Por Diana Cordero.
La ternura, la fuerza vital, la lucidez, el activismo y la memoria histórica que hacen que no olvidemos aquellos años de oscuridad y terror, se conjugan en este proyecto que nos permite asomarnos, emocionarnos y sentirnos parte de todo lo que allí sucede. Depende de mi, de ti y de aquellas personas comprometidas y solidarias que este pueda presentarse.
Podemos descubrir juntas y juntos que la memoria es un asunto del presente, que concierne al presente y puede activarlo, airearlo, iluminarlo. Se trata de transformar lo íntimo y lo doméstico en espacio de producción política. Entrevistamos a Javier Rosa, uno de los integrantes de un equipo de creación colectiva de ocho personas entre cámaras, técnico de sonido, activistas LGTBIQ que realiza un vídeo documental sobre dos personas entrañables: Manolo y Jesús, la memoria de su relación y de la represión que ambos sufrieron a lo largo de su vida… Aunque también varios temas como el franquismo, la vida familiar, como se vive dentro del armario, la vejez, el silencio, los fantasmas, la comunicación y por sobre todas las cosas: La memoria.
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Como fisioterapeuta, hace diez años, Manuel, de 83 años, me solicitó hacer rehabilitación con él en su casa porque un mes antes había sufrido un ictus y, como consecuencia del mismo, una parálisis en un hemisferio de su cuerpo.
El primer día que llegué a su casa me encontré junto a Manuel a la señora que limpiaba y a Jesús, un amigo que se ocupaba de cuidarlo en esos momentos de fragilidad.
Durante las sesiones compartía conmigo narraciones referentes a su vida, su barrio, sus viajes… y me pareció justo compartir con él aspectos de mi vida. Le conté que era marika. Al poco tiempo me hizo saber que Jesús y él eran parejas desde hacía 56 años, pero continuaban en el armario con la familia y su entorno como consecuencia de la represión vivida durante la dictadura franquista.
La relación terapéutica se fue transformando en una relación de amistad. A partir de ahí surgieron múltiples temas que nos pareció importante recoger de alguna manera. El formato que más se aproximaba a lo que deseábamos era una peli documental con los siguientes temas:
-Represión de la homosexualidad durante la dictadura.
-El desborde de la relación terapéutica hacia una relación de amistad y cómo afectaba al proceso de salud-enfermedad.
-La memoria situada no solo como historias del pasado, sino también cómo se hace presente para generar nuevas situaciones o momentos que no nos habíamos imaginado.
-El desborde de la relación terapéutica hacia una relación de amistad y cómo afectaba al proceso de salud-enfermedad.
-La memoria situada no solo como historias del pasado, sino también cómo se hace presente para generar nuevas situaciones o momentos que no nos habíamos imaginado.
Se formó un equipo de ocho personas entre cámaras, técnico de sonido, activistas LGTBIQ…
Como la materia sobre la que íbamos a trabajar era la intimidad de Manolo y Jesús, la memoria de su relación y de la represión que ambos sufrieron a lo largo de su vida, fue necesario que el espacio de rodaje se convirtiera además en un espacio de confianza entre ellos y el resto de miembros del equipo, los “técnicos”. Por ejemplo: grabábamos juntxs, pero también comíamos todxs juntxs; convivimos durante tres días en la misma casa… En todo momento hemos puesto en el centro de este proyecto el cuidado hacia la fragilidad de ambos.
Para no caer en las jerarquías que se generan en procesos artísticos colectivos, propuse que el desarrollo del rodaje lo hiciéramos a partir de la creación colectiva con roles rotativos.
La película consiste, en gran parte, en poner a Jesús y Manolo a conversar con gente muy distinta a ellos y entre sí, de modo que se establece un diálogo entre sensibilidades, épocas, experiencias. Hemos tratado de poner en escena un ejercicio de transmisión de ida y vuelta: ¿cómo se vivía la homosexualidad en el Madrid de los años cincuenta? ¿Y en San José (Costa Rica) a finales del siglo XX y comienzos del XXI? Lo de las corralas en Lavapiés quizá nos lo sabemos, pero ¿y las corralas del barrio de Salamanca? ¿Puede una película contribuir a avivar la memoria de lxs viejxs? ¿Favorecer que se interroguen sobre su propio pasado?, ¿dar salida a la vergüenza como mecanismo de creación y no de ocultación?
Hemos estado grabando durante un año y ahora empezamos con la fase de edición y montaje. Para ello, necesitamos apoyo económico, pues, aunque creemos en este proyecto y como activistas hemos empleado mucho tiempo no remunerado, no nos parece justo seguir precarizándonos para poder terminarlo.
Para tener más información sobre la página y nosotrxs, nos puedes escribir al mail: ecofeminismo.bolivia@gmail.com
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