Por Ana Clara Jovino
La inclusión de medidas y objetivos para combatir la discriminación y la desigualdad de género en las escuelas en el Plan Nacional de Educación (PNE) y en los Planes Estaduales y Municipales ha estimulado debates en todo el país. El último martes 11 de agosto, los concejales de São Paulo aprobaron el Plan Municipal de Educación, pero el término “género”, incluido en el texto por defensa de entidades del movimiento LGBT (Lésbicas, Gays, Bisexuales y Transgéneros) y combatido por religiosos, quedó afuera.
Además, la Comisión de Constitución y Justicia de la Cámara de Diputados sacó del cajón el Estatuto del No Nacido, proyecto que apunta a garantizar la protección integral de los embriones, eliminando cualquier posibilidad de interrupción del embarazo, incluyendo los abortos considerados legales, como en los casos de estupro y de anencéfalos. El proyecto está en las manos de uno de los integrantes de la bancada religiosa, el diputado federal Marcos Rogerio (Partido Democrático Trabalhista – PDT – Roraima).
Para discutir el asunto, Aditalentrevistó a Gisele Cristina Pereira, integrante del equipo del colectivo Católicas por el Derecho de Decidir, movimiento político internacional que se articula con organizaciones no gubernamentales, actualmente en 12 países por el mundo. Gisele afirma que existe una relación evidente entre la violencia contra la mujer y la población LGBT y el momento conservador que vive el Congreso Nacional brasilero.
ADITAL – ¿La homofobia y la violencia contra la población LGBT están relacionadas con la igualdad de género, no siendo tratado en las escuelas?
Gisele Cristina Pereira – Están relacionadas con muchos factores, pero, sin dudas, la educación formal es una de ellas. No tratar cuestiones de interés social en las escuelas es un silenciamiento dañino, que produce consecuencias de las más desastrosas.
ADITAL – ¿Los casos de violencia contra la mujer y la población LGBT pueden tener relación con el momento conservador que vive actualmente el Congreso Nacional brasilero, con la bancada religiosa tan en evidencia?
GCP – Cuando representantes del pueblo en la instancia máxima de deliberación del país se posicionan públicamente de forma misógina, homofóbica y fundamentalista están contribuyendo a reforzar esos pensamientos y actitudes en la sociedad en general y, por lo tanto, legitimando e incentivando la violencia contra las mujeres, la población LGBT. Además agregaría a otras religiones, como por ejemplo el caso de la niña apedreada al salir de un terreiro [en Brasilia, en julio último].
Además, hay una simbiosis nociva entre la política institucional, la religión y los medios de comunicación, a los cual debemos dar una atención especial. Tanto los medios tradicionales como los nuevos medios digitales presentan hoy una fuerte presencia de un discurso conservador y reaccionario, que en muchos casos flirtea con el fascismo. Además del púlpito de sus iglesias, los religiosos fundamentalistas cuentan para la diseminación de sus ideas con un aparato mediático de altísimo alcance e incluso con el propio Estado. Esos políticos/religiosos se convirtieron, así, en verdaderas celebridades, seguidos y admirados por muchos fieles que son también sus seguidores y fans.
Como políticos y figuras de referencia, utilizan de forma irresponsable su posición, actuando en favor de sus “creencias” e intereses personales. Esto es gravísimo, pues contraría principios éticos básicos del hacer político, como la democracia, la imparcialidad y la laicidad del Estado.
También sobre el contenido de ese discurso, vale reforzar que sus blancos predilectos son los derechos relacionados con la sexualidad y la reproducción y las religiones de matriz africana. Ahora, si con toda la influencia y los medios de difusión que poseen, profieren un discurso que niega la existencia, el respeto y la justicia para con otros grupos, no logro ver una práctica correspondiente que sea diferente de la violencia en sus diversas formas. Para mí, la relación es evidente.
En 2014, la campaña de las mujeres contra el estupro llegó a las redes sociales. Foto: Reproducción. |
ADITAL – Si entre las metas de los Planes Municipales de Educación el sector ampliara las políticas de educación, en lo que se refiere a la diversidad en las unidades educacionales, incluyendo la enseñanza sobre cuestiones de género y diversidad sexual, ¿sería un factor que contribuiría para disminuir esa violencia? ¿O los brasileros son conservadores y violentos?
GCP – Cuando hablamos de conservadorismo o violencia, estamos hablando de una mentalidad y comportamientos socialmente construidos; no existe una esencia que podemos atribuir a los brasileros o a cualquier otro pueblo. Lo que vemos es una mentalidad conservadora siendo fuertemente cultivada por diferentes sectores y, de manera preponderante, por grupos religiosos de carácter fundamentalista.
Esa mentalidad es extremadamente nociva, pues legitima y refuerza una cultura de violencia. En este sentido, la educación tiene un papel fundamental en la transformación de esta cultura, colaborando con la construcción y vivencia de una ética basada en el respeto, en la valorización a la diversidad y en la justicia.
ADITAL – ¿Qué consecuencias hay de la violencia de género en las escuelas?
GCP – La escuela refleja valores, concepciones y comportamientos de la sociedad, pero también actúa reforzándolos, reelaborando o incluso elaborando nuevos. Es una microesfera de la sociedad. Los estudiantes pasan gran parte de su vida, en términos de años y de horas de su día dentro del espacio escolar; éste es el ambiente privilegiado para la reflexión y la vivencia ética. Es propiamente en el campo de la ética que se encuentran las discusiones en relación con los derechos humanos, de la equidad social, de la justicia de género, entre otras.
Existen consecuencias muy graves para la vida de las personas que tienen su orientación sexual, identidad de género o incluso su género tratados con escarnio, desprecio y falta de respeto. Es una subjetividad que se va constituyendo por la vía del sufrimiento y de la desvalorización.
No son pocos los casos de evasión escolar resultantes de tales situaciones, de enfermedades emocionales, como la depresión, disturbios alimentarios y hasta casos de suicidio, debido a la inconformidad con las normatividades impuestas. Todos esos factores restringen el potencial humano, que es altísimo y debería ser incentivado, no cercenado. Impone límites a las posibilidades de existencia, creatividad y felicidad.
ADITAL – ¿Qué planes deberían ser puestos en práctica para que haya, de hecho, igualdad de género en las escuelas?
GCP – Hay innumerables cambios que necesitan realizarse en la escuela. Ellos van desde la organización de los tiempos y espacios, de su estructura, formación docente, hasta el currículo y la concepción sobre su función social. Las relaciones de género son una parte dentro de este todo.
Es urgente que pensemos qué escuela queremos, pues, en última instancia, estamos diciendo qué tipo de sociedad queremos. Pero algunas acciones pueden realizarse de inmediato, como la adopción de materiales didácticos y paradidácticos que aborden la temática bajo una perspectiva de valorización de la diversidad humana, incluyendo otra visión en relación con las mujeres, de las relaciones afectivas y sociales.
El uso del baño de acuerdo con la identidad de género es otra medida que debe ser implementada con urgencia; está prevista en ley, pero todavía enfrenta resistencia por parte de algunos/as profesionales.
Entonces tenemos de volver a la cuestión del Estado laico, pues lo que ocurre, en la práctica, es que el profesional actúa de acuerdo con sus concepciones religiosas. Entonces, si la persona “cree” que Dios hizo hombre y mujer, que existe una estructura única y “verdadera” familiar, que las mujeres son inferiores a los hombres, ella se siente autorizada a utilizar de sus creencias en su hacer pedagógico e inculcarlas en las mentes de los/las estudiantes.
¡Esto es abominable! Necesitamos encarar con seriedad la cuestión de la laicidad del Estado, para poder avanzar en las cuestiones de género, reproducción y pluralidad religiosa.
Estatuto del No Nacido elimina cualquier posibilidad de interrupción del embarazo, inclusive abortos considerados legales. En manifiesto, cartel dice “Libertad para dentro de mi útero”. Foto: Reproducción. |
ADITAL – ¿Cuál es su opinión sobre el Estatuto del No Nacido? Si fuera aprobado, ¿cuáles serían las consecuencias? ¿Aumentaría o disminuiría el número de casos de estupro?
GCP – No hay una relación causal tan determinista, pero sin la menor sombra de duda, es un proyecto que favorece la violencia sexual, en la medida que entiende el estupro como un mal menor que la interrupción voluntaria del embarazo, por ejemplo.
Cuando usted crea leyes que reglamenten la vida de la víctima del estupro, impidiendo que ella decida, autónomamente, sobre qué hacer con sus dolores y su vida, a partir de ahí uno está naturalizando esa violencia, y naturalizar significa perpetuar. Es como si el Estado dijera: “el estupro existe y nada podemos hacer en su contra, ahora el embrión, el feto, éstos precisan ser protegidos y son las mujeres las que no tienen conciencia”.
Se retira de las mujeres la autonomía sobre sus cuerpos, su consciencia y hace pesar sobre sus hombros la responsabilidad de la violencia que sufrieron y sus consecuencias. Las mujeres son violentadas doblemente, primero por el violador y después por el Estado, que las obliga a llevar adelante un embarazo fruto de una situación traumática.
ADITAL – ¿Cuáles serían las consecuencias si el aborto fuera considerado delito horrendo?
GCP – Es lugar común la constatación de que la criminalización no evita la realización del aborto, ni la muerte de esas mujeres. Es sólo una manera hipócrita y disimulada de lidiar con la cuestión. Las consecuencias son desastrosas para las mujeres, sobre todo para las más pobres, ya que las que tienen recursos pueden interrumpir el embarazo de manera secreta y segura, en clínicas particulares. Tenemos una cuestión de clase que también necesita ser mirada. Son mujeres pobres la casi totalidad de las que mueren como consecuencia de abortos inseguros.
Según datos de la Pastoral Carcelaria, entre 2005 y 2012 el crecimiento de la población femenina encarcelada aumentó 146%. En el caso que el aborto sea considerado un delito horrendo sólo va a favorecer el aumento y el empeoramiento de este cuadro.
Sólo para finalizar, no deja de ser curiosa la lógica que rige los contrarios de la libertad de elección: en nombre de una supuesta “defensa de la vida”, niega una educación orientada hacia la justicia, la libertad, la autonomía, la equidad y el respeto, y, por otra parte, alimenta una cultura de violencia, incomprensión y castigo. Sobre esta última considera aceptable que mujeres, por no desear o no estar en condiciones de llevar un embarazo adelante, sean castigadas con el cercenamiento de su libertad, sometidas a condiciones degradantes de existencia, apartadas de sus familias y abandonadas por la sociedad y por el Estado. ¿Esto es defensa de la vida? ¿Esta lógica está de acuerdo con la ética cristiana? ¡No logro ver algo más incoherente!
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