Este libro devela el infamante peso de la herencia patriarcal en múltiples decisiones judiciales.
Es extraño que aún hoy la expresión ‘justicia de género’ no tenga mucho sentido para la gente cuando los hechos son inapelables e ineludibles.
Se vuelve, entonces, necesario leer el último libro de la abogada y poeta feminista Isabel Agatón –una de las mejores abogadas feministas de su generación– lanzado recientemente en la librería Lerner y publicado bajo el sello editorial de Temis.
Se vuelve, entonces, necesario leer el último libro de la abogada y poeta feminista Isabel Agatón –una de las mejores abogadas feministas de su generación– lanzado recientemente en la librería Lerner y publicado bajo el sello editorial de Temis.
Con solo el título, 'Si Adelita se fuera con otro: del feminicidio y otros asuntos', pude intuir que la lectura me atraparía desde el comienzo.
De hecho, estas más de 200 páginas resultan inmensamente placenteras gracias a su estilo ameno y a una riqueza de fuentes históricas y referencias literarias que refuerzan el rigor de un ensayo que busca aportar elementos para la reflexión teórica crítica del derecho desde una mirada de género.
Recorrer esta ruta de la mano de Adelita es, para sus lectoras y lectores, una sugestiva invitación. Porque no es solo un ensayo crítico de ciencias jurídicas. Es también un ensayo que permite develar múltiples historias de este largo y casi eterno legado patriarcal que nos dejó la herencia del derecho romano, del derecho español, del código napoleónico y de una tradición judeocristiana que “hoy día transita impunemente en escenarios administrativos, civiles, penales y del derecho de familia”, como nos previene la autora en el primer capítulo.
De hecho, estas más de 200 páginas resultan inmensamente placenteras gracias a su estilo ameno y a una riqueza de fuentes históricas y referencias literarias que refuerzan el rigor de un ensayo que busca aportar elementos para la reflexión teórica crítica del derecho desde una mirada de género.
Recorrer esta ruta de la mano de Adelita es, para sus lectoras y lectores, una sugestiva invitación. Porque no es solo un ensayo crítico de ciencias jurídicas. Es también un ensayo que permite develar múltiples historias de este largo y casi eterno legado patriarcal que nos dejó la herencia del derecho romano, del derecho español, del código napoleónico y de una tradición judeocristiana que “hoy día transita impunemente en escenarios administrativos, civiles, penales y del derecho de familia”, como nos previene la autora en el primer capítulo.
Será difícil encontrar una historia más completa relacionada con esta práctica de terror antifemenino y de odio paroxístico a la mujer que nombramos desde hace unas tres décadas como feminicidio
Y de esto se trata este libro: develar el infamante peso de esta herencia en múltiples decisiones judiciales que se refieren a la vida de las mujeres, todavía hoy en las primeras décadas del siglo XXI.
Y sí, los diez capítulos del libro de Isabel nos llevan a examinar el largo tiempo de una condición de incapacidad y de este estatus de menor de edad de las mujeres que aún, y demasiado a menudo, se encuentra plasmado en un derecho inmovilizado en el tiempo y prácticamente incapaz de responder a las demandas de una modernidad que fue un engaño para la mitad de la población mundial: las mujeres.
Recomiendo muy particularmente los capítulos referidos sobre una práctica ancestral que hoy nombramos como feminicidio. Será difícil encontrar una historia más completa relacionada con esta práctica de terror antifemenino y de odio paroxístico a la mujer que nombramos desde hace unas tres décadas como feminicidio –a pesar de que esta palabra había sido utilizada desde el final de la década de los 70 por Diana Russell en el Primer Tribunal Internacional de Crímenes contra las Mujeres, celebrado en Bruselas y presidido por Simone de Beauvoir–.
No obstante, el libro es también algo esperanzador pues, en cada capítulo de estas historias, la autora se refiere a los lentos avances de algunas decisiones jurídicas, jurisprudencias y sanciones de nuevas leyes a favor de las mujeres.
Gracias a un examen crítico que se está operando desde los evidentes aportes del feminismo y desde el valor de mujeres abogadas feministas como ella y probablemente también de algunos hombres sensibles a ese enfoque de género, se logra vislumbrar hoy lo que aprendemos a nombrar como justicia de género.
FLORENCE THOMAS
* Coordinadora del grupo Mujer y Sociedad
Y sí, los diez capítulos del libro de Isabel nos llevan a examinar el largo tiempo de una condición de incapacidad y de este estatus de menor de edad de las mujeres que aún, y demasiado a menudo, se encuentra plasmado en un derecho inmovilizado en el tiempo y prácticamente incapaz de responder a las demandas de una modernidad que fue un engaño para la mitad de la población mundial: las mujeres.
Recomiendo muy particularmente los capítulos referidos sobre una práctica ancestral que hoy nombramos como feminicidio. Será difícil encontrar una historia más completa relacionada con esta práctica de terror antifemenino y de odio paroxístico a la mujer que nombramos desde hace unas tres décadas como feminicidio –a pesar de que esta palabra había sido utilizada desde el final de la década de los 70 por Diana Russell en el Primer Tribunal Internacional de Crímenes contra las Mujeres, celebrado en Bruselas y presidido por Simone de Beauvoir–.
No obstante, el libro es también algo esperanzador pues, en cada capítulo de estas historias, la autora se refiere a los lentos avances de algunas decisiones jurídicas, jurisprudencias y sanciones de nuevas leyes a favor de las mujeres.
Gracias a un examen crítico que se está operando desde los evidentes aportes del feminismo y desde el valor de mujeres abogadas feministas como ella y probablemente también de algunos hombres sensibles a ese enfoque de género, se logra vislumbrar hoy lo que aprendemos a nombrar como justicia de género.
FLORENCE THOMAS
* Coordinadora del grupo Mujer y Sociedad
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