Bajo el discurso oficial, en nuestra cultura menstruar se supone como algo desagradable y un tanto repulsivo. Aun más si pensamos en tener relaciones sexuales durante la menstruación (un tabú total). Incluso entre mujeres, pocas palabras soltamos cuando de esto se trata.
Para algunas, tener sexo durante la menstruación es una opción altamente placentera y para otras todo lo contrario. Lo que define mucho este hecho es la carga moral que se impone al acto de menstruar asumido como un periodo de enfermedad, dolor e inapetencia sexual.
Aunque no podemos separar la cultura de nuestra historia, somos nosotras las protagonistas del asunto. Será el modo de sentir/convivir con nuestra menstruación el que definirá nuestras percepciones para invocar placer en esos días.
Si bien la menstruación es un periodo donde nuestro cuerpo necesita descanso, introspección, meditación y pausas para fluir con el ritmo cotidiano, esto no quita que podamos disfrutar de ella y de nuestra sexualidad. Escuchar/sentir nuestro propio ritmo y fluir acorde a eso es la clave para disfrutar de un periodo placentero.
Todas sabemos que es posible tener sexo y que se puede disfrutar cuando se elige hacerlo, sobre todo cuando nos sacamos las durezas de la cultura patriarcal que tanto amordazan nuestra sexualidad.
Alrededor de esto giran muchas historietas, mitos y relatos de morbosos. Sin embargo, es solo un asunto de creencias y de mucho tabú. Debido a que no existe ninguna contraindicación para hacerlo, incluso desde la medicina, es solo decisión de cada una y de la pareja.
He asistido a círculos de mujeres en los que se recomienda y también enjuicia el hecho de tener relaciones sexuales mientras sangramos. Esto me ha provocado sentirme enormemente sucia o culpable de algo que para mí es una práctica común… La explicación de las chicas es que en “aquellos días” debemos guardarnos y dejar que la sangre corra hacia abajo y que con su fluir nos limpie y purifique.
Me agrada eso de alejarme, entrar en mi cuevita, disfrutar entre mujeres, hacer mis rituales de purificación y conexión con la gran Madre… mi cuerpo se hace templo, lo cuido y atiendo… pero este discurso me agrada aun más cuando se da la libertad de hacerlo a nuestra peculiar manera, siendo realmente fiel a nuestros deseos y no acatando los mandatos de una moral impuesta, de una pareja, de un especialista, etcétera.
En mi experiencia, los orgasmos me ayudan mucho a distender mis cólicos menstruales, alivian mi congestión en los pechos y me mantienen de muy buen ánimo. Sentir el cuerpo, conocerlo y agasajarse de autoplacer es una buenísima práctica para estos días. No es necesario tener sexo con otrx, pero si lo deseamos y esto incluye penetración, solo debemos buscar posiciones cómodas para no topar con nuestro cérvix, que suele estar más abajo que de costumbre y por ende más sensible, sobre todos los dos primeros días.
Aun teniendo una pareja estable, protegerse en todos los casos siempre es bueno y con el uso del condón podemos evitar contraer enfermedades de transmisión sexual e infecciones pélvicas por la mezcla de fluidos.
Ser una con el ciclo menstrual me ha entregado herramientas con las cuales he aprendido que mis energías sexuales y libido aumentan a niveles llameantes durante esos días.
Comienzo el primer día con mucho descanso y recogimiento. Me guardo y me regalo tranquilidad absoluta, lo que calza justo con la luna llena. Mi cerebro apacigua su racionalidad y se conecta con la totalidad que habito. Pasando estas primeras 24 horas, mis energías permanecen aún paulatinas, pero sucede algo curioso: siempre tengo sueños intensos y eróticos… durante el día suelen rondar fantasías sexuales en mis pensamientos. Esto pasa durante todos los días restantes de mi menstruación, disparándose un periodo de libido poderosa.
Esta energía no siempre se sacia con masturbación o sexo; muchas veces no es lo que necesito y otras veces es lo único que me completa.
Este periodo llameante satisface muchos otros aspectos de mi ser, haciéndome sentir más plena, creativa, saludable y, sobre todo, confiada, aclarándose aquella renovación que ejerce el menstruar y marcando la pauta para el comienzo de un nuevo ciclo.
Sin embargo, la decisión de darse o recibir compañía sexual, es solamente nuestra, más allá de asuntos machistas, mitológicos o médicos.
https://ginecologianatural.wordpress.com/2014/09/15/la-menstruacion-me-sube-la-libido/
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