RADIO "PONCHOSVERDES.FM"

lunes, 2 de septiembre de 2013

"La historia de la mujer, es la historia de su opresión"


"La mujer y el trabajador tienen esto en común: los dos están oprimidos. Esta opresión ha sufrido modificaciones en cuanto a la forma, según el tiempo y el país, pero la opresión se ha mantenido. A través de la historia, los oprimidos tuvieron habitualmente conciencia de su opresión, y esta conciencia condujo a modificaciones y alivios en su situación. Pero ellos no pudieron determinar la verdadera naturaleza de esta opresión. Tanto en la mujer como en el trabajador, este conocimiento data de nuestros días. 

Era necesario antes de nada conocer la verdadera naturaleza de la sociedad y de las leyes, que sirvieron de base a su desarrollo, antes de desencadenar, con alguna posibilidad de éxito, un movimiento para poner fin a situaciones reconocidas como injustas. La importancia y la extensión de un movimiento semejante dependen de la conciencia de las capas golpeadas y de la libertad de movimiento que ellas tengan.

Bajo esta doble relación la mujer es inferior al trabajador, tanto por los usos y la educación como por la libertad que le es dada. Por otra parte, las condiciones mantenidas durante una larga serie de generaciones acaban por convertirse en costumbres: la herencia y la educación las hacen aparecer como « naturales » a las dos partes interesadas. Es así como la mujer acepta todavía hoy su situación de inferioridad como una cosa evidente por sí misma. Nos cuesta mucho demostrarle que su situación es indigna de ella, y que ella debe buscar por convertirse en un miembro de la sociedad que posea los mismos derechos que el hombre, y sea su igual bajo toda relación.

Si hay muchos puntos parecidos entre la situación de la mujer y la del obrero, también hay una diferencia esencial: la mujer es el primer ser humano que tuvo que sufrir la servidumbre. Ella ha sido esclava, antes de que lo fuera el esclavo.


Toda dependencia social encuentra su origen en la dependencia económica del oprimido frente a la del opresor. Desde tiempos inmemoriales, la mujer se encuentra en esta situación; la historia del desarrollo de la sociedad humana nos lo enseña."

Fuente: "La mujer y el socialismo"
             Auguste Bebel

domingo, 1 de septiembre de 2013

La mujer supersónica, Jacqueline Cochran (1906-1980)


Los datos que rodean la carrera como piloto de aviación de Jacqueline Cochran son espectaculares. Primera mujer en romper la barrera del sonido, en aterrizar y despegar de un portaaviones, en pilotar un bombardero a través del atlántico… y muchos otros logros que convirtieron a una joven aprendiz de esteticién en uno de los nombres propios más importantes de la historia de la aviación. Ambiciosa e inteligente, tuvo un importante papel en la Segunda Guerra Mundial e influyó también en la carrera política del que se convertiría en el trigésimo cuarto presidente de los Estados Unidos, Dwight D. Eisenhower.

Una infancia olvidada
Bessie Lee Pittman era el nombre real de Jacqueline Cochran. Nació el 11 de mayo de 1906 en Florida en el seno de una humilde familia. La más pequeña de los cinco hijos de Mary e Ira Pittman, tuvo una infancia difícil. Su padre era carpintero por lo que su sueldo no llegaba a mantener a su amplia familia. Así, Bessie empezó a trabajar con tan sólo seis años de edad en distintas tareas. 

Fueron posiblemente esos primeros años difíciles los que la llevarían en un futuro a negar sus orígenes e inventar una infancia distinta como niña adoptada. Aun así, nunca se olvidó de su familia a los que acogió y ayudó económicamente siempre que tuvo ocasión.

Bessie se casó por primera vez el 13 de noviembre de 1920, siendo muy joven. El marido, Robert Cochran, era mecánico de la base naval de Pensacola. Aquel primer matrimonio terminó tristemente con el fallecimiento de su hijo con cinco años y un posterior divorcio.

La empresaria de cosméticos
Entonces convertida en Jackie Cochran, nombre que adoptaría hasta su muerte, tuvo que buscarse de nuevo la vida trabajando como peluquera en Pensacola hasta que decidió mudarse a Nueva York donde consiguió un empleo en el Saks Fifth Avenue, uno de los salones de belleza más importantes de la gran manzana.

Situada en Nueva York, Jackie conocó a Floyd Bostwick Odlum, empresario considerado como uno de los diez hombres más ricos del mundo en aquellos años. A pesar de ser catorce años mayor que ella, Odlum se enamoró de Jackie. Antes de contraer matrimonio en 1936, el rico empresario ayudó a la joven a iniciar un negocio propio de cosméticos.

Fue durante aquellos primeros años como empresaria cuando Jacqueline descubriría su verdadera pasión. Cuando Odlum le propuso la original idea de que fuera ella misma la que pilotara un avión anunciando su propia línea de cosméticos, por cierto llamada Wings (alas), Jacqueline no se lo pensó dos veces. En pocas semanas había aprendido a dominar una aeronave.



La mujer piloto
Desde entonces y hasta que se retirara de la vida pública, Jacqueline Cochran no dejó de volar y de superarse a ella misma y a todos cuantos la habían precedido. Ya en 1938 recibió el reconocimiento de ser la mejor mujer piloto de los Estados Unidos. No en vano había ganado la Bendix Race, competición en la que el año anterior se había enfrentado solamente con hombres. Habían sido ella y otra gran piloto, Amelia Earhart quienes lucharon para que las mujeres pudieran participar en dicha carrera.

Piloto en la guerra
Iniciada la Segunda Guerra Mundial, Jacqueline se implicó en la colaboración estadounidense con Gran Bretaña. En ese sentido, formó parte de una organización llamada Wings for Britain, Alas por Bretaña, encargada de transportar aeronaves construidas en Norteamérica hasta Gran Bretaña. Se convertía así en la primera mujer en volar un bombardero a través del Atlántico.

Cuando Estados Unidos entró en guerra, Jacqueline no dudó en proponer a la entonces primera dama Eleanor Roosevelt la creación de una división aérea femenina que se encargara de los vuelos domésticos no combativos para que todos los pilotos posibles pudieran entrar en combate solucionando así el problema de la escasez de pilotos.

Su duro trabajo tuvo como compensación la creación de la Women Airforce Service Pilots (WASP), organización de dirigió desde el primer momento y que tenía como objetivo la formación y entrenamiento de mujeres piloto.

Rompiendo la barrera del sonido
Terminada la guerra, Jacqueline no dejó de volar ni de superarse a sí misma. Cochran superaba la barrera del sonido y se convertía en la primera mujer en volar un jet a través del océano y en la primera mujer en aterrizar a ciegas, entre otros muchos récords.


Del cielo a la política

Al margen de su vida como piloto, Jacqueline Cochran era una republicana convencida que ayudó en la carrera presidencial del entonces general Eisenhower. Fue sin embargo su propia carrera como congresista la que no llegó a buen término. Posiblemente el único hito que se propuso y que no consiguió.

Por la igualdad en las alturas
A pesar de todo, Jacqueline Cochran siguió volando hasta 1967. Durante todos esos años no dejó de batir récords de velocidad y de abrir el camino de la aviación a otras mujeres apasionadas por volar. También la primera mujer en convertirse en presidenta de la Federación Aeronáutica Internacional, Jacqueline trabajó de manera incansable por la igualdad de hombres y mujeres en el mundo de la aviación.

Retirada en su rancho de California junto a su segundo marido, Jacqueline Cochran fallecía el 9 de agosto de 1980.

Por Sandra Ferrer

¿Es posible un movimiento unitario de mujeres en una sociedad divida en clases?


Kollontai responde:

"El mundo de las mujeres está dividido —al igual que lo está el de los hombres— en dos bandos. Los intereses y aspiraciones de un grupo de mujeres les acercan a la clase burguesa, mientras que el otro grupo tiene estrechas conexiones con el proletariado, y sus demandas de liberación abarcan una solución completa a la cuestión de la mujer. Así, aunque ambos bandos siguen el lema general de la “liberación de la mujer”, sus objetivos e intereses son diferentes. Cada uno de los grupos inconscientemente parte de los intereses de su propia clase, lo que da un colorido específico de clase a los objetivos y tareas que se fija para sí mismo…

A pesar de lo aparentemente radical de las demandas de las feministas, uno no debe perder de vista el hecho de que las feministas no pueden, en razón de su posición de clase, luchar por aquella transformación fundamental de la estructura económica y social contemporánea de la sociedad sin la cual la liberación de las mujeres no puede completarse.

Si en determinadas circunstancias las tareas a corto plazo de las mujeres de todas las clases coinciden los objetivos finales de los dos bandos, que a largo plazo determinan la dirección del movimiento y las estrategias a seguir, difieren mucho. Mientras que para las feministas la consecución de la igualdad de derechos con los hombres en el marco del mundo capitalista actual representa un fin lo suficientemente concreto en sí mismo, la igualdad de derechos en el momento actual para las mujeres proletarias, es sólo un medio para avanzar en la lucha contra la esclavitud económica de la clase trabajadora. Las feministas ven a los hombres como el principal enemigo, por los hombres que se han apropiado injustamente de todos los derechos y privilegios para sí mismos, dejando a las mujeres solamente cadenas y obligaciones. Para ellas, la victoria se gana cuando un privilegio que antes disfrutaba exclusivamente el sexo masculino se concede al “sexo débil”. Las mujeres trabajadoras tienen una postura diferente. Ellas no ven a los hombres como el enemigo y el opresor, por el contrario, piensan en los hombres como sus compañeros, que comparten con ellas la monotonía de la rutina diaria y luchan con ellas por un futuro mejor. La mujer y su compañero masculino son esclavizados por las mismas condiciones sociales, las mismas odiadas cadenas del capitalismo oprimen su voluntad y les privan de los placeres y encantos de la vida. Es cierto que varios aspectos específicos del sistema contemporáneo yacen con un doble peso sobre las mujeres, como también es cierto que las condiciones de trabajo asalariado, a veces, convierten a las mujeres trabajadoras en competidoras y rivales de los hombres. Pero en estas situaciones desfavorables, la clase trabajadora sabe quién es el culpable…


La mujer trabajadora, no menos que su hermano en la adversidad, odia a ese monstruo insaciable de fauces doradas que, preocupado solamente en extraer toda la savia de sus víctimas y de crecer a expensas de millones de vidas humanas, se abalanza con igual codicia sobre hombres, mujeres y niños. Miles de hilos la acercan al hombre de clase trabajadora. Las aspiraciones de la mujer burguesa, por otro lado, parecen extrañas e incomprensibles. No simpatizan con el corazón del proletariado, no prometen a la mujer proletaria ese futuro brillante hacia el que se tornan los ojos de toda la humanidad explotada…

El objetivo final de las mujeres proletarias no evita, por supuesto, el deseo que tienen de mejorar su situación incluso dentro del marco del sistema burgués actual. Pero la realización de estos deseos está constantemente dificultada por los obstáculos que derivan de la naturaleza misma del capitalismo. Una mujer puede tener igualdad de derechos y ser verdaderamente libre sólo en un mundo de trabajo socializado, de armonía y justicia. Las feministas no están dispuestas a comprender esto y son incapaces de hacerlo. Les parece que cuando la igualdad sea formalmente aceptada por la letra de la ley serán capaces de conseguir un lugar cómodo para ellas en el viejo mundo de la opresión, la esclavitud y la servidumbre, de las lágrimas y las dificultades. Y esto es verdad hasta cierto punto. Para la mayoría de las mujeres del proletariado, la igualdad de derechos con los hombres significaría sólo una parte igual de la desigualdad, pero para las “pocas elegidas”, para las mujeres burguesas, de hecho, abriría las puertas a derechos y privilegios nuevos y sin precedentes que hasta ahora han sido sólo disfrutados por los hombres de clase burguesa. Pero, cada nueva concesión que consiga la mujer burguesa sería otra arma con la que explotar a su hermana menor y continuaría aumentando la división entre las mujeres de los dos campos sociales opuestos. Sus intereses se verían más claramente en conflicto, sus aspiraciones más evidentemente en contradicción."

Fuente: "Los fundamentos sociales de la cuestión femenina" 
                Aleksandra Kollontái

Antología de textos marxistas: La mujer y el comunismo



Libro en pdf: http://www.boltxe.info/berria/wp-content/docs/LA_MUJER_Y_EL_COMUNISMO.pdf

miércoles, 28 de agosto de 2013

La santa visionaria, Santa Isabel de Schönau (1126-1164)


Santa Isabel de Schönau se incluye en una larga lista de mujeres que durante la Edad Media tuvieron profundas visiones y experimentaron éxtasis místicos. Situaciones que describieron en forma de poemas o de libros. Monja alemana, Santa Isabel mantuvo correspondencia con la gran abadesa de Bingen,Hildegarda, en la que se inspiró para escribir su obra, El libro de los caminos de Dios. No está canonizada por la iglesia católica pero fue incluida en el martirologio romano y la tradición la reconoce como santa.

Isabel de Schönau nació el año 1126 en la diócesis de Tréveris, en Alemania en el seno de una familia noble. Fue educada en un monasterio benedictino doble, masculino y femenino, de Schönau, cerca de Bonn. Ya nunca abandonaría sus muros. En 1147 hizo votos y se convirtió en monja.

La vida de Isabel fue una vida de piedad y sacrificio. Volcada en la vida monástica, a pesar de su frágil complexión física y de su salud, no sólo ayudaba en las tareas diarias sino que se infligía distintos tipos de mortificaciones. 

Pronto empezó a tener visiones y a experimentar momentos de éxtasis, experiencias místicas que inmortalizaría su hermano Egberto, monje y con el tiempo abad del mismo monasterio doble en el que residía Isabel. 

Contemporánea de Hildegarda de Bingen, con la que mantuvo una relación epistolar, Isabel muy posiblemente se inspiraría en el famoso Scivias de la abadesa para escribir su obra El libro de los caminos de Dios

Isabel de Schönau siguió escribiendo, esta vez una obra dedicada a Santa Úrsula.


Desde 1157 fue superiora del convento en el que vivió y murió el 18 de junio de 1164.

Hasta el momento no se ha beatificado a Isabel de Schönau y existen muchas voces que dudan tanto de sus visiones como de la autoría de sus obras escritas atribuidas en gran medida a su hermano. Aun así, la Iglesia Católica nunca a desautorizado su culto.


Por Sandra Ferrer



martes, 20 de agosto de 2013

Bolivia: 2do lugar en violencia sexual en Latinoamérica


Resultado de imagen de indices de violencia a la mujeren Bolivia 2017
La Defensoría del Pueblo informa que siete de cada diez mujeres sufrieron abuso sexual alguna vez en su vida, lo cual, a criterio de Rolando Villena, "muestra una faceta de violencia que pone en duda el optimismo sobre los avances en materia de derechos humanos como sociedad".
El informe "Violencia Sexual contra las Mujeres",  presentado por el Defensor del Pueblo, señala de cifras alarmantes donde indica que cada año se registran 14.000 denuncias de violencia sexual contra mujeres, niñas y adolescentes, de estas, el 60 por ciento son casos sucedidos en los propios hogares de las víctimas. También revela que de los casos que llegan a estrados judiciales, solo el 0,04 por ciento concluyen con una sentencia para el violador.
A estos datos se suman los de una investigación realizada por la administración de justicia en el país, que señala que del 100 por ciento de los expedientes de casos revisados en materias relacionadas con los derechos de las mujeres, el 71,2 por ciento fue rechazado por los fiscales por falta de pruebas y de éste el 41 por ciento corresponde a delitos sexuales.
En tanto que información del Observatorio Nacional de Seguridad Ciudadana elaborado con reportes de la Policía Boliviana, indica que entre 2005 y 2012, los casos de agresión sexual a menores (violación, estupro y abuso deshonesto) denunciados subieron de 1.076 a 3.602, lo que significa un incremento del  235 por ciento.
Sólo los registros de violación aumentaron de 777 en 2005 a 2.386 en 2012, un incremento de 207 por ciento. Es decir de dos por día se elevaron a seis.   "Las cantidades reales son obviamente mayores si consideramos los casos que no llegan a la prensa, los que se quedan en los escritorios de los administradores de justicia o los que no son siquiera denunciados", lamentó Villena.
Estas cifras colocan a Bolivia, de acuerdo a un estudio realizado por las Naciones Unidas, como el segundo país de América Latina con los más altos índices de violencia sexual, lo cual, lo cual sin duda, lamentó el Defensor, "el más vergonzoso sitial que tiene el Estado boliviano a nivel mundial.
El Fiscal General, Ramiro Guerrero, por su parte, manifestó su preocupación por la realidad que muestra el informe defensorial y demandó de las autoridades gubernamentales políticas públicas para luchar y reducir los altos índices de violencia sexual que existen en el país.
En tanto que la representante en Bolivia del Fondo de las Naciones Unidas para la Población (UNFPA), Miriam Taborga, comparó los datos con los niveles que alcanza una "pandemia" y demandó a que esta realidad sea considerada como un tema de salud pública pues afecta al 15 por ciento de la población femenina en Bolivia.
El Defensor convocó a las autoridades y a las organizaciones de la sociedad civil a asumir  esta problemática como "alta prioridad". En ese marco, reiteró su llamado a trabajar en una cruzada nacional para luchar contra la violencia sexual contra niñas, niños, adolescentes y mujeres.
El estudio presentado la víspera se lo realizó entre 2011 y 2012 en las  ciudades de La Paz, Cochabamba, Santa Cruz y Pando, muestra las dificultades que las mujeres enfrentan en el acceso a la justicia cuando denuncian una violación.   "Aunque tiene un enfoque integral sobre las causas y los efectos, hace hincapié en el tratamiento que se le da a las denuncias y los procesos judiciales iniciados por las víctimas, en la mayor parte los casos solas y en otros, apoyadas por entidades de derechos humanos, entre ellas nuestra propia institución", manifestó el Defensor.
Los problemas que enfrentan las víctimas para que sus procesos avancen son el cambio de investigadores o fiscales, limitado número de forenses, falta de gratuidad, discriminación en razón de género, actitudes machistas por parte de jueces y fiscales, desconocimiento de procedimientos judiciales, falta de medios técnicos y periciales para la recolección de pruebas.   Los casos son abandonados porque las víctimas temen represalias o porque los procesos son largos y revictimizadores, los abogados transan con los agresores, algunos fiscales y jueces interponen sus oficios en favor de los agresores o las víctimas no están lo suficientemente preparadas como para afrontar el proceso.

Fuente: erbol.com.bo

miércoles, 7 de agosto de 2013