Catalina Micaela fue, junto con su hermana Isabel Clara Eugenia, la hija predilecta de Felipe II. Huérfana de madre cuando aun no había cumplido el año de vida, Catalina Micaela recibió el cariño de su hermana y su madrastra. La feliz existencia al lado de su familia se truncó en 1585 cuando contrajo matrimonio de estado con el duque de Saboya. Nunca más volvería a ver a su familia española.
Un bebé huérfano
Quince meses después del nacimiento de Isabel Clara Eugenia, la reina Isabel de Valois, tercera esposa de Felipe II, daba a luz a una segunda hija. Era el 10 de octubre de 1567. Le pondrían de nombre Catalina Micaela en honor a su abuela materna, la reina Catalina de Medicis, y a san Miguel. A pesar de volver a dar al rey una heredera y no un hijo varón que asegurara la dinastía (de todos eran conocidos los desequilibrios del infante Don Carlos), Felipe II quiso con especial devoción a sus dos hijas.
Catalina Micaela no había cumplido aun un año cuando su madre, embarazada de cinco meses, moría desangrada. Los continuos y seguidos embarazos habían terminado con la vida de la amada esposa del rey prudente.
Infancia feliz
A pesar de su temprana orfandad, Catalina Micaela vivió una infancia feliz gracias al cariño de su hermana, su tía la infanta Juana y su nueva madre, Ana de Austria.
En la corte, la pintora Sofonisba Anguissola se encargó de inmortalizar a la infanta en varios retratos, entre ellos, el conocido como Dama del Armiño.
En la corte, la pintora Sofonisba Anguissola se encargó de inmortalizar a la infanta en varios retratos, entre ellos, el conocido como Dama del Armiño.
Durante las ausencias del rey, que por aquellos años debía tratar asuntos tan importantes como la corona de Portugal, Felipe II mantenía una constante correspondencia con sus dos hijas. Estas cartas suponen una imagen entrañable y totalmente alejada del rey austero, religioso y rígido que su leyenda negra se encargó de divulgar.
Matrimonio de estado
En 1583 empezaron las negociaciones con el ducado de Saboya para casar a Catalina Micaela. Por aquel entonces, la reina Ana había dado a luz a varios hijos que había perdido y el infante Felipe era aun un niño por lo que Isabel Clara Eugenia debía permanecer al lado de su padre como posible heredera al trono. El papel de Catalina pasaba por cerrar una alianza de estado a través de su matrimonio.
El acuerdo se selló y en 1585 toda la corte se trasladó a Zaragoza para celebrar la boda entre la infanta española y Carlos Manuel I de Saboya.
Con gran tristeza y pesar, la joven duquesa se despidió de su familia en el puerto de Barcelona.
Duquesa de Saboya
A pesar de la tristeza por tener que vivir separada de sus seres queridos, Catalina pronto se adaptó a la nueva corte, alejada de la rígida etiqueta que imponía la monarquía española.
En diez años Catalina tuvo diez hijos. Su prolífica maternidad trajo la alegría a la corte saboyana pero fue también la razón de su desaparición. El 6 de noviembre de 1597, Catalina Micaela moría al dar a luz a su hija Juana, quien tampoco sobreviviría. La duquesa dejaba huérfanos a diez niños y un gran vacio en la corte de Turín.
En España, un viejo Felipe II ordenó decir misa de difuntos en la capilla del Escorial. Acompañado de su otra hija, el monarca español moriría un año después.
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Recopilación de las más destacadas mujeres de la Casa de Austria. Muy interesante y ameno.
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Por Sandra Ferrer
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