Por Marta Valls Ribas
Israa al-Ghomgham es activista defensora de los derechos humanos. Este año el régimen ha ejecutado, como mínimo, a sesenta y cinco personas.
La fiscalía de la Arabia Saudí pide la pena de muerte para Israa al-Ghomgham, activista defensora de los derechos humanos. Si la sentencia se ejecuta, será la primera mujer saudí a quien se aplicará la pena capital por motivos políticos. Su delito es haber participado en manifestaciones pacíficas para pedir el fin de la discriminación del régimen contra la minoría chiita y la libertad de los presos de conciencia. El 28 de octubre el juzgado tendrá que ratificar o denegar la condena.
El lunes circuló por la red que ya había sido ejecutada, pero era una noticia falsa.
Al-Ghomgham fue arrestada en 2015 por ‘actividades antiestablishment’. Desde entonces, ha pasado treinta y dos meses detenida, sin poder contar con la defensa de ningún abogado.
Su futuro está ahora a manos del tribunal penal especializado de Riad, encargado del caso. Este tribunal es el que dictó en noviembre de 2017 la implantación de la polémica ley contra el terrorismo, que penaliza hasta con diez años de prisión los insultos al rey o a la familia real y con penas de muerte ‘los actos de terrorismo’. La Organización Saudí Europea por los Derechos Humanos (ESOHR) describe a este tribunal como ‘un organismo totalmente parcial, controlado por el rey’. ‘Sus sentencias ya son dictadas antes del juicio, siempre en consonancia con el discurso oficial del estado’, afirmaba un informe publicado la semana pasada por esta organización. Pero este documento ha sido eliminado de la red y sólo queda la referencia que hicieron algunos medios.
Quién es al-Ghomgham?
Israa al-Ghomgham es originaria de la ciudad portuaria de Qatif, en la provincia Este del Arabia Saudí, donde hay una fuerte presencia de musulmanes chiitas y que durante las Primaveras Árabes del 2011 y del 2012 fue uno de los principales focos de protestas y de represión y violencia: fueron asesinados o arrestados miles de activistas. Fue entonces, también, cuando el nombre de Israa al-Ghomgham se situó bajo el foco de las fuerzas gubernamentales, como participante y activista en las protestas.
Es conocida por haber levantado la voz y haberse manifestado de manera pacífica a favor de los derechos de las mujeres, haber denunciado la persecución de los chiitas en la Arabia Saudí y haber criticado el régimen del rey Mohammed bin Salman. La decisión de la fiscalía ha alertado a los defensores de los derechos humanos y ha encendido la red. Aun así, también han aparecido mensajes que defienden la sentencia.
Pena de muerte: sesenta y cinco ejecutados en 2018
No hay cifras oficiales de personas ejecutadas por el régimen saudí. Según el Centro Cornell sobre la pena de muerte, hasta el 15 de agosto el Estado había asesinado, como mínimo, a sesenta y cinco personas. Aun así, según un recuento de la Agencia de Prensa Francesa (AFP), hasta el 17 de julio el número de ejecutados por el estado se sitúa en setenta y tres. Amnistía Internacional denuncia que el número real de sentencias de muerte es probablemente muy superior al número de ejecuciones conocidas.
Tampoco se puede confirmar el número de personas que están en el corredor de la muerte, debido a la carencia de cifras oficiales. El ESOHR asegura que, como mínimo, a estas alturas hay cincuenta y una personas esperando ser ejecutadas. De estos, ocho eran menores de edad cuando los detuvieron o cuando cometieron el crimen que se les imputa.
Según Amnistía Internacional (AI), los tribunales saudíes imponen la pena de muerte por varios delitos, como los relacionados con el tráfico de drogas, o por conductas que según las normas internacionales no tendrían que ser penalizadas, como por ejemplo ‘brujería’ o ‘adulterio’. ‘Muchas personas fueron condenadas a muerte en juicios injustos ante tribunales que las declararon culpables sin investigar adecuadamente las denuncias –dice la organización–. Las confesiones de los acusados son obtenidas mediante la coacción y la tortura.’ Además, en general, las autoridades no informan a las familias de los condenados que serán ejecutados inminentemente ni siquiera después.
Amnistía Internacional afirma que Arabia Saudí es el tercer país del mundo en número de ejecuciones por año, detrás China e Irán. En 2017 fueron asesinadas casi ciento cincuenta personas.
Los derechos de las mujeres, prácticamente inexistentes
Israa al-Ghomgham es defensora de los derechos de las mujeres en un país en que existe una carencia de derechos dramática. Las mujeres necesitan una autorización de un hombre tutor –padre, esposo, hermano o hijo– para matricularse en un centro de enseñanza superior, buscar trabajo, viajar o casarse. Tampoco reciben la protección adecuada contra la violencia sexual ni ningún tipo de violencia contra su condición de mujeres, tal como denuncia Amnistía Internacional.
A pesar de esta situación, Arabia Saudí forma parte de la Comisión de los Derechos de las Mujeres de Naciones Unidas desde abril de 2017, y de la entidad para la Igualdad de Género y el Empoderamiento de las Mujeres, también de las Naciones Unidas, desde abril de este año.
Cómo es que el Arabia Saudí forma parte de los organismos de la ONU? También se sorprenden los activistas de los derechos humanos. ‘El país estos últimos años ha hecho cambios marginales en el ámbito de los derechos de las mujeres, principalmente en el acceso a la educación superior y al mercado laboral’, dice Adam Coogle, investigador sobre Oriente Medio, en un artículo publicado por HumanRights Watch. ‘Pero estos cambios –añade– han sido obstaculizados o incluso anulados porque las autoridades han permitido que el sistema de tutela masculina continúe siendo intocable, de forma que los hombres continúan controlando la vida de las mujeres.’
Uno de estos cambios marginales es la despenalización de la conducción de las mujeres. El 24 de junio, por primera vez en la historia del reino, las mujeres pudieron conducir legalmente. Pero el proceso tampoco estuvo exento de polémica: pocas semanas antes el régimen había detenido a cuatro activistas que habían capitaneado las campañas a favor del derecho de conducir de las mujeres.
L’Aràbia Saudita vol fer la primera execució d’una dona per motius polítics
Israa al-Ghomgham és activista defensora dels drets humans · Enguany el règim ha executat, pel cap baix, seixanta-cinc persones
La fiscalia de l’Aràbia Saudita demana la pena de mort d’Israa al-Ghomgham, activista defensora dels drets humans. Si la sentència s’executa, serà la primera dona saudita a qui s’aplicarà la pena capital per motius polítics. El seu delicte és haver participat en manifestacions pacífiques per demanar la fi de la discriminació del règim contra la minoria xiïta i la llibertat dels presos de consciència. El 28 d’octubre el jutjat haurà de ratificar o denegar la condemna.
Dilluns va córrer per la xarxa que ja havia estat executada, però era una notícia falsa.
Al-Ghomgham va ser arrestada el 2015 per ‘activitats antiestablishment’. D’aleshores ençà, ha passat trenta-dos mesos detinguda, sense poder comptar amb la defensa de cap advocat.
El seu futur és ara a les mans del tribunal penal especialitzat de Riad, encarregat del cas. Aquest tribunal és el que va dictar el novembre de 2017 la implantació de la polèmica llei contra el terrorisme, que penalitza fins amb deu anys de presó els insults al rei o a la família reial i amb penes de mort ‘els actes de terrorisme’. L’Organització Saudita Europea pels Drets Humans (ESOHR) descriu aquest tribunal com ‘un organisme totalment parcial, controlat pel rei’. ‘Les seves sentències ja són dictades abans del judici, sempre en consonància amb el discurs oficial de l’estat’, deia un informe publicat la setmana passada per aquesta organització. Però aquest document ha estat eliminat de la xarxa i només en resta la referència que en van fer alguns mitjans.
Qui és al-Ghomgham?
Israa al-Ghomgham és originària de la ciutat portuària de Qatif, a la província Est de l’Aràbia Saudita, on hi ha una forta presència de musulmans xiïtes i que durant les Primaveres Àrabs del 2011 i del 2012 va esdevenir un dels principals focus de protestes i de repressió i violència: van ser assassinats o arrestats milers d’activistes. Fou aleshores, també, quan el nom d’Israa al-Ghomgham va situar-se sota el focus de les forces governamentals, com a participant i activista en les protestes.
És coneguda per haver alçat la veu i haver-se manifestat de manera pacífica a favor dels drets de les dones, haver denunciat la persecució dels xiïtes a l’Aràbia Saudita i haver criticat el règim del rei Mohammed bin Salman. La decisió de la fiscalia ha alertat els defensors dels drets humans i ha encès la xarxa. Així i tot, també han aparegut missatges que defensen la sentència.
Pena de mort: seixanta-cinc executats el 2018
No hi ha xifres oficials de persones executades pel règim saudita. Segons el Centre Cornell sobre la pena de mort, fins el 15 d’agost l’estat havia assassinat, pel cap baix, seixanta-cinc persones. Tanmateix, segons un recompte de l’Agència de Premsa Francesa (AFP), fins el 17 de juliol el nombre d’executats per l’estat s’enfila a setanta-tres. Amnistia Internacional denuncia que el nombre real de sentències a mort és probablement molt superior al nombre d’execucions conegudes.
Tampoc no es pot confirmar el nombre de persones que hi ha al corredor de la mort, a causa de la manca de xifres oficials. L’ESOHR assegura que, pel cap baix, a hores d’ara hi ha cinquanta-una persones esperant de ser executades. D’aquests, vuit eren menors d’edat quan els van detenir o quan van cometre el crim que els imputen.
Els tribunals saudites imposen la pena de mort per delictes relacionats amb el tràfic de drogues o per conductes com ‘bruixeria’ o ‘adulteri’.
Segons Amnistia Internacional (AI), els tribunals saudites imposen la pena de mort per diversos delictes, com els relacionats amb el tràfic de drogues, o per conductes que segons les normes internacionals no haurien de ser penalitzades, com ara ‘bruixeria’ o ‘adulteri’. ‘Moltes persones van ser condemnades a mort en judicis injustos davant tribunals que les van declarar culpables sense investigar adequadament les denúncies –diu l’organització–. Les confessions dels acusats són obtingudes mitjançant la coacció i la tortura.’ A més, en general, les autoritats no informen les famílies dels condemnats que seran executats imminentment ni tan sols després.
Amnistia Internacional diu que l’Aràbia Saudita és el tercer país del món en nombre d’execucions per any, darrere la Xina i l’Iran. El 2017 s’hi van assassinar gairebé cent cinquanta individus.
Els drets de les dones, pràcticament inexistents
Israa al-Ghomgham és defensora dels drets de les dones en un país en què tenen una manca de drets dramàtica. Les dones necessiten una autorització d’un home tutor –pare, espòs, germà o fill– per matricular-se en un centre d’ensenyament superior, cercar feina, viatjar o casar-se. Tampoc no reben la protecció adequada contra la violència sexual ni cap mena de violència contra la seva condició de dones, tal com denuncia Amnistia Internacional.
Les dones necessiten una autorització d’un home tutor –pare, espòs, germà o fill– per matricular-se en un centre d’ensenyament superior, cercar feina, viatjar o casar-se
Tot i aquesta situació, l’Aràbia Saudita forma part de la Comissió dels Drets de les Dones de Nacions Unides d’ençà de l’abril del 2017, i de l’entitat per a la Igualtat de Gènere i l’Apoderament de les Dones, també de les Nacions Unides, d’ençà de l’abril d’enguany.
Com és que l’Aràbia Saudita forma part dels organismes de l’ONU? També se’n fan creus els activistes dels drets humans. ‘El país aquests últims anys ha fet canvis marginals en l’àmbit dels drets de les dones, principalment en l’accés a l’educació superior i al mercat laboral’, diu Adam Coogle, investigador sobre l’Orient Mitjà, en un article publicat per Human Rights Watch. ‘Però aquests canvis –afegeix– han estat obstaculitzats o fins i tot anul·lats perquè les autoritats han permès que el sistema de tutela masculina continuï essent intocable, de manera que els homes continuen controlant la vida de les dones.’
Un d’aquests canvis marginals és la despenalització de la conducció de les dones. El 24 de juny, per primera vegada en la història del regne, les dones van poder conduir legalment. Però el procés tampoc no fou exempt de polèmica: poques setmanes abans el règim havia detingut quatre activistes que havien capitanejat les campanyes a favor del dret de conduir de les dones.
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