Por Caribe Afirmativo
26 países la condena máxima por actos homosexuales varía entre 10 años de prisión y cadena perpetua. En 31 se castiga con hasta ocho años.

De allí que la distopía advierta sobre los peligros potenciales de las ideologías, prácticas y conductas sobre los cuales se erigen sociedades actuales, desarrollando acciones que contrarrestan los derechos de grupos sociales minoritarios, amparándose en discursos moralistas que solo conllevan a una constante violación de sus derechos básicos, reflejándose en agresiones físicas, verbales, simbólicas, violaciones, asesinatos, y más aún en leyes que cercenan de tajo la dignidad, libertad y derecho a la vida de las personas.
Es el caso de las personas con preferencia sexual e identidades diversas en todo el mundo, que según el informe “Homofobia de Estado 2019”, de la Asociación Internacional de Gais, Lesbianas, Bisexuales, Transexuales e Intersexuales (ILGA) son criminalizadas en 70 países por ser gay o lesbiana, en algunos, incluso representa la pena capital. Y es que en más de un tercio de los países del mundo se puede arrestar y encarcelar a las personas (y en al menos cinco países ejecutarlas) por tener relaciones sexuales privadas y consentidas con personas del mismo sexo.
Estas decisiones de Estado vienen claramente de gobiernos conservadores, líderes homófobos y movimientos religiosos extremistas, con discursos cargados de prejuicios, que se verifican en toda clase de violaciones a los derechos humanos de las personas LGBTI; Estas prácticas, como en un efecto multiplicador, refuerzan la discriminación porque silencian a las voces civiles de defensa de la diversidad. Se evidencian además campañas de difamación, que no solo agravian a las víctimas —asocian a la comunidad LGBT con la pedofilia o la enfermedad mental— sino que inculcan ignorancia en el conjunto de la sociedad, una creciente amenaza que subraya y alarma a la Asociación Internacional de Gais, Lesbianas, Bisexuales, Transexuales, e Intersexuales (ILGA), y que se pueden constatar en las estadísticas contenidas en su reciente informe.
Encontramos como 26 países la condena máxima por actos homosexuales varía entre 10 años de prisión y cadena perpetua. En 31 se castiga con hasta ocho años. En resumen, en uno de cada tres países (35%) es peligroso mostrarse como miembro de la comunidad LGTBI. En 68 naciones, señala el estudio, “hay leyes que explícitamente prohíben los actos sexuales consensuados entre personas del mismo sexo y dos más los criminalizan de facto. Además, jurisdicciones que no pertenecen a Estados miembros de la ONU también castigan estas conductas, como Gaza, las Islas Cook y ciertas provincias de Indonesia”.
Hoy solamente veintiséis naciones que reconocen el matrimonio entre personas del mismo sexo y 27 han regulado las uniones civiles, 72 naciones tienen leyes que protegen a los homosexuales y lesbianas de ser discriminados en el trabajo. 39 poseen normas que castigan la incitación al odio, la discriminación o la violencia contra una persona por razón de orientación sexual y 28 permiten adoptar a gais y lesbianas. Aunque parece ser un gran numero deja mucho que desear frente a un total de 194 países soberanos (países reconocidos por la ONU con autogobierno y completa independencia), que deberían de garantizar el completo respeto y cumplimiento de los derechos humanos de sus ciudadanos, esto deja solo un 38% del total de las naciones comprometidas con el reconocimiento a los derechos LGBTI.
A menudo los Estados no alcanzan a proteger debidamente a las personas con preferencia sexual e identidades diversas contra el trato discriminatorio en la esfera privada, en particular en el lugar de trabajo y la atención de la salud. Los niños y adolescentes LGBT son objeto de acoso en la escuela y pueden llegar a ser expulsados de sus hogares por sus padres, a las personas transgénero se les suele denegar documentos de identidad que reflejen su género preferido, sin los cuales no pueden trabajar, viajar, abrir una cuenta bancaria o acceder a los servicios básicos. Los niños intersexuales pueden ser sometidos a intervenciones quirúrgicas y de otro tipo sin su consentimiento informado ni el de sus padres, y como adultos también son vulnerables a la violencia y la discriminación.
Es una geografía preocupante, donde las distopías guardan mucha relación con la época y el contexto socio-político en que se conciben, ameritando unir esfuerzos de todos y cada uno de los colectivos, activistas, movimientos y simpatizantes de las causas LGBTI para que no se retroceda en las luchas ganadas y se inste a que los gobiernos respeten y garanticen los derechos humanos universales, pues toda persona tiene los mismos derechos, no importa quién sea ni donde viva. Si bien la historia, la cultura y la región revisten importancia desde el punto de vista contextual, todos los Estados, sin distinción de sus sistemas políticos, económicos y culturales, tienen el deber jurídico de promover y proteger los derechos humanos de todas y todos.
Caribe Afirmativo
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