El 4 de junio de 1913 en Surrey se celebraba como cada año el prestigioso Derby de Epsom. Hasta allí se trasladó Emily Wilding Davison, una mujer dispuesta a hacer oír su voz y la de todas las mujeres que como ella llevaban años luchando en favor del sufragio femenino. Emily se abalanzó sobre uno de los caballos que la atropelló causándole heridas mortales. No era la primera vez que luchaba por sus derechos de un modo poco convencional. Emily Wilding Davison fue una de las sufragistas más violentas y llegó a ser cuestionada incluso por sus propias compañeras por sus métodos agresivos.
Emily Wilding Davison había nacido el 11 de octubre de 1872 en Blackheath, Londres. Hija de Charles y Margaret Davison, creció en una familia numerosa, con tres hermanos y varios medio hermanos de un anterior matrimonio de su padre. Emily fue una buena estudiante que aprovechó sus estudios primero en el Kensington School y después en el Royal Holloway College, donde estudió literatura y lenguas extranjeras gracias a una beca que ganó por su buen expediente académico. Por desgracia, en 1892, un año después de empezar sus estudios en el Royal Holloway, tuvo que abandonar. Su beca se había terminado, su padre había fallecido poco tiempo antes y su madre no podía hacer frente a los pagos.
Primero como gobernanta y posteriormente como maestra en Edgbaston y Worthing, Emily pudo ahorrar suficiente dinero para ingresar en el Saint Hugh's College de Oxford, donde estudió biología, química, lengua y literatura. A pesar de que las mujeres por aquel entonces no podían obtener una titulación oficial, sus buenas calificaciones obligaron al centro a concederle honores especiales. Tras dejar Saint Hugh, Emily empezó a trabajar como profesora de una familia acomodada de Nothamptonshire.
En 1906 Emily entró a formar parte de la Women's Social and Political Union (WSPU), la organización sufragista fundada tres años antes por Emmeline Pankhurst. Dos años después dejaba su trabajo de profesora para centrarse en su labor en la WSPU mientras volvía a estudiar en la Universidad de Londres con el objetivo de obtener la licenciatura de Lenguas Extranjeras. La visión de Emily sobre los métodos a seguir para obtener el sufragio femenino no era la misma que la de muchas otras miembros del WSPU. Sin el permiso expreso de la organización, Emily empezó a aparecer en actos públicos que interrumpía lanzando piedras y atacando directamente a algunas personas, provocando la alteración del orden público.
Su actitud la llevó a prisión en unas nueve ocasiones en las que decidía emprender una huelga de hambre en señal de rebeldía. En una de aquellas ocasiones, en 1912, cuando cumplía condena en la prisión de Holloway, se lanzó por las escaleras como queja por sus condiciones y las de otras sufragistas que se encontraban en prisión, a las que las obligaban a comer a la fuerza. Emily sufrió serias fracturas en la cabeza y la columna.
Aquello no frenó a Emily y al año siguiente se dispuso a irrumpir ni más ni menos que en el famoso y multitudinario Derby que se celebraba cada año en Epsom. Era el 4 de junio de 1913. Emily irrumpió en medio de la pista y fue atropellada por el jinete Herbert Jones y su caballo, propiedad del rey Jorge V. Cuatro días después fallecía a causa de los golpes.
La aparición de Emily Wilding Davison en el Derby de Epson provocó ríos de tinta pues fueron muchas las dudas que surgieron sobre sus intenciones. Unas voces apuntaban a que había decidido suicidarse por la causa sufragista, idea desmontada por unas cartas dirigidas a una hermana suya a la que avisaba que la iba a visitar en los próximos días y había incluso comprado los billetes de tren. Otras versiones apuntaron a que lo que pretendía Emily era clavar una bandera sufragista en el caballo. Según las últimas investigaciones, habría sido una banda lo que habría querido colocar. Los estudios cinematográficos Pathé gravaron el acontecimiento, unas imágenes fueron utilizadas durante la investigació.
El 8 de junio de 1913, Emily Wilding Davison fallecía en el Hospital Epson Cottage. Seis días después se celebró el Londres un funeral multitudinario que atrajo a una gran multitud, sobre todo sufragistas, que acompañaron el féretro hasta la estación del tren que lo trasladaría a Morpeth, donde fue enterrada bajo una lápida en la que se ponía "Hechos, no palabras".
Años después, el jinete Herbert Jones, quien sobrevivió al accidente, asistió al funeral de Emmeline Pankhurst en el que aprovechó para recordar la memoria de Emily. A pesar de que su acto reivindicativo puso en la primera fila de la opinión pública la cuestión del sufragismo, no fue precisamente para bien. Muchas voces se alzaron en su contra poniendo de relieve la violencia y agresividad de sus actos, lo que incapacitaba aún más a las mujeres para votar.
Películas que hablan de ella
Sufragistas
Primero como gobernanta y posteriormente como maestra en Edgbaston y Worthing, Emily pudo ahorrar suficiente dinero para ingresar en el Saint Hugh's College de Oxford, donde estudió biología, química, lengua y literatura. A pesar de que las mujeres por aquel entonces no podían obtener una titulación oficial, sus buenas calificaciones obligaron al centro a concederle honores especiales. Tras dejar Saint Hugh, Emily empezó a trabajar como profesora de una familia acomodada de Nothamptonshire.
En 1906 Emily entró a formar parte de la Women's Social and Political Union (WSPU), la organización sufragista fundada tres años antes por Emmeline Pankhurst. Dos años después dejaba su trabajo de profesora para centrarse en su labor en la WSPU mientras volvía a estudiar en la Universidad de Londres con el objetivo de obtener la licenciatura de Lenguas Extranjeras. La visión de Emily sobre los métodos a seguir para obtener el sufragio femenino no era la misma que la de muchas otras miembros del WSPU. Sin el permiso expreso de la organización, Emily empezó a aparecer en actos públicos que interrumpía lanzando piedras y atacando directamente a algunas personas, provocando la alteración del orden público.
Su actitud la llevó a prisión en unas nueve ocasiones en las que decidía emprender una huelga de hambre en señal de rebeldía. En una de aquellas ocasiones, en 1912, cuando cumplía condena en la prisión de Holloway, se lanzó por las escaleras como queja por sus condiciones y las de otras sufragistas que se encontraban en prisión, a las que las obligaban a comer a la fuerza. Emily sufrió serias fracturas en la cabeza y la columna.
Aquello no frenó a Emily y al año siguiente se dispuso a irrumpir ni más ni menos que en el famoso y multitudinario Derby que se celebraba cada año en Epsom. Era el 4 de junio de 1913. Emily irrumpió en medio de la pista y fue atropellada por el jinete Herbert Jones y su caballo, propiedad del rey Jorge V. Cuatro días después fallecía a causa de los golpes.
La aparición de Emily Wilding Davison en el Derby de Epson provocó ríos de tinta pues fueron muchas las dudas que surgieron sobre sus intenciones. Unas voces apuntaban a que había decidido suicidarse por la causa sufragista, idea desmontada por unas cartas dirigidas a una hermana suya a la que avisaba que la iba a visitar en los próximos días y había incluso comprado los billetes de tren. Otras versiones apuntaron a que lo que pretendía Emily era clavar una bandera sufragista en el caballo. Según las últimas investigaciones, habría sido una banda lo que habría querido colocar. Los estudios cinematográficos Pathé gravaron el acontecimiento, unas imágenes fueron utilizadas durante la investigació.
El 8 de junio de 1913, Emily Wilding Davison fallecía en el Hospital Epson Cottage. Seis días después se celebró el Londres un funeral multitudinario que atrajo a una gran multitud, sobre todo sufragistas, que acompañaron el féretro hasta la estación del tren que lo trasladaría a Morpeth, donde fue enterrada bajo una lápida en la que se ponía "Hechos, no palabras".
Años después, el jinete Herbert Jones, quien sobrevivió al accidente, asistió al funeral de Emmeline Pankhurst en el que aprovechó para recordar la memoria de Emily. A pesar de que su acto reivindicativo puso en la primera fila de la opinión pública la cuestión del sufragismo, no fue precisamente para bien. Muchas voces se alzaron en su contra poniendo de relieve la violencia y agresividad de sus actos, lo que incapacitaba aún más a las mujeres para votar.
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Sufragistas
POR SANDRA FERRER
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