Por Ángela Colman
Comenzó a militar por el feminismo cuando fue madre y activista por los derechos humanos y perdió a su amiga por una bala perdida en un enfrentamiento de narcotraficantes con los militares.
Socióloga, política, feminista y militante de los derechos humanos, principalmente por los de las mujeres de las favelas, los asentamientos precarios o informales de las grandes ciudades del país, fue muerta hace un año por dos expolicías, pero sigue siendo asesinada cada día en cada mentira, calumnia propalada en su contra, mientras el gobierno protege a quien la mandó matar.
Marielle se definía como “mujer feminista, negra e hija de las favelas”. Era militante del PSOL (Partido de Socialismo y Libertad). En 2016 se postuló por primera vez a concejal y accedió al cargo con 46.502 votos. Fue la quinta más votada en su ciudad. En la Cámara, fue una de las siete mujeres entre los 51 concejales. Presidió la Comisión de Defensa de las Mujeres.
Comenzó a militar por el feminismo cuando fue madre y activista por los derechos humanos y perdió a su amiga por una bala perdida en un enfrentamiento de narcotraficantes con los militares. A partir de estos hechos, comenzó a defender la paz de las favelas y estuvo contra la intervención militar en estas, proponiendo otras formas de acabar con el narcotráfico que no fuese la violencia.
Con respecto al feminismo, Marielle tenía una visión de lucha de clases la cual la aplicaba junto con el feminismo, al priorizar y defender no solamente la lucha de las mujeres, si no la lucha de las mujeres de las favelas. Impulsó un proyecto de Ley para legalizar el aborto, y exigió la visibilidad de mujeres trans al exigir el reconocimiento de la identidad social de una de sus asesoras en la Asamblea Legislativa.
Cuando Barsil de Fato, en vísperas del Día Mundial de las Mujeres, le preguntó sobre la importancia del feminismo, respondió: “Para garantizar que las mujeres no estén en posiciones secundarias. Para evitar el estatus de invisibilidad en que muchos quieren colocarnos. Para que podamos ocupar espacios en que seamos protagonistas”.
“El 8 de marzo es importante ir a las calles, volver público nuestro discurso, porque en la medida en que hay mujeres hablando, el debate sobre feminismo, género, racismo está en juego y hace la diferencia”, añadió.
Como parlamentaria estaba dedicada a deshacer a las milicias (grupos paramilitares que extorsionan y asesinan a comerciantes y populares) en Río. Fue crítica de la intervención federal y de 30 mil militares en las favelas cariocas, e integraba la Comisión parlamentaria contra las milicias paramilitares en el Concejo Deliberante.
El 10 de marzo, cuatro días antes de su asesinato, había denunciado a policías del 10º batallón de la Policía Militar por abusos de autoridad contra los habitantes de la favela de Acarí.
“Van a tener que soportar que las trans, lesbianas y negras ocupemos todos los espacios sin ser violentadas ni violadas” , gritó Marielle en la tribuna de la Cámara Municipal, el 8 de marzo, cuando un hombre se asomó a las galerías para interrumpirla y defender la dictadura militar.
Siguen asesinándola
Fue asesinada el 14 de marzo de 2018, cuando aún no había cumplido 39 años. junto con su chofer, Anderson Gomes. Si bien fueron detenidos dos policías, acusados de ser los autores materiales de su asesinato, vinculados a la familia del presidente Jair Bolsonaro, hasta el momento no se sabe quién la mandó matar.
A lo largo de ese año siguió siendo asesinada en cada mentira, en cada calumnia, en cada maledicencia dicha en su contra y divulgada por la prensa hegemónica brasileña y mundial. Su cuerpo sigue caliente y recibiendo balazos. Quien llevaba las investigaciones fue alejado del caso, tras adelantar la prisión de los asesinos, que advertidos están a punto de huir del país.
En el carnaval de este año la escola do Samba Mangueira do Rio de Janeiro, le realizó un homenaje con un cartel de una calle con el nombre “Rua Marielle Franco” y un texto que genera memoria: “(1979 – 2018) Concejala, defensora de los derechos humanos y de las minorías, cobardemente asesinada el día 14 de marzo de 2018”. Y con la multitud cantando “É campeã!”.
Y un samba que se repite una y otra vez, ese que le dio el premio este año, ese que en su estribillo recuerda que “desde 1500 hubo más invasión que descubrimiento”, hace honores a héroes populares como “los mulatos de julio, que fueron de acero en los años de chumbo”, y levanta banderas feministas al remarcar “Brasil llegó la hora de oír a las Marias, Mahins, Marielles, malês.”
El 14 de marzo se cumplió un año de su muerte, un asesinato que no se debe olvidar. Memoria y Justicia por Marielle Franco y por todas las Marielles que están en cada rincón del mundo; queremos rendición de cuenta de quién fue y porqué la mataron, reclaman en Brasil y en toda Latinoamérica.
Por qué la mataron no es muy difícil de adivinar: se metió con la autoridad que no se deja cuestionar, se metió con el fascismo para ir exterminándolo y la quisieron exterminar a ella. Lo que no sabían es que dejaron semillas y florecieron mil Marielles más. “¡Mataron a mi madre y a 46 mil electores más! Seremos resistencia porque fuiste lucha” escribió su hija en Twitter.
Pero si Marielle sigue siendo asesinada todos los días, por las autoridades, los fanáticos de Bolsonaro, la prensa hegemónica, significa que ella sigue viva… y en las calles, en las plazas, en las casas, en los corazones de los que aman la paz y la justicia. “ Mil veces acribillarán su cuerpo; mil veces se levantará… hasta que caiga el que mandó borrar su sonrisa. ¡Sólo ahí podremos llorar y hacerla descansar!”, dice la académica Elaine Tavares.
“Quantos mais vão precisar morrer para que essa guerra aos pobres acabe?” (¿Cuántos más deben morir para que esta guerra a los pobres se termine?), preguntaba Marielle Franco.
*Estudiante de la licenciatura en Sociología, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de La República, Uruguay. Colaboradora del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE)
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estrategia.la/2019/03/15/marielle-vive-la-lucha-sigue/
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