27 actitudes micromachistas que pueden darse en pareja

“Yo ayudo mucho en casa”, VIVES AHÍ.

1. Que en convivencia el hombre diga que él “ayuda” en las tareas del hogar, como si él fuera un invitado EN SU PROPIA CASA y su responsabilidad no fuera la del 50%.

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2. O que, pese a estar los dos trabajando, el hombre suela poner la excusa de que está “muy cansado” para ocuparse de algo como hacer la cena (literalmente, 20 minutos).

¡Pero mira con qué energía te analiza el último capítulo de ‘Westworld’!

3. O, en algunos casos, que el hombre apele a “su ignorancia” en determinado ámbito de lo doméstico y a que “tú lo haces mejor”.

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“Yo es que con la colada me voy a hacer un lío y voy a destrozar la ropa”, Juan, Ingeniero de Telecomunicaciones, 34 años.

4. Encargarte tú habitualmente de la compra, incluso de productos que necesita exclusivamente él (como sus cuchillas de afeitar de color azul), mientras que él es incapaz de comprarte una caja de tampones.

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“¿Con seis cajas de los gordos te llega?”.

5. Que el hombre espere muchas fiestas por encargarse de una cena, porque claro, no es lo habitual.

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“Espérate, que ahora te canto el ‘Qué festín’ por esta tortillita a la francesa”.

6. Que, cuando reclamas más compromiso por su parte en el hogar, se enfurruñe y después se pase una semana siendo el Hombre Maravillas para luego volver a las andadas.

Y que luego siempre eche en cara que él ayuda muchísimo por esa semana de 2009 donde puso dos lavadoras.

7. Que el hombre interfiera constantemente en tu vida para cosas que ha pasado por alto él y que son su responsabilidad: “¿sabes dónde dejé las llaves del coche? / ¿Tú has visto por algún lado mi camisa azul? / ¿Sabes si en casa queda cerveza?”.

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¿Me ves cara de Aramis Fuster, guapo?

8. Que el hombre asuma que tú eres su psicóloga para sus crisis emocionales, pero que no preste atención a las tuyas o les quite hierro con frases como “no será para tanto” o “ya se solucionará”.

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Por ejemplo, si él ha tenido un roce con un amigo íntimo aquello parece el desencadenante de una película de Christopher Nolan pero si tú has tenido un roce con una amiga es que son cosas de tías.

9. Que el hombre haga planes sin contar contigo, mientras que tú sueles hacer hueco o consultar qué tal le viene hacer X cosa el próximo domingo.

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Y cuando le dices que podría haberte consultado o, al menos, preguntarte qué tenías pensado hacer tú, se pongan a la defensiva (“si te parece te paso un Excel con mis planes para los próximos tres meses”).

10. Al mismo tiempo, que el hombre asuma que tu disponibilidad siempre es del 100%.

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“Pues no pensaba acompañarte a IKEA un lunes por la tarde sin previo aviso porque ya tenía otro plan muy importante en mente: beber vino”.

11. Que se priorice la carrera profesional del hombre sobre la tuya, por ejemplo, en el caso de que él consiga un trabajo en el extranjero se asuma que tú irás detrás de él, dejando lo que tienes en tu país.

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Claro que sí, guapi.

12. Que el hombre se sienta incómodo si tú ganas más dinero que él.

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BIENVENIDO A 2017.

13. Que los planes de ocio los organices por norma tú.

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Es decir, que tú mires el hotel (“¿este te gusta?”), compres los billetes de avión (“¿a esta hora te va bien? ¿Podrías salir antes del trabajo?”) y organices los planes de día y noche por la ciudad, como si fueras su asistente personal.

14. Que el hombre te invite a pasar tiempo con sus colegas pero que siempre rechace la invitación cuando tú le dices que pase más tiempo con tus amigas.

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Porque son más cosas de mujeres.

15. O que, si el hombre acepta la invitación, adopte una actitud de resistencia pasiva, haciéndote sentir incómoda delante de tus amigas para dejarte claro que a él no le apetecía nada ese plan.

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16. Que, en grupos grandes de amigos en común, se segmente en “hombres y mujeres” porque seguro que las chicas tenéis muchísimo en común.

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Como hablar de pintalabios, tacones o coloretes.

17. Que el hombre se apropie de tus anécdotas y chistes, a veces incluso minutos después de que tú hayas hecho la misma broma.

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18. Que tengas que ocultar tus logros y méritos para que el hombre no sienta amenazado su ego masculino.

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Que en algunos casos es más frágil que la porcelana china.

19. Que se asuma que cuando el hombre está enfermo tú te ocupes de él, cosa que haces de mil amores, pero cuando tú estás enferma ellos aleguen “no saber qué hacer en estos casos”.

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Se trata de acercarme un ibuprofeno y decirme que, pese a que piense lo contrario, no me voy a morir de una torcedura de tobillo.

20. Que el hombre se sienta con absoluta libertad para opinar sobre cómo llevas depilado el vello púbico y cómo le gustaría que te lo depilases.

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Porque el vello púbico femenino es asunto de Estado.

21. Que, cuando el hombre está excitado, te la meta directamente sin haber hecho el más mínimo esfuerzo ni pararse a mirar si tú estás mojada.

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22. O que hacer una mamada sea parte del acto sexual por norma pero a la hora de devolverte el favor, ya si eso otro día.

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23. Que el hombre insista con frases como “anda, hazlo por mí” cuando tú ya le has dicho que no disfrutas con determinada práctica sexual.

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24. Que el sexo se produzca bajo sus términos: es decir, si a él le apetece y a ti no, él insiste, pero si a él no le apetece… pues es que no le apetece.

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¡Y a por el Hitachi!

25. Que siempre seas tú la que te tengas que preocupar por tomar precauciones para no quedarte embarazada, aunque esta sea simplemente “ponte el condón”.

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Póntelo. Pónselo. Pónselo. Pónselo.

26. Que el hombre asuma que vas a estar encantada de tener hijos porque eres mujer.

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“Tengo una idea mejor: tengamos dos mil perros”.

27. Y… que acabe antes que tú y no se moleste en que tú termines.

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EH, EH, EH, QUIETO AHÍ UN MOMENTITO.

Beatriz Serrano

Redactora de BuzzFeed, España

fuente https://www.buzzfeed.com/beatrizserranomolina/machismo-cotidiano-relaciones