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jueves, 4 de diciembre de 2014

El primer Pulitzer femenino, Edith Wharton (1862-1937)


Edith Wharton plasmó en sus libros la alta sociedad estadounidense, rica e hipócrita, a la que ella nunca se adaptó. Y lo hizo con fina ironía, criticando aquel mundo en el que ella nunca encajó. Escribió novelas, ensayos y artículos en distintos medios creando una amplia obra literaria de gran éxito. Su famosa Edad de la Inocencia le valdría el Premio Pulitzer en 1921. Apasionada de la Vieja Europa, Edith Wharton pasaría largas temporadas en Francia donde terminó sus días, rodeada de belleza natural que ella misma diseñó. El éxito profesional no fue sin embargo unido a la felicidad personal. Un triste matrimonio y un constante buscar su lugar fueron determinantes en su vida.


Edith Wharton nació el 24 de enero de 1862 en la ciudad de Nueva York. Sus padres, George Frederic Jones y Lucretia Stevens, eran una pareja rica que, además de Edith tuvieron dos hijos más. La pequeña recibió una muy buena educación gracias a la holgada situación económica de su familia. Aun así, Edith ya se sintió sola desde pequeña, sin encajar con sus padres, ni con el mundo que le había tocado vivir. Estos tampoco entendían demasiado bien las inquietudes literarias de la pequeña Edith.

Un matrimonio de conveniencia a los veintitrés años tampoco mejoró su vida. En 1885 se casaba con Edgar Robbins Wharton, doce años mayor que ella. Edgar, que había sido elegido por los padres de Edith para que fuera su marido, compartía con ella la pasión de viajar. Pero este único vínculo no fue suficiente para salvar un matrimonio afectado sobre todo por las continuas depresiones de Edgar. En el hogar que habían creado juntos, una casa conocida como The Mount, y que la propia Edith se encargó de decorar por dentro y por fuera, ella vio con desconsuelo cómo él se sumía cada vez más en un estado depresivo sin retorno. Cinco años antes de divorciarse, Edith empezaba una relación extramatrimonial con un periodista de The Times llamado Morton Fullerton. 

Edith pasaba mucho tiempo escribiendo y diseñando los jardines de The Mount y los interiores de la casa. Una pasión por el diseño que se vio reflejada en su primera obra de este estilo titulada La decoración de las casas, en 1897. No sería la única que realizaría sobre una de sus grandes pasiones.

En 1902, siendo aún la señora de Edgar Wharton, Edith publicó su primera novela, El valle de la decisión y tres años después, La casa de la alegría.

The Mount


Después de divorciarse, Edith decidió instalarse en Francia, a donde ya había viajado en varias ocasiones y le había cautivado. Primero se instaló en París, en el número 53 de la Rue de Varenne, un apartamento que pertenecía a la poderosa familia Vanderbilt.

Poco tiempo después de llegar al que sería su nuevo hogar por muchos años, estallaba la Gran Guerra. Edith usó sus contactos en el gobierno francés que le permitieron acceder al frente, donde muy pocos extranjeros podían acceder. Su testimonio se reflejaría en una serie de artículos que se publicaron bajo el nombre Luchando en Francia: De Dunkerque a Belfort.

Edith Wharton se implicó en la ayuda humanitaria de las víctimas de la guerra. De la mano de la Cruz Roja, organizando conciertos, abriendo hospitales o ayudando a las mujeres desamparadas, fueron algunos de los actos que le valieron la Cruz de Honor del gobierno francés. Estas vivencias fueron también inmortalizadas en un libro, El libro de los desamparados



En 1918, Edith dejaba su apartamento de París y tras viajar a Marruecos como invitada del General francés Hubert Lyautey, se instaló en Hyères, en la Provenza. Fue allí donde terminaría en 1920 La edad de la inocencia, novela sobre su visión de la alta sociedad neoyorquina en la que había crecido y que le valdría al año siguiente el Premio Pulitzer, siendo la primera mujer en recibir este importante reconocimiento. 

En 1923 su labor literaria era también reconocida por la Universidad de Yale que la nombró Doctor Honoris Causa, convirtiéndose en la primera mujer en recibir dicha condecoración de esta universidad. También fue la primera mujer en recibir la medalla de oro del Instituto Nacional de los Estados Unidos.

Edith continuó escribiendo hasta el final de sus días, tanto novelas y ensayos como libros sobre decoración e interiorismo. Fue amiga de muchos intelectuales como Henry James o F. Scott Fitzgerald y Ernest Hemingway. 

En 1927 Edith compraba una villa en Hyères, el Castillo de Santa Clara, un antiguo convento, en el que diseñó un bello jardín con cactus y plantas tropicales. Diez años después fallecía en otro de sus rincones favoritos, en Saint-Brice-sous-Forêt, cerca de París. Era el 11 de agosto de 1937 y dejaba inconclusa su última obra, Las bucaneras

POR SANDRA FERRER

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