Empezó a estudiar piano con cinco años, con ocho, componía su primera pieza musical y al año siguiente hacía su exitoso debut como virtuosa del piano. El amor la llevó a ser la musa y compañera incondicional de Robert Schumann. Mujer inteligente y luchadora, Clara Schumann superó con dignidad muchas tragedias personales como la separación de sus padres, la muerte de cuatro de sus ocho hijos y el intento de suicidio de su marido.
Un futuro prometedor
Clara Wieck nació el 13 de septiembre de 1819. Hija de una cantante y pianista y un profesor de piano, Clara estaba destinada a ser una gran concertista. De eso se encargó su padre, quien se preocupó de darle la mejor formación musical con los mejores profesores de la época. Como Clara, existían en el siglo XIX muchas jóvenes promesas que daban conciertos por toda Europa mostrando sus dotes al piano. Sin embargo, la carrera de muchas de ellas se veía pronto truncada por la obligación de ser madres y dedicarse a su hogar. Ese no fue, solamente, el destino de Clara.
La lucha por el amor
A la escuela de su padre llegaban muchos jóvenes dispuestos a aprender y convertirse en grandes compositores. Uno de ellos entró rápidamente en el corazón de Clara. Con sólo once años se enamoró de Robert Schumann, nueve años mayor que ella. En aquel momento, Robert no era el gran compositor que llegaría a ser, sino que era un joven con pocos recursos y un carácter tendente a la depresión. Con estas credenciales, el padre de Clara se opuso firmemente a la unión de su hija con el joven Schumann.
De modo excepcional para su época, Clara se enfrentó a su padre llegando a los tribunales. Era menor de edad y necesitaba la aprovación paterna para poderse casar, así que, como no la obtuvo, dejó que la justicia mediara en el problema, fallando a favor de los jóvenes. A Clara no le importó abrir una profunda fractura en la buena relación que tenía con su padre. Un gran amor acaba de nacer y nada lo iba a romper.
Compositora y concertista
Sin embargo, ese amor llevó a Clara a una vida de renuncia y con ciertas tribulaciones ante las que tuvo que demostrar una gran fuerza de espíritu y de lucha.
No era extraño que una mujer fuera concertista, pero que compusiera no era muy normal. Este prejuicio social y sus propias dudas en relación a su gran talento hicieron que Clara solamente compusiera cuatro obras. Una vez casada, no volvió a componer.
Sin embargo, de modo excepcional para el tiempo que le tocó vivir, Clara sí que pudo dedicarse toda su vida a dar conciertos por todo el continente e incluso ganarse la vida con ello sacando a su familia adelante.
Esposa y madre
Por encima de todo, una mujer luchadora
Fiel hasta el final al papel que le tocó vivir, Clara Schumann superó la muerte de alguno de sus hijos y siguió tocando incluso después del intento de suicidio de su marido. El carácter depresivo que no había gustado al padre de Clara no desapareció con el tiempo, al contrario, altibajos en la carrera del compositor le llevaron a la desesperada decisión de lanzarse a las aguas del Rin. Internado en un psiquiátrico, Clara continuó sus giras, a pesar de estar de nuevo embarazada. Y Clara no dejó de querer a su marido al que apoyó y ayudó hasta su muerte.
Clara Schumann supone un ejemplo de mujer inteligente, tenaz, luchadora y responsable. Fue madre con devoción, esposa con respeto y una de las pianistas más grandes de la historia. Clara renunció a seguir componiendo pero en la obra de Robert Schumann está parte de su genio y grandeza. Clara moría el 20 de mayo de 1896.
Si quieres leer sobre ella
Clara Schumann, vivir el arte, Matthias Henke
La música para Clara, Elizabeth Subercaseaux
Películas que hablan de ella
Amada Clara
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