armen Angola tiene en la fotografía una manera de mostrar su mundo, la comunidad afro-boliviana. Desde niña cultivó lo que hoy se ha convertido en su modo de vida, y hoy la enseña a chicos y jóvenes de Los Yungas. Cuenta que para avanzar le ha sido más difícil por ser mujer que por su color de piel
¿Desde cuándo te dedicás a la fotografía? ¿Cómo nace tu curiosidad por ella?
A los ocho años mi madre me regaló mi primera cámara, una monocromática, era de color amarilla y nunca la voy a olvidar porque abrió mi camino para ser lo que soy ahora. Después dejé la fotografía mucho tiempo. Estuve en la escuela de cine, siempre vinculada al arte. Fui al conservatorio de música, tocaba violín. He sido gimnasta olímpica por mucho tiempo, y cuando entré a la universidad vi que el arte era lo mío. Hacía escultura, pero la fotografía era lo mejor que tenía. Mi mamá se dio cuenta que las imágenes que yo conseguía desde muy pequeña eran perfectas. Ella siempre me ha dado fuerzas para hacer lo que yo quería, que sea bien hecho, que sea perfecto. Después me regaló otra cámara y empecé a sacar fotos con ella en Los Yungas. Yo vivo en La Paz, no soy de Los Yungas, pero soy descendiente de yungueños. Sacaba fotos a los tíos y a las tías, como se les dice a las personas mayores por respeto. Al comienzo era un poco difícil, porque no se dejaban.
¿Cuál era el problema?
Tienen sus creencias, como que le quitas el alma, todavía piensan así. Entonces tenía que juntarlos para sacarles las fotos, pero después no hubo ningún problema, aunque en ese tiempo lo hacía por hobbie, cuando tenía 16 años.
¿Qué obtenés con la fotografía? ¿Qué es lo que te permite capturar más allá de la imagen?
Para mí es un trabajo muy fuerte. Es mucha responsabilidad porque es la ancestralidad de un pueblo lo que capturo y quiero que se quede, ya que la imagen es para siempre y se toma en cuestión de un segundo. Algunos de los afrodescendientes que grafico tienen el sufrimiento que han vivido cuando los trajeron como esclavos y los dispersaron en varios países. La mayoría de las fotos que son de los abuelos, los ancianos a los que llaman awichos, tienen esa carga de sufrimiento y las otras ya muestran otra vida que han llevado, más libres, con más espacios, con más lugares donde podemos acceder ahora los afro-descendientes.
Vi que una de las características de tus fotografías es reproducirlas en sepia ¿Por qué escogiste este método?
Porque ya estoy cansada de que nos digan negros despectivamente, cuando lo dicen con cariño no hay ningún problema, pero con este color sepia se ve la diferencia de negro, café, chocolate, el crema y demás. Entonces, es específica esta técnica para poder sacar al afro-descendiente, y porque el negro, los más oscuros se diferencian con el negro exactamente, así ya fuera de decirnos negros despectivamente.
¿Con qué dificultades te has encontrado en el desarrollo de tu carrera de fotógrafa?
Es difícil ser afro-descendiente, ser mujer, ser tercermundista, como dicen. Es bien difícil, y además hacer fotografía de pueblo, de uno mismo, de la vida misma que uno lleva. Más me he chocado con cosas como “es que es mujer”, más que ser negra. Se preguntan cómo puede ganarles una mujer en técnicas de fotografía y demás, pero después, nada, el hecho de se mujer ha sido un poco molesto para muchas personas
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hermosas fotos Carmen, me encanta tu sensibilidad y encuadre!
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