Hoy, 16 de Junio 2021 otra mujer en Madrid (España) en el barrio de Moratalaz es asesinada a martillazos por su marido
La anterior semana han ido más allá. El brazo más violento de los que no nos aceptan libres e iguales, diferentes y poderosas porque somos nosotras las que damos la vida, han asesinado a tres menores: Ana y Olivia, las dos hijas de Beatriz, y Rocío, la joven madre de una criatura de cuatro meses, destrozando para siempre las vidas de quienes las quieren a todas. Sí, esta semana las noticias hablarán de ello un poco más y todo el mundo hará declaraciones con la voz rota. Con aires trascendentales, hablarán de impotencia y tendremos que aguantar los perfiles psicológicos de esta colección de criminales que siguen el mismo patrón: son machistas, son una banda, crece en las escuelas y en las familias, en los lugares de trabajo y en los de ocio, en los medios de comunicación y en las redes sociales. Todo el mundo lo ha visto y todo el mundo ha hecho ver que no lo veía. Nadie les ha educado para otra cosa y nadie les ha parado los pies a tiempo.
Cada vez más, se define colectivamente la masculinidad desde el poder y la dominación en lugar de las relaciones libres, basadas en el deseo recíproco y en el bien común al que aspiramos desde las utopías de la emancipación. Si no se hace nada, nos vamos acercando a una sociedad pornificada y narcisista donde perdemos, más que nadie, las mujeres y las criaturas, a manos de los que relativizan y desdibujan el sexo y la edad para normalizar el abuso en todas sus dimensiones. El hecho es que aumenta la violencia contra las mujeres y las jóvenes en lugar de disminuir.
Desde principios de año, Feministes de Catalunya, organización nacida en Sabadell que ya ha crecido por toda Cataluña, selecciona cada domingo noticias semanales de violencia machista para publicar las que caben en un minuto online en el #MachistonPost. Una selección hecha con un dolor insoportable. Nadie puede alegar ignorancia. El pasado 25 de noviembre, con motivo del día internacional para la erradicación de la violencia machista, dedicamos una semana intensiva a la información y la sensibilización, mientras el Parlament de Catalunya sacaba adelante, sin explicarlo a la sociedad más allá de la propaganda, la reforma de la Ley catalana 5/2008 de los derechos de las mujeres a erradicar la violencia machista (Drets de les dones a erradicar la violència masclista). Una reforma que ha redefinido el sujeto de esta violencia (mujer ya es cualquier que se declare tal) y ha dejado fuera las formas más execrables y frecuentes (publicidad sexista, turismo sexual, explotación sexual, pornografía, etc.), a pesar de las protestas y campañas de las feministas. La nueva ley no dedica ni una linea seria a la prevención, a los chicos y a los hombres, al cambio cultural radical que necesitamos urgentemente. Al contrario, el cambio más significativo que aporta está inspirado por la agenda queer, que borra el sexo y transforma la opresión de las mujeres, el género (todo aquello que se atribuye falsamente a “ser hombre” o “ser mujer” para mantener la jerarquía), en una identidad “sentida”. Si ha de ser considerada mujer cualquiera que se declare tal, se convierten en inútiles las políticas de igualdad que protegen a las mujeres de la desigualdad estructural que sufrimos. El aumento de la violencia contra las mujeres y, en paralelo, la desaparición legal de las mujeres basada en el sexo es una tormenta perfecta para el retroceso en nuestros derechos.
La violencia machista no es una fatalidad ni la ejercen unos lobos solitarios trastocados. Es la forma que tiene el poder patriarcal para mantenernos subordinadas a pesar de lo que digan las leyes. Pero la realidad es que las mujeres y las niñas reales no le importamos a nadie. Desde Feministes de Catalunya estuvimos interpelando diariamente a todos los partidos durante la campaña electoral del pasado 14 de febrero con datos y preguntas sobre qué harían para proteger los derechos de las mujeres, con el resultado decepcionante de un silencio y un desinterés casi absolutos.
Silencio y desinterés que se suma al ejercicio de hacer ver que eliminan la desigualdad por la via de eliminar a las mujeres, una moda que ha seguido el nuevo President de la Generalitat, Pere Aragonès, en su discurso de investidura, hablando de “pobreza menstrual”. Esta y otras expresiones borran la realidad material del sexo y las condiciones materiales de vida de las mujeres en favor de un imaginario ideológico antifeminista. “Cuerpos gestantes”, “padres de intención”, y nuevas consejerías y concejalías que se llaman de “feminismos” en plural, para una elección a la carta en el más puro estilo neoliberal del cliente y su satisfacción como principio político. Incluso decir mujer o decir madre empieza a estar penalizado con multas a medida que avanza la legislación transgenerista en otros países y que tanto les gusta al govern de la Generalitat, a otros partidos postmodernos, al Big Pharma y al resto de las grandes corporaciones que financian su agenda. Pero la violencia, la explotación sexual, la explotación reproductiva, la brecha salarial, la presión sexual y social contra nuestros cuerpos, la ridiculización y el menosprecio, el asesinato machista y la tortura vicaria, todo esto, lo sufrimos las mujeres. Solo lo sufrimos las mujeres, tanto da cómo nos quieran llamar o qué neolengua se inventen.
Esta doble distopía, que añade al terrorismo machista los nuevos cambios legislativos que borran legalmente el sexo en favor de la autodeterminación “de género”, no es ciencia-ficción aunque lo parezca, y siempre tiene consecuencias negativas para las mujeres. Por ejemplo, en Canarias han pasado más cosas estos días, a pesar de que la mayoría de los medios no se hayan hecho eco de ello. En Fuerteventura, el criminal confeso del horrendo asesinato de Vanesa Santana, Jonathan Robaina, se autodeclaró mujer el primer día del juicio (tres días después de que se aprobara la Ley Trans autonómica en el parlamento canario), haciéndose tratar por su nuevo nombre, Lorena, y como mujer a todos los efectos, que incluyen un módulo propio para un violador y feminicida: un crimen de terrorismo machista que podría no ser contado como tal, porque habría tenido lugar “entre mujeres”. Esto está pasando. Desdibujar qué es ser mujer también sirve para borrar los delitos que solo sufrimos las mujeres.
En la ficción cinematográfica y literaria proliferan cuerpos imposibles inventados con bisturí o cuerpos de chicas y niñas muertas. Pero siempre a manos de perturbados pillados in extremis por detectives obsesionados, en relatos que ni interpelan ni explican el contexto patriarcal, sino que lo recrean – prueba de ello es que las mujeres a partir de cierta edad ya no tenemos morbo ni como cadáveres para iniciar una investigación. La última banalización es una serie de aventuras adolescentes protagonizada por un grupo de chicos acabada de estrenar en Movistar+, que arranca con los hechos, el lugar y el tiempo del secuestro, tortura y asesinato de las tres chicas de Alcàsser que habían ido a bailar. Además del escandaloso trato periodístico que tuvo por parte de algunas cadenas de televisión en aquel momento, ahora se reinventa el relato excluyente del terrorismo machista introduciendo… a unos seres de otros mundos. Entonces también se escandalizó y se indignó todo el mundo.
No dejemos que se repita. Detengámonos a pensar para entender qué está pasando, hacia dónde vamos y qué hay en juego. Se lo debemos a todas. Las feministas lo haremos.
Sobre la autora: Profesora Titular de Antropología Social. Departamento de Antropología Social y Cultural. Universidad Autónoma de Barcelona
[1] Este articulo se publicó originalmente en catalán el 11 de junio de 2021 en iSabadell.
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