RADIO "PONCHOSVERDES.FM"

domingo, 20 de noviembre de 2011

Ideales femeninos de masculinidad

Deme un hombre

ELVIRA LINDO 20/11/2011 

Por soñar, que no quede.

Quiero uno que no pierda jamás la cara de niño; con músculos de hombre, no con brazacos de pollo hormonado

Solo hay un hombre sobre la tierra que dé cabida a todos los hombres posibles: Leonardo DiCaprio
Imagino, por ejemplo, que estoy ante un honrado vendedor de hombres a la medida. Uno de aquellos magníficos dependientes orgullosos de serlo que lucían una cinta de metro a modo de guirnalda sobre la solapa del traje. Imagino, por ejemplo, que le digo, "deme un hombre que no pierda jamás la cara de niño; deme un hombre con músculos de hombre, no con esos brazacos de pollo hormonado que les salen en los gimnasios; deme un hombre que sepa guiñar el ojo; deme un hombre que ante una escena conmovedora se desarme y sepa expresar melancolía sin mover un músculo; deme un hombre con ojos de niño y cuerpo de hombre; deme un hombre con un poco de barriga, siempre es más acogedor abrazarse a una barriga que a una tableta de chocolate; deme un hombre que de la bondad pase a tener cara de asesino, como si fuera una versión moderna de James Cagneydeme un hombre que a veces parezca guapo y otras toscoa veces muy listo y otras algo bobo; deme un hombre que tenga cara de bueno y alma de estafador; que sea un infeliz, un advenedizo, como el gran Gatsby; deme el típico hombre chuleta, de los que se rallan enseguida; deme un hombre al que le sienten bien los uniformes, que cuando se vista un uniforme de piloto de la Pan Am parezca un piloto de la Pan Am; deme un hombre que de pronto se rompa y llore con lágrimas verdaderas; deme un hombre al que nadie ha queridoalguien que lleve la cara de perdedor desde la línea de salida; deme un hombre con cara de pillo; deme un hombre sin época, con cara de ladrón urbano del XIX, de muerto de hambre de principios del siglo XX, de hombre elegante de los años veinte, de millonario insensato de los treinta, de contrabandista de diamantes en Sierra Leona, de chico maltratado por su padrastro o de marido suburbial de los cincuenta; deme un hombre que, aun siendo todavía un muchacho, sea capaz de estar a la altura de una jaca como Kate Winslet; deme un hombre capaz de echar un polvo en la cocina con Kate Winslett sin quedarse menguado entre las extremidades inferiores de tan tremenda señora; deme un hombre que aun rodeado de Meryl Streep y Diane Keaton no solo no sea eclipsado sino que brille; deme un hombre que aunque tenga una discapacidad mental no vea disminuido su atractivo; deme un hombre que cuando se deje el pelo largo parezca una niña y, cuando luzca el pelo corto, un terneraco; deme, en resumen, un hombre que contenga en sí mismo a todos los hombres que en el planeta tierra hayan existido desde el primer homo sapiens, del más primitivo al más sofisticado. Deme, ya sé que es mucho pedir, al hombre". Por soñar, que no quede. Después de haber escuchado con atención mi requerimiento, el vendedor de hombres a la medida, se pasa la mano por el mentón, se sume en un silencio que se masca, y con la profesionalidad de aquellos antiguos dependientes orgullosos de serlo que gustaban de rastrear en los rincones más secretos de la trastienda para satisfacer las necesidades de una clienta caprichosa, dice de pronto: "Solo hay un hombre sobre la tierra que dé cabida a todos los hombres posibles, Leonardo DiCaprioNo lo tengo en stock, pero se lo pido ahora mismo. Le advierto, eso sí, que tardará un poco más que otras estrellas de la interpretación, dado que DiCaprio es un hombre comprometido con el medio ambiente y ha descartado utilizar jet privado, vendría en un vuelo regular". No me importa, no me importa esperar. Le he esperado desde que interpretara al tontorrón de Jack Dawson en Titanic. Le espero con impaciencia desde que lo viera en Atrápame si puedes. Lo acabo de ver interpretando al siniestro Edgar Hoover, el implacable director del FBI obsesionado con los comunistas y con los detalles sexuales ajenos. Solo DiCaprio puede protagonizar una escena en la que Hoover, el reprimido, se engancha en una pelea de machos con el que fuera su colaborador, Clyde Tonson, y acaba besándole con los labios llenos de sangre. Solo él puede interpretar una escena en la que Hoover, el siniestro, se viste con las ropas de su madre que acaba de morir. Solo él puede hacerlo y que el espectador en vez de estallar en carcajadas contenga la respiración. No es esta película de Clint Eastwood un catálogo de todas las víctimas a las que este sórdido personaje arruinó la vida, es un retrato del individuo, desde su juventud hasta una vejez que requirió cinco horas de maquillaje sobre la cara del actor. Los kilos en la barriga, por cierto, no son de látex sino producto de su afición a las cup cakes de chocolate. Para ser Hoover pasó horas escuchando discursos del personaje. Para poner la voz en off que recorre la película imitó la manera en que William Holden lo hizo en Sunset Boulevard, con la intención de que la narración tuviera un toque retro, aquel tono seco y firme que los actores de entonces adoptaban cuando debían servir como hilo conductor de una historia. Habrá a quien le parezca que la película humaniza en exceso al personaje. Yo también tengo mis dudas. Las mismas que tendré cuando vea a Meryl Streep otorgándole una gracia a la Thatcher de la que esta carecía. Y como el paquete con DiCaprio, obviamente, no ha de llegar, iré a verle pronto haciendo de Sinatra o haciendo de Gatsby. Eso sí, por soñar, que no quede. -

jueves, 17 de noviembre de 2011

Una paria feminista, Flora Tristán (1803-1844)


En 1846 se publicaba La emancipación de la mujer, una de las obras más destacadas de Flora Tristán. Su autora había muerto dos años antes, pero había sentado las bases del feminismo moderno del siglo siguiente. Después de sufrir en su propia piel los prejuicios legales y sociales de ser mujer, hija ilegítima y esposa separada, Flora Tristán dedicó buena parte de su vida a la lucha en favor de los derechos de las mujeres; unos derechos de los que ella nunca disfrutó.


El fin de una infancia feliz
Flore Célestine Thérèse Henriette Tristán Moscoso Laisnay nació en París el 7 de abril de 1803. Su madre, Anne-Pierre Laisnay, era francesa y su padre, Mariano Tristán y Moscoso era de origen peruano. Coronel de la armada española, el padre de Flora había conocido a su esposa en Bilbao y se habían trasladado a vivir a la Francia napoleónica. 

Flora tuvo una primera infancia feliz en la que no le faltó de nada. Pero cuando era una niña de 4 años, su vida cambió radicalmente. La muerte de su padre dejó a su esposa e hija en una situación económica complicada a la que se sumó una importante dificultad legal: Flora no pudo heredar de su padre, pues Mariano Tristán nunca reconoció a su hija, que tuvo que soportar toda su vida haber sido hija ilegítima.

De niña proletaria a paria
Anne-Pierre y su hija Flora vivieron unos años durísimos primero en el campo y después en el París más pobre. Flora empezó pronto a trabajar en un taller de litografía. Con tan sólo 17 años se casó por necesidad con el propietario del taller, André Chazal. 

El matrimonio de conveniencia no duró demasiado. Después de traer al mundo a tres hijos, uno de los cuales no sobreviviría, Flora consiguió separarse. A pesar de conseguir alejarse de una situación insostenible de malos tratos y celos, Flora se convirtió en una auténtica paria. No sólo era hija ilegítima, sino que era una mujer separada en una Francia en la que divorcio era totalmente ilegal. 

Pero Flora no logró librarse de su marido el que, en su obsesión, llegaría incluso a un intento de asesinato. Al final André se quedó con Ernest, su hijo mayor, mientras Flora quedaría al cargo de su hija pequeña Aline. Aline se convertiría pasados los años en la madre del gran pintor Paul Gaugin.

El largo camino de una desarrapada
Flora marchó de Francia y buscó una vida mejor en Perú, donde tenía parte de sus raíces y algún familiar que la podía ayudar. Pero de nuevo el desengaño se apoderó de Flora quien sólo consiguió de su tío una pensión mensual. Su condición ilegítima amparaba al hermano de su padre quien no estaba obligado a facilitarle parte de su herencia. Sus experiencias vividas en tierras americanas quedarían inmortalizadas en su obra Peregrinaciones de una paria.

De Lima Flora marchó junto a su hija Aline hasta Londres donde fue testigo de la horrible existencia que tenía la clase obrera, unas vivencias que plasmaría en Paseos en Londres. Después de su penosa estancia en tierras inglesas, volvió a su Francia natal donde se volvería a encontrar con André y sería víctima de un disparo en plena calle que, por suerte, sólo la dejó malherida. André fue condenado a 20 años de trabajos forzosos.

El inicio de la lucha
Todos aquellos años de sufrimiento y peregrinaje por medio mundo maduraron en Flora e hicieron de ella una de las luchadoras más activas del partido socialista. Su obra La Unión Obrera, publicada en 1840, ponía el acento en la necesidad de trabajar por los derechos de los trabajadores. Seis años después publicaba su Emancipación de la mujer, en la que reclamaba para las mujeres el mismo acceso a la educación que los hombres y una situación más igualitaria dentro del matrimonio.

Flora Tristán murió el 14 de noviembre de 1844 en Burdeos a la edad de 41 años. En ese momento se encontraba en plena lucha por los derechos de los obreros y de las mujeres. Pero el tifus terminó con su vida, aunque su legado permaneció gracias a sus obras. Flora Tristán sería un punto de partida importante para la lucha por los derechos femeninos en el siglo XX.
 Algunas de sus obras

Peregrinaciones de una paria, Flora Tristán
Paseos por Londres, Flora Tristán






Mi vida, Flora Tristán








Sandra Ferrer

lunes, 14 de noviembre de 2011

La luz resplandeciente, Matilde de Magdeburgo (Siglo XIII)


Los siglos XII y XIII contemplaron el nacimiento de uno de los movimientos religiosos más originales y controvertidos de la Europa Medieval. Las beguinas no sólo se revelaron contra las órdenes establecidas organizándose en cenobios lejanos a toda regla sino que encontramos entre sus filas los nombres de las místicas más famosas de la cristiandad de aquellos siglos medievales. Matilde de Magdeburgo fue sin duda una de esas místicas beguinas que regaló al mundo de las letras preciosos textos de alabanza al Amor de Dios.

Las visiones de una niña

La fecha del nacimiento de Matilde de Magdeburgo oscila entre 1207 y 1210. Lo que es seguro es que nació en la diócesis de Magdeburgo en el seno de una familia acomodada de la que recibió una buena y exquisita educación.

Con tan sólo 12 años tuvo sus primeras visiones que le llevaron a abandonar a su familia y unirse a las beguinas de Magdeburgo con las que vivió durante 40 años. Matilde trabajó como una beguina más ayudando a pobres y enfermos pero ocultó durante mucho tiempo sus visiones místicas. 

La luz resplandeciente de la divinidad

Animada por su confesor, el dominico Henri de Halle, al que comunicó finalmente sus visiones, decidió poner por escrito esas experiencias místicas que llevaba experimentando desde niña. Poesía y narrativa se funden en un precioso libro en el que mediante figuras alegóricas como Amor, Alma o Fidelidad, relata su relación mística con Dios con constantes referencias a su principal inspiración, el Cantar de los cantares

En la actualidad solamente se conserva un manuscrito en lengua alemánica de La luz resplandeciente de la divinidad, una transcripción del original escrito en bajo alemán, algo totalmente inusual pues la lengua erudita de aquellos tiempos era sin duda el latín. Otras versiones traducidas al latín y pequeñas referencias a la obra de Matilde demuestran que sus escritos tuvieron cierta difusión en los siglos posteriores a su escritura. 

El refugio de Helfta

A pesar de su difusión, la obra de Matilde fue criticada no sólo por el hecho de haber sido escrita por una mujer en una lengua vulgar que no era el latín, sino también porque la mística alemana no dudó en criticar en su libro la decadencia del Imperio y de la Iglesia. 

Acosada por sus enemigos, Matilde se refugió en el convento de Helfta, allá por el año 1270 donde terminó de escribir su libro. Junto a la abadesa de Helfta, Gertrudis de Hackeborn, su hermana Matilde y otra mujer también llamada Gertrudis, conocida posteriormente como La Grande, la mística alemana pasó sus últimos días inspirando las obras de todas ellas, quienes se convertirían, a su vez, en importantes místicas beguinas. 

Matilde de Magdeburgo, quien moriría a una avanzada edad alrededor de 1282, convertiría el convento de Helfta en uno de los centros más famosos del misticismo medieval femenino.

No sólo su obra inmortalizó a Matilde, sino que también se cree que Dante, en su Divina Comedia, le dedicó un pequeño homenaje en el personaje de Matelda.

 Si quieres leer sobre ella

Mujeres trovadoras de Dios, Georgette Epiney-Burgard y Émilie Zum Brunn
Género: Antología
En este maravilloso libro se recopilan parte de los textos de Hildegarda y otras místicas medievales: Beatriz de Nazaret, Matilde de Magdeburgo, Hadewijch de Amberes y Margarita Porete.
Mujeres filósofas en la historia, Ingeborg Gleichauf 
Género: Biografías







Matilde de Magdeburgo, Hildegund Keul








La luz que fluye de la divinidad, Matilde de Magdeburgo








X Sandra Ferrer

sábado, 12 de noviembre de 2011

La esclava que se convirtió en madre, Subh (Siglo X)


Al-Hakam II
En los años de mayor esplendor del califato de Córdoba, entre los grandes nombres de visires, califas y jefes militares, una mujer, una esclava, se hizo con buena parte del poder contribuyendo con su sabiduría y buen gobierno a iluminar aquellos siglos de historia del Al-Ándalus.



Una esclava en el harén del califa
Subh nació y vivió en la segunda mitad del siglo X, uno de los momentos más esplendorosos del califato cordobés. De origen desconocido, Subh sería muy probablemente una cautiva del norte peninsular que fue vendida como esclava en el territorio del Al-Ándalus.



Como Subh, eran muchas las mujeres que formaban parte del harén de los califas. Su misión principal era, a partir de una elevada y exquisita formación, entretener a los hombres en el poder con sus cantos, danzas y conversaciones cultas. En Al-Ándalus se daba la paradoja que solamente las mujeres de más alto rango y las situadas en la escala más baja de la sociedad, las esclavas, tenían acceso a la cultura. En eso Subh fue privilegiada.



De esclava a umm walad
El privilegio de Subh no quedó en su acceso a la cultura. El hecho de haber conseguido darle descendencia al califa reinante, Al-Hakam II, la convirtieron automáticamente en umm walad o madre. Subh aprovechó su ascenso en la corte para tomar el control del poder durante muchos años.



Cuando en el año 976 murió Al-Hakam II, su hijo e hijo también de Subh, fue nombrado califa con el nombre de Hisam II. El nuevo soberano del califato tenía poco más de once años así que necesitó de un gobierno de regencia. Al chambelán, Al-Mushafi, y a su tutor, Almanzor, se uniría la reina madre para controlar y vigilar de cerca los pasos de su hijo en el trono llegando a monopolizar la gran mayoría de decisiones políticas.



Así, durante mucho tiempo fue Subh quien tomó las riendas del poder ayudada por Al-Mushafi y Almanzor, al que ella misma había promovido y del que se dice que pudo haber sido su amante. La madre del califa mantuvo el gobierno cordobés hasta que Almanzor se hizo con todo el poder arrebatándoselo a Subh y a su hijo iniciando una dictadura militar en 977.



El gobierno de Subh fue breve pero no por ello débil. Demostró que una mujer podía llegar a gobernar con la misma eficacia que un hombre en el islam medieval.

por Sandra Ferrer

viernes, 11 de noviembre de 2011

El arte de la Contrarreforma, Barbara Longhi (1552-1638)


Contemporánea de otras grandes artistas como Sofonisba AnguissolaFede GaliziaLavinia Fontana o Artemisia Gentileschi, Barbara Longui se suma a muchas mujeres que durante el Renacimiento y el Barroco no sólo se dedicaron a su gran pasión, el arte, sino que vivieron de él e incluso consiguieron cierto reconocimiento. Aunque sin llegar a la fama de coetáneos masculinos, muchas, entre ellas Barbara Longui, tuvieron un lugar destacado en las historia de la pintura, lugar que, en los últimos tiempos, están recuperando cada vez con más intensidad.

Familia de artistas
Barbara Longui nació el 21 de septiembre de 1552 en Rávena. Su padre, Luca Longhi, un destacado pintor manierista, introdujo a sus dos hijos, Barbara y Francesco en el estudio del humanismo, el arte y la pintura.

Aparte de saber que Barbara pasó toda su vida en su ciudad natal, en el taller de su padre, poco más se conoce de su vida privada.

Pintora de la Virgen
Barbara se crió en un ambiente profundamente religioso. Su padre fue un ferviente seguidor de la Contrarreforma católica y así se refleja en sus obras y en las de su hija. El catálogo de lienzos de Barbara es escueto, 15 obras de arte, de las que todas versan sobre temas religiosos, en especial la representación de la Virgen con el Niño, iconografía especialmente defendida por el credo católico en contraposición al protestante.

Leonardo da Vinci o Rafael fueron algunos de los artistas que inspiraron la obra de Barbara Longhi, una obra cuya fama no traspasó los muros de su ciudad natal hasta que Giorgio Vasari la incluyó en su libro Vidas de los más sobresalientes arquitectos, escultores y pintores.


Por Sandra Ferrer

martes, 8 de noviembre de 2011

La primera poetisa, Safo (Siglos VII-VI a.C.)


La figura histórica y literaria de Safo ha provocado un ingente número de palabras y opiniones a lo largo de la historia. Desde su muerte hasta la actualidad, muchos han alabado la sutileza y perfección de sus versos mientras otros han vilipendiado la persona de una de las mujeres más famosas de la antigüedad. De una vida escondida en las profundidades del tiempo, sólo tenemos una cosa clara de Safo, que fue la primera poetisa conocida de la historia de la humanidad, la madre de todas las poetas1.


Lo que sabemos y lo que no sabemos de Safo
Poco se sabe de la vida de esta gran poetisa. Ni su nacimiento, alrededor del 620 a.C., ni su muerte, hacia el 568 o 563 a.C.2 son fechas que se puedan asegurar. Tampoco el lugar de nacimiento, pues algunos afirman que fue Mitilene mientras otros autores lo sitúan en Ereso. De lo que sí hay consenso es de que su origen está en la isla de Lesbos y que provenía de una familia aristocrática. 

La propia Safo nos habla en sus versos de dos hermanos y de una hija, de nombre Cleis, habida de su matrimonio con Cércilas, un hombre acaudalado proveniente de la isla de Andros. 

Otro dato fehaciente de la biografía de Safo es que pasó toda su vida en Lesbos a excepción de un breve exilio en Siracusa causado por el enfrentamiento entre varios linajes aristocráticos.

El resto de informaciones que hablan de Safo forman parte de su leyenda, forjada desde hace siglos a partir de su obra y de los pocos datos y referencias reales que de ella se tienen. 

Simplemente poetisa
Respecto a lo que fue Safo en verdad también se han tejido varias propuestas. Desde maestra de jóvenes muchachas, idea sacada de sus propias palabras, al hablar de “la casa de las servidoras de las musas” hasta una líder de un grupo de mujeres que adoraban y rendían culto a alguna diosa, muy probablemente Afrodita, pasando por la visión más fácil de asignarle a Safo un papel destacado en un burdel. 

Al final, Safo ni fue maestra ni fue ministra de ninguna diosa, sino simplemente una poetisa3.

Un canto valiente al amor
Otro de los aspectos controvertidos y que ha hecho más famosa en los últimos tiempos a la figura de Safo han sido sin duda sus reiteradas referencias al amor hacia las mujeres que se encuentran en sus versos. 

¿Fue Safo homosexual, bisexual? Las contradicciones entre sus versos de alabanza al amor femenino y su vida personal, casada y con una hija, han hecho correr ríos de tinta intentando discernir las tendencias sexuales de Safo. 

La gran poetisa griega no hizo más que seguir una de las tendencias más comunes entre los eruditos, poetas y filósofos de la Antigua Grecia. Pero mientras que se ha pasado silenciosa y púdicamente a la hora de hablar del “amor de los muchachos” practicado por tantas personas ilustres como Platón4, el hecho de que una mujer tuviera la valentía de cantar e inmortalizar en sus versos su amor homosexual, tendencia posiblemente no exclusiva, ha hecho de Safo un símbolo e icono de las relaciones entre mujeres.

Safo inmortal
Fuera Safo homosexual, heterosexual o bisexual, lo más importante de todo es que dejó para la historia de la literatura textos sublimes y preciosos de canto al amor más puro.

De la misma manera que no se sabe con certidumbre la fecha ni el lugar de su nacimiento, se desconoce también cómo y cuándo murió. Aunque una simple pero mal intencionada leyenda sobre Safo nos habla de una muerte por suicidio ante el desasosiego por no haber conseguido el amor de un hombre.


 Si quieres leer sobre ella 

Mujeres de la Antigüedad, Jesús de la Villa (ed.)
Género: Ensayo





Safo, Ana Iriarte
Género: Biografía







______
1. Las olvidadas, Ángeles Caso. Pág. 80
2. Mujeres de la Antigüedad, Jesús de la Villa. Pág. 46
3. Ídem, pág. 51
4. Ídem, pág. 67



Por Sandra Ferrer

La primera poetisa, Safo (Siglos VII-VI a.C.)


La figura histórica y literaria de Safo ha provocado un ingente número de palabras y opiniones a lo largo de la historia. Desde su muerte hasta la actualidad, muchos han alabado la sutileza y perfección de sus versos mientras otros han vilipendiado la persona de una de las mujeres más famosas de la antigüedad. De una vida escondida en las profundidades del tiempo, sólo tenemos una cosa clara de Safo, que fue la primera poetisa conocida de la historia de la humanidad, la madre de todas las poetas1.


Lo que sabemos y lo que no sabemos de Safo
Poco se sabe de la vida de esta gran poetisa. Ni su nacimiento, alrededor del 620 a.C., ni su muerte, hacia el 568 o 563 a.C.2 son fechas que se puedan asegurar. Tampoco el lugar de nacimiento, pues algunos afirman que fue Mitilene mientras otros autores lo sitúan en Ereso. De lo que sí hay consenso es de que su origen está en la isla de Lesbos y que provenía de una familia aristocrática. 

La propia Safo nos habla en sus versos de dos hermanos y de una hija, de nombre Cleis, habida de su matrimonio con Cércilas, un hombre acaudalado proveniente de la isla de Andros. 

Otro dato fehaciente de la biografía de Safo es que pasó toda su vida en Lesbos a excepción de un breve exilio en Siracusa causado por el enfrentamiento entre varios linajes aristocráticos.

El resto de informaciones que hablan de Safo forman parte de su leyenda, forjada desde hace siglos a partir de su obra y de los pocos datos y referencias reales que de ella se tienen. 

Simplemente poetisa
Respecto a lo que fue Safo en verdad también se han tejido varias propuestas. Desde maestra de jóvenes muchachas, idea sacada de sus propias palabras, al hablar de “la casa de las servidoras de las musas” hasta una líder de un grupo de mujeres que adoraban y rendían culto a alguna diosa, muy probablemente Afrodita, pasando por la visión más fácil de asignarle a Safo un papel destacado en un burdel. 

Al final, Safo ni fue maestra ni fue ministra de ninguna diosa, sino simplemente una poetisa3.

Un canto valiente al amor
Otro de los aspectos controvertidos y que ha hecho más famosa en los últimos tiempos a la figura de Safo han sido sin duda sus reiteradas referencias al amor hacia las mujeres que se encuentran en sus versos. 

¿Fue Safo homosexual, bisexual? Las contradicciones entre sus versos de alabanza al amor femenino y su vida personal, casada y con una hija, han hecho correr ríos de tinta intentando discernir las tendencias sexuales de Safo. 

La gran poetisa griega no hizo más que seguir una de las tendencias más comunes entre los eruditos, poetas y filósofos de la Antigua Grecia. Pero mientras que se ha pasado silenciosa y púdicamente a la hora de hablar del “amor de los muchachos” practicado por tantas personas ilustres como Platón4, el hecho de que una mujer tuviera la valentía de cantar e inmortalizar en sus versos su amor homosexual, tendencia posiblemente no exclusiva, ha hecho de Safo un símbolo e icono de las relaciones entre mujeres.

Safo inmortal
Fuera Safo homosexual, heterosexual o bisexual, lo más importante de todo es que dejó para la historia de la literatura textos sublimes y preciosos de canto al amor más puro.

De la misma manera que no se sabe con certidumbre la fecha ni el lugar de su nacimiento, se desconoce también cómo y cuándo murió. Aunque una simple pero mal intencionada leyenda sobre Safo nos habla de una muerte por suicidio ante el desasosiego por no haber conseguido el amor de un hombre.


 Si quieres leer sobre ella 

Mujeres de la Antigüedad, Jesús de la Villa (ed.)
Género: Ensayo





Safo, Ana Iriarte
Género: Biografía







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1. Las olvidadas, Ángeles Caso. Pág. 80
2. Mujeres de la Antigüedad, Jesús de la Villa. Pág. 46
3. Ídem, pág. 51
4. Ídem, pág. 67



Por Sandra Ferrer