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domingo, 20 de septiembre de 2015

Trabajadoras sexuales en Costa Rica: ‘tengo derecho a ser feliz, sea lo que yo sea’


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Enfrentándose a la forma históricamente prejuiciosa como son vistas por la sociedad, las mujeres trabajadoras sexuales de Costa Rica quieren hacerse visibles en la legislación del país.
Para hacerlo, lideresas en esta actividad han decidido presentar a la Asamblea Legislativa — el Parlamento unicameral de 57 integrantes — un proyecto de ley que reconoce sus derechos como trabajadoras regulares.
La idea es que tengan acceso a la seguridad social como trabajadoras sexuales y que el Estado pague por la seguridad social en los casos de colegas ancianas en pobreza extrema, con el objetivo de proporcionar a las mujeres dedicadas a esta actividad acceso a los necesarios servicios de salud teniendo en cuenta que su trabajo es uno de los de mayor riesgo.
El proyecto — que actualmente está siendo redactado — es innovador, pero el proceso legislativo podría ser una batalla difícil, considerando la resistencia de los diputados más conservadores, un bloque que incluye legisladores de los diversos partidos cristianos, tal como lo señalaron lideresas de la Asociación de Trabajadoras y Extrabajadoras del Sexo “La Sala” a Noticias Aliadas.
El grupo — cuyo lema es “trabajadoras y extrabajadoras sexuales luchando por nuestros derechos” — también está enfocado en promover la salud preventiva entre estas trabajadoras así como entre sus clientes, e incluye el diálogo y la distribución de condones tanto a hombres como a mujeres.
La campaña de prevención del HIV está dirigida principalmente, aunque no exclusivamente, a integrantes de La Sala y ha tenido éxito al lograr que el SIDA desaparezca de sus registros.
Dentro de la organización “no hay trabajadoras sexuales con HIV”, aseguró la coordinadora general Nubia Ordóñez.
La idea es ampliar la iniciativa a otras poblaciones en mayor riesgo de contraer el HIV y llegar a comunidades tan diversas como las mujeres transgénero, o trans, y hombres que tienen sexo con otros hombres.
Apoyo solidario
Una gran prioridad para La Sala es apoyar a colegas en situación de carencia socioeconómica, en particular mujeres de 40 años y más, tal como lo señalaron Ordóñez y la portavoz de la organización, Grettel Quirós.
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La discriminación y estigmatización, además de la violencia y los riesgos a la salud, son parte de la dura realidad que enfrentan las mujeres dedicadas a la actividad sexual, hostilidad que viene de la sociedad en general, en particular de los hombres, y en algunos casos de las familias de las propias trabajadoras.
Quirós precisó que algunas deciden ocultar su actividad a sus familias, incluyendo padres, madres e hijos, disfrazándola, mientras que otras son abiertas, como señalaron Yamilith Galeano y Ordóñez, respectivamente.
En referencia al primer grupo, Ordóñez dijo que Galeano prefirió disimular por “el miedo al estima y la discriminación que ella tenía de su familia”, agregando que “no hay nada más feo que vivir escondida”.
“Yo soy trabajadora sexual pero, en mi caso, nunca se dieron cuenta que yo era trabajadora sexual en la familia y actualmente hoy por hoy pienso: Si saben, se hacen los majes [tontos], y si no, pues nunca se dieron cuenta”, manifestó Galeano a Noticias Aliadas.
“Pero yo siempre salí a trabajar para que mis hijos me respetaran, entonces decía que trabajaba en un hotel, de seis a dos de la tarde, y me vestía, digamos, con una blusa blanca y una enagua negra”, agregó. “Todavía no saben”.
“Lo que pasa es que en mi casa hay como mucho prejuicio, tal vez son un montón de santulones. Tengo un hermano que es pastor, el único que tengo”, explicó Galeano. “Pero siento que fue un error que yo cometí. Yo ahora veo a mis compañeras, y yo las envidio — es envidia de la buena — porque yo digo: ‘pucha, ¿por qué no hice lo mismo que ellas hicieron?’ O sea, se destapó el tamal, se destapó, y si lo van a etiquetar, pues que lo etiqueten de una vez”.
“Pero en el caso mío sería peor. Porque fíjese usted: Si se dan cuenta ahorita, imagínese, me ponen el ojo de la lupa y, tal vez, hasta me incendian”, dijo.
En la sombra
Trabajar en la clandestinidad “es una cosa que usted la va a llevan siempre. ¿Y si se dan cuenta? ¿Y si alguien me vio y le dice a mi hija? Entonces son cosas que una las va a cargar siempre”, subrayó.
Respecto a la posibilidad de sincerarse con sus hijos, Galeano dijo que creía que era muy tarde, aunque “con el trabajo sexual les di los estudios, gracias a Dios”. Añadió que su hija “ya está muy vieja, tiene 36 años. Ella sabe que yo trabajo acá, con las trabajadoras sexuales. Lo que no sabe es que yo soy también”.
Quirós, que se expresa de manera directa, colorida y con humor, asegura que “soy pública”. “Yo he tenido cinco hijos. Desde chiquiticos, sabían lo que yo hacía para poder darles de comer”.
Días antes de la entrevista con Noticias Aliadas, “me llamó un hijo mío y me dijo: ‘Mami, estoy muy orgulloso de usted”.
“Mi hija fue la primera presidenta [de La Sala]” durante cinco meses, precisó Quirós. “Ella fue trabajadora [pero] salió del trabajo sexual y ahora arregla motos y carros”.
Coincidiendo con Galeano, Quirós mencionó su sufrimiento “porque yo veía a mis amigas o las conocidas, con su esposo y su familia perfecta, y yo decía: ¿Pero cómo yo no puedo tener eso? ¿Por qué me tocó criarlos yo sola? ¿Dónde está el papá? ¿Por qué yo no tengo esa familia tan bonita? Yo dejé al papá. Tuve los cinco hijos y le dije; ‘Hasta aquí’ y me volví al trabajo sexual”.
Su decisión implicó “alcoholismo y un montón de cosas metidas. Fue terrible”.
“Cuando yo llego aquí [a La Sala], a mí me salvan la vida, y me dicen que yo tengo derecho a ser feliz, sea lo que yo sea”, añadió.
La moraleja de su historia, en sus palabras, es que “esas parejas que yo envidiaba, todo el mundo se divorció. O sea, yo soy la afortunada porque me llegué a casar con un cliente”.

Noticias Aliadas
http://www.adital.com.br/?n=cwn5

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