RADIO "PONCHOSVERDES.FM"

viernes, 3 de mayo de 2019

Argentina. Un rayo de Sol para Lucía y para todxs


Por Ximena Schinca
Tras la publicación del testimonio de Sol, la mamá de “Lucía”, la niña que fue torturada y obligada a parir en Tucumán hace aproximadamente dos meses, una reflexión necesaria. Las niñas, con derechos y las mujeres y personas con capacidad de gestar, libres para decidir y sin miedo.
En el mes de febrero, el mundo habló de Lucía, la nena de 11 años a la que el Estado tucumano le negó su derecho a una Interrupción Legal del Embarazo (ILE), prolongando la tortura, y forzándola a realizarse una cesárea. Las autoridades de la provincia, los grupos anti derechos y la prensa escribieron, debatieron y difundieron detalles sobre el estado de salud de la nena, sobre quién la había violado. También discutieron si corría riesgo su vida, qué chances de sobrevida tenía el feto, cuáles fueron las maniobras para dilatar la ILE y cuál era el procedimiento más adecuado para interrumpir el embarazo resultado de una violación.
Entonces Lucía también habló, expresó con claridad cuál era su decisión, pero sólo su mamá, Sol, la escuchó y respetó. Las maniobras en este caso en Tucumán se conocieron justo un mes de después de que otra niña del NOA, esa vez en Jujuy, debiera someterse a una cesárea para interrumpir otro embarazo producto de una violación. En ese caso la dilación fue menor. El movimiento de mujeres y disidencias de la provincia reaccionó rápidamente y descubrió los obstáculos a los que sometieron a la niña. Así y todo no pudo evitar que se le realizara una cesárea y se mantuviera al prematuro en agonía cerca de 96 horas. De inmediato, el movimiento feminista de Jujuy marcó posición y advirtió que #CesáreaNoEsILe, y que había que estar alertas ante nuevas maniobras de forzar cesáreas y partos prematuros.
La alerta recién empezaba a escucharse, cuando un mes más tarde, Lucía sufrió las mil y una dilaciones, esta vez en Tucumán. La reacción del movimiento feminista fue entonces más fuerte. Así y todo, otra vez cesárea.
Dos meses después de la pesadilla, la mamá de Lucía quiso hacer escuchar la voz de su hija; tal vez, convencida de que lo que, a Lucía, a muchas; quizá temerosa de que lo mismo pueda ocurrirle a la niña otra vez. El testimonio de Sol es sólido, consistente, denuncia las maniobras que (secreto a voces) autoridades y parte del personal del sistema de salud y la Iglesia desplegaron para asustarla desde el momento en que Lucía quedó internada en el Hospital del Este. Señala que el doctor Gustavo Vigliocco fue el primero en meterles el miedo en el cuerpo al advertirles que si aborto, riesgo de muerte. Y que, por si advertencia de muerte no fue suficiente, el capellán Roque Olea se encargó de dispensar una dosis diaria de culpa y les dijo que Dios no quería que haya muertes. Otrxs las mandaron a pensar y a denunciar el abuso sexual antes de autorizar el aborto.
El testimonio de Sol es trascendente porque brinda detalles, nombres y apellidos de los responsables de estas maniobras que en el NOA son vox populi, pero se teme denunciar mientras la violencia y el odio de los grupos anti derechos se expresa impune en las puertas de los hospitales que debieran cumplir la ley y velar por la salud y la integridad de las niñas torturadas hasta parir.
El testimonio de Sol, además, echa luz sobre el modus operandi de un sistema ensañado con mujeres y disidencias, sobre todo, cuando provienen de los sectores más humildes y vulnerados de la sociedad, cuando se les retacea información, o peor, se les brinda información deliberadamente falsa.
Y el testimonio de Sol llega también para abrazar un logro sin prensa del movimiento que acompaña y sostiene el derecho a decidir, y protege la salud integral de niñes y adolescentes: la ILE ya es derecho y hoy se respeta y se sigue practicando en su manera menos invasiva y medicamentosa en embarazos avanzados, preservando la salud integral de lxs niñxs. Así también se preserva la intimidad de ellxs y sus familias. Para que nadie vuelva a meter miedo o culpa a las niñas, un rayo de Sol para Lucía y para todxs.

Por Ximena Schinca. Comunicadora feminista, miembra de Global Women´s Strike (Huelga Mundial de Mujeres)
Ilustración: Ro Ferrer
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