RADIO "PONCHOSVERDES.FM"

martes, 8 de noviembre de 2011

La primera poetisa, Safo (Siglos VII-VI a.C.)


La figura histórica y literaria de Safo ha provocado un ingente número de palabras y opiniones a lo largo de la historia. Desde su muerte hasta la actualidad, muchos han alabado la sutileza y perfección de sus versos mientras otros han vilipendiado la persona de una de las mujeres más famosas de la antigüedad. De una vida escondida en las profundidades del tiempo, sólo tenemos una cosa clara de Safo, que fue la primera poetisa conocida de la historia de la humanidad, la madre de todas las poetas1.


Lo que sabemos y lo que no sabemos de Safo
Poco se sabe de la vida de esta gran poetisa. Ni su nacimiento, alrededor del 620 a.C., ni su muerte, hacia el 568 o 563 a.C.2 son fechas que se puedan asegurar. Tampoco el lugar de nacimiento, pues algunos afirman que fue Mitilene mientras otros autores lo sitúan en Ereso. De lo que sí hay consenso es de que su origen está en la isla de Lesbos y que provenía de una familia aristocrática. 

La propia Safo nos habla en sus versos de dos hermanos y de una hija, de nombre Cleis, habida de su matrimonio con Cércilas, un hombre acaudalado proveniente de la isla de Andros. 

Otro dato fehaciente de la biografía de Safo es que pasó toda su vida en Lesbos a excepción de un breve exilio en Siracusa causado por el enfrentamiento entre varios linajes aristocráticos.

El resto de informaciones que hablan de Safo forman parte de su leyenda, forjada desde hace siglos a partir de su obra y de los pocos datos y referencias reales que de ella se tienen. 

Simplemente poetisa
Respecto a lo que fue Safo en verdad también se han tejido varias propuestas. Desde maestra de jóvenes muchachas, idea sacada de sus propias palabras, al hablar de “la casa de las servidoras de las musas” hasta una líder de un grupo de mujeres que adoraban y rendían culto a alguna diosa, muy probablemente Afrodita, pasando por la visión más fácil de asignarle a Safo un papel destacado en un burdel. 

Al final, Safo ni fue maestra ni fue ministra de ninguna diosa, sino simplemente una poetisa3.

Un canto valiente al amor
Otro de los aspectos controvertidos y que ha hecho más famosa en los últimos tiempos a la figura de Safo han sido sin duda sus reiteradas referencias al amor hacia las mujeres que se encuentran en sus versos. 

¿Fue Safo homosexual, bisexual? Las contradicciones entre sus versos de alabanza al amor femenino y su vida personal, casada y con una hija, han hecho correr ríos de tinta intentando discernir las tendencias sexuales de Safo. 

La gran poetisa griega no hizo más que seguir una de las tendencias más comunes entre los eruditos, poetas y filósofos de la Antigua Grecia. Pero mientras que se ha pasado silenciosa y púdicamente a la hora de hablar del “amor de los muchachos” practicado por tantas personas ilustres como Platón4, el hecho de que una mujer tuviera la valentía de cantar e inmortalizar en sus versos su amor homosexual, tendencia posiblemente no exclusiva, ha hecho de Safo un símbolo e icono de las relaciones entre mujeres.

Safo inmortal
Fuera Safo homosexual, heterosexual o bisexual, lo más importante de todo es que dejó para la historia de la literatura textos sublimes y preciosos de canto al amor más puro.

De la misma manera que no se sabe con certidumbre la fecha ni el lugar de su nacimiento, se desconoce también cómo y cuándo murió. Aunque una simple pero mal intencionada leyenda sobre Safo nos habla de una muerte por suicidio ante el desasosiego por no haber conseguido el amor de un hombre.


 Si quieres leer sobre ella 

Mujeres de la Antigüedad, Jesús de la Villa (ed.)
Género: Ensayo





Safo, Ana Iriarte
Género: Biografía







______
1. Las olvidadas, Ángeles Caso. Pág. 80
2. Mujeres de la Antigüedad, Jesús de la Villa. Pág. 46
3. Ídem, pág. 51
4. Ídem, pág. 67



Por Sandra Ferrer

La primera poetisa, Safo (Siglos VII-VI a.C.)


La figura histórica y literaria de Safo ha provocado un ingente número de palabras y opiniones a lo largo de la historia. Desde su muerte hasta la actualidad, muchos han alabado la sutileza y perfección de sus versos mientras otros han vilipendiado la persona de una de las mujeres más famosas de la antigüedad. De una vida escondida en las profundidades del tiempo, sólo tenemos una cosa clara de Safo, que fue la primera poetisa conocida de la historia de la humanidad, la madre de todas las poetas1.


Lo que sabemos y lo que no sabemos de Safo
Poco se sabe de la vida de esta gran poetisa. Ni su nacimiento, alrededor del 620 a.C., ni su muerte, hacia el 568 o 563 a.C.2 son fechas que se puedan asegurar. Tampoco el lugar de nacimiento, pues algunos afirman que fue Mitilene mientras otros autores lo sitúan en Ereso. De lo que sí hay consenso es de que su origen está en la isla de Lesbos y que provenía de una familia aristocrática. 

La propia Safo nos habla en sus versos de dos hermanos y de una hija, de nombre Cleis, habida de su matrimonio con Cércilas, un hombre acaudalado proveniente de la isla de Andros. 

Otro dato fehaciente de la biografía de Safo es que pasó toda su vida en Lesbos a excepción de un breve exilio en Siracusa causado por el enfrentamiento entre varios linajes aristocráticos.

El resto de informaciones que hablan de Safo forman parte de su leyenda, forjada desde hace siglos a partir de su obra y de los pocos datos y referencias reales que de ella se tienen. 

Simplemente poetisa
Respecto a lo que fue Safo en verdad también se han tejido varias propuestas. Desde maestra de jóvenes muchachas, idea sacada de sus propias palabras, al hablar de “la casa de las servidoras de las musas” hasta una líder de un grupo de mujeres que adoraban y rendían culto a alguna diosa, muy probablemente Afrodita, pasando por la visión más fácil de asignarle a Safo un papel destacado en un burdel. 

Al final, Safo ni fue maestra ni fue ministra de ninguna diosa, sino simplemente una poetisa3.

Un canto valiente al amor
Otro de los aspectos controvertidos y que ha hecho más famosa en los últimos tiempos a la figura de Safo han sido sin duda sus reiteradas referencias al amor hacia las mujeres que se encuentran en sus versos. 

¿Fue Safo homosexual, bisexual? Las contradicciones entre sus versos de alabanza al amor femenino y su vida personal, casada y con una hija, han hecho correr ríos de tinta intentando discernir las tendencias sexuales de Safo. 

La gran poetisa griega no hizo más que seguir una de las tendencias más comunes entre los eruditos, poetas y filósofos de la Antigua Grecia. Pero mientras que se ha pasado silenciosa y púdicamente a la hora de hablar del “amor de los muchachos” practicado por tantas personas ilustres como Platón4, el hecho de que una mujer tuviera la valentía de cantar e inmortalizar en sus versos su amor homosexual, tendencia posiblemente no exclusiva, ha hecho de Safo un símbolo e icono de las relaciones entre mujeres.

Safo inmortal
Fuera Safo homosexual, heterosexual o bisexual, lo más importante de todo es que dejó para la historia de la literatura textos sublimes y preciosos de canto al amor más puro.

De la misma manera que no se sabe con certidumbre la fecha ni el lugar de su nacimiento, se desconoce también cómo y cuándo murió. Aunque una simple pero mal intencionada leyenda sobre Safo nos habla de una muerte por suicidio ante el desasosiego por no haber conseguido el amor de un hombre.


 Si quieres leer sobre ella 

Mujeres de la Antigüedad, Jesús de la Villa (ed.)
Género: Ensayo





Safo, Ana Iriarte
Género: Biografía







______
1. Las olvidadas, Ángeles Caso. Pág. 80
2. Mujeres de la Antigüedad, Jesús de la Villa. Pág. 46
3. Ídem, pág. 51
4. Ídem, pág. 67



Por Sandra Ferrer

La primera poetisa, Safo (Siglos VII-VI a.C.)


La figura histórica y literaria de Safo ha provocado un ingente número de palabras y opiniones a lo largo de la historia. Desde su muerte hasta la actualidad, muchos han alabado la sutileza y perfección de sus versos mientras otros han vilipendiado la persona de una de las mujeres más famosas de la antigüedad. De una vida escondida en las profundidades del tiempo, sólo tenemos una cosa clara de Safo, que fue la primera poetisa conocida de la historia de la humanidad, la madre de todas las poetas1.


Lo que sabemos y lo que no sabemos de Safo
Poco se sabe de la vida de esta gran poetisa. Ni su nacimiento, alrededor del 620 a.C., ni su muerte, hacia el 568 o 563 a.C.2 son fechas que se puedan asegurar. Tampoco el lugar de nacimiento, pues algunos afirman que fue Mitilene mientras otros autores lo sitúan en Ereso. De lo que sí hay consenso es de que su origen está en la isla de Lesbos y que provenía de una familia aristocrática. 

La propia Safo nos habla en sus versos de dos hermanos y de una hija, de nombre Cleis, habida de su matrimonio con Cércilas, un hombre acaudalado proveniente de la isla de Andros. 

Otro dato fehaciente de la biografía de Safo es que pasó toda su vida en Lesbos a excepción de un breve exilio en Siracusa causado por el enfrentamiento entre varios linajes aristocráticos.

El resto de informaciones que hablan de Safo forman parte de su leyenda, forjada desde hace siglos a partir de su obra y de los pocos datos y referencias reales que de ella se tienen. 

Simplemente poetisa
Respecto a lo que fue Safo en verdad también se han tejido varias propuestas. Desde maestra de jóvenes muchachas, idea sacada de sus propias palabras, al hablar de “la casa de las servidoras de las musas” hasta una líder de un grupo de mujeres que adoraban y rendían culto a alguna diosa, muy probablemente Afrodita, pasando por la visión más fácil de asignarle a Safo un papel destacado en un burdel. 

Al final, Safo ni fue maestra ni fue ministra de ninguna diosa, sino simplemente una poetisa3.

Un canto valiente al amor
Otro de los aspectos controvertidos y que ha hecho más famosa en los últimos tiempos a la figura de Safo han sido sin duda sus reiteradas referencias al amor hacia las mujeres que se encuentran en sus versos. 

¿Fue Safo homosexual, bisexual? Las contradicciones entre sus versos de alabanza al amor femenino y su vida personal, casada y con una hija, han hecho correr ríos de tinta intentando discernir las tendencias sexuales de Safo. 

La gran poetisa griega no hizo más que seguir una de las tendencias más comunes entre los eruditos, poetas y filósofos de la Antigua Grecia. Pero mientras que se ha pasado silenciosa y púdicamente a la hora de hablar del “amor de los muchachos” practicado por tantas personas ilustres como Platón4, el hecho de que una mujer tuviera la valentía de cantar e inmortalizar en sus versos su amor homosexual, tendencia posiblemente no exclusiva, ha hecho de Safo un símbolo e icono de las relaciones entre mujeres.

Safo inmortal
Fuera Safo homosexual, heterosexual o bisexual, lo más importante de todo es que dejó para la historia de la literatura textos sublimes y preciosos de canto al amor más puro.

De la misma manera que no se sabe con certidumbre la fecha ni el lugar de su nacimiento, se desconoce también cómo y cuándo murió. Aunque una simple pero mal intencionada leyenda sobre Safo nos habla de una muerte por suicidio ante el desasosiego por no haber conseguido el amor de un hombre.


 Si quieres leer sobre ella 

Mujeres de la Antigüedad, Jesús de la Villa (ed.)
Género: Ensayo





Safo, Ana Iriarte
Género: Biografía







______
1. Las olvidadas, Ángeles Caso. Pág. 80
2. Mujeres de la Antigüedad, Jesús de la Villa. Pág. 46
3. Ídem, pág. 51
4. Ídem, pág. 67




por Sandra Ferrer

miércoles, 2 de noviembre de 2011

Las once mil vírgenes, Santa Úrsula de Colonia (Siglo IV?)


Una misteriosa inscripción en la iglesia de Santa Úrsula de Colonia y las reliquias de una joven martirizada dieron pie al nacimiento de una de las leyendas más conocidas de la Edad Media, la vida de Santa Úrsula y las once mil vírgenes. Aunque es más que probable que ni la existencia de la santa ni de su numeroso acompañamiento sea real, lo cierto es que la imagen, veneración y reconocimiento hacia este personaje se prolongó en el tiempo.

La leyenda de Santa Úrsula

La historia de una bella princesa proveniente de las Islas Británicas tomó múltiples formas y fue cantada como romance por los caminos de la Europa Medieval. Según la tradición, Úrsula era la hija del rey inglés Donatu de Dummonia y fue prometida a un príncipe, Conan Meriadoc de Armórica, la actual Bretaña francesa. La joven, de profunda piedad, había hecho votos secretos de castidad. Para proteger su virginidad sin provocar un conflicto entre las dos dinastías, pidió que su matrimonio se pospusiera tres años, tiempo en el que Úrsula esperaba que su futuro marido se convertiera al cristianismo.

En el tiempo de espera Úrsula organizó una peregrinación a Roma, viaje al que se unieron un séquito de once mil jóvenes vírgenes. Después de un largo periplo por Europa consiguieron llegar a la ciudad eterna pero al volver, en Colonia, se toparon con las peligrosas y violentas huestes del mismísimo Atila. Los hunos apresaron a las jóvenes que fueron martirizadas y decapitadas. La bella Úrsula enamoró al jefe de los hunos pero al negarse a ser su esposa también sufrió martirio siendo saeteada hasta morir.

Una lápida y unas reliquias como origen de la leyenda
En el coro de la iglesia de Santa Úrsula aparece tallado un texto en el que, al parecer, narra el periplo de Úrsula y las once mil vírgenes. Unos huesos encontrados en el cementerio de la antigua colonia romana Agripinensis fueron declarados como reliquias y atribuidos a la joven Úrsula. Estas fueron las dos pruebas que iniciaron la leyenda, junto con un posible error de interpretación de unos números y nombres de las vírgenes que dio pie al número “once mil”. Una leyenda que en la actualidad se acepta como tal, con mínimos fundamentos históricos.

El martirio de Santa Úrsula y las once mil vírgenes
Rubens

De la Sorbona a la creación de las ursulinas
A pesar de sus débiles bases históricas, la leyenda y la devoción a Santa Úrsula se extendió por toda Europa y en muchos lugares se erigieron iglesias en su honor. En el siglo XIII la universidad de París, la Sorbona, la adoptaba como patrona convirtiéndose en la protectora de los estudiantes universitarios en todo el periodo medieval.

Su aparición en un sueño de otra santa, Santa Ángela de Mérici, sería la razón para darle su nombre a la congregación creada por ésta, las ursulinas.

su fiesta se celebra el 21 de octubre, según el santoral católico.

Por Sandra Ferrer

Las once mil vírgenes, Santa Úrsula de Colonia (Siglo IV?)


Una misteriosa inscripción en la iglesia de Santa Úrsula de Colonia y las reliquias de una joven martirizada dieron pie al nacimiento de una de las leyendas más conocidas de la Edad Media, la vida de Santa Úrsula y las once mil vírgenes. Aunque es más que probable que ni la existencia de la santa ni de su numeroso acompañamiento sea real, lo cierto es que la imagen, veneración y reconocimiento hacia este personaje se prolongó en el tiempo.

La leyenda de Santa Úrsula

La historia de una bella princesa proveniente de las Islas Británicas tomó múltiples formas y fue cantada como romance por los caminos de la Europa Medieval. Según la tradición, Úrsula era la hija del rey inglés Donatu de Dummonia y fue prometida a un príncipe, Conan Meriadoc de Armórica, la actual Bretaña francesa. La joven, de profunda piedad, había hecho votos secretos de castidad. Para proteger su virginidad sin provocar un conflicto entre las dos dinastías, pidió que su matrimonio se pospusiera tres años, tiempo en el que Úrsula esperaba que su futuro marido se convertiera al cristianismo.

En el tiempo de espera Úrsula organizó una peregrinación a Roma, viaje al que se unieron un séquito de once mil jóvenes vírgenes. Después de un largo periplo por Europa consiguieron llegar a la ciudad eterna pero al volver, en Colonia, se toparon con las peligrosas y violentas huestes del mismísimo Atila. Los hunos apresaron a las jóvenes que fueron martirizadas y decapitadas. La bella Úrsula enamoró al jefe de los hunos pero al negarse a ser su esposa también sufrió martirio siendo saeteada hasta morir.

Una lápida y unas reliquias como origen de la leyenda

En el coro de la iglesia de Santa Úrsula aparece tallado un texto en el que, al parecer, narra el periplo de Úrsula y las once mil vírgenes. Unos huesos encontrados en el cementerio de la antigua colonia romana Agripinensis fueron declarados como reliquias y atribuidos a la joven Úrsula. Estas fueron las dos pruebas que iniciaron la leyenda, junto con un posible error de interpretación de unos números y nombres de las vírgenes que dio pie al número “once mil”. Una leyenda que en la actualidad se acepta como tal, con mínimos fundamentos históricos.

El martirio de Santa Úrsula y las once mil vírgenes
Rubens

De la Sorbona a la creación de las ursulinas

A pesar de sus débiles bases históricas, la leyenda y la devoción a Santa Úrsula se extendió por toda Europa y en muchos lugares se erigieron iglesias en su honor. En el siglo XIII la universidad de París, la Sorbona, la adoptaba como patrona convirtiéndose en la protectora de los estudiantes universitarios en todo el periodo medieval.

Su aparición en un sueño de otra santa, Santa Ángela de Mérici, sería la razón para darle su nombre a la congregación creada por ésta, las ursulinas.

su fiesta se celebra el 21 de octubre, según el santoral católico.

Por Sandra Ferrer

martes, 1 de noviembre de 2011

La reina indomable, Urraca I de Castilla y León (1081-1126)


Muchas son las mujeres que reinaron en los distintos territorios españoles a lo largo de la historia. Pero pocas, por no decir ninguna, fueron preparadas para tan alto puesto. La coyuntura del momento, condicionada en todas las ocasiones por una secuencia de muertes, colocaron a muchas reinas en ese puesto al que, en un principio no estuvieron destinadas. 

Una de las primeras de aquellas grandes reinas fue Urraca de Castilla y León, quien, a pesar de no ser educada para reinar, la falta de herederos varones y esposos que ocuparan el puesto de rey, fue nombrada reina por el conquistador de Toledo, Alfonso VI. Urraca se enfrentó entonces a la nobleza, a su propio marido, el segundo, y a su hijo, para defender lo que era suyo, la corona de su padre. Su carácter más que abierto para aquellos siglos medievales la llevaron a tener amantes y engendrar hijos ilegítimos. Se lo puso fácil a quienes fueron sus detractores.


La única opción
El rey Alfonso VI de León llegó a casarse hasta cinco veces a lo largo de su vida para conseguir engendrar un heredero para sus reinos. Pero la naturaleza no se puso de su parte. Solamente tuvo hijas legítimas. El único hijo varón nacería del seno de su amante, la mora Zaida, pero el desdichado Sancho moriría siendo un joven de 15 años en la batalla de Uclés.

Así que, a pesar de que ni Urraca ni su padre querían el trono para ella, al final tuvo que asumir su responsabilidad dinástica. La pequeña había vivido su infancia al lado de su madre, Constanza de Borgoña, una reina que no tuvo un papel público demasiado relevante. Su tarea principal se basaba en cuidar de sus hijas y poco más. Sin embargo, Urraca fue separada pronto de su madre. 

Con 8 años se celebró la ceremonia de esponsales con el que sería su primer marido, Raimundo de Borgoña y se trasladó a vivir al a casa del conde Pedro Ansúrez, donde esperó a poder consumar el matrimonio. 

Raimundo de Borgoña fue un hombre ambicioso que únicamente aceptó el matrimonio con Urraca con la esperanza de que, cuando finalmente heredara los reinos de su padre, él se convertiría en rey de pleno derecho. Algo que no llegaría a conseguir.

Mientras el rey su padre seguía buscando el ansiado heredero, Urraca vivió su corta vida matrimonial con Raimundo cuidando de sus dos hijos, Sancha, que nació en el año 1095 y Alfonso, que llegaría al mundo diez años más tarde. 

Dos años después su vida daría un giro importante. Primero quedaba viuda de Raimundo, quien no pudo ver cómo un año después, en 1108, moría Sancho, el hijo de Zaida, y por tanto se allanaba definitivamente el camino de Urraca hacia el trono. 

Viejo y derrotado en su intento de engendrar un heredero varón, el rey Alfonso VI tenía ahora que volver a buscar un marido para su hija viuda, pues además de no haber sido educada para ser reina, una mujer no podía gobernar sola. Necesitaba un marido.

La elección recayó en Alfonso I de Aragón, conocido como el Batallador. En 1109 moría el rey de Castilla y León y Urraca se convertía en la reina legítima. A su lado un marido y rey que no le pondría las cosas fáciles. 

La reina recluida
A pesar de que parecía que la buena voluntad de ambos contrayentes traería a los reinos peninsulares un periodo de paz y tranquilidad, pronto las luchas se sucedieron dentro y fuera del matrimonio real.

El primer punto de conflicto fue una de las cláusulas del contrato matrimonial que relegaba a Alfonso, hijo de Raimundo de Borgoña, en el caso de que Urraca y su segundo esposo tuvieran otro hijo varón. Rápidamente la nobleza de posicionó a favor y en contra de dicha disposición. Fue en Galicia donde surgió el principal bastión en defensa del niño heredero y donde Alfonso de Aragón inició sus primeras acciones bélicas. 

Las ambiciones del Batallador, quien pronto se hizo suya la corona castellano-leonesa, tampoco ayudaron a mejorar la situación. Alfonso empezó a gobernar sin tener en cuenta a la reina su esposa y a tomar como suyos territorios de la corona de Castilla y León. Para ello recibió el apoyo de la medio hermana de Urraca Teresa de Portugal y su esposo Enrique. La situación se hizo tan tensa que el rey llegó a encerrar a su esposa en la fortaleza de Castellar en el año 1111.

Después de varias batallas y reconciliaciones, los opositores al matrimonio consiguieron usar el argumento de la consanguinidad para terminar definitivamente con el mismo. Esto sucedía en 1112, año en el que Urraca empezó a gobernar en solitario.

La Reina de pleno derecho
Desde 1113 hasta 1126, Urraca asumió su papel de reina con responsabilidad y eficiencia. A pesar de no haber sido educada para gobernar, los años de sus dos matrimonios fueron momentos que aprovechó para aprender con rapidez los entresijos del poder. 

A pesar de que Urraca asoció al trono a su hijo Alfonso, nunca renunció a su papel de reina ni abdicó como otras reinas madres harían en un futuro, entre ellas la gran Berenguela de Castilla. Y aunque legalmente tenía todo el derecho a reinar hasta la muerte como hubiera hecho un rey, el hecho de ser mujer hizo que se pusiera en entredicho su elección y la nobleza presionara constantemente para que abdicara en favor de su hijo.

Además de la novedad de reinar una mujer y en solitario, Urraca escandalizó a las gentes de su tiempo. No sólo reinó como un hombre, sino que tuvo amantes como cualquier otro rey y llegó a tener descendencia ilegítima, Fernando y Elvira, hijos de don Pedro de Lara, uno de sus amantes, aunque los datos sobre sus amoríos e hijos ilegítimos quedan en una nebulosa histórica ya que las crónicas obviaron a menudo los datos de esta historia no oficial de la reina.

Incluso su muerte encierra también un misterio pues hay quien afirma que murió a los 44 años a causa de unas complicaciones en un parto, algo que no parece muy probable para su edad en aquellos tiempos. Fuera por la razón que fuera, el 8 de marzo de 1126 Urraca I de Castilla moría siendo reina y habiendo ejercido en solitario y con gran valentía un papel que, por ser mujer, tuvo que defenderlo durante todo su reinado.

Urraca fue enterrada en el Panteón de Reyes de San Isidoro de León.

 Si quieres leer sobre ella


Reinas medievales en los reinos hispanos, María Jesús Fuente
Género: Biografías






Reinas medievales españolas, Vicenta Márquez de la Plata y Luis Valero de Bernabé
Género: Biografías





La reina Urraca, Ángeles de Irisarri
Género: Novela histórica






Urraca, Lourdes Ortiz
Género: Novela histórica













Por Sandra Ferrer

La mujer machista: ¿Victimaria o Víctima?


Imagen
























   







Laura Pérez /  Palabra de Mujer

La familia y sus tradiciones, el sistema educativo, la escuela, la religión, y todo lo que nos rodea, constantemente nos enseña un mundo que se conjuga en masculino, las mujeres somos psicólogos, médicos, ciudadanos, padres, dando la noción de que entre un grupo de personas, no hay mujeres, o estas no son lo suficientemente importantes como para merecer la distinción.
Todas las mujeres, prácticamente sin excepción, hemos sido criadas dentro de una sociedad patriarcal, algunas han corrido con la suerte de tener Madres y/o Padres sensibilizadxs ante los temas de genero, pero aun así no se puede evitar crecer dentro de una sociedad machista, misógina, donde lo femenino es sinónimo de débil, y lo masculino es igual a fortaleza.
Muchas mujeres asumen esto con naturalidad, inclusive piensan que es una ridiculez, una pérdida de tiempo, o completamente irrelevante, ser nombradas/incluidas, de acuerdo a nuestro género, es decir: psicólogos y psicólogas, médicos y médicas, padres y madres, ¿es realmente ridículo dar a entender que somos parte de la sociedad y que existimos?
¿Será que muchas mujeres se avergüenzan de su condición femenina/débil? Se nos obliga a avergonzarnos de nuestra menstruación, de la forma de nuestros cuerpos, a sentir que nunca somos lo suficientemente bonitas, inteligentes o adecuadas, de este modo preferimos ser invisibles que destacar nuestras incontables “imperfecciones”.

¿INNECESARIA NUESTRA LUCHA?

Muchas mujeres también piensan que es innecesaria la constante lucha por la reivindicación de nuestros derecho, tildando esta lucha de innecesaria, y siendo además esta lucha la culpable de que los hombres se sientan vulnerados, atacados en lo mas profundo de su masculinidad ¿Qué puede haber de malo en que mujeres y hombres seamos iguales y no necesitemos matarnos para demostrar nada? Recordemos que el machismo vulnera a mujeres y a hombres.

PENALIZAMOS Y NOS PENALIZAN

Muchas mujeres también justifican y naturalizan la violencia de la que ellas mismas o sus pares son victimas, justificando al agresor en función al “mal comportamiento” de la mujer, la mujer es victimizada, por su agresor, por ella misma y por la sociedad.
Esta es una sociedad que se niega a entender que mujeres y hombres, tenemos necesidades distintas, pero iguales derechos y deberes, es una sociedad que penaliza a la mujer que disfruta y decide sobre su cuerpo, y premia a los hombres por hacer lo mismo.
Es una sociedad llena de mujeres que hemos sido criadas dentro de un sistema que nos obliga a penalizarnos y a penalizar, que nos convence de lo vergonzoso que es ser mujer, de que es mejor insertarse en un grupo de hombres, y pasar desapercibida, que hacer evidencia de nuestra existencia.
Una buena mujer debe ser sumisa, dócil y obediente, y principalmente debe vigilar que las demás sean así, porque no somos sino nosotras las responsables de la crianza de hijos e hijas, nuestros hijos deben comportarse como hombres y nuestras hijas como mujeres, esta es nuestra responsabilidad como ¿padres?

¿DEBER DE MANTENER LO ESTABLECIDO?

No somos sino nosotras, las responsables de mantener el status quo, debemos mantener las cosas como siempre han sido, esa es nuestra función, lo contrario es una grave violación a las normas, a las cosas como son y como han sido siempre, la violación de esta norma es la que nos recuerda nuestra vergonzosa condición femenina, que nos rebaja a lo débil, a lo inútil.
Defender el status quo nos hace sentir que tenemos un lugar en la sociedad, un importantísimo lugar, el de mantener los pilares del mundo patriarcal, lo contrario seria perder el rumbo, la destrucción de la sociedad como la conocemos. ¿Qué hay de malo en acabar con una sociedad en donde quien se considera débil, tiene menos derechos?
La sociedad patriarcal vulnera tanto a hombres como a mujeres, a ellos los obliga a comportamientos que terminan por arriesgar su vida y sus relaciones personales, y a nosotras se nos obliga a ser prisioneras de nuestro sexo, prohibido disfrutarlo, prohibido decidir.

VÍCTIMAS DE SI  MISMAS

El comportamiento machista en las mujeres, no es mas que un producto de una profunda ideologización, donde absolutamente convencidas, de que los derechos que tienen son los que se merecen, y que realmente están bien así, porque en apariencia tienen “todo” lo que una mujer puede necesitar, actuando de un modo que refuerza valores, creencias y conductas que las vulneran, aun sin darse cuenta.
Son la madre que después de aguantar décadas de violencia pretenden que su hija también lo haga, son las amigas que te dicen que eres victima de violencia porque te gusta, porque no te sabes comportar o porque quieres serlo, son las mujeres que prefieren ser llamadas licenciado, o que acuden a las reuniones de padres y representantes en las escuelas de sus hijos, son las mujeres que prefieren ver un mundo redactado en masculino para no tener que recordar la , sino de su propio machismovergüenza que supone ser mujer.

FORJADAS POR LA SOCIEDAD

Estas mujeres, aunque lo parezcan, no son victimarias, sino victimas de si mismas y de una sociedad que las forjó para ser mujeres de bien, aunque estas mujeres parezcan ser las enemigas de los movimientos feministas, no lo son, es precisamente por estas mujeres que los movimientos feministas existen, estas mujeres no son solamente víctimas de una sociedad misógina.

Fuente: http://www.insurrectasypunto.org/index.php?option=com_content&view=article&id=6481:la-mujer-machista-ivictimaria-o-victima&catid=4:notas&Itemid=4