”Todos somos bisexuales”, decía Javier, el personaje de Ernesto Alterio en Al otro lado de la cama (2002). Ya lo dijo el famoso psiquiatra Sigmund Freud en una de sus obras, Three Essays on the Theory of Sexuality (1905), todos nacemos bisexuales, aunque después nos inclinemos por una tendencia u otra siendo adultos. Desde entonces, ha habido científicos que han apoyado firmemente esta hipótesis, manteniendo que todos somos bisexuales en cierto grado, aunque no lo expresemos activamente nunca. Hasta hace poco, tan solo reconocíamos dos tendencias: heterosexuales y homosexuales (ahora sabemos que las formas de expresar nuestra sexualidad e identidad de género son muchas más); ahora, un nuevo estudio podría haber descubierto que la gente que se declara “heterosexual” no existe realmente.
El estudio, publicado en el Journal of Personality and Social Psychology, mantiene que no existe una persona que pueda decir que es enteramente heterosexual.
Para la investigación, los expertos contaron con cientos de participantes de ambos sexos, a los que se les enseñaron diferentes tipos de material pornográfico. Tras la visualización del material, los investigadores es centraron en las respuestas a nivel fisiológico que los participantes mostraban. Entre otras reacciones, una de las que más llamó la atención fue ver cómo los participantes expresaban deseo sexual a través de la dilatación de sus pupilas, viendo cómo personas de su mismo sexo practicaban actos sexuales en el material proporcionado.
“La dilatación de las pupilas no se puede controlar, y es una manera de analizar las tendencias sexuales”, comentó Ritch Savin-Williams, autor del estudio, en declaraciones a .
Los resultados del estudio desafían los cánones que nos impone la sociedad en términos de la sexualidad, que es mucho más complicada que simplemente ser “hetero” o “gay”. Es más, los resultados obtenidos probarían que la gente heterosexual como tal no existe.
“No me sorprenden los resultados”, Savin-Williams, “Estamos intentando descubrir cómo es la gente en realidad. A veces, hay personas que son de una manera y sienten o creen que tienen que dar cuentas y presentarse de otra manera al resto del mundo, y eso no es bueno”.
Y la culpa de esta presión la tienen, como no puede ser de otro modo, los convencionalismos sociales que existen hoy en día, que determinan cómo somos vistos y tratados por aquellos que nos rodean. Savin-Williams añade que hasta ahora, solo las mujeres estaban más abiertas a experimentar una relación homosexual, “si la mujer adecuada apareciese”.
“Si observamos a las mujeres, el autoestima de aquellas que se declaran lesbianas tiende a ser mayor que el de las mujeres heterosexuales”, , “Quizá sea porque se sienten más libres para ser quien son en realidad. Vale, la sociedad puede que no lo acepte, pero es quienes son en realidad”.
Ahora, parece ser que los hombres mostrarían la misma predisposición, aunque no estuviesen de acuerdo en admitirlo porque vivimos en una sociedad que anima a “rechazar” aquellos sentimientos que no son “normales””.
“Los hombres tienen demasiadas tonterías culturales sobre sus hombros. Tanto, que aunque sientan atracción sexual por otros hombres, nunca lo dirían”, el investigador, “Sin embargo, parece que esas limitaciones son ahora un poco más flexibles para ambos sexos. Ésto es bueno, porque les da a los niños una oportunidad para crecer de manera más diversa, con más opciones, sin la necesidad de sentir que “tienen que encajar” a toda costa”.
Fuente(s): / / Journal of Personality and Social Psychology .
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