En poco más de diez años, Louise Moillon pintó una veintena de cuadros en los que la naturaleza muerta era su principal protagonista, convirtiéndose en una de las pintoras francesas más importantes dentro del género del bodegón.
Influencia familiar
Louise Moillon nación en París en 1610. Su padre, Nicolas Moillon, era pintor y comerciante de obras de arte. Cuando Nicolas murió en 1619, su madre volvió a casarse con François Garnier quien también era artista y comerciaba con pinturas.
Es muy probable que su padrastro, a pesar de haber firmado solamente dos lienzos, fuera el maestro de Louise. A las enseñanzas familiares, Louise sumó la influencia de otros pintores como Jacques Linard o René Nourisson.
Bodegones cotizados
Gracias al inventario que su madre hizo de la obra de Louise, sabemos que pintó 22 lienzos, nueve de ellos inacabados, entre 1629 y 1637. Durante este tiempo, la joven pintora adquirió importante renombre entre la nobleza parisiense llegando a traspasar las fronteras hasta llamar la atención del mismísimo rey de Inglaterra, Carlos I, quien fue uno de sus más ilustres clientes.
La mayor parte de su obra son bodegones con frutas y verduras recreadas hasta el más mínimo detalle. En alguna ocasión incorporó figuras humanas alrededor de sus naturalezas muertas como en el caso deLa vendedora de frutas y legumbres, obra fechada en 1630.
Matrimonio y renuncia
A partir de 1640, fecha de su matrimonio con Etienne Girardot, un comerciante de maderas, la producción artística de Louise se vio reducida a la práctica inexistencia.
Tuvo tres hijos que sufrieron la persecución religiosa provocada por el Edicto de Nantes por su condición de protestantes.
Louise murió en París en 1696. Actualmente su obra se encuentra diseminada por varias pinacotecas del mundo.
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