RADIO "PONCHOSVERDES.FM"

miércoles, 12 de noviembre de 2014

La aventurera solitaria, Delia Akeley (1875-1970)


Delia Akeley tuvo una vida llena de aventuras. Junto a su segundo marido, Carl Akeley, viajó a África en busca de ejemplares de elefantes para el Museo de Historia Natural de Nueva York y consiguió salvarle la vida a Carl en una de esas peligrosas cacerías. De vuelta a los Estados Unidos se llevó con ella un mono que le hizo la vida imposible. Separada del famoso taxidermista, Delia no abandonó su pasión por África y decidió viajar en solitario al Congo Belga para explorar las tierras en las que vivían los curiosos pigmeos. Además de contribuir al mundo de la antropología y la ciencia, Delia Akeley demostró que una mujer sola podía adentrarse en territorio africano y vivir las mismas aventuras que sus colegas expedicionarios.

Una joven rebelde
Delia Julia Denning nació el 5 de diciembre de 1876 en Beaver Dam, Wisconsin, en el seno de una familia de granjeros. Delia era la pequeña de los nueve hijos de Patrick y Margaret Denning, una pareja de origen irlandés. Conocida familiarmente como Mickie, Delia fue siempre una joven inquieta a la que le gustaba más jugar a juegos de niños que de niñas.

Con tal sólo trece años, Delia se fugó de casa y un año después se casó con un barbero llamado Arthur Reiss. Seguramente fue por mediación de Reiss que Delia conocería a su segundo marido. Ocurrió en una cacería, donde Delia se fijó en Carl Akeley y empezó a admirar su tarea como disecador de animales para distintos museos de historia natural. 



La esposa que salvó a su marido
En 1902, tras divorciarse de Arthur, Delia se casaba con Carl y se convertía en su más fiel ayudante en su ambicioso proyecto de recrear los hábitats reales de los animales a los que disecaba para hacer de su trabajo una labor científica y didáctica. 

En 1905 Delia se unía por primera vez a una  la expedición organizada por el Museo de Historia Natural de Nueva York y liderada por su marido para conseguir ejemplares de elefantes. Cuatro años después volvían a territorio africano en una nueva expedición en la que Carl fue atacado por un elefante. Fue gracias a la determinación de su mujer que el taxidermista pudo salvar la vida y volver sano y salvo a los Estados Unidos donde fueron recibidos como héroes y empezaron a codearse con la alta sociedad.

Pero Delia en aquellos años estaba más interesada en compartir su tiempo libre con un curioso animal, un mono al que bautizó como JT Junior y que se había traído de África con ella. Pero a pesar de que Delia cuidaba de él como si fuera un dócil animal de compañía, el mono se rebeló en varias ocasiones y llegó incluso a atacarla. Al final, JT Junior tuvo que ser trasladado a un zoológico.

La presencia del animalito fue una de las muchas razones que aparecieron en la lenta agonía de su relación matrimonial. Carl empezó a relacionarse con otra mujer y cuando Delia marchó a Francia en 1918 para colaborar con las Fuerzas Expedicionarias Americanas, él adujo abandono. El divorcio se hizo efectivo en 1923.

La vuelta a África, en solitario

Un año después, Delia decidió continuar con su dedicación a las ciencias naturales. Ahora que ya no iba a trabajar al lado de Carl, decidió marcha sola al continente africano. Su destino, el Congo Belga, donde pasó meses conviviendo con las tribus de pigmeos a los que estudió y fotografió. Que una mujer sola, acompañada de algunos ayudantes, decidiera mezclarse con culturas primitivas la convirtió en un personaje popular, sobre todo entre las mujeres que alababan su valentía. De hecho, Delia quitaba importancia a su aventura cuando aseguraba que el hecho de ser mujer y viajar sola le facilitaba el acceso a unas tribus que no veían en ella ninguna amenaza. 

De vuelta a Nueva York, publicó las imágenes y las conclusiones extraídas de su convivencia con los pigmeos del Congo.

Poco tiempo después volvió a casarse con un expedicionario retirado, el doctor Warren Howe, con el que vivió retirada de la vida pública hasta su muerte, acaecida el 22 de mayo de 1970. Tenía entonces noventa y cuatro años.


Por Sandra Ferrer

lunes, 10 de noviembre de 2014

La santa mediadora, Isabel de Portugal (1271-1336)


Isabel de Portugal subía a los altares en 1625 de la mano del papa Urbano VIII, tres siglos después de su fallecimiento. Mujer devota y solidaria con los demás, Isabel fue una princesa aragonesa entroncada con las más importantes casas reales de la Edad Media europea, que fue destinada al reino portugués para cumplir las estrategias diplomáticas de Aragón. Su matrimonio con el rey Dionís no fue un camino de rosas. Además de soportar la agresividad de su marido, se hizo cargo de muchos de sus hijos bastardos. Isabel tuvo que mediar en varias ocasiones entre Dionís y el heredero al trono de Portugal convirtiéndose en pieza clave de la política de su reino adoptivo. Al quedarse viuda, peregrinó a Santiago, se retiró a un convento de clarisas y tras su muerte se le adjudicaron varios milagros además de permanecer su cuerpo incorrupto.

La princesa Isabel de Aragón nació en el año 1271 en Zaragoza. Isabel era hija del rey Pedro III de Aragón y de Constanza II de Sicilia. Entre sus ancestros se encontraba Santa Isabel de Hungría además de ser nieta de Jaime I el Conquistador y biznieta del emperador Federico II.

Desde bien pequeña recibió una esmerada educación orientada a convertirse en una reina. Ya entonces, Isabel empezó a mostrar una fe inquebrantable y un deseo de vivir una vida de piedad. Pero el convento no sería su destino, al menos en un inicio.

Poco tiempo duró su infancia. Su padre, el rey Pedro III de Aragón, ya había pactado con Portugal el enlace de Dionís con su hija cuando apenas tenía diez años. En el mes de febrero de 1288 una embajada portuguesa llegaba a Barcelona con el fin de celebrar el matrimonio por poderes y llevarse a la joven infanta hasta Trancoso, donde el 24 de junio de aquel mismo año, Isabel se casaba con el rey Dionís de Portugal.

Empezaba entonces un periodo difícil para la nueva reina portuguesa, quien se ganó el cariño de un pueblo que admiraba a Isabel por su devoción y generosidad. Las idas y venidas de su marido, un hombre violento y poco afectuoso, afectaban al ánimo de Isabel quien a pesar de no aceptar las relaciones extramatrimoniales de Dionís, se haría cargo de algunos de sus hijos ilegítimos. 

Los verdaderos problemas surgieron cuando la relación paterno filial entre Dionís y el heredero legítimo, Alfonso, empezaron a ser conflictivas llegando a su punto álgido cuando llegaron a oídos de la reina rumores de que su marido había solicitado a la Santa Sede legitimar a uno de sus bastardos, llamado también Alfonso.

El conflicto llegaría al campo de batalla en varias ocasiones y fue gracias a la intercesión de la reina Isabel que el enfrentamiento entre Dionís y Alfonso no llegó nunca a un derramamiento de sangre.

En 1325 terminaría la tensión dinástica con la muerte de Dionís y el ascenso de manera pacífica de su hijo legítimo al trono de Portugal como Alfonso IV. 

Años después, la reina viuda decidió trasladarse a vivir al monasterio de Santa Clara-a-Velha en Coimbra donde no tomó los hábitos pero se entregó a una vida de piedad y ayuda a los más necesitados. En ese tiempo fundó varios monasterios y realizó dos peregrinaciones a Santiago de Compostela como una mujer más, sin ningún signo externo de su realeza. 

La vida de Isabel de Portugal llegaría a su fin en Castilla donde, una vez más, tuvo que ejercer de mediadora en un conflicto. Esta vez los contendientes eran su hijo Alfonso IV y su nieto, Alfonso XI de Castilla, hijo de su amada Constanza. En el castillo de Estremoz, donde se encontraba Alfonso de Portugal, la reina se retiró a descansar tras el largo viaje. El 4 de julio de 1336 fallecía en el lecho después de hacer prometer a su hijo que pondría fin a las hostilidades contra su nieto, el rey castellano.

Enterrada primero en el monasterio de Coimbra en el que había residido los últimos años de su vida, su cuerpo sería trasladado a Santa Clara-a-nova donde sus restos permanecieron hasta nuestros días.

Fue Manuel el Afortunado, cuando inició el proceso de beatificación que culminaría el 15 de abril de 1516 con la firma de una bula del papa León X. Un siglo después era canonizada y su fiesta se asignaba para el aniversario de su muerte.

 Si quieres leer sobre ella

La rosa de Coimbra
Maria Pilar Queralt del Hierro







X Sandra Ferrer

domingo, 9 de noviembre de 2014

La dama de Carcassonne, la Dama Carcas (siglo VIII)


En la puerta de Narbona de la hermosa ciudad de Carcassonne, en el sur de Francia, el rostro de una extraña mujer nos da la bienvenida a la ciudad amurallada. Según cuenta la leyenda, esta dama misteriosa es la que dio nombre en la Edad Media a la ciudad convertida en nuestro tiempo en Patrimonio de la Humanidad.

La historia de la Dama Carcas se remonta al tiempo de Carlomagno, en el siglo VIII. En sus campañas por Europa, el emperador llegó a las puertas de una ciudad amurallada en el sur de Francia controlada por los sarracenos. En uno de los ataques, su rey, Ballak, falleció, dejando al pueblo en una complicada situación. 

Fue entonces cuando su mujer, la Dama Carcas, tomó las riendas de la situación y consiguió mantener alejado de sus calles al ejército de Carlomagno durante cinco largos años.

Pero el asedio llegó a hacer mella en la población quien, desesperada, veía la rendición demasiado cerca. Pero la Dama Carcas no se rendiría tan fácilmente. Como medidas, la Dama Carcas, hizo todo lo que pudo, desde poner muñecos de paja en las murallas hasta lanzar flechas a los sitiadores para hacerles creer con sus súbditos aún se encontraban en pie de guerra. La realidad era bien distinta. El pueblo se empezaba a morir de sed y de hambre ante la escasez de reservas intramuros.



La Dama Carcas decidió entonces lanzar un cerdo cebado con la poca cebada que quedaba en la ciudad desde las murallas. El animal reventó al caer al suelo y esparció todo el cereal que llevaba en su cuerpo. El mensaje había sido enviado: el pueblo tenía tanto para comer que hasta cebaban a sus cerdos.


El ejército de Carlomagno se retiraba cuando la Dama Carcas quiso firmar la paz con él y le hizo llamar. Para ello, repicaron campanas y sonaron trompetas y alguien le dijo al emperador: Carcas sonne.


Por Sandra Ferrer

AMORES DE MATAHARI

Resumen Biografía de Mata Hari

Sus dotes de seducción y sus amoríos con personajes de la época a quienes frecuentaba le hicieron obtener muy pronto el éxito y la fama. Sin embargo, esas relaciones con la alta oficialidad europea durante la guerra del catorce la envolvieron en un oscuro episodio de espionaje, del que fue a la vez participante y víctima, pues su carrera mundana fue trágicamente tronchada por un pelotón de fusilamiento.
Amores de Matahari Mujeres Famosas de la Historia
Ella misma lo decía “Desde chica me fascinaron los uniformes”. Y en efecto, en esos uniformes vendrían envueltas las sensaciones más intensas de su vida la boca sonriente y tibia del amante y la boca fría y letal de los fusiles apuntados a ella.
Margaretha Geertruida Zelle vino al mundo el 7 de agosto de 1876 en la ciudad holandesa deLeeuwarden. Los negocios de su padre —dueño de una próspera sombrerería- marchaban en esa época viento en popa, y Adam Zelle pudo rodear a sus hijos, Margaretha, Ari Anne, Cornelis Coenraad y Johannes, de una atmósfera suntuosa.
Desde muy niña Margaretha se destaca netamente entre las otras chicas por su belleza. En las distinguidas escuelas y colegios a los que asiste aprende lo necesario para desenvolverse en un mundo refinado y elegante, además del inglés, el alemán y otras materias elementales para una mujer culta de la época. Esta formación, sin embargo, no llega a frenar su irreprimible tendencia a pisar las candilejas: se la recordaba como la niña más atrevidamente vestida de Leeuwarden, la de los gestos más rebuscados, la que contaba historias fantasiosas, y la más descarada.
Pero en 1889 su mundo rosado se desvanece: quiebra el negocio de su padre, y este, sin abandonar su elegante sombrero de copa, su chaleco florido y su bastón, escapa a La Haya.
Incapaz de afrontar la situación, su esposa muere en 1891 y es enterrada por los vecinos, mientras Margaretha da rienda suelta a su dolor encerrándose en la casa y tocando el piano durante toda esa noche. Un tío la acoge luego en su hogar, algo cohibido ante esta sobrina audaz y deslumbrante.
PRELUDIO JAVANÉS
Pocos años después Margaretha tiene ocasión de poner en práctica lo que sería su lema de toda la vida “Más vale ser amante de un oficial pobre que de un banquero rico”. Pero el oficial Rudolph McLeod no le pide que sea su amante. Él busca—y para eso ha puesto un aviso en los periódicos- esposa legítima. Entre las cartas que recibe hay una que incluye osadamente una fotografía. Cita inmediata, flechazo, declaración fulminante, como cuadra a un militar. Y como a Margaretha no parece importarle que McLeod sea calvo, poco atractivo, sin patrimonio y veinte años mayor que ella, la boda se celebra sin dilaciones el 11 de julio de 1895.
Dos años después el matrimonio se embarca rumbo a las Indias Orientales, ya con un hijo, Norman John, a quien sigue a un año de distancia Jeanne Louise.
Se establecen en Medán, isla de Java, y allí el pequeño Norman, de dos años, muere envenenado. Unos hablan de la venganza de un subordinado de McLeod, otros de la de una niñera con la que el oficial habría tenido amoríos.
Las relaciones entre marido y mujer habían andado mal des-de el principio, y en 1902 McLeod acepta, a instancias de Margaretha, retornar a Europa. Allí, tras un nuevo intento de convivencia, el matrimonio se deshace definitivamente. El oficial se queda con Jeanne, mientras Margaretha vuelve a refugiarse en casa de su tío.

El telón caía así sobre otro capítulo de su vida, pero se iniciaban otros más dramáticos. Marcha a París, “lugar-dice-donde huyen las mujeres que se liberan de sus maridos”.
NACE MATA HARI
París se hallaba entonces en el apogeo de laBelle Epoque, y el esnobismo y el gusto por lo exótico habían prendido fuertemente en la alta sociedad. Margaretha decide probar suerte, y en una muy exclusiva función de beneficencia se presenta como bailarina hindú. Para dar aliento a esta ficción posee ojos negros, cabello negro y, sobre todo, mucha imaginación.
Sus extravagantes contorsiones logran éxito inmediato y pronto se le acerca un personaje típico de la época, hombre serio o impostor, según los casos y los días. Émile Guimet es un poderoso industrial aficionado al orientalismo que ha fundado el muy valioso Museo Guimet, dedicado a las religiones de todo el mundo, y donde dan conferencias los más prestigiosos especialistas. Pero como buen hombre de negocios, sabe aprovechar la ocasión cuando se le presenta, aun a costa de la superchería.
Así es como anuncia que la bailarina “Mata Hari” (que en hindú significa “ojo del sol” u “ojo de la mañana”) se presentará en el segundo piso de su Museo, para bailar “la danza de los siete velos”, en un templete hindú que ha hecho traer de Asia.
Al día siguiente del debut llega la fama. Mata Hari deslumbra al “todo París”, más por su audacia que por su arte, y más por sus atavíos que por la cadencia de sus movimientos. La fórmula es: sostén recamado de joyas, ancho cinturón de pedrería, pulseras con extraños signos y, sobre todo, desnudez.
Baila en los salones más aristocráticos de París, en el Trocadero y en el Olympia, en la Ópera de Montecarlo y hasta en la Scala de Milán. Europa se rinde a sus pies. Un industrial holandés lanza al mercado los cigarrillos ”Mata Hari” y ella aplaude esta oportuna publicidad.
AMORES MARCIALES
Pero la danza hindú no acapara todo su tiempo. Otro uniforme surge en su vida: el de un noble alemán, oficial de alta graduación del Regimiento de Húsares de Westfalia. Von Kiepert alquila para su amante un suntuoso piso en la Nachosstrasse, en Berlín, y ella lo acompaña a las maniobras del ejército en Silesia. Entre tanto derrocha dinero a manos llenas, frecuenta los lugares más selectos y se relaciona con multitud de artistas, políticos, hombres de negocios y, por supuesto, militares.
Sin embargo, la guerra se encarga de trastornar sus vínculos cosmopolitas. En 1914 se refugia en Holanda, donde vuelve a bailar con gran éxito de crítica y de público. Allí encuentra también a otro oficial que la sostiene durante años con suculentos cheques.
Pero Holanda no era escenario apropiado para Mata Hari. En 1916 resuelve marcharse a París pasando primero por Londres. Pero Sotland Yard desconfía ya de esta bailarina con tantos amigos políticos y militares de diversas nacionalidades y no le concede la visa. Es el primer anuncio de la tormenta.
LA BELLA Y LOS FUSILES
Lo que la lleva a Francia es, más que nada, la presencia en ese país de Vadim de Massloff, oficial ruso, sin duda el hombre a quien más amó, y que se encuentra en Vittel, en los Vosgos, a la sazón zona militar.
Para llegar hasta allí debe entrevistarse con el capitán Ledoux, jefe del Servicio de Inteligencia francés, quien tiene que darle autorización para que se reúna con su amado.
Quiso su destino fatal que Ledoux, por sugerencia de Scotland Yard, ya la estuviera vigilando desde un año atrás. Astutamente, le propone “cooperar con Francia”, y Mata Hari acepta, a cambio del permiso para pasar dos semanas entre los fuertes brazos del ruso, y de un millón de francos, que serán su dote para casarse con él. Su primera y única misión se desarrolla en Madrid, donde seduce con facilidad al agregado militar de la embajada alemana, quien no tarda en revelarle importantes secretos militares.
Regresa a Francia con su botín para reunirse con su amado, pero una orden de arresto la arranca brutalmente de su embeleso. Acusada de espía, es conducida a la prisión de Saint-Lazare. Siguen siendo oscuros los motivos que impulsaron a Ledoux a denunciar a su propia agente. En todo caso, Mata Hari era inocente.
Pero había tenido demasiados contactos con militares de demasiados países. Las pruebas estaban en su contra, y el 18 de octubre de 1917 Mata Hari debe enfrentar el pelotón de fusilamiento en el cuartel de Vincennes. Ni siquiera en esta ocasión descuidó su apariencia: zapatos de taco alto, pesado kimono de seda, amplia capa de terciopelo negro orlada con piel, sombrero de fieltro de ala ancha. Afrontó los fusiles sin vendaje, y después de la descarga, con el corazón destrozado, cayó con postrera elegancia.
Fuente Consultada:
Vida y Pasión de Grandes Mujeres – Las Reinas – Elsa Felder
Fascículos Ser Mujer Editorial Abril
Enciclopedia Protagonistas de la Historia Espasa Calpe
Wikipedia

lunes, 3 de noviembre de 2014

La amada Evita, Eva Perón (1919-1952)


En los últimos días de julio del año 1952, la capital de Argentina lloraba la muerte de una mujer joven que había dejado una profunda huella en la historia de su país. Miles de personas se postraron ante el féretro de Eva Perón, conocida por el pueblo como Evita. Un pueblo en el que se volcó en cuerpo y alma para ayudar a salir de la pobreza y superar la injusticia social. Evita fue la primera mujer argentina en ejercer un papel activo como primera dama de su país; fundó distintas organizaciones para solventar la miseria de muchos; defendió con uñas y dientes los derechos de las mujeres, consiguiendo que se aprobara el sufragio femenino. No es de extrañar que Eva Perón se convirtiera en un mito, en un icono que pasó a la historia como Evita. 


Eva María Ibarguren Duarte nació el 7 de mayo de 1919. Su lugar de nacimiento es aún hoy una cuestión de estudio y debate por parte de historiadores que barajan dos lugares, Junín y La Unión. Su padre, Juan Duarte, era un político conservador que mantenía dos familias a la vez. Además de vivir con su esposa legal y sus seis hijos legítimos, Juan Duarte mantenía una relación con Juana Ibarguren, de origen criollo, con quien tuvo cinco hijos. Una situación que era "normal" entre los hombres de las clases altas argentinas. Eva fue la pequeña de los hijos ilegítimos de Juan Duarte y Juana Ibarguren.

La familia de Eva vivió en el campo hasta que su padre falleció en 1926, cuando ella tenía apenas seis años. Su madre, desprotegida legalmente, se trasladó con sus hijos a Los Toldos donde empezó a trabajar como costurera para sacar adelante a su amplia prole. Mientras su madre y alguno de sus hermanos mayores intentaban traer dinero al humilde hogar, Eva inició sus estudios en una escuela primaria. Pero desde muy pronto demostró no ser muy buena estudiante, mientras mostraba un claro interés por el mundo del teatro. En los años siguientes, madre e hijos fueron trasladando su vivienda a distintos lugares en los que Eva continuaba disfrutando con las actividades artísticas de las escuelas en las que ingresaba. 




Cuando terminó sus estudios de primaria, recién estrenado el año 1935 y sus quince años, decidió emigrar a Buenos Aires en busca de un sueño, convertirse en artista. Acompañada primero de su madre y protegida más adelante por su hermano Juan, empezó a hacer sus primeros trabajos en papeles secundarios en distintas obras de teatro hasta que un año después de llegar a la capital argentina consiguió un contrato en la Compañía Argentina de Comedias Cómicas. Tras distintas incursiones tímidas en el cine y en portadas de revistas, le llegó una gran oportunidad en el mundo de la interpretación en radioteatros. En 1938 consiguió entrar en la Compañía de Teatro del Aire y en 1942 era contratada por la Compañía Candilejas. Aquella carrera artística no sólo le serviría para conseguir su sueño y una vida más o menos acomodada, sino que sería para la futura Eva Perón una gran experiencia para hablar en público y enganchar con su fuerza y su carisma a todos los que la escuchaban. En 1943 Eva empezó a implicarse en los movimientos sindicales ayudando a fundar la Asociación Radial Argentina, el primer sindicado de los trabajadores del sector radiofónico. 




El 22 de enero de 1944 cambiaría la vida de Evita. En una colecta solidaria a favor de las víctimas del terremoto de San Juan, la joven Eva conocería a Juan Domingo Perón. Viudo desde 1938 y veinticuatro años mayor que ella, había protagonizado un año antes un golpe de estado militar que había terminado con el gobierno conservador. 

Un mes después de conocerse, empezaron a vivir juntos en el apartamento de Eva. La felicidad de la pareja se vio truncada cuando el 8 de octubre de 1945 un golpe de estado dirigido por el general Ávalos puso a Perón en una situación complicada, siendo detenido cuatro días después. La reclusión de Perón duró muy poco gracias a la reacción de los sindicatos que se movilizaron masivamente y forzaron su liberación. Días después, el 22 de octubre, Juan y Eva se casaban.




Como marido y mujer, la pareja empezó conjuntamente a trabajar en la carrera hacia la presidencia de Perón. Algo totalmente inaudito en la historia de Argentina donde por primera vez la esposa del candidato participaba activamente en la campaña electoral. El 24 de febrero de 1946 Juan Domingo Perón ganaba las elecciones y se convertía en presidente de Argentina. Eva Perón, como primera dama, no se limitó a acompañarlo a los actos oficiales sino que puso en marcha una amplia labor para mejorar la situación de los más desfavorecidos y luchar en favor de los derechos de las mujeres. 




Tres días después de la victoria electoral de su marido, Evita daba su primer discurso político en el que defendió abiertamente el sufragio femenino. Un derecho de las mujeres que en Argentina se alcanzó en 1947. Dos años después daba un paso más y fundaba el Partido Peronista Femenino para que las mujeres tuvieran un papel más activo en la vida social y política del país. 

Aquel mismo año de 1947 Eva y Juan Perón iniciaron una amplia gira por distintos lugares del mundo, España, Italia, Francia, Suiza, Brasil, Uruguay, entre otros, donde Evita ejerció como embajadora de buena voluntad mientras tomaba nota de las distintas actividades sociales realizadas en estos países para mejorar la situación social de los trabajadores y desamparados.




De vuelta a Argentina, creaba la Fundación Eva Perón desde la que ayudó a un gran número de personas mientras mantenía estrechas relaciones con los sindicatos para trabajar por los derechos laborales. 

Cuando en 1951 se convocaron unas nuevas elecciones, los sindicatos propusieron a Evita como candidata. Pero los sectores peronistas más conservadores consiguieron frenar una iniciativa totalmente rompedora para su tiempo. De todos modos a Eva Perón le quedaba muy poco tiempo de vida. Un cáncer de útero terminó con su vida el 26 de julio de 1952 cuando tenía solamente treinta y tres años de edad. 




El pueblo argentino quedó conmocionado por la muerte de su amada Evita, quien además de recibir infinidad de condecoraciones, fue despedida con un multitudinario funeral de estado, a pesar de no ejercer oficialmente ningún cargo político. Años después, tras la caída del peronismo, su cuerpo fue secuestrado y trasladado de un lado a otro en una truculenta operación en la que sus restos fueron profanados. No fue hasta 1976 que el cadáver de Eva Perón fue entregado a sus familiares, quienes la enterraron en el Cementerio de la Recoleta de Buenos Aires donde descansa para siempre.

 Si quieres leer sobre ella 

Evita, realidad y mito
Felipe Pigna







Divas Rebeldes
Cristina Morató







http://www.evitaperon.org/

http://www.museoevita.org.ar/  


Por Sandra Ferrer

domingo, 2 de noviembre de 2014

Definición de decrecimiento





Decrechento

La palabra decrecimiento proveniente del latín ‘decresco’; en alemán utilizan la palabra ‘wachastumsrücknahme’, en catalán 'decreixement', en francés ‘decroissance’, en euskera 'desazkundea' en inglés ‘deworth’, en gallego 'decrescimento', en italiano ‘decrescita’, en portugués ‘decrescimiento’, en México ‘descrecimiento’.

A pesar de la falta de consenso sobre su significado tiene como definición la empleada por Vicente Honorant:

“El decrecimiento es una gestión individual y colectiva basada en la reducción del consumo total de materias primas, energías y espacios naturales” .

A partir de esta definición, esta palabra “sucia”, antipática, que no gusta, que es molesta, que genera una reacción, que no deja impasible al que la escucha, provoca un debate sobre el dogma del crecimiento, porque ataca la raíz de la mayoría de nuestros problemas; la búsqueda del crecimiento continuo.

Se trata de una palabra difícilmente reciclable por aquellos que buscan prolongar el modelo de sociedad que ya no queremos (contrariamente a "desarrollo sostenible").

Una palabra que desafía nuestro mundo productivo-consumista de modo inequívoco, pero abre espacio para una discusión sobre cómo construir el nuevo mundo que buscamos. El decrecimiento deviene entonces el caballo de Troya de una "guerrilla epistemológica" (Serge Latouche) que deconstruye lo implícito en todos los discursos sociales, narcisistas, mediáticos, institucionales, militantes y políticos que predican el crecimiento ilimitado de la economía inventada.

La idea de decrecimiento nos invita a huir del totalitarismo economicista, desarrollista y progresista, pues muestra que el crecimiento económico no es una necesidad natural del hombre y la sociedad, salvo la sociedad de consumo que ha hecho una elección por el crecimiento económico y que lo ha adoptado como mito fundador.

Una palabra simple, con valor como lema, como consigna y como llamada a la unión para todos aquellos quienes se rehúsan a aceptar nuestro modelo actual de sociedad productiva-consumista. Más que un concepto, es como dice Serge Latouche un “eslogán político” para romper con la ideología del crecimiento o según José Manuel Naredo una “ocurrencia publicitaria provocadora”.

Aunque hubiera podido parecer al principio demasiado subversivo como para triunfar en la escena pública, la evidencia empírica nos lleva sin lugar a duda a otra conclusión: el decrecimiento es un “término obús” que tiene una capacidad fenomenal de convocatoria como lo prueba el éxito relámpago de los colectivos decrecentistas, y la afluencia numerosa a cualquier tipo de charla o conferencia que lleva decrecimiento en su título. Esta capacidad de convocatoria, cruzada con las ganas positivas de experimentar nuevas ideas, ha permitido crear un ambiente de trabajo propicio al encuentro de diferentes alternativas.

El decrecimiento, es pues, un movimiento que ya está en marcha.

Aunque en principio la palabra no ha sido ideada para ello, supone también una herramienta política en manos de los grupos que la adopten, para reflexionar sobre la realidad y también incidir sobre ella; La creación de un proyecto de acción política, un proyecto de noviolencia, voluntario, de emancipación ideológica y superación de la idea de progreso, que pone en valor los bienes comunes y relacionales, de los cuidados, de la cooperación, reciprocidad, mutualidad y multiculturalidad; asumiendo los límites biofísicos de la Tierra, disminuyendo los flujos de energía y materia utilizados en los procesos productivos y ciclos de consumo.

Una construcción de formas de vida que tienen como sustrato el cuidado colectivo, una revolución civilizadora que reconozca que las personas somos seres vulnerables e interdependientes.

Esta transformación requiere de un proyecto de decrecimiento, un cambio de valores, una verdadera deconstrucción del pensamiento económico, poniendo en cuestión las nociones como crecimiento, desarrollo, progreso, pobreza, necesidades, ayuda... La economía como medio para la vida humana y no como fin.

Fuente original: http://www.decrecimiento.info/2014/11/definicion-de-decrecimiento.html