RADIO "PONCHOSVERDES.FM"

sábado, 13 de febrero de 2016

El Zika, un ejemplo actual de cuán duro es ser una mujer en Latinoamérica


The Washington Post


El virus Zika transmitido por el mosquito Aedes Aegypti (también transmisor del virus Dengue y Chikungunya) hoy preocupa a gobiernos, familias y mujeres en edad reproductiva, a lo largo de toda América, y es por razones fundadas. Alrededor 4.000 niños han nacido con microcefalia, una condición observable caracterizada por una cabeza anormalmente pequeña y la presencia de daño cerebral potencialmente devastador, muy posiblemente causada por el virus. El Zika se ha encontrado en más de 20 países, y se cree que podría infectar a 4 millones de personas. Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, han alertado a las mujeres embarazadas en los Estados Unidos acerca de los peligros de viajar a los países afectados por la epidemia.La amenaza es tan grave, que el gobierno de El Salvador instó a las mujeres a posponer su embarazo hasta el año 2018.
Además de la obvia paradoja confesional (¿cómo se supondría que las mujeres van a prevenir su embarazo en un país católico en el que la Iglesia se opone a los preservativos y los anticonceptivos?), la respuesta a la epidemia del Zika de los gobiernos de América Latina es sorprendente: se deja entrever la falta interés que muchos de ellos demuestran hacia la mujer, la maternidad, y las decisiones profundamente personales que las mujeres toman al convertirse, o no, en madres, a menudo a expensas de leyes de salud pública.
Según una encuesta de la consultora Gallup, las personas que viven en América Latina son mucho menos propensas a manifestar que las mujeres son tratadas con respeto y dignidad, que las personas que viven en cualquier otro lugar en el mundo. La violencia contra las mujeres es endémica: en Perú , por ejemplo, la mitad de las mujeres dicen que su primera experiencia sexual fue forzada. La pobreza sigue siendo feminizada. El acceso a la anticoncepción va en aumento, pero sigue siendo escaso sobre todo para los adolescentes y las mujeres de bajos ingresos. La mitad de los embarazos son no deseados. A pesar de que las leyes contra el aborto son severamente restrictivas en la región, se estima que hay 4.4 millones de abortos cada año en América Latina y el Caribe, el 95 por ciento de ellos es clandestino. Cada año, un millón de mujeres de América Latina terminan hospitalizadas, y se estima que 2.000 mueren por abortos clandestinos. Esas son epidemias también, y han sido históricamente ignoradas.
Véase ahora el caso de El Salvador. Por cada 100.000 mujeres que dan a luz, 54 mueren por causas relacionadas con el embarazo, por el contrario, en Dinamarca es el número siete, ocho y Francia es los Estados Unidos es de 14 años, Y a diferencia de la mayor parte del mundo, las muertes maternas en El Salvador han aumentado desde 2003. El aumento de las muertes maternas han generado poca autocrítica por parte de los líderes del país. El Salvador es uno de los siete países de la región que prohíbe el aborto en todos los casos; ni siquiera los procedimientos destinados a salvar la vida de una mujer embarazada. Las mujeres van a la cárcel no solo por realizarse un aborto, sino también por dar a luz un hijo muerto o prematuro, si es que las autoridades sospechan que el incidente tuvo que ver con una practica abortiva. Un caso mundialmente conocido fue el de Beatriz, una mujer que llevaba un embarazo que no sólo amenazaba su vida, sino que además era anencefálico (es decir, el feto carecía de un cerebro), y solicitó a la Corte Suprema de El Salvador que le permitiera realizarse un aborto para salvar su vida. La corte se lo negó , argumentando que la amenaza para su vida “no era real o inminente, sino más bien eventual”.
En virtud de la ley en El Salvador, la exposición al virus Zika durante el embarazo, o un feto con microcefalia, no serían a priori un motivo de un aborto.
La microcefalia cuenta con una variedad de causas que la producen, de las cuales el Zika se sospecha que es solo una, pero los sanitaristas dicen que los niños microcefálicos, cuyos trastornos parecen ser causados ??por el Zika, pueden manifestar anormalidades particulares, y aquellos cuyas madres fueron infectadas durante el primer trimestre, sufren el daño cerebral más grave. Muchos de los niños que nacen en América Latina tendrán discapacidades crónicas y requerirán atención para el resto de sus vidas. Al respecto, el gobierno de El Salvador ha expresado su preocupación por los niños, pero, paralelamente, destina nula o escasa asistencia a sus madres, y claramente no considera el criterio de las mujeres al tomar decisiones acerca de sus propios embarazos.
A las mujeres de América Latina, fuera de El Salvador, no les va mejor. La zona cero del brote del virus Zika es Recife, una ciudad brasileña con pobreza extrema generalizada. Hace algunos años, en Recife, na niña de 9 años de edad, se presentó en el hospital con su madre. Ella estaba embarazada de gemelos tras ser violada por su padrastro. Bajo la ley brasileña, su caso fue una trifecta de excepcionalidades para el aborto: ella era menor de edad, víctima de una violación y, como una niña pequeña que llevaba dos fetos, el embarazo puso en peligro su vida. Los tribunales brasileños le concedieron el aborto legal. Sin embargo, la influyente Iglesia Católica intervino – el arzobispo local, finalmente, hizo un triste espectáculo internacional cuando excomulgó a la madre de la niña y al médico que realizó el procedimiento, pero no al padrastro violador.
El médico que realizó dicho procedimiento y fue excomulgado por ello, Olimpio Moraes, aún vive en Brasil. (Fue su segunda excomunión y la Iglesia nunca le envió la documentación apropiada, dijo, así que tal vez no contaba…) Lo entrevisté un año y medio atrás, en su casa de Recife. La niña y su madre, que eran de una zona rural en las afueras de la ciudad, se vieron obligados a asumir nuevas identidades, y mudarse después de la tensión generada por las protestas contra el aborto de la Iglesia.
La actual tendencia “pro-vida” de la política brasileña, y la influencia de la religión, ponen en peligro la salud de las mujeres más allá de aborto – según Moraes; una firme oposición al derecho al aborto también conlleva a que muchas mujeres embarazadas y parturientas reciban atención deficiente. El ejemplo más claro, paradójico según él, es el caso del Misoprostol, un fármaco comercializado por la marca Cytotec en América Latina, que induce tanto al parto como al aborto y se utiliza para combatir la hemorragia después de dar a luz.
La droga ha bajado las tasas de muerte materna en todo el mundo de manera significativa; también ha disminuido las muertes por aborto ilegal, ya que el uso casero de Misoprostol es una forma mucho más segura de poner fin a un embarazo que tener una cirugía clandestina. Sin embargo, el gobierno de Brasil, preocupado porque las mujeres interrumpen su embarazo de forma ilícita, ha restringido en gran medida el acceso al Misoprostol, lo que hace que no esté disponible en farmacias y, según Moraes, haciendo que las maternidades no lo tengan en stock como recurso. La prohibición a las mujeres para interrumpir sus embarazos es, en Brasil, más importante que dar a las madres un parto fácil, teniendo acceso a un medicamento que podría salvar sus vidas.
El Zika es una realidad, y, una vez más, las mujeres, excluidas de las agendas públicas de la salud, se ven imposibilitadas de tomar sus propias decisiones sobre su maternidad, aun cuando los gobiernos del continente procuran evitar que miles de niños nazcan con un deterioro irreversible. Una vez más, el peso cae sobre las mujeres para decidir sobre sus embarazos, y de nuevo, esas mismas mujeres tienen pocas, o escasas, herramientas para hacerlo. Una vez más, las mujeres son tratadas con desdén. En ningún momento las mujeres han tenido el apoyo sanitario, social y económico necesario para llevar a cabo de manera adecuada el ejercicio de su salud reproductiva. La contingencia que supone el virus, implica, concretamente, que las mujeres que, histórica y culturalmente, ya cargaban per sé con un peso enorme en sus espaldas, ahora también se ven en la obligación de tomar (por la fuerza) nuevas responsabilidades en materia reproductiva, situación que se agrava en los países donde se degrada este tipo de responsabilidades, y donde las decisiones personales de las mujeres son denigradas. El estatus socioeconómico de millones de mujeres es poco probable que cambie en unas pocas semanas, aunque su acceso a la atención sanitaria, incluyendo la anticoncepción y el aborto, podría ser hoy una realidad; siempre y cuando haya voluntad política. Tal vez, el virus finalmente hará que los gobiernos de América Latina se den cuenta de la tremenda carga a la que se está sometiendo a las mujeres. Tal vez un mosquito finalmente pueda inclinar la balanza…
Jill Filipovic es periodista y abogada. Vive en Nairobi, Kenia.
Nota original publicada el 3 de febrero en The Washington Post
Fuente: http://educacionyeconomiasocial.ning.com/profiles/blogs/el-zika-un-ejemplo-actual-de-cu-n-duro-es-ser-una-mujer-en?xg_source=activity
Traducción Pedro Damián Orden (IPID)

“La violencia sexual tienen una finalidad y va más allá de lo invididual”

Entrevista a Ricardo Tamayo Fonseca, psiquiatra forense, miembro de la Asociación Colombiana de Psiquiatría y del Comité de Evaluación psicológica de la Tortura de la Comisión psiquiátrica mundial




Para el espanto, agrega Maurice Blanchot, no hay la buena distancia posible, solo la evitación o la fascinación. El que mira está o demasiado cerca -implicado y capturado- o demasiado lejos -ajeno, quizás insensible-”.


FSJ: ¿Por qué no se habla de la tortura psicológica al estudiar la violencia sexual?
RTF: Según la legislación internacional, la violencia sexual en el marco de un conflicto es una categoría específica de tortura. La Corte Constitucional reconoció el carácter sistemático y generalizado de la violencia sexual en el conflicto colombiano, reconoció que es un delito de lesa humanidad. Generalmente, los procesos en los cuales hay víctimas de violencia sexual entran en la investigación jurídica como tortura y desde el dispositivo forense, la base fundamental es una evaluación de tortura, aunque la evaluación tiene unas particularidades.
FSJ: ¿Cuáles son las particularidades de la violencia sexual como tortura?
RTF: La tortura se hace con un fin específico que no es únicamente el desfogue libidinoso o instintivo de quien comete el delito, obedece más a una estructura con un propósito definido. Lo que hay detrás es generar unos cambios en la mujer víctima y en la comunidad en la cual está inscrita esa mujeri. El daño se propaga más allá del daño individual y, en ese sentido, cumple con la finalidad de la tortura: la tortura va encaminada a la destrucción del sujeto, a la destrucción del yo, y al daño de la persona inserta en una dinámica social y comunitaria; lo que se daña también es cómo funciona una persona en el marco de una comunidad. Por eso, la violencia sexual tiene una finalidad y va más allá de lo individual.
FSJ: Durante la Comisión de la Verdad en Perú, las mujeres tuvieron dificultad para hablar sobre violencia sexual por ser algo muy íntimo y porque muchos entrevistadores eran hombres. ¿Cómo se aproxima usted, como hombre, a una mujer que ha sido violentada sexualmente?
RTF: Es una dificultad técnica que a veces obliga a cambiar de evaluador. Pero hemos echado mano de nuevas herramientas. Por ejemplo, conformar equipos de entrevistas; no es una sola persona, un psiquiatra y una psicóloga, eso ayuda a que fluya un poco más la información y la víctima se siente más segura de contar su experiencia frente a un hombre cuando hay la presencia de una mujer.
Claro, esto también depende de las habilidades técnicas de quien dirige la entrevista, si se cuenta con la posibilidad de hacer un encuadre empático, respetuoso, donde lo más importante es la dignidad y el cuidado emocional, el proceso puede fluir mejor.
FSJ: ¿En los casos que ha trabajado, qué tipo de sufrimiento psicológico provocó la violencia sexual?
RTF: En la evaluación del daño que tiene una víctima después de la experiencia traumática hemos contemplado que la valoración debe hacerse en varias dimensiones: del daño directo a la salud mental; el daño individual psicosocial, el daño psicosocial colectivo y, otras lesiones al sujeto, como el daño a la identidad y el daño al sujeto político.
Es muy difícil separar esas dimensiones, lo hacemos más por una razón técnica, pero cuando se lesiona la salud mental, se lesionan los otros componentes del sujeto.
Para nosotros es importante ver cuál es el daño a la salud mental, pues como médicos y psiquiatras tenemos la responsabilidad de mostrar el daño, en términos de la nosologíaii, para que el juzgador determine el nivel de reparación.
Si somos poco específicos en la parte de la salud mental y nos centramos sólo en los daños psicosociales el juez puede quedar, digamos, corto en el momento de exigir la reparación. Entonces debemos utilizar el discurso de la psiquiatría para mostrar el daño en la salud mental, pero no nos quedamos solamente en eso; intentamos evaluar el daño psicosocial individual, colectivo, y la demás dimensiones.
FSJ: Las mujeres violentadas sexualmente en la Masacre de El Salado en Colombiaiii narran el hecho después de varios años de ocurrido. ¿Ese distanciamiento del hecho de horror afecta o beneficia la narración?
RTF: La tortura se instala en la mente de la víctima, se queda ahí, el efecto torturante aparece en cada recuerdoiv del evento, en cada situación que la persona tiene enfrenta. Al buscar atención en salud, al asistir a una diligencia judicial o al escuchar noticias que tenga qué ver con su experiencia, se reedita la experiencia traumática.
Los relatos que hacen las víctimas, dependen de muchos factores: de las características propias del sujeto, su educación, su edad, de las posibilidades de verbalizar la experiencia traumática, a algunas les cuesta más que a otras. La mente de una persona que ha sido torturada sufre unos daños y la construcción de la temporalidad se altera. Por eso, los relatos son muy difíciles y relatan su experiencia de una manera un poco caótica, se ubican en un punto en el cual al entrevistador le es difícil seguir un hilo; eso es una característica de una mente traumatizada.
En los casos que hemos conocido, a pesar de que pasan muchos años entre el momento del hecho y cuando acceden a la evaluación forense, el efecto traumático está presente. La vivencia emocional de la víctima está presente.
Y eso es lo que uno intenta rescatar en la evaluación forense, explorar cómo es la vivencia emocional del evento traumático, hay veces en que está vivo y activo, genera sufrimiento en el presente y cuesta dejar esas experiencias en el pasado, olvidar es imposible. Entonces hay que resignificar esa experiencia, ese es un trabajo terapéutico que puede tomar años, pero la evaluación va encaminada a observar qué elementos de la mente han sido puestos en jaque con la experiencia traumática.
El trabajo con víctimas tiene que ser específico y saber que ese estado mental que se instaló desde el evento traumático tiene unas particularidades y las formas de reparar son también muy específicas. El hecho traumático genera unos daños de carácter indeleble en la mente; esto no quiere decir que no haya posibilidades de reparación a futuro, pero es difícil para la persona volver a ser la de antes.
FSJ: ¿Qué elementos comunes encontraron en las narrativas de las mujeres víctimas en la masacre de El Salado?
RTF: La vivencia del horror y el registro de su cercanía a la experiencia de la muerte; esos dos elementos van de la mano, y marcan la vida emocional y psíquica de una persona.
Generalmente, una persona no tiene acceso a las experiencia subjetiva de estar muriendo o de la inminencia de la muerte. Las víctimas de tortura llegan a esa dimensión de registrar su proceso de morir; eso desestructura la mente, eso genera un daño a largo plazo.
Ese es un elemento que se ve en la víctima de violencia sexual, no cree únicamente que la van a violar, tiene la certeza de que va a ser asesinada y, parte de ese proceso, es la vulneración de la sexualidad.
FSJ: ¿Cómo describen las mujeres el entorno torturante en la masacre de El Salado?
RTF: El entorno torturante de esa masacre comenzó mucho antes de que ocurriera: hubo amenazas, panfletos, hubo una masacre previa –un tiempo atrás- y el ambiente de la población estaba enrarecido.
Existía la sospecha de que algo podría ocurrirles. Una vez entra la tropa paramilitar se alteran todas las dinámicas y las relaciones de la población, se irrumpe de manera violenta el entorno, hay un entorno hostil, un entorno amenazante y controlado por las armas y el sujeto armado.
Hay un ejercicio de la violencia y obligan a los habitantes a observar la violencia; con esa obligación de ser testigos de la violencia, ya podemos hablar de que hay tortura. Presenciar la tortura de otro, es tortura.
FSJ: ¿Cuáles son los objetivos del psiquiatra forense al recoger el testimonio?
RTF: Nosotros seguimos unos protocolos. Nos basamos, fundamentalmente, en el protocolo de evaluación básica del Instituto de Medicina Legal, sumado al Protocolo de Estambulv.
El Protocolo de Estambul se encamina a determinar si los hallazgos psicológicos que presenta la víctima son compatibles con la vivencia de esa experiencia; si esa reacción psicológica es de alguna manera esperable en el contexto de la víctima, en el contexto social y cultural en el cual se desenvuelve la víctima.
Hacemos entrevistas únicamente en el marco de un proceso judicial y la entrevista forense es una prueba más dentro del proceso; algunas veces puede ser la prueba definitiva, y, otras, puede que no tenga mucho eco en el proceso judicial.
Con el protocolo tenemos que plantear si el relato es compatible con las vivencias que se están denunciando y si hay elementos para establecer que se está haciendo un falso alegato de tortura. Hasta ahora no hemos tenido ningún testimonio donde pensemos que hay un falso alegato de tortura, en general, los casos que hemos visto todos tienen coherencia en el testimonio.
La verdad es que los casos de evaluación que llegan a Medicina Legal son muy pocos; es algo preocupante porque la mayor parte de los casos se quedan sin acceso a la justicia ni al dispositivo de evaluación forense.
Son muy contados los casos que llegan a evaluación forense. Desde la Ley de Justicia y Paz, del año 2005, hemos atendido en la regional Bogotá 70 casos de violación de derechos humanos, de esos 70 casos, unos 30 eran por el delito de tortura, la mayoría de estos eran cometidos por paramilitares y miembros del Estado.
FSJ: ¿Por qué si toda tortura física es psicológica, no se maneja ese concepto en Colombia?
RTF: Porque realmente el concepto de tortura psicológica es nuevo y no se había trabajado académicamente en ese sentido. Siempre se le he dado relevancia a las huellas físicas de la tortura, las investigaciones suelen empezar cuando existen huellas físicas visibles.
La dimensión emocional, siempre ha quedado como en segundo plano, la dimensión psicológica no se toma muy en cuenta. Y es a través de la investigación, en trabajos con víctimas donde se le ha dado importancia a la parte de la vivencia, del sufrimiento mental de las víctimas, antes eso no se tenía muy en cuenta.
Hoy en día, se le da cada vez más importancia además porque aunque existe una prohibición absoluta de la tortura, ésta ocurre en la mitad de los países del mundo.
Hay técnicas más sofisticadas para torturar sin dejar huellas físicas. Son cada vez más relevantes las modalidades de tortura sin dejar huellas físicas; ahí es donde la tortura psicológica ha entrado a jugar un papel importante, la evaluación de esa tortura psicológicavi es a veces la única posibilidad de documentar que un hecho ocurrió, de mostrárselo al juez y es una herramienta, como la única, que va a tener el juez para tomar una decisión.
FSJ: ¿Esa línea tan delgada entre la definición de tortura y los tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes dificulta aún más la investigación y el trabajo de los psiquiatras forenses?
RTF: Sí. Más en nuestro medio porque no existe una categoría jurídica en el Código Penal Colombiano que tipifique los tratos o penas crueles, inhumanos o degradantesvii, está el delito de tortura y nada más. Entonces, esa es una dificultad muy grande, generalmente, ese tipo de situaciones vienen en la investigación por otros delitos: el delito de amenazas, el delito de lesiones personales pero no se tipifica la tortura. Yo pienso que los fiscales tienen esa misma dificultad, en qué lugar ubicar la experiencia de la persona que está buscando justicia, si la ubican desde el delito de tortura o en qué otra categoría para abrir el proceso judicial.
Notas:i  “Una masculinidad alternativa garantizaría que los procesos de reconciliación sean efectivos y no haya repetición”, Javier Ómar Ruiz.http://www.es.lapluma.net/index.php?option=com_content&view=article&id=6073:2014-09-06-11-10-33&catid=101:las-comunidades-en-resistencia&Itemid=436
ii  1. f. Med. Parte de la medicina que tiene por objeto describir, diferenciar y clasificar las enfermedades. http://dle.rae.es/?id=QdaVQ5p
iii  La masacre de El Salado: diez años después, las exigencias de verdad, justicia y reparación siguen vigentes.http://www.coljuristas.org/documentos/boletines/bol_n42_975.pdf
iv  “El testimonio crudo es obsceno”, Marcelo Viñar. http://literariedad.co/2015/07/12/el-testimonio-crudo-es-obsceno-marcelo-vinar/
v  Protocolo de Estambul. Manual para la investigción y documentación eficaces de la tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes.http://www.ohchr.org/Documents/Publications/training8Rev1sp.pdf
vi  Sentencia condenando a Hugo Daney Ortiz a pena de prisión y multa por tortura agravada contra la periodista Claudia Julieta Duque.http://www.derechos.org/nizkor/colombia/doc/julie65.html Ver también:http://www.elcolombiano.com/periodista_claudia_julieta_duque_conto_a_la_corte_como_fue_la_persecucion_del_das_en_su_contra-FWEC_289738
vii  Convención contra la tortura y otros tratos crueles, inhumanos o degradantes. http://www.ohchr.org/SP/ProfessionalInterest/Pages/CAT.aspx
Fernanda Sánchez Jaramillo, periodista, magíster en relaciones internacionales, y trabajadora comunitaria
@vozdisidente
* Octava entrega de la beca Periodismo y Salud Mental del Centro Carter.

viernes, 12 de febrero de 2016

La violencia sexual contra mujeres como estrategia de guerra


Una mujer sostiene un cartel que dice No a la violencia (San Salvador, El Salvador).




“La violencia sexual en los conflictos debe considerarse como el crimen de guerra que es; ya no puede considerarse como un daño colateral desafortunado de las guerras”.
Zainab Hawa Bangura, Representante Especial de las Naciones Unidas sobre la violencia sexual en los conflictos, 2012
 
Las violaciones masivas de mujeres alemanas por parte del Ejército soviético -entre cien mil y un millón de mujeres pudieron ser víctimas de abusos sexuales- y “las mujeres confort” esclavas sexuales al servicio del Ejército japonés durante la Segunda Guerra Mundial, son dos ejemplos claros de la violencia contra la mujer en contextos bélicos. Entre ochenta mil y doscientas mil mujeres en su mayoría coreanas sufrieron violencia sexual en burdeles para militares japoneses. Estos lugares fueron establecidos para levantar la moral de las tropas y evitar las violaciones sexuales descontroladas en territorios ocupados por el Ejército. En este contexto miles de mujeres fueron violadas por las tropas.
Una de las víctimas de la dictadura chilena declara en su testimonio que en 1975, estando con 7 meses de embarazo fue detenida y llevada a Villa Grimaldi donde permaneció durante tres meses, ahí fue torturada y perdió a su hijo debido a los golpes. También fue abusada sexualmente y en sus propias palabras relata lo que deja el estigma de una violación en una mujer: “ La agresión sexual no es una tortura más. Porque…, cómo te marca, el resto de tu vida, el resto de tus relaciones, el resto de tu sexualidad, de tu afectividad… Y desde dónde se hace. No se hace desde simplemente la búsqueda de la información, se hace desde otra parte, otra tribuna, que es el tema del machismo, del ejercicio del poder sobre la mujer.” Durante la dictadura chilena más de tres mil mujeres sufrieron tortura y violencia sexual por parte de agentes del Estado.
Como lo dice la Iniciativa de Las Naciones Unidas contra la violencia sexual en los conflictos armados: “La inmensa mayoría de las víctimas de las guerras de nuestros días son civiles, principalmente mujeres y niños. Las mujeres en particular pueden enfrentar formas devastadoras de violencia sexual, que se aplican a veces sistemáticamente para lograr objetivos militares o políticos”.
En Ruanda entre cien mil y doscientas cincuenta mil mujeres fueron violadas durante tres meses de genocidio en 1994. Organismos internacionales estiman que entre sesenta mil mujeres fueron violadas durante la guerra civil en Sierra Leona (1991-2002) más de cuarenta mil en Liberia (1989-2003) unas sesenta mil en la ex Yugoslavia (1992-1995) y por lo menos doscientas mil en la República Democrática del Congo 1998.
Como lo indica la Iniciativa de las Naciones Unidas: “Las violaciones cometidas durante la guerra suelen tener la intención de aterrorizar a la población, causar rupturas en las familias, destruir a las comunidades y, en algunos casos, cambiar la composición étnica de la siguiente generación. A veces se utiliza también para infectar deliberadamente a las mujeres por VIH o causar la infecundidad entre las mujeres de la comunidad que se pretende destruir.
Un testimonio descarnado de las violaciones que sufrieron las mujeres alemanas por parte del Ejército Rojo, es el libro de la periodista Marta Hillers que cuando se publicó por primera vez en 1953 se hizo como anónimo. Es una memoria, un tipo de diario, una biografía en el que la autora fue escribiendo en cuadernos y hojas sueltas y con la urgencia de las circunstancias lo vivido en un edificio en ruinas, donde ella junto a otras mujeres sufrieron innumerables violaciones sexuales.
El documental “la guerra contralas mujeres” trata sobre la violación de mujeres y niñas como arma de guerra, en donde 11 mujeres de tres continentes cuentan sus testimonios y también de la pasividad de la comunidad internacional antes esta vejación inhumana. Fue rodado durante tres años en diez países de África, Europa y América. Afirma Joan Sandler ex Directora del Fondo de Desarrollo de las Naciones Unidad para la Mujer, que este brutal tipo de violencia desintegra a la sociedad que la padece, que implanta el miedo, aniquila generaciones y destruye la dignidad de la mujer.
La psicóloga congoleña Celine Kamwanya trabaja con mujeres que fueron objeto de agresión sexual y torturas en el conflicto bélico entre Congo y Ruanda. Más de doscientas mil fueron violadas en forma extremadamente violenta. Relata la psicóloga que cuando una niña o una mujer ha sido objeto de violencia sexual, piensa que su vida ha terminado y lamenta no haber muerto en el acto. La República Democrática del Congo hoy en día es el país del mundo donde más violaciones se registran, 48 cada hora.
La Asociación de Mujeres Víctimas de la Guerra ha documentado más de veinticinco mil fichas de mujeres violadas en Bosnia.
En Guatemala en estos días se lleva a cabo el juicio por el caso Sepur Zarco, 30 años después del delito. Son juzgados dos militares, tan solo dos de tantos que viven a sus anchas en la impunidad de un sistema corrupto en una sociedad tan machista y patriarcal como la guatemalteca. ¿Qué decir de quienes son culpables de genocidio y caminan libres a plena luz del día?
Un ex teniente y un comisionada militar (de menor rango comparados con quienes dieron la orden de tortura, violaciones y genocidio desde la silla presidencial) son los acusados de dirigir y organizar el destacamento militar Sepur Zarco que se utilizó durante el Conflicto Armado Interno como centro de tortura y esclavitud sexual de casi 20 mujeres q´eqchíes por miembros del Ejército de Guatemala.
Son 11 mujeres indígenas las que han denunciado a las fuerzas militares por delitos de guerra como la violación, esclavitud sexual y doméstica. Son mujeres que hoy en día tienen entre 70 y 80 años. Escuchar los testimonios desgarradores de lo que vivieron estas mujeres en manos de militares es por demás desconcertante. Quienes sirvieron de diversión a los mismos torturadores de sus familiares. Muchas de estas mujeres fueron obligadas a abortar, sufrieron hemorragias a causa de las agresiones sexuales y las torturas.
Es la primera vez que en el mundo se realiza un juicio por crímenes de lesa humanidad en una corte nacional y no internacional. Son admirables estas mujeres que se han atrevido a denunciar ante el mundo las vejaciones de las que fueron objeto, cada testimonio, cada palabra, cada lágrima derramada por estas mujeres nos debe doler a todos como humanidad. Este juicio viene como bofetada a toda Latinoamérica, y a Guatemala en particular nos viene a evidenciar una vez más que sí hubo genocidio por más que lo nieguen los detractores. Por más que se empeñe este sistema impune en negarlo y borrarlo de la Memoria Histórica. Por más que los entachudados y togados sentados a sus anchas en las poltronas hagan de la justicia un títere.
La verdad está ahí, en la voz de estas mujeres que han tenido la valentía que les han querido arrebatar durante décadas. Este juicio tal como el de Genocidio que enfrentó Ríos Montt, (declarado culpable a todas luces y lo sabe el mundo) de nuevo nos encara como sociedad, revela nuestro clasismo, nuestra indolencia, nuestro racismo. Ha pasado desapercibido para la sociedad en general. Y son varias las razones pero principalmente se debe a esa soberbia nuestra de carecer de identidad, Memoria Histórica, de conciencia social, de dignidad y de humanidad.
Pero es mucho pedir a una sociedad que tiene al país podrido, por su clasismo, racismo y discriminación. A una sociedad que votó por la continuidad de la impunidad. Tengo una sola pregunta, ¿en dónde está la voz rugiente de los estudiantes de la universidad de San Carlos de Guatemala apoyando este juicio? Porque preguntarle a las masas amorfas que salieron a manifestar por corrupción es gastar pólvora en sanates. Conmemoran el Holocausto pero niegan el Genocidio. ¡Habráse visto!
Nos conmueven las violaciones sexuales que vivieron mujeres en otras guerras y en otros tiempos, pero cuando se trata de Latinoamérica y específicamente en nuestros países ni nos inmutamos. ¿Hasta cuándo seguiremos con esa indolencia que solapa toda impunidad y no nos deja sanar heridas? 

miércoles, 10 de febrero de 2016

Anticoncepción sexista atenta contra la salud femenina en India

Las mujeres rurales en India sorportan una enorme presión de sus familias para no usar anticonceptivos orales ni inyecciones y, en cambio, optar por el método quirúrgico. Crédito: Neeta Lal/IPS.

IPS


Las muertes por esterilización no son muy conocidas en India. Pero un trágico episodio ocurrido en 2014 en que 12 mujeres murieron tras una fallida campaña estatal masiva de esterilización en el central estado de Chhattisgarh ocupó los titulares de la prensa internacional.Unas 80 mujeres habían sido “arreadas como ganado” a campamentos provisorios para realizarles una ligadura de trompas mediante laparoscopía sin análisis clínicos previos, lo que le costó la vida a muchas de ellas.
En otro episodio ocurrido en 2013, la policía del oriental estado indio de Bihar detuvo a tres hombres por realizar intervenciones quirúrgicas sin anestesia a unas 53 mujeres durante dos horas.
Unas cuatro millones intervenciones quirúrgicas realizadas entre 2013 y 2014 dejaron unas 1.434 mujeres muertas. Entre 2009 y 2012, el gobierno indemnizó a unas 568 personas damnificadas por esta causa, según datos del Ministerio de Salud.
Una de las principales causas de este problema es el exagerado foco puesto en la esterilización femenina en los programas de planificación familiar del gobierno y una lamentable falta de opciones para las mujeres en materia de control de la natalidad.
No hay otras formas de anticoncepción disponibles por la falta de centros de salud. Solo hay inyectables y pastillas de progestágeno en hospitales privados, inaccesibles para las mujeres pobres.
La esterilización masculina todavía está mal vista, y según las últimas investigaciones de Planificación Familiar 2020 (FP2020), la femenina representa 74,4 por ciento de los métodos anticonceptivos modernos utilizados en India, mientras que la de varones asciende a 2,3 por ciento.
El uso de condones representa 11,4 por ciento y las píldoras anticonceptivas solo 7,5 por ciento y no hay registros de implantes o inyectables.
En el sureño estado de Karnataka, por ejemplo, las mujeres representan 95 por ciento de las esterilizaciones realizadas en los centros de bienestar familiar.
La situación sanitaria obedece a una grave disparidad de género y a una mentalidad patriarcal y a actitudes sociales fuertemente arraigadas. A pesar de que la vasectomía es un procedimiento mucho menos invasivo y complicado que la ligadura de trompas, se obliga a las mujeres a realizársela.
“En la esterilización masculina, los cirujanos seccionan y ligan el conducto por el que circula el esperma de los testículos al pene. Es mucho menos doloroso que la esterilización femenina que implica la sección y la ligadura de las trompas de Falopio y, por ende, implica una operación abdominal”, explicó el ginecólogo y obstetra Pratibha Mittal, del Hospital Fortis, de Nueva Delhi.
El capítulo de Bengaluru de la Asociación de Planificación Familiar de India (FPAI, en inglés), que promueve la salud sexual en India, informó que recibe entre 70 y 80 solicitudes de esterilización tubaria al mes. “Rara vez un hombre consulta por una vasectomía”, coincidió uno de los médicos consultados.
Las mujeres rurales soportan la presión de sus esposos o familiares políticos para no tomar anticonceptivos orales ni inyecciones, por lo que solo les queda la alternativa quirúrgica. Además, se les ofrecen todo tipo de incentivos, desde máquinas de lavar y batidoras hasta dinero en efectivo.
Defensores de la salud femenina sostienen que los objetivos en materia de esterilización fijados por el gobierno también empujan a las mujeres al quirófano.
“La insistencia oficial en la esterilización femenina es la alternativa preferida para evitar la difícil tarea de educar a la población sobre otras opciones. Enseñar a las mujeres pobres sin educación formal de comunidades aisladas a usar píldoras anticonceptivas es mucho más caro que las campañas masivas de esterilización”, se lamentó Neha Kakkar, voluntaria de la Asociación de Planificación Familiar.
Lo preocupante, remarcan especialistas, es que el número de hombres interesados en la vasectomía disminuyó en los últimos cinco años. Estadísticas del gobierno capitalino muestran que entre 2009-2010, ellos representaban 20 por ciento de las esterilizaciones, pero se redujeron a 14 por ciento entre 2010 y 2011, ocho por ciento entre 2012 y 2013, siete por ciento entre 2013 y 2014 y cinco por ciento entre 2014 y 2015.
Las esterilizaciones masivas comenzaron en India en 1970 en el marco del programa de planificación familiar, con ayuda del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) y del Banco Mundial.
Pero se convirtieron en una infamia a mediados de esa década, cuando la primera ministra Indira Gandhi suspendió el gobierno democrático, y organizaciones estatales lanzaron una campaña draconiana para esterilizar a hombres pobres mediante métodos coercitivos.
Cientos de hombres, hasta jóvenes de 16 o 17 años y sin casarse, fueron conducidos en camiones y operados en campamentos provisorios. Aquellos que se negaban sufrían abusos policiales. Pero la coerción nunca funciona.
“Se necesita una campaña de educación sobre la esterilización masculina. Los hombres creen que pierden potencia sexual, lo que no es cierto. Las esposas asumen entonces la carga de la planificación familiar y se olvidan de que los hombres son igualmente responsables”, explicó Mittal.
Según los especialistas se necesita un cambio de paradigma, en especial porque India, con unos 1.200 millones de habitantes, va rumbo a superar a China como el país más poblado del mundo en 2030 al acercarse a los 1.500 millones de habitantes.
Incluso, en este país nacen 11 por ciento más de varones que de niñas cada año, por encima de la referencia de cinco por ciento, lo que profundiza el desequilibrio entre los sexos.
Un informe de Human Rights Watch (HRW), con sede en Nueva York, urgía en 2012 al gobierno indio a crear un sistema de denuncias independientes para que la gente denuncie la coerción y la calidad del servicio en los centros de esterilización.
También recomendaba educar a los hombres sobre las alternativas anticonceptivas para ellos, pero no hay evidencias de que las autoridades hayan actuado en consecuencia.
La salvación puede estar en el crecimiento de la población de India, que disminuyó de 21,54 por ciento en el período 1991-2000 a 17,64 en 2001-2011. Según datos oficiales, la fertilidad también cayó de 2,6 por ciento, en 2008, a 2,3 por ciento, en 2013.
Con la constante presión de los medios de comunicación, además de la esterilización, el gobierno trata de aumentar la oferta y la disponibilidad de anticonceptivos en el marco del programa nacional de planificación familiar.
Hace poco, India incluyó el anticonceptivo inyectable en el programa.
“La oferta de más opciones y un mejor acceso a anticonceptivos modernos debería ser una parte inextricable de los programas de igualdad de género y salud en India”, sostuvo la voluntaria Kakkar.
“Las campañas de sensibilización sobre los beneficios de la planificación familiar y el reemplazo de las cirugías coercitivas con un mayor acceso a opciones de salud reproductiva modernas deben formar parte de los cimientos de nuestra estrategia sanitaria”, subrayó.
Fuente: http://www.ipsnoticias.net/2016/02/anticoncepcion-sexista-atenta-contra-la-salud-femenina-en-india/
Traducido por Verónica Firme

TRAILER DOCUMENTAL DECRECIMIENTO

martes, 9 de febrero de 2016

Mayoría de mujeres africanas vive con menos de un dólar al día

Gobiernos del continente se comprometen a garantizar derechos

Cimacnoticias/IPS


Pese a todos los desafíos que enfrenta África, los líderes de sus 1.2 millones de habitantes decidieron enfocarse en el tema de los Derechos Humanos (DH) con Especial Énfasis en los Derechos de la Mujer, durante su 26 cumbre celebrada en Addis Abeba, Etiopía, entre el 21 y el 31 de enero pasado.

En entrevista con IPS, Mahawa Kaba Wheeler, directora de Mujeres, Género y Desarrollo de la Comisión de la Unión Africana (CUA), el órgano ejecutivo de la Unión Africana (UA), explicó que ha llegado el momento de actuar contra la multitud de barreras a la igualdad de género.

“Estas incluyen, entre otras, la exclusión económica y los sistemas financieros que perpetúan la discriminación de las mujeres, su limitada participación en la vida política y pública, su falta de acceso a la educación y la escasa asiduidad de las niñas en las escuelas, la violencia basada en el género, las prácticas culturales nocivas, y la exclusión de las mujeres de las mesas de paz, ya sea como mediadoras o como parte de los equipos de negociación de las partes en conflicto”, argumentó.

La UA tiene plena consciencia de que la eliminación de estas barreras que impiden a las mujeres disfrutar plenamente de sus DH, puede potenciar a todo el continente, agregó, desde la sede de la CUA en la capital etíope.

Consultada sobre el papel social, económico y político de las mujeres en África, Wheeler explicó que el continente está en un punto de inflexión, pues emerge como “una de las regiones de más rápido desarrollo económico del mundo, con niveles de crecimiento que varían entre 2 y 11 por ciento”.

“Pero si bien las mujeres hacen enormes contribuciones a las economías africanas, siguen siendo afectadas en forma desproporcionada por la pobreza, la discriminación y la explotación”, dijo Wheeler, nacida en Liberia.

Las desventajas socio-económicas que sufren se reflejan en las manifiestas desigualdades en materia de acceso al mercado de trabajo, al derecho a la propiedad y la obtención de los servicios sociales incluyendo la salud y la educación.

Es más, hasta la fecha, las mujeres africanas no han sido incluidas como actoras de pleno derecho en los procesos que determinan el impacto sobre sus vidas, añadió.

Recordó que el tema de la 26 cumbre de la UA deriva de la declaración de 2016 como el “Año Africano de los Derechos Humanos, con un Especial Énfasis sobre los Derechos de la Mujer”, un año que marca “hitos importantes” en la agenda de las mujeres, ya sea en el continente o a escala global.

A nivel continental, este año coincide con el 30 aniversario de la entrada en vigor de la Carta Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos, de 1986, y el comienzo de la segunda fase de la década de las mujeres africanas 2010-2020.

A nivel mundial, 2016 conmemora 36 años desde la aprobación de la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Contra la Mujer (CEDAW, por sus siglas en inglés), considerada como la declaración internacional de derechos de las mujeres, así como el 21 aniversario de la Declaración de Beijing y su Plataforma de Acción, de 1995, que es clave en las políticas globales de igualdad de género.

En cuanto a las razones por las que las mujeres africanas aún enfrentan estos enormes obstáculos, Wheeler respondió a IPS: “La clave es que la cultura africana es en gran medida patriarcal. Debido a esto, el control de la familia y el poder de decisión pertenecen a los varones… por lo que la capacidad de hacer políticas y de influir en las normas sociales también pertenece a los hombres”.

En consecuencia, “los responsables políticos varones suelen mantener un firme control sobre las funciones específicas del género. Esto crea un ciclo vicioso del que África aún no está libre. Resultado: el papel tradicional de las mujeres en África es considerado como el de amas de casa”, dijo.

En cuanto a la participación política de las africanas, la alta funcionaria de la CUA explicó que se ha hecho un enorme progreso en esta materia en el continente.

UA: ANTE TODO, LOS DERECHOS DE LAS MUJERES

De hecho, 15 estados africanos figuran entre los primeros 37 de la clasificación mundial de participación femenina en los parlamentos nacionales con más de 30 por ciento: Ruanda (63.8 por ciento); Seychelles (43.8 por ciento); Senegal (42.7 por ciento); Sudáfrica (42 por ciento); Namibia (41 por ciento); Mozambique (39.6 por ciento); Etiopía (38.8 por ciento); Angola (36.8 por ciento); Burundi (36.4 por ciento); Uganda (35 por ciento); Argelia (31 por ciento); Zimbabwe (31,5 por ciento); Camerún (31.3 por ciento); Sudán (30.5 por ciento), y Túnez (31.3 por ciento).

Pero mientras que Ruanda es el líder mundial en materia de representación parlamentaria de las mujeres, queda rezagada cuando se trata de mujeres en cargos ejecutivos. En contraste, Cabo Verde tiene el mayor número de mujeres que ocupan cargos ministeriales en África: de sus 17 ministros, nueve son mujeres, agregó Wheeler.

“Además, de los 54 jefes de Estado y de Gobierno africanos, tres son mujeres: la presidenta de Liberia, Ellen Johnson Sirleaf; la presidenta de Mauricio, Ameenah Gurib-Fakim, y la presidenta interina de la República de África Central, Catherine Samba Panza”.

En este sentido, Wheeler señaló que la UA establece que las mujeres representen 50 por ciento de los de cargos de toma de decisión.

“Hasta la fecha, la UA es el único organismo multilateral que ha mantenido la paridad de género en su más alto nivel de toma de decisiones. Además de una mujer en la presidencia de la CUA, hay cinco comisarias mujeres y cinco hombres, y se hacen esfuerzos para que la paridad de género se filtre a sus demás órganos e instituciones como la Comisión Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos, así como la Corte Africana, donde las mujeres son mayoría”, detalló.

La UA mantiene que, con las mujeres representando la mitad de la población africana, el logro de la paridad de género crearía un efecto dominó a través de muchos sectores de la sociedad, eso a medida que más mujeres sean impulsadas a aspirar a puestos de dirección.

“Contar con mujeres en posiciones de liderazgo no sólo conduce a una mejor calidad de vida para las propias mujeres, sino también para sus familias en general y las y los niños en particular. No puede haber verdadera democracia en un país donde las mujeres estén insuficientemente representadas en los puestos de toma de decisión”, subrayó.

Pero mientras que se reconocen los grandes avances en materia de participación política, las africanas siguen sufriendo una discriminación significativa.

En algunos miembros de la UA, añadió Mahawa Kaba Wheeler, la legislación y las constituciones nacionales afectan negativamente a la participación de las mujeres en la vida pública y política, al limitar su papel a través de cláusulas de exclusión o discriminatorias.

Aunque muchas constituciones articulan un compromiso con la igualdad de género, las normas consuetudinarias pueden minar seriamente este compromiso, porque hay muchos asuntos que afectan a las mujeres en las esferas jurídicas y que son reguladas por los hábitos y las tradiciones, advirtió la directora de la CUA.

Cuestionada sobre más datos sobre la situación de las africanas, cuyo papel es clave en el campo de la producción de alimentos, la agricultura y la seguridad alimentaria, Wheeler abundó que su contribución no coincide con los beneficios que se derivan del sector de la inversión en general, que las beneficia en poco.

“Mientras que las mujeres africanas producen más de 60 por ciento de la agricultura, constituyen más de 50 por ciento de la población rural, y siguen siendo las principales guardianas de la seguridad alimentaria, hay muy poca inversión en ellas para producir resultados acordes y que les ayuden a dar rienda suelta a su potencial”, planteó.

Un ejemplo: ellas dedican 80 por ciento de su tiempo a la producción agrícola o a los sectores secundarios relacionados, su contribución a la producción de alimentos, el cuidado de la familia y las actividades de asistencia social, así como en el sector informal, pero este aporte no se contabiliza en el Producto Interno Bruto ni en las estadísticas de las cuentas nacionales, criticó.

“Además de que las mujeres no poseen tierras y carecen de acceso a las infraestructuras agrícolas, incluidos los derechos a la tierra, la tecnología de la agricultura moderna, los insumos, los créditos, y los servicios de extensión y capacitación, la mayoría de ellas no tiene acceso a la infraestructura física porque residen en zonas rurales sin acceso a buenas carreteras, al agua o la electricidad, entre otros”, precisó.

“Debido a que la mayoría de las mujeres no son dueñas de la tierra, producen la mayor parte de los productos agrícolas como simples arrendatarias sin incluso derechos de herencia”, detalló.

Señaló que el acceso a la tierra para las mujeres sigue siendo uno de los obstáculos fundamentales para el empoderamiento económico, social y político de las africanas, y citó otro ejemplo: ellas poseen sólo 1 por ciento de la tierra, pese a que producen la mayoría de los alimentos.

Como consecuencia, las mujeres constituyen la mayoría de la población que vive en África con menos de un dólar diario.

En cuanto a la salud, Wheeler explicó que en África los desafíos relacionados con el género se manifiestan en varias formas incluyendo una inaceptable alta mortalidad materno-infantil. La salud materna, recordó, es un indicador clave no sólo de la situación de las mujeres, sino también del estado de salud y bienestar de la sociedad en su conjunto.

Según datos de 2012, más de medio millón de mujeres mueren cada año por causas vinculadas al embarazo y el parto. Específicamente, 99 por ciento de estas muertes se producen en los países en desarrollo, de las cuales 50 por ciento ocurren en África, exceptuando la región norafricana. Por cada muerte, por lo menos otras 20 mujeres sufren enfermedades o lesiones relacionadas con el parto o el embarazo.

“El riesgo de morir durante el embarazo y el parto en África (excluyendo el norte del continente) es de una de cada 22 mujeres, en comparación con una de cada ocho mil mujeres en el mundo industrializado. Además existen abundantes pruebas de que 80 por ciento de esas muertes podrían prevenirse mediante acciones simples y de bajo costo”, concluyó.

Fuente: http://www.cimacnoticias.com.mx/node/71728

* Este artículo fue originalmente publicado por la agencia internacional de noticias IPS. Mayoría de mujeres africanas vive con menos de un dólar al día

La praxis del Ecofeminismo. Biotecnología consumo reproducción Maria Mies y Vandana Shiva

"El mundo patriarcal considera al hombre como la medida de todo valor y no admite la diversidad, sino sólo la jerarquía. La marginación de las mujeres y la destrucción de la biodiversidad son procesos que van unidos. La pérdida de la diversidad es el precio del modelo patriarcal de progreso, que presiona inexorablemente en favor de los monocultivos, la uniformidad y la homogeneidad."







Para tener más información sobre la página y nosotrxs, nos puedes escribir al mail: ecofeminismo.bolivia@gmail.com