La vida de Cornelia estuvo marcada por las desgracias personales. Sobrevivió a su padre, su marido y a la práctica totalidad de sus hijos. Madre de los llamados Gracos, Cornelia luchó y defendió las políticas reformistas que Tiberio y Cayo llevaron a cabo en una Roma inmersa en una crisis económica donde el hambre se llevaba a multitud de ciudadanos.
Su valentía le valió el reconocimiento de la aristocracia romana. La primera estatua que se mostró en público de una mujer romana fue la suya.
Una patricia de alcurnia
Cornelia era hija del famoso general Publio Cornelio Escipión el Africano, vencedor en la batalla de Zama contra Aníbal durante la segunda guerra púnica, y Paula Emilia.
Poco tiempo después de la muerte de su padre, Cornelia se casó con el cónsul Tiberio Sempronio Graco. A pesar de tener 12 hijos, tuvo que ver cómo sólo llegaban a la edad adulta Sempronia, Tiberio y Cayo. En 155 a.C., al morir su marido, decidió dedicarse únicamente a educar a sus hijos. Cornelia se encargó de proporcionarles una buena educación basada en el respeto a las tradiciones familiares pero también adaptada a las nuevas tendencias que incorporaban la formación de la cultura griega1.
Cornelia rechazó varias proposiciones de matrimonio de importantes hombres del imperio. Llegó incluso a declinar una oferta del rey egipcio Ptolomeo VIII.
“He aquí mis joyas”
Mujer culta e inteligente, inculcó en sus hijos el amor por el próximo introduciéndolos en las ideas humanísticas helenísiticas que defendían el apoyo a las clases populares. Ante la ostentación que otras damas patricias hacían del lujo y de sus joyas, Cornelia mostraba a sus hijos con orgullo: He aquí mis joyas.
Madre de los gracos
Cornelia fue conocida como la “madre de los gracos” sobretodo durante las revueltas que provocaron las reformas que sus hijos quisieron llevar a cabo en el senado romano.
En 134 a.C. Tiberio Sempronio Graco fue elegido tribuno de la plebe, un cargo que permitía presentar proyectos de ley. A pesar de iniciar su mandato con el apoyo del senado, sus propuestas de reformas agrarias pronto pusieron a las altas clases senatoriales en su contra. Un año después, la campaña de descrédito del senado contra Tiberio se tradujo en su asesinato.
Diez años más tarde, en 124 a.C., su hermano Cayo conseguía el mismo puesto que Tiberio. Cayo continuó con la línea reformista de su hermano aunque su fin fue más dramático. Viendo como todos sus seguidores eran asesinados, Cayo decidió quitarse la vida para no caer prisionero de sus enemigos.
Durante los años de lucha de sus hijos, Cornelia defendió como una leona su causa y trabajó para ganarse partidarios.
Retiro intelectual
Desaparecidos la mayor parte de los miembros de su familia, Cornelia decidió retirarse a vivir a una villa alejada de Roma donde se dedicó al estudio del griego, el latín y la filosofía. Convertida en el símbolo de la matrona romana, esposa y madre ejemplar, la madre de los gracos recibió con una exquisita hospitalidad a hombres cultos y mujeres que admiraron su valor.
La primera estatua
Cornelia tuvo el honor de ver como se erigía una estatua suya en el Foro Romano. Era la primera vez que se daba ese privilegio a una mujer. En el epígrafe de la base se puede leer: Cornelia, hija del Africano y madre de los Gracos.
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1. Historia universal. Edad antigua. Roma. Julio Mangas
Por Sandra Ferrer
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