En 1671 una mujer hombruna, robusta, poco coqueta, llegaba a la corte de Francia para desposarse con el hermano del Rey Sol. Isabel Carlota del Palatinado tuvo que sufrir la homosexualidad de su marido, algo que aceptó con resignación. Su inteligencia y saber estar la acercaron a Luis XIV de quien se convirtió en una de sus confidentes más fieles.
Liselotte
Con este bonito apelativo era conocida Isabel Carlota en su infancia. Una época que vivió con relativa alegría. Nacida el 27 de mayo de 1652 en el castillo de Heildelberg, en Alemania, Liselotte fue la segunda hija de Carlos Luis del Palatinado y Carlota de Hesse-Kassel.
Liselotte sufrió la separación de sus padres causada por la relación extramatrimonial de su padre con María Luisa de Degenfel, una de las damas de honor de su madre. Con tal sólo 5 años, la pequeña fue enviada a vivir con su tía Sofía viéndose alejada de su madre y sus hermanas, con las que mantuvo una extensa correspondencia. Unos cinco años después volvería a vivir con su padre y su madrastra.
Madame
Llegado el momento de contraer matrimonio, sus deseos de casarse con el que sería el futuro rey de Inglaterra, Guillermo de Orange, fueron desestimados. El rey de Francia Luis XIV se había fijado en ella para llenar el vacío que Enriqueta Ana Estuardo había dejado al lado de su hermano Felipe de Orleans.
Así que con 19 años, Liselotte emprendió su viaje hacia Versalles a conocer a su futuro marido, un hombre cuyas tendencias homosexuales eran bien conocidas por todos. Además de sus inclinaciones sexuales, el aspecto de su nueva esposa, para nada atractiva, no ayudó a iniciar con buen pie aquella relación. Felipe se escandalizó al verla y no dudó en mostrar en público su desagrado.
Liselotte, conocida a partir de entonces como Madame, pues su marido se hacía llamar Monseiur, inició su nueva vida conyugal con resignación e inteligencia. Su matrimonio estuvo basado en el mutuo respeto y en la amistad y llegaron a tener tres hijos después de que Isabel sufriera la pérdida de su hijo primogénito, algo que la sumiría en una profunda depresión.
Isabel y Felipe, iniciadores de la Casa de Orleans, llevaron a partir de entonces vidas separadas. El hecho de que Madame fuera la única cuñada del rey y que su aspecto no fuera atrayente para el monarca, famoso por sus constantes amoríos, Isabel se convirtió en una gran amiga de Luis. Solamente tuvo conflictos con el rey cuando trató de importunar a las diferentes favoritas reales, entre ellas a Madame de Montespan y a Madame de Maintenon.
El 9 de junio de 1701, Isabel quedó viuda. A pesar de que según su contrato matrimonial, debía retirarse a vivir su viudedad en un convento, Madame terminaría sus días en la corte. Catorce años después vería morir a su gran amigo el rey Luis XIV terminando una de las etapas cortesanas más gloriosas de la monarquía francesa.
La estima tenida por el Rey Sol hacia Isabel se plasmó en su testamento, en el que nombraba al hijo de Madame, Felipe, regente del futuro monarca Luis XV, quien entonces tenía solamente cinco años.
El 8 de diciembre de 1722, Isabel Carlota moría en su palacio de Saint-Cloud a la edad de 70 años.
Isabel Carlota dejó para la historia miles de páginas escritas, entre ellas una gran cantidad de cartas, precioso testimonio de la deslumbrante corte del Rey Sol.
PorSandra Ferrer
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