales.
El hecho de estar en este momento hablando sobre el tema, me lleva al reconocimiento que nos debemos, somos frutos de procesos, de levantar la voz, de golpear arriba de las mesas directivas, de noches de vigilia, de ocupaciones de centros de trabajo, de solidaridad! de subirnos a los camiones, de dejar nuestras hijas e hijos con otras mujeres a las que debíamos de pagar muy por debajo de esa tarea, a veces solidaria a veces remuneradas…oprimidas entre oprimidas.
Reconocimiento a las compañeras violadas y abusadas en torturas y que luego muy luego pudieron decirlo y entender el tiempo de su tardanza.
Aprender a accionar concreto, sin pérdidas de tiempo, como cuando revolvemos la comida y hamacamos al hijo/hija en el coche a la misma vez con el pie.
Cuando pelamos la verdura y te salen las ideas y largas todo lo vas a escribir para que no se te pierda en ese mundo de quehaceres.
De espacios que querés ocupar y que te hacen desdoblar la vida, el tiempo.
De espacios que querés ocupar y que te hacen desdoblar la vida, el tiempo.
Ese sentimiento de rendir examen siempre ante ese mundo vertical, masculino y masculinizante y mantener tu ser lo más intacto posible…¡¡¡que tarea!!!
Entendí la doble discriminación que sufría, ser trabajadora y mujer y la peor ser militante sindical y se me ocurrió ser siempre pensamiento crítico, con independencia, cuasi autónoma.
El no poder o querer permanecer callada e ignorante de la injusticia y de las reglas impuestas, provengo de esa generación que me gusta llamar “bisagra” por aquello de cerrar periodos y abrir otros y darse cuenta. La que dejo paso sumisamente a Los” grandes” del movimiento sindical, lo que significaba volver a la retaguardia esa que las mujeres asumen naturalmente.
Pero resulto, que la aparición de las mujeres en las vanguardias, en los periodos donde el hombre desaparecía como mano de obra: guerras, dictaduras periodos de crisis, generalmente concluían en la posterior desaparición de la escena pública.
¿Porque esta acción?
Comprendí las respuestas y no quise seguir esa pauta y arriesgarme a ser “mujer pública” en un mundo de hombres públicos a pesar de los “grandes” del movimiento sindical.
¡Cómo pesa esa diferencia! Mantener la privacidad de la vida y marcar ese límite del macho, el masculino. Ser la fuerte la que no llora, muro de contención y derrumbarme muchas en brazos solidarios.
De a poco pase a ser la defensora de” pleitos perdidos”. La loquita, la problemática.
La buena gente pero volada dispersa, no atenta, charlatana etc…Y así se sumaron las discriminaciones subliminales y no tanto. Las del patrón las entendía, las de mis pares me dolían.
Ser juzgada por otras mujeres y entender por qué.
Ser la no tenida en cuenta a la hora de la redondilla en las reuniones, y observar como tu discurso lo repetía el varón siguiente y en resumen decían: como lo dije El y lo había dicho ELLA.
Ser la que aprendió que en medio de una reunión que cuando se dice “está lloviendo” el compañero dice; que joda no traje paraguas y nosotras decimos: ¡¡¡Pa!!! Dejé la ropa colgada. Vanguardia y retaguardia.
La escucho decir al compañero en huelga de hambre: “la mujeres zapatistas fueron ejemplo al tomar la vanguardia…” y tener que decirle… “estás en huelga de hambre porque seguramente hay una mujer cuidando tus hijos”…y ver a ese compañero ser mi retaguardia. Las que permitimos la vanguardia…y rodeamos.
Observar la masculinización de las compañeras, más allá de sus opciones de género. Para ser tenidas en cuenta. Como se cuela la verticalidad, al discurso duro, analítico, concienzudo, al mando despótico, a comprende que el “opresor no sería tan grande sin la complicidad de los oprimidos” como dice Simone.
Aprender a no castigarnos más de lo que culturalmente somos.
Aprender a impulsarnos, animarnos y dar ánimo. A potenciarnos a no quedarnos y saber que el golpe y la subestimación siempre esta.
Aprender y revertir el no ser escuchada en los informes de género, a no dejarlo para el final y hacerlo al principio.
Aprender no ser tenida en cuenta y no quebrarme.
Aprendí a leer sus pensamientos… ¡bruja! “ahí viene esta pesada…” y no importarme….porque no quiero ser secretaria de actas o tesorera, quiero treparme al camión y hacer el engrudo, debatir políticamente cuestionar.
Pero en forma puntual, marco una acción disparadora, el habernos atrevido con un grupo de mujeres a denunciar a un dirigente sindical de Violencia domestica.
Nadie de la dirección, ni hombres ni mujeres entendieron la gravedad del tema.
El resumen el primer protocolo en violencia domestica para un sindicato, la hoguera para nosotras y al decir de Cristina, después de esto “la muerte política”, sobrevivimos con más estigmas. Pero sobrevivimos.
Fui elegida por primera vez a un cargo de Dirección Nacional antes que a la dirección de base de mi sindicato y lo peor con una postura de 2 en 15, mujer y minoría de corriente de opinión. Si eso no me mató ¡¡¡no me mata nada!!!
Nuevamente la voz de Cristina, bruja mayor: Soraya ahora “calzón de lata” Y fue tal cual a la primera de saque recibí el típico “anoche soñé con vos” a lo que le respondí: ¡¡Mirá!! ¿Y te masturbaste supongo?
Ser Consejera Nacional de mi Federación, permitió que por primera vez a los 42 años fuera delegada a un Congreso del PITCNT titular, con derecho a voz y voto, la voz me la quitaron porque intervenía mucho…la recuperamos gracias a la idea de la primera presidenta de mi gremio de base, de mayoría mujeres Luz que 10 años después reconoció lo que significo ser mujer y militante sindical…cada mujer tiene su tiempo. Aparecimos frente a los congresistas al otro día con un leuco en la boca, atención de la prensa…negociaciones.
Y esta mujer subió a hablar y bajó abucheada por todo el SUNCA…. ¿que habré dicho? ¿Por qué reaccionaron así? ¿Un error de cantidad o una verdad dolorosa? haberles dicho desde el micrófono que su accionar de militancia no estaba dando resultado, que los accidentes se seguían dando a pasos de su Casa sindical.
10 años después tienen su Ley de Responsabilidad patronal ante accidentes de trabajo.
Mujer atrevida decirle al gremio mayoritariamente masculino “pesado” lo que debía hacer…..seguramente no lo hicieron por lo que dije…deben de haberse dado cuenta solos y tener la valentía política para dar ese paso.
Hoy tiene su bolsa de portland de 25 kilos, dato que hace mas de 20 años lo veníamos diciendo las mujeres, “si fuéramos mayoría en ese gremio ya tendríamos bolsas de 10 kilos” y lo lograron tardaron, pero lo lograron.
10 años después no quise hablar en el Congreso, hablo desde otro lugar, Les deje el camino a los más jóvenes, no quiero repetir errores que dolieron.
30 años…terrible discurso de género y la nula representación de las mujeres en cargos de dirección en el PitCnt,… ¿qué habremos hecho mal…? ¿…o San Patriarcado puede más?
30 años después tenemos salas de lactancia para las mujeres trabajadoras de la Salud Privada!!! Ya no doy de mamar…pero mis hijas y las hijas de otros trabajadores seguramente sí. Tarda como tarda!
30 años. Y una ley de violencia doméstica que no detiene las muertes,
30 años un veto y la ley de salud sexual y reproductiva incompleta y cuestionadora… ¿qué error cometimos?
30 años y las compañeras domésticas tienen su Ley!!!! Tarda como tarda….
En fin “no pongo los huevos sobre la mesa”
no me “tienen agarrada por los huevos”
no soy una “mujer con huevos”.
no me “tienen agarrada por los huevos”
no soy una “mujer con huevos”.
Solo tengo ovarios, los llevo adentro, defiendo mi ser mujer, mi impronta el hablar, aprender hablar en público, no querer hacer análisis de los inentendibles y con palabras difíciles pero importantes, aprendí preguntar con precisión y que la respuesta sea mi objeción.
A ser visceral…..a poner corazón…cerebro y ovarios y a desbalancearme y no importarme.
Abrazarme a otras mujeres por un bien común a pesar de las diferencias metodológica o políticas. A caminar juntas y aprender.
A 30 años y ver el medio vaso lleno y saber que hay otras mujeres que lentamente se hacen parte de este proceso y visualizar que 3 décadas no son nada en los procesos históricos y que la historia la construimos día a día….solo alcanza con saber que la estamos haciendo y no permitir que otros la cuenten….jamás nos cuentan!!!
Defender a los más oprimidos dentro de los oprimidos, el color de la piel, el género, el ser mujer.
Pero con principios de clase claros y saber que los tiempos de las liberaciones económicas y culturales no se acompasan a las necesidades de revertir y visualizar las discriminaciones en nuestra propia clase como resultado de un patrón cultural fuerte y arraigado.
Que antes de los grandes saltos se dan pasos para impulsarnos y que estos son las garantías del triunfo que deberemos si o si alcanzar….
Es cuestión de supervivencia de la especie.
Es cuestión de supervivencia de la especie.
Lo que aun no se responderme es:
¿Cuál es el masculino de ovárica?
Gracias: Graciela, Cristina, Cira, las dos Estela, Nohelia, Alejandra, Rosario, las Almas, las Aquelaque y todas las mujeres que cuidaron a mis hijas.
A la abuela que ningún aborto se la llevo, sino sus años de madre madrastra lavandera cocinera costurera violada y violentada…y solo quería ser maestra.
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