La primera mujer que consiguió un doctorado en derecho fue la rumana Sarmiza Bilcescu y lo obtuvo en la Universidad de París después de luchar contra la misoginia y las continuas trabas con las que se encontró por el simple hecho de ser mujer. Sarmiza, que había vivido en su propia piel la injusticia de la inexistencia de mujeres en la universidad, nunca se dedicó a la abogacía, sino que dedicó toda su vida a defender los derechos femeninos.
Sarmiza Bilcescu nació el 27 de abril de 1867 en Bucarest, en el seno de una buena familia. Su padre, Dumitru Bilcescu había sido el responsable de las finanzas durante el reinado del príncipe Barbu Știrbey. Su madre, una convencida feminista fue quien acompañaría en 1884 a su hija hasta París donde Sarmiza consiguió una plaza en la universidad. Cuando Sarmiza se presentó a los responsables universitarios, no lo tuvo fácil para poder acceder a las aulas. Fue gracias a su determinación y a que no se rindió ante la hostilidad con que se la acogió que Sarmiza consiguió hacerse un lugar en la universidad y ganarse el respeto de profesores y alumnos.
Sarmiza Bilcescu nació el 27 de abril de 1867 en Bucarest, en el seno de una buena familia. Su padre, Dumitru Bilcescu había sido el responsable de las finanzas durante el reinado del príncipe Barbu Știrbey. Su madre, una convencida feminista fue quien acompañaría en 1884 a su hija hasta París donde Sarmiza consiguió una plaza en la universidad. Cuando Sarmiza se presentó a los responsables universitarios, no lo tuvo fácil para poder acceder a las aulas. Fue gracias a su determinación y a que no se rindió ante la hostilidad con que se la acogió que Sarmiza consiguió hacerse un lugar en la universidad y ganarse el respeto de profesores y alumnos.
Tres años después, en 1887, cuando Sarmiza Bilcescu se licenciaba en derecho pasaba a la historia al convertirse en la primera mujer europea que lo había conseguido. En 1890 se doctoraba con una tesis titulada Sobre la condición jurídica de la madre.
Un año después recibía una muy buena oferta para trabajar en el Colegio de Abogados Ilfov. Pero Sarmiza, quien se casó años después con un ingeniero llamado Constantin Alimănişteanu, nunca llegó a ejercer la abogacía. Consciente de las dificultades de las mujeres de su tiempo, como ya lo pusiera por escrito en su tesis doctoral, decidió dedicar sus esfuerzos a la causa feminista. Sarmiza y otras mujeres rumanas fundaron la Sociedad Rumana de Señoritas desde la que inició una campaña de concienciación social acerca de la necesidad de dar las mismas oportunidades educativas a niños y a niñas y ayudó a crear ayudas económicas para que las niñas pudieran ir a la escuela. Las madres y las mujeres adultas que no habían tenido la misma suerte que ella también recibieron su apoyo.
Sarmiza Bilcescu fallecía el 26 de agosto de 1935.
Un año después recibía una muy buena oferta para trabajar en el Colegio de Abogados Ilfov. Pero Sarmiza, quien se casó años después con un ingeniero llamado Constantin Alimănişteanu, nunca llegó a ejercer la abogacía. Consciente de las dificultades de las mujeres de su tiempo, como ya lo pusiera por escrito en su tesis doctoral, decidió dedicar sus esfuerzos a la causa feminista. Sarmiza y otras mujeres rumanas fundaron la Sociedad Rumana de Señoritas desde la que inició una campaña de concienciación social acerca de la necesidad de dar las mismas oportunidades educativas a niños y a niñas y ayudó a crear ayudas económicas para que las niñas pudieran ir a la escuela. Las madres y las mujeres adultas que no habían tenido la misma suerte que ella también recibieron su apoyo.
Sarmiza Bilcescu fallecía el 26 de agosto de 1935.
POR SANDRA FERRER
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