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viernes, 15 de mayo de 2020

Una antigua niña esposa de Pakistán hace historia por su reclamo a la justicia


La paquistaní Rani Tanveer estuvo 19 años en prisión por al ser condenada por error de haber matado a su marido, con quien la casaron siendo una niña. Ahora, pide una compensación al Estado, en una demanda pionera en Pakistán. Foto: Cortesía de la BBC
La paquistaní Rani Tanveer estuvo 19 años en prisión por ser condenada por error de haber matado a su marido, con quien la casaron siendo una niña. Ahora pide una compensación al Estado, en una demanda pionera en Pakistán. Foto: Cortesía de la BBC
KARACHI, Pakistán, 11 may 2020 (IPS) – Una antigua víctima de matrimonio infantil en Pakistán, quien fue condenada a los 13 años injustamente de matar a su marido y pasó casi 20 años presa por ello, está haciendo historia con una demanda pionera en el país, en que reclama una compensación al Estado por el error judicial.
Rani Tanveer, quien quedó en libertad en 2017 después de pasar 19 años en prisión, presentó en marzo una solicitud en busca de compensación por los años que pasó en prisión, en una demanda que su abogada calificó como “icónica” en Pakistán.
Si el caso es aceptado, «sería la primera vez que una víctima solicita al Estado que la compense por el error judicial cometido», dijo a IPS la abogada, Michelle Shahid, del grupo de defensa legal de la Fundación para los Derechos Fundamentales (FFR), con sede en Islamabad.
«Espero que este caso abra un viaje hacia la reforma del sistema judicial y restablezca la confianza del público en él», dijo a IPS el abogado Saroop Ijaz, representante en el país de la organización Human Rights Watch, desde su sede en la ciudad de Lahore.
Tanveer, sus padres y su hermano fueron arrestados en 1998 después de que el cuerpo de su esposo fuera descubierto enterrado en su residencia. Según las investigaciones, la familia había sido la última en verlo con vida. La madre de Tanveer fue liberada después de seis meses presa, pero su padre y su hermano murieron de tuberculosis después de 11 y 15 años en la cárcel, respectivamente.
Tanveer fue sentenciada en 2001. El Estado nunca le asignó un abogado y ella no podía pagar un defensor, pero intentó presentar numerosas apelaciones a través del superintendente de la prisión. Sin embargo, sus requerimientos siempre fueron archivados.
Todo cambió cuando Sharid asumió su defensa en 2014 y tres años después logró la revocación de la condena.
Ahora ella está tiene una nueva lucha, la de obtener una compensación.
«El de Rani es un caso típico que destaca la difícil situación de aquellos que sufren silenciosamente tras las rejas sin culpa propia, solo para ser exonerados años después, si es que lo logran», dijo Shahid.
La abogada aseguró que Tanveer fue víctima de una cadena de negligencias e inhumano desprecio por parte de la policía, los fiscales, los jueces y los funcionarios de prisiones.
Esos comportamientos los alienta el hecho de que en este país del sur de Asia no existe una «definición establecida» de lo que constituye un «error judicial».
«En Pakistán no hay precedentes para el pago de indemnizaciones por daños», dijo Ijaz.
«El cambio tiene que comenzar en alguna parte, espero que sea con este caso», arguyó.
Agregó que el sistema de justicia penal de Pakistán es «disfuncional» y que la gente pasó décadas en prisión para resultar absuelta después sin siquiera una disculpa del Estado. También hizo referencia a «ejemplos desgarradores» donde las personas fueron ejecutadas mientras sus apelaciones legales aún estaban pendientes de resolución.
Pakistán, de hecho, ratificó en 2010 el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, que en el artículo 14 (6) establece claramente que una persona castigada injustamente por un delito debe ser compensada, no existe algún mecanismo en el sistema legal del país para hacer realidad una reparación.
El año pasado, dijo Shahid, FFR en colaboración con una organización asociada de Gran Bretaña, Reprieve, publicó un informe que analizaba la jurisprudencia sobre condenas a pena de muerte de la Corte Suprema de Pakistán entre 2010-2018.
«El estudio descubrió que en 310 casos de penas capitales atendidos por el tribunal supremo en ese periodo, 39 por ciento condujo a absoluciones. Esto significa que casi dos de cada cinco prisioneros condenados a muerte en el estudio fueron condenados injustamente y pueden haber sido inocentes del delito por el que fueron condenados”,  dijo.
El estudio reveló «fallas sistémicas» en el sistema de justicia penal de Pakistán que se traducen en  «una injusticia trágica y a menudo irreversible», dijo Shahid.
Un informe de 2020 publicado por el Ministerio de Derechos Humanos reveló que había 389 mujeres ya sentenciadas en las cárceles de Pakistán, mientras que otras 755 mujeres están procesadas actualmente, en diferentes fases del juicio.
«El sistema de justicia penal de Pakistán necesita una reforma urgente y esperamos que el tribunal reconozca que Rani no está sola en su lucha; innumerables personas inocentes continúan siendo condenadas injustamente. Esta petición es una oportunidad para que el gobierno repare su error y asegurar que la maquinaria estatal cumpla colectivamente sus obligaciones con los ciudadanos en la administración de justicia «, dijo Shahid.
Sin embargo, Tanveer no tenía clara cuál debería ser la cantidad a exigir por los daños ocasionados. «No tengo idea de cuánto debería exigir», dijo a IPS por teléfono desde Midranjha, una aldea en el distrito de Sargodha en la provincia de Punjab.
Pero esperaba que la compensación fuera suficiente para adquirir algunas cosas que necesita para su hogar,  como «un par de charpais (camas de cuerda tejida), mantas y ropa de cama, una plancha, un ventilador, una lavadora y una estufa».
Son todas cosas que su madre y su hermano le habrían regalado como dote cuando se volvió a casar el año pasado, pero no pudieron brindarle por su situación financiera.
Tanveer también reflexiona que con la pandemia de la covid-19 y la cuarentena impuesta en el país para contener la propagación del virus, quizás sería mejor que siguiese en prisión, donde al menos tenía garantizadas tres comidas al día y nadie debía preocuparse por ella.
«Soy una carga para mi esposo», dijo. Ambos trabajan como jornaleros agrícolas y hace dos meses, cuando comenzó la cuarentena, ella y su esposo, como millones de personas en Pakistán, perdieron sus trabajos.
Sin empleo y sin ahorros,  dijo que ella y su marido se vieron obligados a ir a vivir con sus suegros en su aldea.
«Este coronavirus  ha hecho que mi vida sea miserable», contó, ya que tiene que soportar las continuas burlas y desprecio de sus suegros por su pasado.
Taanver reconoce que ella tampoco facilita las cosas, porque como se siente injustamente juzgada “estallo a la menor provocación”. Una vez que las palabras salen de mi boca, siempre me siento culpable, pero es demasiado tarde», se lamentó.
Pero su esposo insistió en que ella no es una mujer excelente y que está lejos de la imagen de mala que ella tiene de sí misma, algo que cree que se origina en los traumas de una vida tan desdichada como la suya, desde muy tierna edad.
«Le insisto en que no se preocupe por lo que el mundo o mi propia familia piensen o digan, que yo estoy a su lado”, explicó su esposo.
“Me encanta su sonrisa y creo que es hermosa por dentro», dijo a IPS, antes de subrayar que «su pasado no me importa; ella me ha hecho una mejor persona y ahora hará de mi casa un hogar», aseguró.
T: MF



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