RADIO "PONCHOSVERDES.FM"

lunes, 8 de septiembre de 2014

Rincón reflexivo más allá del género



Somos seres sociales, en eso todo el mundo esta de acuerdo. Pero además estamos conformadas en un sistema y en una sociedad heteropatriarcal. Sin embargo, ¿Qué es exactamente eso del heteropatriarcado?


El concepto heteropatriarcado no aparece, como era de suponer, en la RAE pues es un concepto utilizado por grupos sociales que por lo normal, se encuentran al margen de este sistema heterosexual o bien tienen un posicionamiento político crítico con el sistema hegemónico. 

Para entenderlo mejor vamos a dividir la palabra en dos: Hetero y patriarcado
El hetero hace referencia a la heteronorma. Esta es la norma social que establece la heterosexualidad y las prácticas hetero como acto natural del ser humano, imponiendo la heterosexualidad como sexualidad normal con la que se nace y con la que nos tenemos que relacionar por el resto de nuestras vidas. 
Para que exista esta heteronorma, debe existir unos roles de género que permitan las relaciones entre hombres y mujeres, si no hay hombres ni mujeres no hay heteros, tampoco gays, bolleras ni bisexuales. A su vez, para que exista una norma, en este caso la heterosexualidad dominante, debe haber un otro, un oprimido, en cuyo caso es la homosexualidad y el lesbianismo, cuyas prácticas están igual de condicionadas por el binomio hombre-mujer, macho-hembra y femenino-masculino.
Así, la heterosexualidad se convierte en una sexualidad, o norma, dominante por encima de otras como la homosexualidad y el lesbianismo, que son "lo otro", reduciéndose toda esta falacia instaurada al binomio
homo-hetero. 

Por todo ello las prácticas heternormales consisten en la relación de cuerpos considerados como opuestos (hombre-mujer) y en una limitación del cuerpo en las prácticas sexuales, por ejemplo el ano en el cuerpo del hombre. Las prácticas anales no entran dentro de la heteronorma, considerándose como una pérdida de masculinidad o un acto no propio de un cuerpo asignado como hombre. A la misma vez, la heteronorma reduce a los genitales las prácticas sexuales, por ello el ano, como hemos mencionado antes, junto al resto del cuerpo más allá de los genitales no entran dentro del ideario heterosexual para las prácticas sexuales, es considerada también una aberración, un acto no heteronormativo. Es también por esta limitacion de los cuerpos por lo que vendría el origen de la llamada “virginidad” (que bajo mi perspectiva no existe) y la seguida “penetración” (en otro momento hablaré de lo que puede conllevar este concepto pene-tración) sin la que el sexo se establece que no existe. 

Cuando un cuerpo no reproduce esta norma heterosexual, una serie de mecanismos se encienden contra éste, que es lo que denominamos heterosexismo, la discriminación y ataque a todas las prácticas no heteronormales y no heterosexuales. No hace falta ser un lince para admitir que en pleno siglo XXI y aun con la igualdad siempre en la boca la realidad establecida muestra este panorama.

Por otro lado tenemos al patriarcado. El patriarcado es un sistema que hace referencia a una distribución desigual del poder entre hombres y mujeres en la cual los varones tendrían preeminencia en uno o varios aspectos. Esto es, una relación autoritaria y jerárquica que se da entre un hombre y una mujer, siendo tratado el hombre como un ser superior, bien biológicamente o culturalmente, sobre la mujer, siendo un ser inferior a servicio del macho que la cuidará y protegerá durante su vida.
Esta relación hombre-mujer se debe a la asignación, otra vez, de ciertos valores a un rol o a otro, como por ejemplo la competitividad, el orgullo, el valor, el deber de proteger y defender, la fuerza o la masculinidad al rol de hombre, mientras que el de la mujer recibe valores como la dependencia, la fragilidad, la tranquilidad, el romanticismo y el sentimentalismo o el consumismo. 

Cuando un cuerpo no se rige al rol de género que se le ha sido asignado nada más nacer, igual que en el caso de la heteronorma, se llevan a cabo una serie de actos o ataques contra dicho cuerpo, bien hasta que “se adecue” a su rol o bien de forma perpetua.

Así, vemos, que tanto la heteronorma como el patriarcado tienen su base en los roles de género, que funcionan como actos represivos hacia nuestra libertad afectiva y sexual, incluso en cualquier otro ámbito de nuestra vida cotidiana, ya que, tanto el patriarcado como la heteronorma, no se dan puntualmente sino que actúan o funcionan día a día, en cada instante de nuestras vidas.
De este modo se puede decir que heteropatriarcado es un concepto que engloba a la heterosexualidad desde una perspectiva política y de poder que va más allá de la sexualidad. Es también un factor que fundamenta la opresión a nivel social del individuo humano.

Bien pues entendiendo esto es fácil comprender que este sistema se basa en la represión de los cuerpos a través de mecanismos sociales que construyen nuestra identidad. Nos construimos como hombres o mujeres, sin otra oportunidad de acción, y entendemos estas clasificaciones de los cuerpos como estados naturales del individuo humano, estados anteriores a la sociedad que siempre han existido y están intrínsecos en la naturaleza. Percibimos que somos lo que somos porque fue así siempre, sin atender a que los conceptos y nombres que utilizamos para clasificarnos son términos creados con el fin de estructurar nuestro pensamiento y que es este el que tiende a establecer nuestra realidad y no al revés.
De este modo todo lo que surge a raiz de poner en tela de juicio todo ello o todo lo que a veces sentimos o algunos sienten sin reflexionarlo hacen romper nuestros esquemas, esquema en los que asentamos nuestra realidad. Al no caber en nuestros esquemas ni en nuestros mecanismos o bien los rompemos y empezamos a reconstruirnos a nosotros mismos – tarea dificil y que conlleva trabajo de uno mismo- o formar muros cuando más altos mejor y crear sin tener clara conciencia una actitud de opresión, represión y confrontración a todo ello que se escapa de la realidad que nos formaron, que nos instauraron sin darnos lección a asimilarla o a reconstruirla.
La construcción social de los géneros es el origen de todo esta problemática. El género es una construcción social y cultural basada en las diferencias dadas por el sexo biológico, a partir de ellas se socializa diferencialmente a varones y mujeres dirigiéndoles hacia ideales tradicionales de hombre-masculino y mujer-femenina.
Comprender que el género asignado a mujeres y varones está social y culturalmente determinado tiene un efecto liberador en el tanto lo que se construye es susceptible de deconstruirse. 

De esta forma el surgimiento de homosexales, transexuales, transgeneros, desidentes... son solo la reacción de una realidad creada que no se ajusta a la realidad real. Se nos ponen limites según sexos, se nos dividen, se nos inculcan roles, características, modos de sentir y actuar. Cuando algo no esta en estos régimen se les oprime, se les señala y se les excluyen pues no caben es esas estructuras. Así surgen movimientos como los LGTB, o el movimiento QUEER, o el feminismo que luchan contra esto ante un mundo que no les deja existir.

Estamos tan inmersos en las mentiras sociales universales occidentales de nuestra época que a veces somos incapaces de ver la auténtica realidad. Una realidad injusta, desigual y represiva. Una realidad social que excluye a todo el que no esta en la norma clasificándolos también a éstos y limitando su realidad al intentar adaptarla a la hegemónica. Nos asustamos de todo lo que no nos parece normal porque es ajeno a nosotros sin atrevernos a cuestionarnos nuestra propia posición ante aquello que nos asombra o nos incomoda, sin mirarnos cada uno a nuestro propio espejo interior. 

He oído mucho decir que lo primero que se ve son personas pero me gustaría que os replantearais vuestras respuestas y fuerais leales a vosotros mismos porque muchos os daríais cuenta que tenemos unas estructuras de clasificación tan fuertes y tan arraigadas que no nos hemos percibido de ello. Esto hace que primero veamos un hombre, mujer, travesti, algo que no sabemos si es hombre o mujer... pero siempre SIEMPRE intentamos con todas nuestras fuerzas clasificarlo, nombrarlo para que nuestras estructuras no estallen en mil pedazos. A veces nos olvidamos de las personas en sí aunque nos repitamos una y otra vez lo contrario.

Hay una cantidad de cosas por explorar fuera de estas estructuras y normas que nos insertaron, algo tan rico que es tabú, y que da demasiado miedo a este heteropatriarcado en el que vivimos inmersos.

M.A

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