RADIO "PONCHOSVERDES.FM"

martes, 10 de mayo de 2011

La escultora, Luisa Roldán (1652-1706)


Si el mundo de la pintura dejó escasos nombres de mujeres artistas, el ámbito de la escultura fue relamente pobre en nombres femeninos. Por eso Luisa Roldán, conocida como La Roldana, fue realmente una artista excepcional. Contribuyó a la imaginería religiosa de más alta calidad desde el taller de su padre hasta llegar a la corte española. Luisa Roldán llegó a ocupar el puesto de escultora de Cámara de Carlos II y Felipe V, un título realmente extraordinario para una mujer.

Familia de escultores
Luisa Ignacia Roldán Villavicencio nació en Sevilla el 8 de septiembre de 1652 en el seno de una familia de artistas escultores. Su padre, Pedro Roldán, había emigrado desde Granada en 1647 y tenía un próspero negocio de tallas religiosas. En el taller familiar aprendieron y trabajaron todos los hijos de Pedro y su esposa, Teresa de Jesús Mena Ortega y Villavicencio.

Pero mientras los hermanos de Luisa seguían los pasos de su padre, las tres hijas del artista se dedicaban a la parte más delicada de las obras: dorar, estofar y todas aquellas tareas consideradas “femeninas”.

La alumna supera al maestro
María y Francisca, hermanas de Luisa, se conformaron con el papel que su padre les había encomendado en el taller. Pero ella pronto se decantó por imitar a su padre y sus hermanos diseñando y tallando sus propias esculturas. La maestría de Luisa fue de gran ayuda en el próspero taller de su padre que en poco tiempo había crecido y necesitaba de más aprendices y operarios. Además, Pedro no sólo trabajaba en su negocio sino que también dedicaba parte de su tiempo a ejercer de profesor en la Academia de Sevilla.

Así, Luisa empezó a tomar las riendas de muchos de los proyectos que llegaban al taller y su fama empezó a crecer.

De hija a competidora
Tanto Luisa como sus dos hermanas se casaron con ayudantes del negocio familiar, algo que era completamente normal. Pero por razones que desconocemos, Pedro desaprovó rotundamente la elección de Luisa.

La joven escultora había escogido como marido a Luis Antonio de los Arcos, un trabajador más del negocio de Pedro. Recibida la negativa de su padre, Luisa no dudó en llevar el asunto a los tribunales de justicia. Era el año 1671. Luisa tenía 19 años. Tras un periodo de lucha judicial, Luisa consiguió casarse con Luis Antonio. Con su matrimonio conseguía también independencia profesional quizás la razón por la cual su padre nunca quiso dejarla marchar. Sea como fuere, Luisa Roldán se convertía en una competidora de su propio padre.

Artista singular
Sin embargo, los primeros años de vida independiente Luisa no consiguió grandes encargos. Fue entonces cuando decidió desarrollar una técnica personal trabajando el barro. Este material era considerado entre el mundo artístico escultórico de baja categoría. Pero Luisa consiguió moldear figuras de alta calidad con este material y empezó a recibir encargos.

Su fama llegó hasta Cádiz, donde en 1686 el cabildo de su catedral la mandó llamar para que realizara diversas tallas. Allí permaneció dos cortos años. Pronto viajarían a Madrid en busca de más éxitos.

Títulos poco rentables
En 1688, Luisa, su marido y sus dos hijos (otros cuatro vástagos no habían sobrevivido) se trasladaron a la capital para buscar nuevas oportunidades. Durante sus primeros años en Madrid se fue haciendo un nombre entre la nobleza y abriéndose camino hasta la corte. Su mayor éxito llegó en 1692 cuando el rey Carlos II la nombró escultora de cámara, un privilegio nunca antes concedido a una mujer.

Desde entonces y hasta su muerte, Luisa trabajó al servicio de dos reyes, el último Austria y el primer Borbón en el trono español. Pero su gran título no le daba de comer. La difícil coyuntura económica por la que pasaba España en el cambio de siglo y de dinastía había convertido la corte en un lugar oscuro en el que ya pocos aparentaban vivir en una espléndida y rica opulencia. Luisa Roldán llegó a pedir a los reyes y reinas comida, ropa e incluso una habitación en la que vivir ya que no recibía dinero por su trabajo.

Mientras tanto, en Sevilla, su padre continuaba trabajando y ganando dinero. Pero Luisa, quizás dolida con su padre por su trato cuando quiso casarse, nunca se rebajó a volver a su ciudad natal. La escultora real decidió aguantar en Madrid y vivir en situación de auténtica miseria.

El 10 de enero de 1706 moría Luisa Roldán. Tenía sólo 52 años pero había envejecido por la dureza de su situación personal. La gran escultora moría pobre pero orgullosa de su gran obra. 

 Si quieres leer sobre ella 

Las olvidadas, una historia de mujeres creadoras, Ángeles Caso
Género: Ensayo
Un maravilloso recorrido por la vida de mujeres excepcionales






Ellas mismas, María Teresa Álvarez







La Roldana, Pilar de Arístegui

La escultora, Luisa Roldán (1652-1706)


Si el mundo de la pintura dejó escasos nombres de mujeres artistas, el ámbito de la escultura fue relamente pobre en nombres femeninos. Por eso Luisa Roldán, conocida como La Roldana, fue realmente una artista excepcional. Contribuyó a la imaginería religiosa de más alta calidad desde el taller de su padre hasta llegar a la corte española. Luisa Roldán llegó a ocupar el puesto de escultora de Cámara de Carlos II y Felipe V, un título realmente extraordinario para una mujer.

Familia de escultores
Luisa Ignacia Roldán Villavicencio nació en Sevilla el 8 de septiembre de 1652 en el seno de una familia de artistas escultores. Su padre, Pedro Roldán, había emigrado desde Granada en 1647 y tenía un próspero negocio de tallas religiosas. En el taller familiar aprendieron y trabajaron todos los hijos de Pedro y su esposa, Teresa de Jesús Mena Ortega y Villavicencio.

Pero mientras los hermanos de Luisa seguían los pasos de su padre, las tres hijas del artista se dedicaban a la parte más delicada de las obras: dorar, estofar y todas aquellas tareas consideradas “femeninas”.

La alumna supera al maestro
María y Francisca, hermanas de Luisa, se conformaron con el papel que su padre les había encomendado en el taller. Pero ella pronto se decantó por imitar a su padre y sus hermanos diseñando y tallando sus propias esculturas. La maestría de Luisa fue de gran ayuda en el próspero taller de su padre que en poco tiempo había crecido y necesitaba de más aprendices y operarios. Además, Pedro no sólo trabajaba en su negocio sino que también dedicaba parte de su tiempo a ejercer de profesor en la Academia de Sevilla.

Así, Luisa empezó a tomar las riendas de muchos de los proyectos que llegaban al taller y su fama empezó a crecer.

De hija a competidora
Tanto Luisa como sus dos hermanas se casaron con ayudantes del negocio familiar, algo que era completamente normal. Pero por razones que desconocemos, Pedro desaprovó rotundamente la elección de Luisa.

La joven escultora había escogido como marido a Luis Antonio de los Arcos, un trabajador más del negocio de Pedro. Recibida la negativa de su padre, Luisa no dudó en llevar el asunto a los tribunales de justicia. Era el año 1671. Luisa tenía 19 años. Tras un periodo de lucha judicial, Luisa consiguió casarse con Luis Antonio. Con su matrimonio conseguía también independencia profesional quizás la razón por la cual su padre nunca quiso dejarla marchar. Sea como fuere, Luisa Roldán se convertía en una competidora de su propio padre.

Artista singular
Sin embargo, los primeros años de vida independiente Luisa no consiguió grandes encargos. Fue entonces cuando decidió desarrollar una técnica personal trabajando el barro. Este material era considerado entre el mundo artístico escultórico de baja categoría. Pero Luisa consiguió moldear figuras de alta calidad con este material y empezó a recibir encargos.

Su fama llegó hasta Cádiz, donde en 1686 el cabildo de su catedral la mandó llamar para que realizara diversas tallas. Allí permaneció dos cortos años. Pronto viajarían a Madrid en busca de más éxitos.

Títulos poco rentables
En 1688, Luisa, su marido y sus dos hijos (otros cuatro vástagos no habían sobrevivido) se trasladaron a la capital para buscar nuevas oportunidades. Durante sus primeros años en Madrid se fue haciendo un nombre entre la nobleza y abriéndose camino hasta la corte. Su mayor éxito llegó en 1692 cuando el rey Carlos II la nombró escultora de cámara, un privilegio nunca antes concedido a una mujer.

Desde entonces y hasta su muerte, Luisa trabajó al servicio de dos reyes, el último Austria y el primer Borbón en el trono español. Pero su gran título no le daba de comer. La difícil coyuntura económica por la que pasaba España en el cambio de siglo y de dinastía había convertido la corte en un lugar oscuro en el que ya pocos aparentaban vivir en una espléndida y rica opulencia. Luisa Roldán llegó a pedir a los reyes y reinas comida, ropa e incluso una habitación en la que vivir ya que no recibía dinero por su trabajo.

Mientras tanto, en Sevilla, su padre continuaba trabajando y ganando dinero. Pero Luisa, quizás dolida con su padre por su trato cuando quiso casarse, nunca se rebajó a volver a su ciudad natal. La escultora real decidió aguantar en Madrid y vivir en situación de auténtica miseria.

El 10 de enero de 1706 moría Luisa Roldán. Tenía sólo 52 años pero había envejecido por la dureza de su situación personal. La gran escultora moría pobre pero orgullosa de su gran obra. 

 Si quieres leer sobre ella 

Las olvidadas, una historia de mujeres creadoras, Ángeles Caso
Género: Ensayo
Un maravilloso recorrido por la vida de mujeres excepcionales






Ellas mismas, María Teresa Álvarez







La Roldana, Pilar de Arístegui

sábado, 7 de mayo de 2011

La rosa del rey, Rosamunda Clifford (1150-1176)


Bella, joven y educada, Rosamunda Clifford fue una de las amantes más conocidas del rey Enrique II Plantagenet. Con pocos datos reales sobre su verdadera historia, la rival de la gran reina Leonor de Aquitania alimentó un gran número de leyendas. Algunos la ensalzaron llamándola La bella Rosamunda La Rosa del mundo. Sus detractores llegaron a nombrarla La Rosa Inmunda.

Orígenes de Rosamunda
Se desconoce la fecha exacta del nacimiento de Rosamunda aunque es problable que naciera no antes de 1150. Sus padres, Walter de Clifford y Margaret Isobel de Tosny eran los dueños del castillo de Clifford situado a orillas del río Wye en la frontera con el País de Gales. Rosamunda tenía dos hermanas y tres hermanos.

La joven dama habría visto por primera vez al rey Enrique en 1165 durante una de sus campañas en esa zona de sus dominios.

Amante del rey
Cuando Rosamunda se convirtió en amante del rey Enrique, la reina Leonor estaba embarazada de su último hijo, quien se convertiría en Juan I de Inglaterra, conocido como Juan Sin Tierra. A pesar de esperar un hijo del rey, la pareja hacía tiempo que se había distanciado.

En 1173, tras la rebelión de Leonor y sus hijos contra Enrique, el rey se reconcilió con sus vástagos pero no tuvo piedad con su esposa a la que recluyó durante 15 años.

La amenaza de Rosamunda
La reina Leonor, antes y durante su cautiverio vio amenazada su posición pues existía la probabilidad de que su marido pidiera la nulidad de su matrimonio alegando consanguinidad. El peligro, sin embargo, fue mitigado por la defensa del Papa a la causa de Leonor. La Santa Sede se resistió a una posible separación de la pareja, algo prohibido por la ley eclesiástica.

Por otro lado, el romance entre Enrique y Rosamunda duró poco. En 1176, la joven amante cayó enferma y se retiró al monasterio de Godstow donde falleció ese mismo año.

A pesar de que Rosamunda Clifford se erigió como una amenaza real para Leonor de Aquitania, las historias acerca de un posible envenenamiento de la amante por parte de la reina carecen de fundamento.

Olvidada por el Rey, recordada por la historia
Enrique pronto se refugió en los brazos de otra mujer para olvidar el amor de Rosamunda. La siguiente en su lista de amantes fue la prometida de su hijo, Aelis de Francia, quien debía casarse con Ricardo Corazón de León.

Desterrada del corazón del Rey, Rosamunda fue objeto de representaciones literarias y artísticas que hicieron de su vida una auténtica historia de amor novelesca. Hijos ilegítimos, asesinatos, envenenamientos, alimentaron las historias que ensalzaban la figura de los amantes en la tradición del amor cortés.

Incluso su última morada fue objeto de una extravagante historia. Enterrada en la misma iglesia del monasterio de Godstow en el que había entrado poco antes de su muerte, el Obipo Hugo de Lincoln, al ver la gran cantidad de flores y muestras de afecto que se le profesaban a la joven desaparecida, ordenó que sus restos fueran depositados fuera de la iglesia, pues era un mal ejemplo para las mujeres.

Por Sandra Ferrer

De los páramos a la realidad, Charlotte Brontë (1816-1855)


La apasionante historia de una joven huérfana llamada Jane Eyre encumbró a Charlotte Brontë como una de las novelistas inglesas más importantes de su tiempo.

Angria y Gondal
Charlotte nació el 21 de abril de 1816 en Thornton, en el condado de York. Era la tercera hija del vicario metodista de origen irlandés Patrick Brontë y Marie Branwell. Tras ella nacerían dos niñas más y un niño. Charlotte pasó buena parte de su infancia en un pueblo de los páramos de Yorkshire llamado Haworth donde su padre había sido nombrado rector.

La desgracia pronto llegó a la familia Brontë. En 1821 un cáncer acabó con la vida de su madre. El reverendo pidió entonces a su cuñada, Elizabeth Branwell, que se ocupara de la dirección de la casa, mientras enviaba a cuatro de sus hijas a estudiar en un internado.

Cuatro años después, María y Elisabeth, las hermanas mayores de Charlotte, morían de tuberculosis. Charlotte y Emily fueron sacadas inmediatamente del internado.

Pero a pesar de las desdichas familiares, los cuatro hermanos que quedaron junto a su padre y su tía vivieron felices rodeados de cariño. Empezaron entonces a escribir en cuadernos minúsculos historias fantásticas basadas en reinos imaginarios. Emily y Anne crearon Gondal mientras que Branwell y Charlotte escribieron acerca de un mundo llamado Angria.

De Roe Head al Pensionnat Héger
Charlotte ingresó en 1831 en la escuela de miss Wooler, en Roe Head. Tras un periodo de aprendizaje, la joven pasó a ejercer como maestra impartiendo clases a sus propias hermanas Anne y Emily.

Posteriormente, Charlotte y Emily viajaron a Bruselas donde aprendieron idiomas en el Pensionnat Héger.

La desaparición de su familia
En pocos años Charlotte tuvo que ver como la tuberculosis se llevababa a sus dos hermanas. Primero fue Emily en 1848. Un año después desaparecía Anne. El mismo año de la muerte de Emily, su díscolo hermano fallecía víctima del alcohol y de sus adicciones a los opiáceos.

Varias propuestas de matrimonio
A lo largo de su vida la joven rechazó hasta tres propuestas de matrimonio. No fue hasta 1854 y tras fuertes objeciones de su padre, que Charlotte se casó con su ayudante, Arthur Bell Nicholls. El matrimonio duraría poco menos de un año.

La misma enfermedad que se había llevado a sus queridas hermanas terminó con la vida de la gran escritora. El 31 de marzo de 1855 moría de una tuberculosis complicada por su incipiente embarazo.

Obra autobiográfica
Gran parte de las obras que Charlotte Brontë publicó estuvieron basadas en episodios y escenarios de su vida real. A diferencia de sus hermanas, ella abandonó pronto la fantasía creada en los páramos de su infancia para sumergirse en un realismo adornado de una perfecta y controlada pasión poética.

Así, el duro internado en el que pasó la infancia la huérfana Jane Eyre fue un fiel reflejo del centro en el que murieron sus hermanas mayores. O el enamoramiento que sufrió en Bruselas del director de la escuela en la que aprendió idiomas quedó reflejado en El profesor.

Currer Bell
En 1847 Charlotte fue la primera de las hermanas Brontë en publicar una novela. A pesar de tener que firmarla como Currer Bell, pues el poeta Southey se lo había aconsejado por ser impropio de una mujer dedicarse a la literatura, Jane Eyre fue un éxito de ventas.

La gran acogida que tuvo su primera novela fue tan importante que llegó a eclipsar el resto de su producción literaria. 



 Si quieres leer más sobre ella 

Todo ese fuego, Ángeles Caso







 Algunas de sus obras 
En muchas ediciones críticas se pueden leer interesantes biografías de la autora.

Jane Eyre








El profesor








Ville










Por Sandra Ferrer

miércoles, 4 de mayo de 2011

Contra el dragón, Santa Margarita de Antioquía (Siglo III)


Hija de un sacerdote pagano, Margarita, o Marina de Antioquía, se convirtió al catolicismo gracias a la influencia de su ama de cría. El rechazo de un pretendiente no católico la llevó al martirio y a la muerte. A pesar de que su historia está plagada de leyendas, Santa Margarita se venera en la iglesia católica y ortodoxa.

Una cristiana en Antioquía
Según los pocos datos que se conservan, Margarita nació en el seno de una familia romana instalada en Antioquía. Su ama de cría, quien la alimentó siendo un bebé, le enseñó las creencias cristianas. Convencida de su nueva fe, Margarita se hizo bautizar cuando tenía 12 años provocando el rechazo de su familia.

Alejada de los suyos, Margarita se dedicó al pastoreo de ovejas. Cuando tenía 15 años, un prefecto romano se prendó de ella y le pidió que se casara con él. La joven rechazó el ofrecimiento a causa de su nueva fe.

Un martirio entre la historia y la leyenda
La negativa al prefecto le abrió el camino del martirio. En este punto, la leyenda ha creado una serie de imágenes de lo más fantásticas. La más llamativa fue su enfrentamiento con un dragón, al que venció gracias a una cruz que llevaba consigo. La lucha con este animal legendario la relacionó también con la figura de San Jorge, por lo que en alguna ocasión se la representó con una corona como si fuera la princesa de la leyenda del santo.

Es más probable que su martirio se basara en las brutales técnicas que en aquellos tiempos se empleaban. Los últimos años del siglo III estuvieron marcados por una férrea lucha contra el cristianismo encabezada por el emperador Diocleciano.

Según la leyenda, Margarita sobrevivió a todos los martirios a los que se le sometió por lo que los romanos recurrieron a la decapitación para terminar con ella.

Santa inspiradora de Santas
No se sabe con exactitud si Santa Margarita existió en realidad. De hecho, su leyenda fue declarada apócrifa en 494 por el Papa Gelasio I. Sea como fuere, fue aceptada en la lista de mártires y santos de la iglesia católica. Su fama llegó a inspirar a otras mujeres devotas, entre ellas, Juana de Arco, quien aseguró que las voces que la llevaron a la lucha contra los ingleses provenían de las santas Catalina de Alejandría y Margarita de Antioquía.

Protectora de las madres
Durante la Edad Media se extendió su popularidad gracias a la protección que se le atribuía de las mujeres parturientas. En el proceso del parto se invocaba a menudo a Santa Margarita para que protegiera a la madre y al hijo.



Por Sandra Ferrer

Condesa por amor, Almodis de la Marca (1020-1071)


Condesa de Barcelona y señora feudal de extensas tierras, Almodis de la Marca fue una mujer excepcional por muchas razones. No sólo se casó por amor, algo inusual en la Edad Media, sino que participó activamente en la política del condado de Barcelona y en los territorios de los que fue señora feudal.

Tres de tres
Antes de contraer matrimonio con el Conde de Barcelona Ramón Berenguer I, Almodis ya había estado casada dos veces. Su primer marido, el señor de Lusignan, la repudió tras cinco años de matrimonio. Con su segundo marido, el conde de Toulouse, tuvo cuatro hijos y estuvo a su lado diez años, hasta que Ramón Berenguer I apareció en su vida. El entonces Conde de Barcelona, también estaba casado cuando conoció a Almodis. Tras el fallecimiento de su primera esposa, Elisabet, el conde se había casado con una joven llamada Blanca.

Matrimonio por amor: rara avis medieval
Cuentan las crónicas que Ramón y Almodis se conocieron cuando el conde se dirigía hacia los Santos Lugares. En su peregrinación hizo parada en Narbona donde el entonces marido de Almodis fue su anfitrión. Prendado de su esposa, de vuelta de Tierra Santa, Ramón volvió a Narbona donde se profesaron amor mutuo.

A partir de ese momento comenzó un periplo para conseguir la anulación de sendos matrimonios. Usar como argumento el amor no era conveniente pues en el siglo XI los matrimonios se efectuaban por otras razones más objetivas como alianzas políticas o territoriales. Así que se esmeraron en buscar grados de parentesco con sus respectivos cónyuges. El proceso fue largo y se tuvieron que enfrentar a la poderosa abuela de Ramón, la condesa Ermesinda de Carcasona quien parece ser que propició la excomunión de la pareja. Finalmente, Ramón y Almodis consiguieron su objetivo.

Señora feudal
Como regalo de bodas Almodis recibió de Ramón importantes extensiones de tierras que la convirtieron en una poderosa señora feudal. Esto fue posible gracias a la vigencia de la Lex visigotorum en Cataluña, que permitía a las mujeres heredar, conservar y controlar sus propios dominios territoriales.

El Usatges de Barcelona
Almodis no sólo gestionó sus territorios con audacia e inteligencia sino que ayudó a su marido en la política del condado de Barcelona. Destaca su colaboración con Ramón en la organización del sistema jurídico catalán. Conocedora del Liber Iudiciorum visigodo vigente, Almodis participó en la redacción del nuevo código legal conocido como los Usatges de Barcelona.

Asesinada por venganza
Sin embargo, la vida excepcional de Almodis se vio truncada por un terrible hecho. Ramón Berenguer desheredó a su primer hijo, fruto de su anterior matrimonio, después de que Almodis diu a luz a dos gemelos: Berenguer Ramón y Ramón Berenguer. El primogénito desheredado no se quedó de brazos cruzados y asesinó a Almodis. De este modo tan trágico terminaba la vida de una mujer con una vida fuera de lo común para el siglo que le tocó vivir.

 Si quieres leer sobre ella 

Reinas medievales en los reinos hispánicos, María Jesús Fuente
Género: Ensayo
Recopilación de la vida de las reinas y condesas más destadas del periodo medieval en el solar hispano.




Miradas medievales, más allá del hombre y de la mujer, María Luisa Bueno Domínguez
Género: Ensayo
En este maravilloso libro donde se hace una radiografía de la vida del hombre y de la mujer en la Edad Media, las explicaciones son ilustradas con las vidas de personajes destacados.






por sandra Ferrer

lunes, 2 de mayo de 2011

La reina breve, Cristina de Suecia (1626-1689)


La reina Cristina de Suecia fue una de las monarcas más destacada de la historia del país escandinavo. Inteligente, recta, responsable, la hija del rey Gustavo II, llevó la corona sueca con dignidad y resolución. Pero tras pocos años de reinado, Cristina abdicó en su primo sin dar una razón explícita del por qué de su abdicación. Su posterior conversión al catolicismo pudo ser una de las causas. Cristina vivió el resto de su vida fomentando el arte y la cultura.

Destinada a ser reina
El nacimiento de Cristina de Suecia el 18 de diciembre de 1626 no agradó a su madre, María Leonor de Brandeburgo, quien deseaba darle a su esposo, el rey Gustavo II, un heredero al trono. El monarca de la dinastía de los Vasa encontró rápidamente una solución al problema. Un año después confirmaba a su hija como heredera al trono sueco en caso de que no llegara el ansiado heredero.

En 1632, cuando Cristina aun no había cumplido los seis años, su padre moría en la batalla de Lützen. La Guerra de los Treinta Años se llevaba al rey sueco, quien había entrado en batalla en defensa de sus creencias protestantes.

La princesa y el regente
Desde aquel momento hasta la mayoría de edad de Cristina, fue el canciller Axel Oxenstierna quien se hizo cargo del gobierno del país ejerciendo una eficiente regencia.

Oxenstierna también dirigió y supervisó la educación de la futura reina quien, separada de su madre, fue educada por distintas damas de su familia y de la familia del canciller.

Pronto empezó a acudir a las reuniones del Consejo del Reino. Tenía entonces 16 años pero ya demostró grandes capacidades intelectuales y un fuerte carácter.

El breve reinado
En 1650, una joven Cristina de poco más de 20 años era coronada como reina de Suecia. A partir de entonces y durante un breve período de cuatro años Cristina gobernó con eficacia su país. Sin embargo, las continuas presiones acerca de un necesario matrimonio y sus contactos con la religión católica hicieron mella en la reina. En 1654 anunciaba oficialmente su deseo de abdicar del trono. Su primo, Carlos Gustavo era nombrado rey de Suecia.

Mecenas del arte y las letras
Despojada de su corona por propia voluntad, Cristina continuó con su labor de protectora de las artes y las letras. Fijó su residencia en Roma, sede de su nueva fe, y mantuvo una vida dedicada a coleccionar obras de arte y financiar proyectos culturales y científicos.

Cristina no se olvidó de su país con el que estuvo en contacto e incluso intentó ayudar políticamente en ciertas ocasiones. También trabajó en la defensa de la libertad religiosa de los pueblos criticando las persecuciones por razones de fe.

Descanso eterno en Roma
La llamada Minerva del Norte murió en Roma el 19 de abril de 1689. A pesar de haber pedido ser enterrada con sencillez en el Panteón de Agripa, el papa Inocencio XI decidió honrarla con un funeral de Estado. Catalina fue enterrada en las Grutas Viejas de la nave central de la Basílica de San Pedro del Vaticano. Años después, otro papa, Clemente XI, ordenaba a Carlo Fontana que erigiera un precioso monumento funerario en la misma basílica. 
 Si quieres leer sobre ella 
La reina Cristina de Suecia, Úrsula de Allendesalazar
Género: Biografía






Reinas malditas
Cristina Morató








Por Sandra Ferrer