Conocer la historia de Gala Placidia es adentrarnos en uno de los momentos más importantes de la historia europea. Pues a Gala le tocó vivir en un imperio romano a punto de desmoronarse y vio como unos bárbaros procedentes del norte se hacían con las otrora florecientes tierras romanas con gran facilidad.
Hija y hermana de emperadores
Gala Placidia era hermana de Honorio y Arcadio, los dos descendientes de Teodosio I que habían heredado cada uno de ellos una parte del imperio. Gala residía en Roma, al lado de Honorio, Emperador del Imperio Romano de Occidente, un imperio herido de muerte que veía como la amenaza de unos extranjeros llamados godos se acercaba peligrosamente.
Reina de los visigodos
El gran emperador Teodosio I se había visto obligado a firmar una serie de pactos con las amenazantes tribus visigodas que, a las órdenes de Alarico, suponían una verdadera amenaza para Roma. Pero a la muerte del emperador, sus dos hijos herederos de las dos partes del imperio, no cumplieron con lo prometido por su padre a los visigodos.
Acaudillados por el joven Alarico, iniciador de la dinastía baltinga, los ejércitos visigodos atravesaron el continente hasta llegar a la inexpugnable península itálica. En el verano de 410, Alarico tomaba Roma y Gala Placidia era hecha prisionera.
Así, la joven hermana del humillado emperador romano, tuvo que acompañar contra su voluntad a las huestes visigodas en su camino de saqueo y destrucción por toda Italia y la Galia. Fue durante ese periplo cuando parece ser que Gala se enamoró del que sería rey de los visigodos a la muerte de Alarico, ese mismo año. El nuevo rey Ataúlfo se casaba con la rehén romana en Narbona en 414. La celebración en la villa de un galo romano llamado Ingenio fue todo un acontecimiento que no gustó, sin embargo, a su hermano Honorio ni al magister militum Constacio, general y consejero del emperador, enamorado desde tiempo atrás de la joven Gala.
Regente del Imperio
Pero el futuro de Gala no iba a estar en tierras bárbaras. Primero su hijo y después su marido murieron trágicamente dejando a Gala en una situación incómoda y peligrosa. Sobretodo porque el nuevo rey de los visigodos no la tenía en demasiada estima. Sigerico humilló a la antigua reina de los godos públicamente y la sometió a varios castigos como caminar largos trechos con las esclavas bajo la atenta mirada y los insultos del nuevo rey.
Por suerte el reinado de Sigerico duró poco y su sucesor Walia hizo que las cosas mejoraran para Gala. Con una mentalidad práctica, Walia pensó en devolverla a su hermano Honorio a cambio de una ingente provisión de trigo y de la promesa de alianza romana ante los invasores bárbaros que amenazaban el naciente reino visigodo en la Península Ibérica.
Así, Gala volvió de nuevo a Roma donde se casó con Constancio quien finalmente consiguió a su amada. Su hijo, Valentiniano III, era nombrado emperador con tan sólo seis años de edad en 423, a la muerte de su tío Honorio. Gala Placidia se convertía así en emperatriz regente del Imperio Romano de Occidente.
Una cristiana devota
Gala Placidia murió con más de setenta años, en 450 y fue enterrada en una de las basílicas que ella misma mandó edificar. Gala fue una cristiana devota que promovió la construcción de templos como la basílica de San Juan Bautista y la basílica de la Santa Cruz de Rávena. Fue en esta última, en el oratorio de San Lorenzo don fueron enterrados sus restos. Hoy conocemos dicho oratorio como Mausoleo de Gala Placidia.
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