De formación autodidacta, Mary Beale está considerada como la primera retratista profesional de Inglaterra. Aprendió de su padre y trabajó junto a su marido, con el que vivió momentos de éxito y otros de grandes dificultades económicas. Mary trabajó toda su vida con los pinceles y, no en vano, fue reconocida por grandes personajes de su tiempo.
La hija del rector
Mary Beale nació el 26 de marzo de 1633 en Barrow, Suffolk. Su padre, John Cradock, era un rector puritano que se dedicaba a la pintura como mera afición. Su madre, Dorothy, murió cuando Mary tenía tan sólo 10 años de edad.
La afición de su padre a la pintura le llevó a formar parte del Gremio de Pintores Tintoreros de Inglaterra y a entrar en contacto con artistas de la zona. En aquel ambiente artístico, la joven empezó a realizar sus primeras obras.
Mary tenía 18 años cuando se casó con Charles Beale, comerciante del sector textil aficionado también como su padre a la pintura. La pareja tuvo dos hijos, Bartholomew, quien se dedicaría durante un tiempo al arte antes de convertirse en médico, y Charles, inmerso de lleno en el mundo de la pintura, especializándose en las miniaturas.
La retratista profesional
En 1665, la grave situación de Londres, en la que su población sufrió las consecuencias de la peste, y la falta de empleo de Charles, obligaron a la familia Beale a mudarse a Allbrook, en Hampshire. Por aquel entonces, Mary sacó adelante la economía familiar gracias a sus pinturas.
De vuelta a Londres 5 años más tarde, la pintora estableció su estudio en Pall Mall. Con su marido como ayudante y asistente, sus lienzos permitieron a la pareja llevar una vida más o menos acomodada. El éxito de la obra de Mary entre grandes personajes de la época como poetas, obispos o el mismísimo Arzobispo de Canterbury, le permitió realizar retratos que le valieron fama y prestigio entre la nobleza y el clero. Mary entró también en contacto con grandes pintores como Peter Lely, pintor de la corte de Carlos II, del que aprendió alguna de sus técnicas pictóricas. El éxito de Mary la llevó incluso a tener algún que otro alumno.
Pero la fama de Mary no se vio recompensada con una buena situación económica. Sin embargo, la pintora continuó pintando hasta el final de sus días, aun cuando perdió parte de su popularidad.
Mary Beale murió en 1699 y fue enterrada en la iglesia de Saint James en Londres. Mary legó a la historia del arte importantes retratos y autorretratos en solitario o con algún miembro de su familia.
Por Sandra Ferrer
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