Filósofa, pensadora, escritora, compositora, cantante y activista social. Estos son algunas de las maneras con las que podemos definir a Bettina von Arnim, una de las mujeres más importantes del romanticismo alemán del siglo XIX. Creció rodeada de personajes ilustres, tuvo una formación excepcional y utilizó su intelecto para crear belleza y luchar contra las injusticias sociales. Su activismo la llevó a dirigirse al rey de Prusia y sufrir la denuncia social.
Rodeada de grandes personajes
Elisabeth Catharina Ludovica Magdalena Brentano nació el 4 de abril de 1785 en Frankfurt, en una familia de comerciantes de origen italiano.
Bettina tuvo la desgracia de perder a su madre cuando tenía 8 años y a su padre cuando tenía 14. Después de quedarse huérfana en 1797, y tras un periodo de formación en un convento de ursulinas, Bettina se trasladó a vivir con su abuela, la escritora Sophie von La Roche. Durante el tiempo que vivió con su ilustre abuela, Bettina tuvo la ocasión de sumergirse en su extensa biblioteca y de conocer un amplio círculo de intelectuales, entre ellos Beethoven, Mendelssohn, Brahms, Schumann y Goethe. Bettina también entabló una estrecha amistad con Karoline von Günderrode, otra pensadora romántica. De sus relaciones con algunos de estos grandes nombres, surgieron obras como sus cartas de Goethe o una recreación de la correspondencia con Karoline von Günderrode.
Tras un periodo de convivencia con su cuñado, Friedrich von Savigny, un famoso jurista. Bettina se casó con el poeta Achim von Arnim, en 1811. Bettina y Achim tuvieron siete hijos.
Bettina mantuvo una vida intelectual dentro de la sociedad berlinesa en la que creó uno de sus salones literarios. En sus reuniones se hablaba de arte, literatura, filosofía y política con grandes personalidades del momento. La joven condesa fue admirada por sus composiciones musicales por los principales compositores del momento.
Activismo social
En 1831, Bettina quedaba viuda. En ese momento empezó su vida pública y de lucha social. El detonante de su despertar a la conciencia política y social fue una terrible epidemia de cólera que asoló por aquel tiempo Berlín y puso de manifiesto la cantidad de pobreza que había en la ciudad. Bettina no lo dudó y se puso en contacto con el rey Federico Guillermo IV de Prusia para demandarle la creación de un “ministerio de los pobres”. Ni esta vez ni otras posteriores en las que Bettina intentó hacer abrir los ojos al monarca, consiguió su objetivo. No sólo eso sino que, tras la revolución de 1848 fue declarada como uno de los enemigos públicos de la patria.
A pesar de ser condesa por matrimonio, Bettina no se conformó con una pequeña ayuda a los pobres, sino que se convirtió durante las luchas de mediados del siglo XIX en una auténtica activista en favor de los derechos de los más necesitados.
Bettina von Arnim luchó y escribió hasta el fin de sus días, el 20 de enero de 1859.
Mujeres filósofas de la historia, Ingeborg Gleichauf
POR SANDRA FERRER
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