Catalina I fue la primera consorte de Rusia que ostentó el título de emperatriz. Su esposo, Pedro I el Grande, así lo dispuso. Nada importaba al zar que Catalina fuera de origen humilde y analfabeta. Compartió con Catalina el gobierno de Rusia al nombrarla corregente en 1724 y dejó su reino a su esposa, quien ostentó el título de zarina en solitario durante dos años. Con Catalina I Rusia se inició un siglo en el que el vasto reino fue gobernado por zarinas que culminaría en el periodo regido por la gran Catalina II. Años de turbulencias, golpes de estado continuos, guerras exteriores y continuos cambios de gobierno que fueron gobernados por cetros femeninos.
La campesina sueca
Marta Skavronska nació el 15 de abril de 1684 en la ciudad letona de Jakobstadt. Pronto quedó huérfana de sus padres, Samuel Skavrosnky y Elisabeth Moritz, a causa de una epidemia de peste. Marta pasó su infancia viviendo como sirvienta en casa de un pastor luterano llamado Ernest Glück, sin recibir ningún tipo de educación por lo que fue una niña analfabeta.
Con los años pasó al servicio de Alexander Ménshikov, un príncipe perteneciente a la corte del zar ruso Pedro I. Marta se convirtió en amante de Alexander con el que mantuvo una larga relación.
La esposa secreta del zar
En 1703 Marta, quien había estado en contacto con la recién estrenada corte de San Petersburgo, se convirtió en amante del zar. Cuatro años después, en 1707, Marta y el zar Pedro se casaban en secreto. La que fuera sirvienta, se convirtió a la fe ortodoxa y se cambió el nombre por el de Catalina Alekséievna. Pedro I encerró en un convento a Eudoxia Lopukhina, su esposa oficial, y condenó a muerte a su propio hijo Alexis Petrovich.
Catalina y Pedro se quisieron y amaron durante todo el tiempo que vivieron juntos. De los muchos hijos que tuvieron sobrevivieron Ana e Isabel. Esta se convertiría en emperatriz años después y designaría como heredero a su sobrino, Pedro, hijo de Ana, al que casaría con la futura Catalina II.
La primera zarina
En 1724 el zar nombró corregente a Catalina. Un año después, el 8 de febrero de 1725, tras la muerte de su esposo, se convertía en zarina a pesar de la oposición de un sector de la nobleza que apoyaba al príncipe Pedro, hijo del desaparecido zarévich Alexis Petrovich.
A pesar de su falta de educación y de sus humildes orígenes, Catalina I gobernó Rusia durante dos años apoyada por su antiguo amante Menshikov y un consejo secreto. Intentó seguir la obra de su difunto esposo y agradar a sus enemigos políticos nombrando al príncipe Pedro como su sucesor.
El 17 de mayo de 1727, con tan sólo 43 años de edad y después de haber gobernado durante un breve período de dos años en solitario, la primera emperatriz rusa, Catalina I, falleció. Enterrada en la fortaleza de San Pedro y San Pablo, aquella sirvienta nacida Marta y convertida en zarina por el amor de Pedro el Grande, abrió el camino a otras emperatrices que gobernaron Rusia en años posteriores.
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Por Sandra Ferrer
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